Los libros de junio

La Rebelión de Atlas es un regalo del ínclito Profesor Ignatius. No deja de sorprenderme la habilidad que tiene este hombre de descubrirme joyas como ésta o la saga de Flashman y no equivocarse nunca, muchas gracias, caballero. Aparte de lo dicho, no sé si es que estoy particularmente sensible por las cosas que digo de ciertos libros últimamente (ver Alicia en el País de los Cuantos, por ejemplo) o que tengo mucha suerte con mis lecturas, pero he disfrutado como un cerdo en un charco de barro con La Rebelión de Atlas. No había leído nada de Ayn Rand y tenía informes contradictorios de Lord Warden (“Ayn Rand es maravillosa”) y Mithur (“Esa gilipollez es digna de Ayn Rand”), pero tras haberla leído y haber leído sobre ella, me decanto sin fisuras del lado de Lord Warden.

La Rebelión de Atlas son 1.250 páginas en las que la autora narra los esfuerzos de Dagny Taggart, Vicepresidente de Operaciones de Taggart Transcontinental (una de las mayores operadoras ferroviarias en unos Estados Unidos imaginarios de mediados de los 50) para salvar la compañía de la ruina a la que la está llevando la inepta dirección (en realidad, el inepto desgobierno) de su hermano Jim, a la sazón presidente de la compañía. A medida que avanza el libro vemos que los problemas de la compañía no son sino un reflejo de los problemas del país y vamos conociendo a los pocos personajes (sobre todo Francisco D’Anconia y Hank Rearden pero también Ellis Wyatt o Dwight Sanders) que podrían salvar la situación y que, a medida que avanza el libro, van desapareciendo misteriosamente entre las críticas y el desprecio de unos Estados Unidos cada vez más deprimidos y que culpan de su situación a la avaricia y el egoísmo de estos empresarios y no a su propia incapacidad; todo ello mientras toda la nación se pregunta quién es John Galt.

Independientemente de que el libro sea interesante y que contenga, entre otras muchas cosas, escenas de sexo que fueron censuradas en las primeras ediciones (y no por lo explícito, sino por el (leve) componente sadomasoquista y, sobre todo, de D/s que impregna las mismas), tengo que decir que me ha impactado muchísimo. El libro plasma, blanco sobre negro, pensamientos que yo siempre he tenido y a los que no he podido dar forma hasta ahora; realiza además una durísima crítica al buenismo; cuestiona muchas de las bases de la moralidad (que no moral) social que damos por descontadas, como por ejemplo que los ricos tienen que (como en «están obligados a») ayudar a los pobres simplemente porque los ricos son ricos y los pobres, pobres; y no deja piedra sobre piedra del principio marxista «A cada uno según su necesidad, de cada uno según su capacidad».

Desde hace más de un mes tengo ganas de escribir un artículo, probablemente dos, con las reflexiones a las que me ha llevado este pedazo de libro. No he tenido tiempo, por desgracia, y quiero escribir algo sobre pastores adocenados próximamente así que aun tendrá que esperar, pero lo que sí puedo hacer es recomendar La Rebelión de Atlas a todo el mundo, especialmente a los buenistas, a los kumbayás y a algún otro que opino que es demasiado bueno, a sabiendas de que a mucha gente no le va a gustar y que habrá quien lo considere una Abominación. Pero así es la vida y, ¿sabéis? no tengo por qué vivir de acuerdo a vuestras normas, conque ahí os quedáis.

Flashman y Señora también es regalo del Profesor Ignatius. En esta ocasión, el cobarde más laureado de la Inglaterra victoriana empieza jugando al cricket y se encuentra, sin saber muy bien como, con su mujer raptada por un príncipe pirata indonesio. En su persecución (a la que, por supuesto, si hubiera podido no hubiera ido), se esconderá detrás de personajes tan interesantes y, para mi, tan hasta entonces desconocidos como James Brooke, el primer Rajá Blanco, y caerá cautivo de la despiadada reina de Madagascar, Ranavalona I, un personaje interesantísimo, una mujer cruel, despiadada y completamente loca que deja a Hitler a la altura de un aficionado, y que en 35 años de reinado asesinó de formas extraordinariamente crueles a casi la mitad de la población de la isla, lo que no está nada mal para los técnicos medios de mediados del siglo XIX. Como todos los Flashmans, recomendable tanto por su divertido guión como por las puertas que te abre a la historia fuera de Europa de ese siglo. A mediados de mes, a Ana le dio un ataque consumista, entre la devolución de Hacienda y la paga extra, que se materializó, entre otras cosas, en una maravillosa fiebre compradora de Pratchetts.

El Quinto Elefante es uno de ellos, en el que seguimos a Vimes a Úberwald, donde va a ser coronado el Bajo Rey de los enanos entre vampiros, hombres lobo, intrigas, emociones y bollos robados. A mi Vimes me parece uno de los personajes más interesantes, completos, complejos y realistas de Terry Pratchett y cada vez que saca un libro suyo me encanta, pero para aquellos que no estén para delikatessen psicológicas (que, entre los lectores de Sir Terence serán los menos, claro) hay que decir que también rondan por ahí Detritus, Jovial, Zanahoria y Angua, que conocemos la historia del ingreso de Igor en la Guardia, que por primera vez oímos hablar de los clacks y de Lady Margolotta, y que conocemos a la encantadora familia de Angua. Bueno, como todos los Pratchetts, éste con una reflexión interesante sobre la feminidad que luego será mucho más explotada en Unseen Academicals.

Ronda de Noche debe ser el libro que sigue cronológicamente a El Quinto Elefante. No lo agarré primero porque creí que ya lo había leído, pero en realidad lo que pasaba es que el título de alguna manera hizo que me patinara una neurona y creí que se trataba de Hombres de Armas. A Ana le pasó lo mismo, conque cuidado, camaradas. En este libro nuestro héroe Sir Samuel persigue al malo a través del tiempo por el pasado de Ankh-Morpok, más o menos a la altura en la que un nuevo Guardia Interino, apodado Vimesito, se une al cuerpo. Además de la reflexión sobre la naturaleza y efectos de las rebeliones populares, en la que vemos que los errores de Murat en Madrid se reproducen por todo el multiverso, este libro nos da la posibilidad de conocer a muchos de los personajes del Mundodisco en su juventud, por ejemplo a un joven sargento (entonces cabo) Colon, a un jovencísimo Nobby Nobbs, a un Vetinari aun no graduado en la Escuela de Asesinos, a un Reg Shoe todavía vivo, o a un Escurridizo que aun no es Y.V.A.L.R.. Bueno, como todos los Pratchetts, particularmente incisivo con el caracter de Vimes y su opinión sobre la Ley, la Justicia Y Todas Esas Cosas.

Abuelos en los andamios.

A pesar de que, en realidad, se empezó a hablar de esto hace meses, la semana pasada el Consejo de Ministros aprobó una propuesta de reforma de pensiones que incluye retrasar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años. Y, claro, ha faltado tiempo para que los demagogos de siempre (y algunos nuevos) se pongan a pegar gritos contra el Gobierno y el espeluznante retroceso de los derechos sociales que comporta esta medida y bla, bla, bla. Por no hablar de los desinformados de turno que, sin pararse un instante a enterarse de qué es lo que pasa en realidad, ya están quejándose a todo el que quiera oírles (y a alguno que no) y montando los inevitables grupos de facebook. Curiosamente los únicos que se salvan de la quema son, precisamente, los que sería más comprensible que lo hicieran: patronal y sindicatos (por qué será), pero menos estos, todo el mundo está dando voces y alaridos y correteando de un lado para otro como pollos sin cabeza, sin pararse a pensar un instante y, desde luego, sin leerse lo que se ha aprobado en realidad.

Vamos a empezar tratando de dar información. Lo que se ha aprobado en el Consejo de Ministros ha sido una propuesta que se llevará próximamente a la Comisión del Pacto de Toledo. Nada más. Zapatero no se ha aparecido bajo la forma de una columna de fuego y ha grabado el retraso de la edad de jubilación en las paredes de la Moncloa. De verdad que no. No es una Ley, ni un Reglamento, ni un Decreto, ni tiene validez alguna, ni sirve para nada más que para ser posteriormente estudiada y debatida. Además, la tal propuesta no se reduce a esa medida sino que incluye otras muchas, como por ejemplo la modificación de los criterios por los que se determina la cuantía de la pensión(1), el cambio de la edad mínima de prejubilación a los 58, los incentivos a la suscripción de planes de pensiones privados(2), el recorte al acceso a la pensión de viudedad y orfandad(3) o lo que a mi me parece que es acabar con las pensiones no contributivas(4). Respecto al retraso de la edad de jubilación, lo que dice la propuesta (Pgs. 36 y ss.) es que hay que retrasar la edad de jubilación, empezando a hacerlo en 2013(5) de forma paulatina,. No se dice en el documento, pero el Gobierno ha manifestado posteriormente que la idea es ir añadiendo, anualmente, dos meses a la edad de jubilación. Así, los que se jubilaran en 2013 lo harían a los 65 años y dos meses, en 2014 a los 65 años y cuatro meses, etc.(6).

 Esto es lo que hay sobre la mesa y no otra cosa. Y yo lo siento pero estoy de acuerdo por muchas razones. Voy a obviar las de índole económico-catastrofista (del tipo «o lo hacemos así o el sistema de pensiones quiebra, oh Dios, oh Dios», y no porque no esté de acuerdo sino porque seguro que ya las habréis oído) y voy a centrarme en otras dos. Porque, en realidad, lo que me fastidia es que se haga demagogia con el tema (o con cualquier otra cosa) y es contra esto contra lo que lucho.

En primer lugar, la edad de jubilación que tenemos ahora, a los 65 años, se fijó en 1967. 1967, por el amor de Dios. En ese año de lo que se hablaba en España era de Fraga bañándose en Palomares y, como mucho, de la Guerra de los Seis Días. Y con esto no quiero decir que haya que revisar la edad de jubilación simplemente porque haya pasado mucho tiempo, sino porque objetivamente hablando la sanidad ha mejorado desmesuradamente desde entonces. En aquella época(7) la esperanza de vida era de 72 años, y la de los que tenían 65 años, de llegar casi a los 80. Hoy en día la esperanza de vida de los nacidos hoy(8) es de 82 años y la de los que hoy tienen 65 es de casi 85, y con esto no quiero utilizar un argumento económico-demográfico diciendo que hace falta más dinero porque vivimos más 2630163-tumblr_ma7vv792xi1rbts2no1_400y las pensiones se cobran más tiempo. Lo que quiero decir es que uno llega hoy en día a los 67 años infinitamente menos «cascado» de lo que llegaba a los 65 alguien que nació cuando no existía (ni de lejos), no ya los trasplantes o la quimioterapia sino la penicilina. El hecho objetivo es que llegamos a viejos en mucho mejor estado de salud que nuestros abuelos por lo que no tiene nada de raro que nos digan que, objetivamente hablando estamos en condiciones de seguir trabajando.

En segundo lugar, esa edad de 65 o 67 años es la edad general. Los demagogos de turno se dedican a vender la imagen de un anciano de casi 70 años encaramado a un andamio o saliendo con un pico de una mina de carbón cuando el hecho es que ahora mismo las cosas no son así. Para empezar, hay muchas profesiones que, debido a su peligrosidad o penosidad, tienen edades de jubilación inferiores a los 65 años (así a botepronto se me ocurren los mineros, los ferroviarios y los bomberos y creo que los toreros). Pero es que además, y con carácter general, cuando estamos hablando de que una persona se ve físicamente impedida para desempeñar su trabajo está cubierta a cualquier edad por las prestaciones por incapacidad, que para eso están. Da igual que vayas en silla de ruedas porque te piñaste un sábado volviendo de copas o porque tus piernas ya no te sostienen, si puedes subirte a un andamio la prestación a la que tienes que recurrir en ese caso es la de incapacidad, no la jubilación. Y, lo que es más, si tu incapacidad es suficientemente chunga (por encima del 45%) y eres suficientemente mayor (por encima de 52 años) te puedes jubilar si quieres(9). En otras palabras, el Estado supone que uno llega a la edad de jubilación en condiciones de trabajar, pero si no es así hace ya tiempo que no trabajas porque lo que tienes es una incapacidad. Antes, ahora y luego.

En fin, Que no hay por qué estar de acuerdo con la propuesta, pero si se va a combatir hay que saber, por lo menos, (i) en qué consiste exactamente y (ii) el contexto jurídico, social y sanitario en el que se hace.

Y, ahora que lo pienso, ¿qué hago yo dando argumentos en contra de que se lapide al Gobierno? Pero ¿qué me pasa? ¡Pieeedras, pìeeeedras, pieeeeedras, señoras y señores! ¡Pieeeedras baratitas, ideales para arrojar a los ministros! ¡Premio especial al sublime francotirador que acierte a PetaZeta en el cerebro! ¡Pieeeeeeeeedras..!

Arthegarn.__________

(1) Ahora mismo se hace basándose en las bases de cotización del trabajador durante los últimos 15 años. El problema es que si te despiden a los 55 años (por ejemplo) y no encuentras trabajo (lo que, por desgracia es muy habitual) tu base de cotización de los últimos 10 años va a ser el SMI, lo que muy probablemente baje muchísimo tu pensión de forma «injusta».
(2) Porque ya me diréis qué es si no la «complementariedad de la previsión social». Si me estáis leyendo, trabajáis, y todavía no tenéis plan de pensiones privado, ya estais perdiendo el culo a suscribir uno. Yo abrí el mío con 27 años, con eso lo digo todo. Que, con cómo están las cosas, para cuando os jubiléis no habrá dentellada al redimir un fondo de pensiones porque, simplemente, no quedará otra.
(4) Lo que me parece muy bien, porque tal y como están las cosas Fridaluna podría cobrar pensión de viudedad si me muero mañana. Bueno, no, pero porque me curré el divorcio…
(3) Literalmente «culminar la separación de las fuentes de financiación entre el nivel contributivo y el no contributivo». A mi eso me huele a que estamos hablando de sacar las pensiones no contributivas (v. gr. dinero que te da el Estado a quien no ha hecho nada en absoluto para ganarlo como los 400 euros mensuales del Subsidio de Subistencia) del Pacto de Toledo y dejar que quiebren a medio plazo para luego, lamentándolo muchísimo, darles el tijeretazo que necesitan
(5) Lo cual quiere decir, hermanas que leéis esto, que a Padre le pilla por los pelos.
(6) Lo cual quiere decir, hermanas que leéis esto, que Padre se jubilaría el 19 de junio de 2014.
(7) El dato es de 1970, no he encontrado los datos año a año.
(8) Datos de 2007, se supone que actualizarán en 2010.
(9) Aceptando, eso sí, una minoración en tu pensión, como en todas las jubilaciones anticipadas.