Hay mucha gente que no cree en las bondades de la psicología, particularmente de la psicología aplicada a los recursos humanos. No me cuento entre ellos, pero al igual que opino que un martillo es una magnífica herramienta para clavar clavos, opino que si lo intentas utilizar para atornillar tornillos lo máximo que vas a conseguir es una infecta chapuza. Y una cosa así me ha pasado últimamente.
Como algunos ya sabréis, llevo desde principios de diciembre en un proceso de selección para dejar Vestas, que se hunde lentamente como el Titanic, e irme a un fondo estadounidense de capital privado(1) al que llamaremos Garmr que viene a comprar inmuebles del Sareb. Es un puesto francamente bueno y de mucha confianza por lo que, como por otro lado es habitual en estos casos, el proceso de reclutamiento no lo está llevando Garmr directamente sino a través de una empresa (en realidad un grupo de empresas), también estadounidense, de cazatalentos a la que llamaremos por ejemplo Seite Mannschaften. A la hora de escribir estas líneas solo quedamos dos candidatos y parece que, tras dos entrevistas con Garmr y no menos de cuatro con Seite, voy en cabeza; pero no precisamente por el buen hacer de los headhunters.
Como parte de las pruebas de selección (que hay muchas y lo que me queda, esta tarde tengo que hacer otra) Seite me pidió que contestara a un test psicológico online y que tuviera con ellos algo llamado entrevista por competencias. Así que, sin encomendarme ni a Dios ni al diablo y sin haberme informado antes de qué rayos era aquello (mal, Arthegarn, mal) contesté al test y me planté en sus oficinas para la entrevista.
El test online en cuestión, que hice en 15 minutos, consistía en 85 preguntas del tipo «¿Se siente usted más cómodo: a) vestido de negro o b) escuchando el último álbum de Lacrimosa?» A medida que lo iba haciendo me iba dando cuenta de que las preguntas estaban traducidas (no demasiado bien) del inglés y que llovían de forma aleatoria. Específicamente, me tocó responder a exactamente la misma pregunta dos veces, y una tercera con una formulación ligeramente diferente pero que en ese caso motivaba una respuesta diferente (la pregunta cambiaba de «Usted se describiría como…» a «Diría usted que los demás le ven como…»), lo que me puso de bastante mal humor porque tengo una idea de como funcionan esos tests y sé que contestar de forma diferente a la misma pregunta no arroja precisamente resultados positivos. En cualquier caso, e intentando confiar en que el test estaría bien hecho y sería bien interpretado, seguí las instrucciones que me dieron de no pensar demasiado las preguntas y contestar lo primero que me viniera a la cabeza en vez de darle la vuelta a algunas preguntas porque estaban mal traducidas y con falsos cognados. No quedé nada contento, pero en fin.
La tarde siguiente acudí a las oficinas d Seite hacer la entrevista de marras. Me recibieron la persona encargada del proceso y una consultora senior (psicóloga por la UAM y con titulación específica en RR.HH., añado yo) que me explicó de qué iba el tema. La entrevista iba a evaluar determinados aspectos de mi personalidad, motivaciones y aptitudes que no tenían nada que ver con mi experiencia profesional ni, de hecho, con el puesto que tengo ahora ni con el que estaban seleccionando. «De hecho» añadió «yo ni siquiera me he mirado tu currículum, es irrelevante para esta entrevista». Con mucho detalle, debía describir cinco o seis situaciones que ella me iría preguntando, referidas a los últimos 18 meses, siempre hablando en primera persona y como si fuera una película. A mi aquello me recordó al método pseudohipnótico que utilizan en Criminal Minds ara ayudar a recordar a los testigos y, curioso como soy, me pareció fascinante así que nos pusimos a ello.
«Bien» me dijo «Cuéntame una situación en que las circunstancias te fueran favorables».
Así que durante la siguiente hora le estuve contando como pasamos el año pasado en el departamento legal la auditoría de la ISO 9001 en Vestas, algo para lo que estaba particularmente capacitado ya que, afortunadamente, había trabajado hace años como consultor de calidad y de hecho había enseñado esa norma en la universidad. Hace diez años, vale, pero la eficacia es como montar en bici y los cambios normativos te los miras y ya está. A eso de los 50 minutos entró en la sala una de sus compañeras para avisarlas de una cita y, para mi moderada sorpresa, cuando terminé de contar aquello la psicóloga me dijo que ya tenía todos los datos que necesitaba y que habíamos terminado.
Yo me quedé helado. No soy psicólogo, pero leo mucho y no soy particularmente imbécil, así que me di cuenta de que es imposible emitir un informe coherente sobre la personalidad de un candidato basándose en una única anécdota de entre 15 años de carrera profesional. Cualquier estudiante de estadística os confirmará que si intentas extrapolar resultados de un universo tan pequeño tu desviación típica tiende a infinito, o lo que es lo mismo: si vas por la calle y le preguntas al primero que te cruzas qué va a votar, concluir que ese partido se va a llevar el 100% de los votos porque el 100% de la gente a la que has preguntado te ha contestado que votará a ese partido es una soberana estupidez. Hace falta analizar varias situaciones para poder apreciar si verdaderamente existe un patrón de conducta en el entrevistado, la forma que tiene de encarar los problemas o las responsabilidades, pero asumir que porque una vez en concreto, en unas circunstancias en concreto, el sujeto X se portó de una manera quiere decir que siempre hará lo mismo, en todas las circunstancias y ante todas las situaciones es… En fin, de locos. Si todo lo que sabes del candidato Arturo Pendragón es la anécdota de la espada en la piedra rápidamente llegarás a la conclusión de que es un individualista que no sabe trabajar en equipo, que lo hace todo solo, que no se apoya en nadie y que encima es inseguro y manipulable porque hace todo lo que le dice Merlín; en definitiva una pésima opción para ser rey. Claro, claro…
Conclusión de todo esto Seite mitió un informe sobre mi, basado en dos herramientas válidas pero pésimamente utilizadas, que es para tirarse de los pelos.
Tuve acceso a los resultados del test online porque uno se lee los disclaimers y descubrí que tenían la obligación de compartirlo conmigo así que, después de batallar un poco con ellos, conseguí que me lo mandaran. El informe era tan disparatado (y negativo) que me lo llevé a mi última entrevista con Edward Lewis y, cuando él hubo terminado, lo saqué y le dije que quería comentarlo porque era absurdo. Era tan absurdo, le dije, que mi actual jefe de Vestas, (que es todo un caballero) , con quien lo había compartido se ofrecía a hablar con él, pese a que me dijo que no quería perderme para el equipo, para despejar cualquier duda que pudiera tener sobre mi actitud o aptitud y aquí está su tarjeta. «This is how introverted, unsure of myself and unable to form connections at work I am, sir.» Al rato de estar hablando del test de internet, que era encima diferente a la información que había recibido, Edward sacó el informe que le había mandad Seite nos pusimos a analizarlo.
Por comentar algunas de las perlas de penetrante psicología recogidas en ese informe…
- Soy introvertido y no me gusta comunicarme. Manifiesto reticencias a la hora de expresarme abiertamente. (Este blog se autodestruirá en 5, 4, 3…)
- Considero preferible desvelar mis opiniones a un número limitado de personas que elijo en función de nuestras afinidades (no sea que me discutan).
- Tengo problemas para expresarme con exactitud, tanto oralmente como por escrito.
- No me gusta ser el centro de interés (por eso me visto de forma tan discreta…)
- Experimento «cierto malestar» ante la necesidad de tomar decisiones urgentes o actuar bajo la presión de los acontecimientos. (¿Y quien no?)
- Los proyectos ambiciosos tienen como efecto dejarme indiferente. (WTF?)
- Carezco de confianza en mi mismo, me cuestiono todo lo que hago y creo. (Se llama duda metódica, cretinos, es una de las bases del razonamiento científico y hace falta tenerlos muy bien puestos para aplicarla a la vida personal de uno).
- Soy un conformista que apenas tiene curiosidad intelectual (y que lee física cuántica en sus ratos libres para disimular, supongo).
- No me gustan la confrontación ni la polémica, y tiendo a dar mi brazo a torcer en busca del consenso antes que a defender mis opiniones. (De hecho, uno de los rasgos definitorios de mi personalidad, como todo el mundo sabe.)
- En definitiva, soy adecuado con reserva para mi puesto (para el que, mandando la modestia a hacer puñetas un rato, en realidad soy de los mejores de España).
Afortunadamente he sido capaz de darle la vuelta a todo esto en la última entrevista con Garmr, pero si no hubiera conseguido estos resultados, si no hubiera sabido un poco de psicología y si no hubiera cogido el toro por los cuernos, vete a saber si hubiera pasado a la siguiente fase. Los tests y las entrevistas por competencias y las evaluaciones psicológicas son herramientas muy útiles en la selección de personal, pero si las usas mal, si te empeñas en atornillar con un martillo, si emites un informe sin tener suficiente información, te arriesgas a meter la pata como la ha metido esta psicóloga y, a lo que es peor, a hacer que el cliente acabe contratando a un candidato menos idóneo basándose en el informe erróneo, lleno de lagunas y de invenciones, que le has presentado. Si no tienes tiempo o datos para poder elaborar un informe díselo así al cliente, pero no te lo inventes(2). Porque todo el mundo va a salir perjudicado: el cliente, el candidato… y como te pillen, como es el caso probablemente tu compañía y tú.
Y cosas de estas, en España, a patadas. Chapucera. Que eres una chapucera.
En fin…
Arthegarn________________
(1) O sea, a un Private Equity Fund, que tiene una malísima traducción al español porque parece ser lo que no es. Por abreviar mucho y para que os hagáis una idea de lo que hace la empresa, digamos que me voy a trabajar para Edward Lewis.
(2) He de añadir que existe a mi alrededor cierta gente que está siguiendo el tema de cerca (como Ana) y que tienen la idea de que lo que pasa es que en Seite me están haciendo la cama porque quieren que el puesto se lo den al otro candidato. No voy a decir que no sea así pero me extraña de un cazatalentos de esa reputación. Claro que también me extraña que digan estas barbaridades de mi, así que… ¿Quién sabe?
Un comentario en “De martillos y destornilladores”