Memoria y balance de 2016

Se acerca el fin de año y, una vez más llega el momento de hacer balance del año que acaba y propósitos para el año nuevo.

Propósitos que me marqué para 2016:

  • Seguir haciendo ejercicio regularmente: Conseguido. He hecho más ejercicio este año que el anterior, más exigente, y me ha costado menos.
  • Cumplir mi plan de adelgazamiento ligado al alcohol. No conseguido, pero fundamentalmente porque he perdido bastante peso y dejó de tener sentido.
  • Escribir una entrada de blog a la semana. No conseguido. A lo que añado ja, ja, ja. Es dificilísismo, cada vez necesito más tiempo para escribir lo que quiero decir porque quiero ser exhaustivo y al final acabo no escribiéndolo. Me da una cierta envidia sana Eduardo, quien entre sus dos blogs y sobre todo sus estados expandidos de Facebook no tiene este problema. Cuando tiene una idea la desarrolla en siete párrafos y listo, que el debate matice lo que quiere decir y lo que no.
  • Reunir el Circle of Vicious Philosophers una vez al mes. No conseguido, pero entre otras cosas porque en junio dije que dejaría de organizar las reuniones y como era de esperar nadie ha cogido el testigo.
  • Leer un libro al mes. Conseguido, pero haciendo la media y gracias a CP y sobre todo a Mithur que me descubrieron The Expanse y es que cuando te lees cinco libros en quince días es muy fácil llegar a doce en el año. Los otros que han caído, por cierto, han sido The Shepherd’s Crown, The Last Hero, The Colour of Magic y The Light Fantastic (relecturas), Los Huevos FatídicosEl Maestro y Margarita (relectura), The Tipping Point y El Capital en el Siglo XXI (que me ha llevado casi un año y del que tengo que escribir una reseña como sea).
  • Seguir ahorrando. Conseguido. Entre el piso, el plan de pensiones y el fondo he ahorrado algo más del 65% de mis ingresos netos. Hay que ver lo que cambian los números cuando la vivienda deja de ser gasto y se convierte en ahorro…
  • Reproducirme de una vez: No conseguido pero en buen camino. A la vista de lo visto Ana y yo ya hemos ido al médico y esperamos conseguirlo este año por las buenas o por las malas.

Cosas buenas de 2016:

  • Mi relación con Ana, que siento últimamente que ha pasado a otro nivel. A nivel emocional no necesito nada más que estar con ella y abrazarla y verla sonreir para sentirme feliz. Doce años son muchos años…
  • Nevershire. O sea, nuestra casa. Nos gusta, no nos ha dado malas sorpresas, los vecinos son majos, el patio mola y da todo el juego que esperábamos y no veas lo bien que se está en invierno con la chimenea bebiendo un vinito y arrebujados en el sofá.
  • Mi vida profesional. Pues qué queréis que os diga. En enero me volvieron a subir el sueldo (¡más de un 25%!), mis jefes en Londres confían en mi y me valoran y he tenido dos ofertas (una por headhunter y otra por LinkedIn) para cambiar de empresa y otra interna para irme a Londres, que rechacé en octubre tras mucho meditarlo. Lo mío me ha costado llegar a donde estoy pero, las cosas como son, soy de los mejores de España en mi trabajo y ya no es que lo sepa yo como cuando estaba en Vestas, es que lo sabe el mercado.
  • Mis nuevas amigas. Así como quien no quiere la cosa he afianzado mucho mi relación con Pandora, he conocido más a fodo a Shera y Mystico, y conocido a secas a Corpus y Kia. Y me caen todas muy bien y me lo paso muy bien con ellas. Me encanta tener relaciones que andan más cerca de la veintena que de la cuarentena, me mantienen joven y de buen humor. Y no olvidemos a Moreno, que merece mención aunque sea amigo desde hace mucho.
  • Lo que he ligado. Me siento Amy Farrah Fowler, ojalá pudiera irme a mi yo de secundaria a decirle que sí, oye, que el asunto mejora con el tiempo. O a mi yo de la Universidad para decirle que ya ligaría con universitarias en unas décadas. Tener mi edad y sentirse atractivo y deseable (y no solo sentirlo sino tener pruebas… am… «tangibles» de serlo) por chicas no solo inteligentes y guapas sino encima con veinte años menos que yo es… Pues es genial, qué queréis que os diga.
  • Mi primera ópera. A muchos os sorprenderá esto sabiendo como soy, pero no había ido a la ópera hasta la semana pasada pese a lo que me gusta. Y he descubierto que (como era de esperar) en directo me gusta aun más.
  • Las vacaciones con Ana en Canarias y, por fin, en Benidorm. Doce años llevaba sin ir a Benidorm, oiga…
  • Rogue One. ¡Ya era hora, caray! Star Trek: Beyond tampoco estuvo nada mal, pero hay que quitarse el sombrero con Rogue One.

Cosas malas de 2016:

  • Darme cuenta de que cierta gente no me aporta lo que me cuesta y mandarla a la mierda. Si el año pasado me impuse a mi mismo permitir que mi más vieja y querida amiga se alejara de mi si le daba la gana en vez de salir corriendo detrás de ella, en 2016 he redefinido a la defrensiva tres relaciones con gente a la que quiero y aprecio pero que llevan aparejado un precio emocional demasiado alto. Son relaciones de muchos años, en algún caso condenadas a mantenerse con otro formato, con gente que, por ser como son, me hacen daño una y otra vez y que (i) ni se aperciben (ii) ni, cuando se les explica el asunto, muestran arrepentimiento ni propósito de enmienda. Gente que opina que el problema lo tengo yo, que soy demasiado sensible o demasiado inflexible, no ellos, y que reivindica su derecho a ser como es. Y lo tiene, desde luego, pero ya he decidido que lo tiene en su casa, no en la mía; que cuando el balance de una relación es emocionalmente negativo lo que tengo que hacer es distanciarme. Es lo que tengo que hacer y está compensando, pero me sigue dando pena haber terminado así.
  • Mi trabajo. Sí, gano mucho dinero(1) y todo lo que quieras, pero trabajo muchísimo, muchísimas horas, y con mucho estrés. Salgo de casa a las siete y cuarto y suelo volver pasadas las nueve con las fuerzas justas para cenar un poco, charlar algo con Ana, verme un capítulo de algo (a veces dos) y meterme en la cama a las once como muchísimo. Y ya no tengo treinta años como cuando tenía tres trabajos, me hacía 125 kilómetros al día y me quedaban ganas de juerga todas las noches. Me canso, me estreso, me sale psoriasis y mis amigas me dicen que estoy a la que salta.
  • El fin del Circle of Vicious Philosophers, actividad a la que la verdad es que tenía mucho cariño pero que está claro que, como me temía, si no la muevo yo no la mueve nadie y es que es muy fácil minusvalorar el tiempo y esfuerzo que costaba el asunto. Así es la tragedia de los comunes
  • El ascenso del populismo personificado en el triunfo de Trump y, en menor medida, en el Brexit y del que ya estoy hablando en Lo que se Juega Occidente. Es un asunto que me preocupa muchísimo y con el que espero francamente estar muy equivocado.

Propósitos para 2017:

  • Reorganizar mi vida profesional y hasta aquí puedo leer.
  • Trabajar menos horas. 
  • Seguir haciendo ejercicio regularmente hasta los 150 días al año.
  • Bajar mi consumo medio de alcohol a 5 UU.AA diarias, o sea un litro de cerveza.
  • Escribir una entrada de blog a la semana.
  • Leer al menos un libro al mes.
  • Seguir ahorrando.
  • Y traer por fin esos nuevos Izquierdo al mundo.

Veremos como se da todo. De momento, felices fiestas, y feliz 2017 a todos.

Abrazos,

Arthegarn.

(1) Me da pudor decir esto y, debido a la empresa en la que trabajo y a lo que cobran mis compañeros, me sale decir «aunque tampoco tanto» o algo así. Pero la verdad es que, objetivamente, estoy en el famoso 1% así que decir que «tampoco gano tanto» es un puñetero insulto a muchísima gente y no pienso hacerlo. Gano más de lo que nunca pensé que ganaría y si os preguntáis por que no voy por ahí en Lexus la razón está ahí arriba: vivo muy tranquilo por debajo de mis posibilidades, muchas gracias.

Spock wouldn’t like this post.

Leonard Nimoy, the actor who portrayed Spock died yesterday.

And my heart is broken. And my throat hurts. And my eyes are wet. And it’s all highly illogical.

I never met the guy. He meant nothing to me. I hear he was a wise, kind, charitable person who had grown into the shoes that fiction had him wear, but I never met him, or talked to him, or shook his hand. I therefore shouldn’t be this sad,

But I am.

Spock died today. In an awful way that is so diminishing to the actor who was Spock, and in which the Catholic in me feels so guilty, Spock died today. And my heart is broken.

I modelled the best part of my life after Spock. When I was a small, four-eyed skinny kid whom other kids would abuse because they could – and because I was clever – I stuck it out because, in that twisted, convoluted and basically mistaken thing that is a child’s mind, there was Mr. Spock. He was the odd kid too, the one nobody understood, the one who ran circles around all the rest and the one on whom nobody picked – because he was so above them they couldn’t reach him. Spock was a beacon on hope during my beating years. If there was such an adult as him, imprevious to harm and ridicule, watching the puny mortals crawl around their business as harmless clockwork pieces while saving their lives all the time, even of they were nothing to him, then there was a chance for me, a chance that life would be bearable at some point, a chance that I would be able to live just by myself, and my thoughts, and reason. Logic was there to save nimoy-star-trek-khanme. Whenever pain and loneliness would become too hard, I could just run into Spock mode and shrug them away. He taught me the difference between alone and lonely, and he made me love logic, reason, in the end, science.

Then I grew up, of course, and I realized Spock was not just about that. He had friends, even loves, and he deeply cared about them. He was not a marble statue against which life would bounce, he craved for life, and knowledge, and experience, and feelings. Even if they hurt. It was not about how he deflected life, it was about how he managed life. And I fell in love with him again, and I saw how wise that approach was, and I followed him again as a young adult. He was one of the best role models a man can have, one that will grow with you and not simply teach you, but demand and urge of you that you become all that you are capable of, despite the circumstances. You must do your best, always; all other alternatives are illogical. And you can do it, look at me, I did it and succeeded; I am doing it, if I can do it, so can you. So pick up your soul from the floor and move along, moaning won’t help and you know it. It’s not that it doesn’t hurt, it’s about how you handle hurt: harness it, turn it into logic, ride on that pain to go further than those who inflict it, ride it to go where no man has gone before.

Spock was -is- one of the best role models anyone can have. He made me believe I was invincible, he made me believe in me when nobody else would, he made me carry on. In ways that I don’t care to explain, he saved my lefe many times. And now Leonard Nimoy, the actor who played him so elloquently, is dead. And with him, in my puny, little, illogical human mind, dies Spock. And in that death I am reminded that we are finite, that even an idol like Spock, the imprevious, the ever-reliable eyebrow-cocked imaginary friend, can cease to exist; that we walk a path all our lives towards ideas and models that, in the end, are as fallible, breakable… as human as we are.

And, although I already knew that, being reminded in such a way hurts. My heart hurts. And my mind hurts, because I shouldn’t be hurting just because someone I never knew, somebody I never met or shook hands with, someone who just played a fictional character who appeared in a series I liked, died yesterday. And -I guess- it’s diminishing to the man he was that I just mourn a part of him, and a fictional part at that. Just the symbol. His friends and family, who knew and loved him for what he was, must be having an awful time. And my heart and thoughts go with them.

But, I’m sorry, I can’t help feeling the way I do. Spock died yesterday. And that, in my world, is an unspeakabgle tragedy. A beacon of light, logic and charity has gone off forever and I’m not sure where will I run to next time that darkness surrounds me.

Farewell, Mr. Nimoy. You don’t know it but, through your acting, you shaped my life. As epitaphs go, I don’t think many actors get one like that.

And, for the rest of you, live long and prosper.

Arthegarn