I am not Spock.

Tengo que hacer una confesión: yo tampoco he alcanzado el Kolinahr.

Orgulloso como estoy de mi lógica, de mis habilidades discursivas y argumentativas, de mi racionalidad y de mi pensamiento analítico, he de decir que he fracasado en mi intento de alcanzar la lógica absoluta, de eliminar las emociones de mi razonamiento, si no de mi persona. Probablemente haya fracasado hace mucho tiempo, pero el viernes tuve la más dolorosa de las pruebas de ese fracaso.

Todo empieza cuando, hace ya unos meses, Julian y yo empezamos a hablar de la existencia de la libertad. Con argumentos semejantes a los que describí en La Libertad es Antinatural (y que están mucho más desarrollados en la paralela de Opus Nigrum) demostró más allá de toda duda razonable que la libertad no existía o, al menos, que era ilógico e irracional pensar que existía aplicando el método científico.

Y ¿qué hice yo entonces? ¿Acepté acaso que le libertad no existe? ¿Cambié mi opinión, como siempre he dicho que hago cuando alguien me deja sin argumentos? Pues no. Apelé a la fe y decidí creer que la libertad existe pese a que no hay prueba alguna de que exista y a que la navaja de Ockham diga que es improbable que exista. Renuncié a la ciencia y a la lógica para no abandonar una creencia (porque no es otra cosa) que me es muy querida y que es una de las piedras angulares de mi personalidad, de mi religión y de mi cosmogonía.

Es cierto que es raro (extremadamente raro) que yo haga algo semejante, pero eso dice algo de mi personalidad. Dice que, when push comes to shove, cuando me veo arrinconado entre una verdad lógica y mis creencias más profundas elijo quedarme con ellas, caiga quien caiga. Dice que, en determinadas circunstancias, soy capaz de actuar como cualquier otro fanático, taparme las orejas ante lo que dicen el mundo y la ciencia y repetir muy alta mi creencia para alejar de mi los demonios de la racionalidad. Y es que no me sirve creer en eso que Julian y yo convinimos en llamar «middle-world free will» y que yo llamo «libertad microscópica» y que consiste en la percepción de la ilusión de la libertad a nivel de ser individual. No, para que el mundo (mi mundo) funcione de verdad tenemos que ser libres de verdad.

Lo malo de esto es que resulta frustrante, y yo sé cuanto. Dedicas dos semanas de sesuda conversación y esfuerzo intelectual para demostrar tu punto de vista y cuando lo demuestras el otro te dice: «Sí, vale, lo has demostrado, tienes razón. Pero aunque tengas razón voy a seguir creyendo lo que me de la gana y me da igual que sea demostrable o no, voy a seguir creyendo que es cierto aunque me hayas demostrado de acuerdo a las reglas de la lógica y la ciencia que no lo es.» Entonces, ¿para qué debatimos? Es muy fácil decir, como hice yo en su momento, que si debates para intentar convencer al otro es posible que salgas decepcionado y que actitud correcta es debatir para, simplemente, dejar clara tu postura. Es tan fácil que no me lo creo ni yo.

Así que lo siento, Julian. De verdad lo siento porque llevo lustros debatiendo, demostrando que tengo razón y encontrándome con la misma respuesta «me da igual que tengas razón, yo voy a seguir en mis trece», y sé lo frustrante que puede llegar a ser, máxime cuando la conversación no es casual ni baladí y has estado dos semanas devanándote las meninges para demostrar tu posición con argumentos bien fundados contra las preguntas, también bien hechas, de tu contertulio, máxime cuando pones parte de ti en el debate y no llega a donde se supone que iba y no cumple las reglas que se supone que lo regían. Y te pido también perdón a ti, Arthegarn, porque acabas de descubrir que no eres tan lógico ni tan coherente como creías que eras.

Nos queda el consuelo de que sólo soy un fanático irracional en lo que tiene que ver con veinte o treinta axiomas. Ese y el de que Spock tampoco alcanzó el Kolinahr.

 

10 opiniones en “I am not Spock.”

  1. Me pase incluso por Opus Nigrum, pero después de escribir un buen tocho se borro por culpa de yo que se y por desgracia no tiene la función tan maja de guardar borrador que tiene ahora el LJ.
    El caso es que a mi me parece que la discusión (al menos por lo que he leído, que no se que habláis en persona)no esta terminada, creo que primero habría que empezar por dar una definición de libertad, porque en mi opinión la discusión a derivado en un atentado contra tu fe en la misma debido a que se ha enfocado por el camino inadecuado.
    Si la libertad es la capacidad de elección sin condicionamiento previo, entonces es lógico que no la haya pero creo que eso no es la libertad en un sentido axiomático. Yo creo que haces bien en abrazar libremente tu fe en la libertad, porque creo que esta vez la razón no ha trabajado bien.

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  2. no es bueno

    «Orgulloso como estoy de mi lógica, de mis habilidades discursivas y argumentativas, de mi racionalidad y de mi pensamiento analítico…»

    Y otras tantas frases que demuestran megalomania, egocentrismo y bla bla bla.

    Ahora bien ¿eso es ser alguien que no atraganta a los demás, avasallándoles, con ese infumable e intragable ego (que al final demostrará que se es lo más superficial, todo el que intenta demostrar algo y dar explicaciones, es porque tiene un determinado vacio en su interior que le hace culpable de dar dichas explicaciones)

    Imagino que ya se habrá dado el caso de que alguien a tu lado sonria, calladito y sin decir ni pio dejando que termines tu discurso. Luego se habrá levantado, y tranquilamente se esfumase presencialmente

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    1. Pues es posible, pero es que tiendo a no fijarme en ello. Probablemente porque me repugna la gente que está tan incuestionablemente segura de si misma y de sus opinines como para no discutirlas. Sólo un poco menos que la que desprecia tanto al prójimo y al valor intrínseco de la Verdad como para, sabiéndole equivicado, no intentar sacarle de su error.

      Claro que a lo mejor lo que pasa es que es un cobarde que sublima su miedo al debate. Por eso se esfuma. A esos, a los cobardes, no les desprecio.

      Personalmente prefiero ser infumable a esfumado. Fumum non sum, fumum non vendo.

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      1. de procer poco.

        Entonces te diré que deberías estar de acuerdo en:

        Que de lo que se trata es pasar desapercibido:socialmente y mentalmente.

        Pensar poco,arrugar menos la frente y discernir lo que menos.Claro que para eso es necesario estar en un sitio donde no haya gente que se aproveche de esas circunstancias.

        Lo mejor pues sería estar en una vaina flotando con tu cerebro desconectado, sin sentir nada y ya de paso ver pero no ser consciente de que te están matando o estas muriéndote.

        Luego podría venir alguien a ilustrarnos qué leches pasa cuando dejas de existir.Esa es la única pregunta que creo que a todos «si» que nos resultaría interesante, debido a nuestro miedo innato a dejar de ser lo que supuestamente somos.

        ¿Por qué somos algo?¿o yo soy por que creo/pienso que soy algo?

        Saber si sucede algo una vez desconectado de esto, ayudaría a resolver muchos misterios: si hay alguien que te abre una puerta en un sitio llamado cielo o si vas a un caldero rojo que pone infierno…o si no hay nada, o si vienen los extraterrestres o si Dios es uno de ellos…o si da todo igual.

        O si vivo porque pertenezco a tu realidad…

        Qué asco es ser alguien insignificante y saber precisamente que no se es nada ni siquiera uno entre tantos y tantos iguales.Bah da igual.

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        1. ¿Por qué debería estar de aucerdo en que «de lo que se trata es pasar desapercibido:socialmente y mentalmente»?

          Yo tengo determinados objetivos en la vida, tanto trascendentes como materiales. Pasar desapercibido no es uno de ellos. En determinadas circunstancias es posible que me convenga, para alcanzar esos fines, pasar desapercibido, pero en general es básicamente irrelevante. Por otro lado la percepción del otro es un asunto del otro y la única forma que tendría de evitarla en muchos casos sería esconderme. ¿Por qué debería hacerlo?

          Y, desde luego, en lo que no estoy de acuerdo es en que haya que pensar y discernir poco. Hay que pensar mucho, más, y si no disciernes no tienes base para la vida. Ni en que lo mejor sea desconectar el cerebro y, básicamente, dejar que la vida pase a tu alrededor intentando que te afecte lo menos posible. Pero en absoluto. Opino que hay que apurar la vida hasta las heces porque es todo lo que tenemos.

          Siempre he pensado que el nihilismo daba como resultado gente que renunciaba a la vida porque le da asco y que renuncia a cambiarse porque no le merece la pena. La única duda que me surge leyéndote es cual es la causa y cual el efecto.

          Ah, y cuando dejas de existir, dejas de existir. Por definición.

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  3. Tal vez por la anti-naturalidad que supone la logica pura y lo absolutamente negativo para el desarrollo personal y social que resulta de la represion de todos los sentimientos y emociones, se encuentra la clave del porqué los vulcanos son casi un chiste dentro de la Federacion de Planetas Unidos habiendose convertido en una sociedad completamente estancada y el Imperio Romulano es una potencia interestelar temida y respetada en toda la galaxia…

    Asi que tranquilo caballero, que ademas el verde y el purpura son infinitamente mas elegantes que el azul…

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  4. Coincido con el desertor. El punto de partida del razonamiento ha de ser la definici’on del t’ermino «libertad».

    He aqu’i la que propongo: capacidad de ejecutar las acciones que uno decide que desea ejecutar (especialmente la perseverancia en la ejecuci’on, para darle el matiz ‘etico) sobreponi’endose a una eventual pulsi’on primaria que impele a la anulaci’on de dicha ejecuci’on.

    En otras palabras, doblegar el instinto si uno as’i lo desea, por oposici’on a los animalillos.

    En este contexto, comoquiera que el instinto que parece ser el m’as potente en toda especia ANIMAL, a saber, el de supervivencia, ha de poder ser doblegado para seg’un esta definici’on poder ser libre, la prueba de fuego para ver si uno es libre o no es vencerlo, o sea, suicidarse.

    Por tanto, admitiendo esta definici’on de «libertad», o el hombre no es un animal, o no puede demostrarse a s’i mismo que es libre. XDD

    Saludos.

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  5. Este comentrario tiene 6 meses de retraso respecto a cuando publicaste el post. Quería hablarte de las Teorías de Fluctuación y las violaciones aleatorias del segundo principio de la termodinámica, que estudié en una asignatura de doctorado, o cómo la ciencia deja un hueco abierto a la libertad.

    Hasta que he leído al anónimo aquel llamándote ególatra. Pobre niño, que falta de coraje para vivir. ¿Será un adolescente? Supongo

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    1. Conozco la teoría de la libertad cuántica. No me vale. Pásate por Opus, si quieres, donde lo comentamos con mayor detalle.

      La libertad tal y como yo la concibo es una expresión de mi mismo en mis decisiones. El hecho de que un evento sea indeterminable no quiere decir que sea libre. Si el resultado de lanzar un dado fuera verdaderamente aleatorio (que no lo es), el hecho de que no sea determinable qué va a salir en el dado no quiere decir que el dado sea libre. El hecho de que Sir Drymard saque un 20 no quiere decir que el dado es libre y ha elegido salir en 20 porque le cae bien Sir Drymard. No quiere decir nada en absoluto. No es una expresión consciente de la voluntad del dado, una proyección del dado en el mundo que manifiesta su carácter.

      Del mismo modo, el hecho de que los procesos nerviosos no sean determinables a nivel cuántico no quieren decir que yo sea libre. Como mucho quieren decir que no existe el determinismo, pero de que no exista el determinismo a que exista la libertad hay muuuucho trecho.

      Y, en cualquier caso, ya sabes que aunque a nivel individual los sucesos cuánticos sean aleatorios, eso no quiere decir que a nivel estadístico no sean perfectamente predecibles…

      Besos, sis. Insisto en que te pases por la discusión de Opus.

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  6. Me temo (no sé por qué) que lo ocurre es, simplemente, que no tuvisteis la precaución de poneros de acuerdo en qué entendéis cada uno por «libertad». Es un concepto con matices tan, tan sutiles, y acepciones tan próximas, pero a la vez tan irreconciliables, que el poder llegar a un acuerdo o no es función del matiz. Y por eso puedes llegar a un discurso racional irreprochable en favor o en contra de él y finalmente sentir que ese discurso está incompleto, y por eso seguir sustentando la aseveración contraria.

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