


La Rebelión de Atlas son 1.250 páginas en las que la autora narra los esfuerzos de Dagny Taggart, Vicepresidente de Operaciones de Taggart Transcontinental (una de las mayores operadoras ferroviarias en unos Estados Unidos imaginarios de mediados de los 50) para salvar la compañía de la ruina a la que la está llevando la inepta dirección (en realidad, el inepto desgobierno) de su hermano Jim, a la sazón presidente de la compañía. A medida que avanza el libro vemos que los problemas de la compañía no son sino un reflejo de los problemas del país y vamos conociendo a los pocos personajes (sobre todo Francisco D’Anconia y Hank Rearden pero también Ellis Wyatt o Dwight Sanders) que podrían salvar la situación y que, a medida que avanza el libro, van desapareciendo misteriosamente entre las críticas y el desprecio de unos Estados Unidos cada vez más deprimidos y que culpan de su situación a la avaricia y el egoísmo de estos empresarios y no a su propia incapacidad; todo ello mientras toda la nación se pregunta quién es John Galt.
Independientemente de que el libro sea interesante y que contenga, entre otras muchas cosas, escenas de sexo que fueron censuradas en las primeras ediciones (y no por lo explícito, sino por el (leve) componente sadomasoquista y, sobre todo, de D/s que impregna las mismas), tengo que decir que me ha impactado muchísimo. El libro plasma, blanco sobre negro, pensamientos que yo siempre he tenido y a los que no he podido dar forma hasta ahora; realiza además una durísima crítica al buenismo; cuestiona muchas de las bases de la moralidad (que no moral) social que damos por descontadas, como por ejemplo que los ricos tienen que (como en «están obligados a») ayudar a los pobres simplemente porque los ricos son ricos y los pobres, pobres; y no deja piedra sobre piedra del principio marxista «A cada uno según su necesidad, de cada uno según su capacidad».
Desde hace más de un mes tengo ganas de escribir un artículo, probablemente dos, con las reflexiones a las que me ha llevado este pedazo de libro. No he tenido tiempo, por desgracia, y quiero escribir algo sobre pastores adocenados próximamente así que aun tendrá que esperar, pero lo que sí puedo hacer es recomendar La Rebelión de Atlas a todo el mundo, especialmente a los buenistas, a los kumbayás y a algún otro que opino que es demasiado bueno, a sabiendas de que a mucha gente no le va a gustar y que habrá quien lo considere una Abominación. Pero así es la vida y, ¿sabéis? no tengo por qué vivir de acuerdo a vuestras normas, conque ahí os quedáis.
Flashman y Señora también es regalo del Profesor Ignatius. En esta ocasión, el cobarde más laureado de la Inglaterra victoriana empieza jugando al cricket y se encuentra, sin saber muy bien como, con su mujer raptada por un príncipe pirata indonesio. En su persecución (a la que, por supuesto, si hubiera podido no hubiera ido), se esconderá detrás de personajes tan interesantes y, para mi, tan hasta entonces desconocidos como James Brooke, el primer Rajá Blanco, y caerá cautivo de la despiadada reina de Madagascar, Ranavalona I, un personaje interesantísimo, una mujer cruel, despiadada y completamente loca que deja a Hitler a la altura de un aficionado, y que en 35 años de reinado asesinó de formas extraordinariamente crueles a casi la mitad de la población de la isla, lo que no está nada mal para los técnicos medios de mediados del siglo XIX. Como todos los Flashmans, recomendable tanto por su divertido guión como por las puertas que te abre a la historia fuera de Europa de ese siglo. A mediados de mes, a Ana le dio un ataque consumista, entre la devolución de Hacienda y la paga extra, que se materializó, entre otras cosas, en una maravillosa fiebre compradora de Pratchetts.
El Quinto Elefante es uno de ellos, en el que seguimos a Vimes a Úberwald, donde va a ser coronado el Bajo Rey de los enanos entre vampiros, hombres lobo, intrigas, emociones y bollos robados. A mi Vimes me parece uno de los personajes más interesantes, completos, complejos y realistas de Terry Pratchett y cada vez que saca un libro suyo me encanta, pero para aquellos que no estén para delikatessen psicológicas (que, entre los lectores de Sir Terence serán los menos, claro) hay que decir que también rondan por ahí Detritus, Jovial, Zanahoria y Angua, que conocemos la historia del ingreso de Igor en la Guardia, que por primera vez oímos hablar de los clacks y de Lady Margolotta, y que conocemos a la encantadora familia de Angua. Bueno, como todos los Pratchetts, éste con una reflexión interesante sobre la feminidad que luego será mucho más explotada en Unseen Academicals.
Ronda de Noche debe ser el libro que sigue cronológicamente a El Quinto Elefante. No lo agarré primero porque creí que ya lo había leído, pero en realidad lo que pasaba es que el título de alguna manera hizo que me patinara una neurona y creí que se trataba de Hombres de Armas. A Ana le pasó lo mismo, conque cuidado, camaradas. En este libro nuestro héroe Sir Samuel persigue al malo a través del tiempo por el pasado de Ankh-Morpok, más o menos a la altura en la que un nuevo Guardia Interino, apodado Vimesito, se une al cuerpo. Además de la reflexión sobre la naturaleza y efectos de las rebeliones populares, en la que vemos que los errores de Murat en Madrid se reproducen por todo el multiverso, este libro nos da la posibilidad de conocer a muchos de los personajes del Mundodisco en su juventud, por ejemplo a un joven sargento (entonces cabo) Colon, a un jovencísimo Nobby Nobbs, a un Vetinari aun no graduado en la Escuela de Asesinos, a un Reg Shoe todavía vivo, o a un Escurridizo que aun no es Y.V.A.L.R.. Bueno, como todos los Pratchetts, particularmente incisivo con el caracter de Vimes y su opinión sobre la Ley, la Justicia Y Todas Esas Cosas.