Me alegra sobremanera ver que el sentido común parece que está volviendo a Sol.
Un movimiento que empezó como apolítico (técnicamente apartidista, diría HK), buscando la regeneración democrática, pidiendo una democracia más directa y representativa y una mayor responsabilidad de los políticos ante los ciudadanos había derivado, como apuntaba en mi último artículo, en un movimiento claramente de izquierdas. Era una pena porque la idea original era algo que todos, las derechas, las izquierdas, los del centro y los de la periferia, podíamos (y, en mi caso, queríamos) apoyar. Pero de ahí se pasó de alguna manera ( y al manifiesto de Democracia Real Ya me remito) a pedir cosas como la reducción del gasto militar, la reforma de la ley hipotecaria, u otras tremendamente concretas de política económico-social. En otras palabras, se ha dejó de pedir un acercamiento entre Gobierno y gobernados y se pasó a pedir eso mismo (así, de rondón, en los últimos subpuntos del penúltimo punto) y usar más de la mitad del manifiesto para decirle al Gobierno como debe gobernar, todo ello mientras en twitter se decía que aquello era un #consensodeminimos.
Me río yo del consenso de mínimos Aquello no era un acuerdo de mínimos, los mínimos eran la regeneración democrática y la responsabilidad de los representantes. Todo lo demás no eran mínimos, eran añadidos y que habían sido tantos que ya casi no dejaban ver el objetivo inicial. A mayor abundamiento, todos esos añadidos (o una gran parte) eran «de izquierdas». Hablar así es una simplificación, desde luego, pero el hecho es que se convirtió una buena idea con dos o tres buenas propuestas que todos podíamos apoyar en un paquete cerrado de 38 medidas que yo, que soy «de derechas» (soy liberal, así que por desgracia en este país y para mucha gente soy «de derechas» como si fuera conservador, por ejemplo) no podía apoyar, porque creo que, aplicadas todas, traerían más mal que bien. Así que, desgraciadamente, todos esos añadidos hicieron que retirara mi apoyo (tal como era) al manifiesto, porque no me representaban no eran en lo que yo creo. Y supongo que conmigo perdieron el apoyo de un buen número de votantes del centro-derecha liberal, quizá incluso de la derecha, que veían con buenos ojos un cambio de sistema que hiciera madurar España. Una pena, porque sin el Partido Popular (y una buena parte del PSOE) es totalmente imposible cambiar nada en este país…
Pero, afortunadamente, parece que esto ha cambiado. No sé si es que se han dado cuenta de que haciendo propuestas partidistas no pueden cambiar el Estado porque alienan a gente que de otra forma apoyaría las propuestas base, si se han caído del guindo, les ha venido a ver Dios o qué, pero según El Mundo, ayer se llegó al acuerdo de plantear únicamente cuatro reivindicaciones, a saber:
- Reforma electoral encaminada a una democracia más representativa y de proporcionalidad real y con el objetivo adicional de desarrollar mecanismos efectivos de participación ciudadana.
- Lucha contra la corrupción mediante normas orientadas a una total transparencia política.
- Separación efectiva de los poderes públicos.
- Creación de mecanismos de control ciudadano para la exigencia efectiva de responsabilidad política.
Y yo estoy de lo más contento. Así, sí. Estas son medidas con las que estoy de acuerdo, esto es lo que hay que hacer para regenerar España y su sistema, para acabar con esta especie de “libertad vigilada” que se dio en 1978 al Pueblo y pasar a tener un sistema democrático y representativo, como el que tienen en los países verdaderamente democráticos de occidente. Estos cuatro puntos no son ni de derechas ni de izquierdas, proponen reformas estructurales con las que yo creo que todos estamos de acuerdo y son asumibles por todo el espectro político (de votantes, claro, los políticos habrá que verlo). Y, aunque se dé (desde mi punto de vista) demasiada importancia al tema de la corrupción y no suficiente a la reorganización estatal, me da igual porque el control de la corrupción no es que ea precisamente nada malo.
Así que me voy a pasar esta tarde por allí a ver en qué puedo ayudar. Porque esto sí es lo mío, esto sí que merece la pena, esto sí que puede salir bien y solo puede traer buenas cosas. Y merece mi apoyo. Y probablemente, a poco que lo pienses, el tuyo.
¡Olé!