Apuntes sobre economía, demagogia y la crisis que no caben ya en Facebook

El texto que sigue es una respuesta a mi querido amigo Von Lugger a sus comentarios en el marco de una discusión en Facebook que empezó por comentar que la prima de riesgo había bajado de 250. Recomiendo leer antes la discusión, que es relativamente corta y enmarca este texto que reproduzco proque contiene ideas que creo que pueden ser de interés general.

«A ver, por puntos.

1.- Todo esto ha empezado por tu uso del término “libertades sociales”, que no existe, y que como no existe no se puede recortar. Existen los derechos sociales y existen las libertades públicas, que son dos cosas que no tienen nada que ver entre sí y que, como existen, sí se pueden recortar, pero no las “libertades sociales” así que tengo toda la razón al decir que no se pueden recortar. Llamemos a las cosas por su nombre.

2.- Dicho esto, por supuesto que tanto las libertades públicas como los derechos sociales se pueden recortar.

3.- Recortar la inversión en derechos sociales no es recortar los derechos sociales, es recortar la inversión en derechos sociales. Recortar los derechos sociales sería, por ejemplo, quitar de la Constitución el derecho a la vivienda digna. Una vez más, llamemos a las cosas por su nombre, que es lo que ha motivado esto.

4.- Por otro lado no entiendes la regulación de los derechos en la Constitución en absoluto. La Constitución tiene dos tipos de derechos: los derechos fundamentales (a la vida, a la integridad física, a la propiedad privada, etc.) que son exigibles al Estado, y los llamados «derechos sociales» que simplemente son criterios orientadores de la política del Estado. Es decir, el Estado debe orientar sus políticas para que todos los ciudadanos puedan tener una vivienda digna, pero eso no quiere decir que los ciudadanos tengan derecho a una vivinda digna, ni a un trabajo, ni a nada de eso. Me puedes decir que el Estado no tiene mucho éxito llegando a esos objetivos y podemos discutirlo, pero es fundamental que entiendas que el ciudadano español NO TIENE dercho al trabajo, ni a la vivienda, ni a nada semejante. El Estado no tiene el deber de proporcionar esos bienes y servicios.

Imagina que nos juntamos cuatro y nos compramos un coche. Primero, llegamos al acuerdo de cuándo va a poder usar el coche cada uno y luego decidimos que la verdad es que nos gustaría que el coche fuera negro en vez de rojo y que, en la medida de lo posible, vamos a intentar ir pintándolo de negro. Si a mi me toca usar el coche los martes tengo derecho a usar el coche los martes y puedo exigirle a quien lo tenga que me lo dé (eso serían los derechos fundamentales). A lo que no tengo derecho es a exigirle a nadie que pinte el coche de negro porque el acuerdo no es ese, y no tiene nada de “ruin” no poder exigírselo, ni es nadie ruin por negarse a hacer lo que no le corresponde. No hace falta empollarse la CE (basta leérsela una vez) para darse cuenta de que los derechos fundamentales están todos bajo el título “de los derechos fundamentales y las libertades públicas” y los sociales bajo el perfectamente aclarador título “de los principios rectores de la política social y económica“.

5.- Vamos con los “servicios de mierda” que ofrece el Estado. Esto tiene tres vertientes y voy a intentar explicarme con el ejemplo de la sanidad (pero es perfectamente aplicable a la justicia o a lo que quieras).

  • Primera: la relatividad. Todo es una mierda, o todo es maravilloso, dependiendo de con qué lo compares. Si comparas la asistencia sanitaria pública básica con la clínica Rúber, es una mierda; si la comparas con la asistencia sanitaria pública básica calidaden Estados Unidos (o en Reino Unido, y si quieres hablamos del Congo a ver qué es un “servicio de mierda” en términos absolutos y objetivos) es una puta maravilla. El problema, y que lo digan los emigrantes, es que en España la gente no sabe lo que tiene con la sanidad pública (por ejemplo) porque solo sabe sacarle pegas y compararse con quien tiene más.
  • Segunda, la profesional: ni el Estado, ni nadie en absoluto, puede dar a todo el mundo lo mejor, porque está en el propio significado del término “mejor”. “Mejor” es un término comparativo. Si asignamos el calificativo (por ejemplo) de “mejor profesional” al top 10% de los profesionales en su sector, eso quiere decir que los “mejores profesionales” solo van a poder atender al 10% del mercado. Como vivimos en una sociedad libre, ese 10% de “mejores profesionales” puede atender a quien quiere y va a atender a quien le pague más, o sea al 10% de la población que le ofrezca más, pero lo importante es que: (i) es IMPOSIBLE que los mejores profesionales (el 10%) atiendan a TODO el mercado (el 100%) y aunque fuera posible se podría hacer un ránking de mejor atención que ya incluiría otros factores (que se yo, proximidad del hospital al domicilio) y que una vez más diría que unos reciben “mejor” asistencia que otros. Lo mejor y lo peor van a existir siempre y eso es parte de la naturaleza de la vida, y lo mejor es siempre más caro, más costoso, que lo peor, porque está en mayor demanda. Eso es simplemente así.
  • Por último, y esto es muy importante, quien califica el servicio que no es el mejor de “servicio de mierda” eres tú, no la realidad. Si decimos que los mejores son el 10% de arriba los peores deberían ser el 10% de abajo, no todos los demás, que es como los tratas al definirles como “servicio de mierda”. Y esto se aplica a todo: profesionales, equipos, instalaciones, etc. Insisto, vete a Reino Unido, o a Estados Unidos, o al Congo y vuelve a hablarme de servicios de mierda.

Y, oye, si encuentras un país en el que los mejores atienden a todos, avísame. Yo, de momento, vivo en un mundo en el que las matemáticas funcionan y semejante cosa es imposible.

6.- No te permito decirte que “esto está en la constitución para eliminar las desigualdades por renta” porque no es cierto. La CE habla de corregir las desigualdades, no de eliminarlas, porque eliminarlas es imposible.. Y, desde luego, lo que no son los servicios públicos es: “tú tienes pasta, contrata a quien te de la gana, tú no tienes pasta, no te preocupes que el estado te da el mismo servicio o mejor”. No has entendido nada. El Estado lo que tiende es a garantizar unos mínimos, y es todo lo que puede hacer, garantizar unos mínimos. Páratelo a pensar, por el amor de Dios. Si la asistencia sanitaria (sigo con el mismo ejemplo) pública y universal tiene el nivel P (de Pública), absolutamente todo el mundo va a poder obtener gratis el Nivel P (en realidad no es gratis, lo pagan con sus impuestos, pero a efectos de este análisis se considera gratis porque no tiene cargo adicional). Eso quiere decir que si voluntariamente inviertes una cantidad adicional para mejorar tu atención sanitaria en X hasta el nivel R (de Rúber) (porque no vas a gastar más para obtener P, que ya lo tienes gratis),R es mejor que P y el Estado no pude ofrecer R porque lo máximo que llega es a P. Y si por casualidad consiguiera ofrecer R, entonces yo pagando mi cantidad adicional tendría R+X que seguiría siendo mejor. Lo que estás diciendo no es solo que no esté en la Constitución, es que es imposible. Im-po-si-ble.

7.- No estoy de acuerdo PARA NADA en tu análisis de la crisis. Desde luego, en un mundo global, decir que la crisis que tenemos en España es únicamente causada por (no “causa de”, como dices) problemas internos es un error, pero decir que ha sido causada por influencias exteriores es (i) no entender nada y (ii) lo que es peor, como no entiendes nada, arriesgarte a volver a cometer los mismos errores en el futuro. La burbuja inmobiliaria española y su subsiguiente crisis ha sido cosa nuestra; la crisis de crédito ha sido cosa nuestra y la crisis de deuda lleva siendo cosa nuestra desde que Felipe González empezó a emitir deuda para pagar gastos corrientes, algo que yo recuerdo criticar como suicida con pelo en la cabeza y la cara llena de granos.

8.- No me voy a meter en lo que han hecho “este Gobierno y el anterior” para paliar la crisis porque, si lo que antecede ya es largo y pesado (intento que no lo sea), explicar lo que hace (y lo que puede hacer) el Gobierno con todo esto es como treinta veces peor. Si quieres un día, con unas cervezas y un montón de papel y boli.

9.- La democracia no tiene nada que ver con que haya ricos y menos ricos y clase media y pobres y menos pobres. La democracia tiene que ver con que el voto del rico pesa lo mismo que el del pobre. Y confundes “tener un nivel de vida por encima de los demás” con “estar por encima de los demás”. Los ricos tienen lo primero, pero no lo segundo. Para luchar contra la crisis se están aplicando políticas REALISTAS, que parten de la realidad, y parte de esa realidad es que con más dinero pagas mejores médicos y mejores abogados y mejor jamón. Lo que pasa es que el Gobierno ya no tiene dinero para gastarse en propaganda (en realidad nunca lo tuvo, pero bueno, emisión de bonos a diez años y arreglado) para distraer a la gente del hecho de que no tienen el mismo nivel de vida que los ricos (desengáñate: nunca lo han tenido) y ahora esa diferencia se ve con más intensidad. Para un montón de gente, que se ha tirado años gastando como si fuera rica pensando una mezcla entre “ya lo pagaré” y “las cosas siempre van a ir así de bien”, darse cuenta de repente de que no son ricos en realidad y de que esas diferencias existen y siempre existieron es un mazazo. Pero no te engañes: esas diferencias de nivel de vida siempre estuvieron ahí y siempre estarán ahí. Negar esa realidad es vivir de espaldas al mundo y, por tanto, gobernar con los ojos cerrados. Así nos ha ido las últimas dos legislaturas, por supuesto, y de aquellos polvos…

10.- ¿Quieres que todos seamos iguales dejando a un lado los bienes materiales? Entonces ¿de qué te quejas? ¿O es que de verdad no te das cuenta de que todo de lo que hablas – la atención sanitaria, la asistencia jurídica, la enseñanza – son bienes materiales? Aclárate, amigo mío.

11.- En primer lugar, como abogado, soy realista, y ser realista me lleva a afirmar ciertos hechos como “el todo es mayor que la parte”, “la pe con la a pa” y «hay una vida de ricos y otra de pobres». En segundo lugar, yo bogo -y abogo- porque el que la haga la pague, pero eso no me lleva a cerrar los ojos ante el hecho de que el que la hace con dinero puede pagarse a un abogado mejor que el que la hace y no lo tiene, y que ese abogado tan bueno tiene muchas más probabilidades de conseguir que el que la ha hecho se vaya de rositas por un tecnicismo de la instrucción. El hecho de que vea que el Emperador está desnudo y que afirme que el Emperador está desnudo no quiere decir que me parezca bien que esté desnudo, pero es que muchos viven (no sé si usar la segunda persona ahora) en los mundos de Yupi en los que el Emperador está vestido. La forma de solucionar eso es cambiando el sistema (nuestro rematadamente estúpido y garantista sistema procesal) para que esas imperfecciones técnicas no se produzcan pero ¡hey! en cuanto se intenta hacer tenemos a los de siempre diciendo –con razón- que se están recortando derechos a la gente.

12.- No te engañes. A las personas se las trata igual. La buena persona trata a todos igual de bien, y la mala persona trata a todos igual de mal. Es al dinero, y a lo que el dinero puede comprar en forma tanto de premios como de represalias si te pasas un pelo, lo que marca la difrencia y a lo que se trata bien.

13.- La segunda persona de “si no quieres trabajar todo lo que hay que trabajar para hacerte rico» es impersonal. No hablaba directamente contigo sino con Manolete (“¿si no sabes torear p’a qué te metes?”).

14.-Antes de hablar de quien tiene según yo, la “culpa” de la burbuja, con tu frase punto a punto. En primer lugar, partes de la base de que es una estafa. Yo no creo que fuera una estafa. Puedo entender que determinados compradores se sientan estafados, pero no fue una estafa. Fue un mal negocio que llegó a ser en ciertos casos un pésimo negocio o un negocio ruinoso. Simplemente. Para que sea una estafa hace falta un estafador, y en este caso lo siento pero no lo ha habido. Si yo sé que tengo un piso que no vale lo que pido por él intento venderlo, desde luego, pero lo que no hago es darle un montón de dinero a alguien que no me lo va a devolver para que me lo compre por lo que sé que no vale porque es de naturaleza imbécil: me quedaré al final sin piso, sin dinero, y con un papelito que dice que me deben equis pero que no vale para nada. Que es exactamente lo que ha pasado a buena parte del sector bancario, sobre todo el peor gestionado, de España. Por otro lado, el banco a ti no te vendía el piso: era la inmobiliaria quien te lo vendía así que si te engañara alguien sería la inmobiliaria, no el banco. En tercer lugar, cuando un banco cree que alguien no va a poder devolver un préstamo, NO PRESTA, por el amor de Dios ¿O es que te crees que son tontos? ¿Tú le prestas dinero a quien no te lo va a poder devolver? Entonces, ¿qué te hace pensar que profesionales del sector lo hacen? ¿Qué rayos van a ganar prestando dinero a gente que no lo va a poder devolver? ¡Eso se llama “perder dinero” maldita sea! ¿De verdad crees que los bancos iban a perder dinero? No, simplemente estaban (algunos) tan equivocados respecto a la burbuja como los consumidores.

(Luego empiezas a mezclar churras con merinas y cuando ibas a hablar de la vivienda te vas al desgobierno de las Cajas de Ahorro, la acumulación de deuda, la socialización de las pérdidas y hasta las preferentes, jardines obiter dicta en los que no me voy a meter que bastante largo es esto ya. Y yo no me río ni de los engañados con las preferentes ni de los que compraron un piso en la cresta de la burbuja. Lo siento por ellos, y lo siento mucho por ellos, pero se acabó. Como hormiga puedo sentir mucho que la cigarra pase frío y hambre, pero veo perfectamente qué es lo que le ha llevado a esa situación y, desde luego, veo perfectamente que, aunque a mi se me pueda mover el corazón y ayudar a la pobre cigarra que se ha metido sola en el follón, ella no tiene derecho a exigirme que la alimente. Claro que el Estado ya se ocupa de meterme la mano en el bolsillo en forma de impuestos para hacerlo, pero en fin.)

15.- Por último, dices que “los grandes ganadores de todo esto han sido esos «ricos» que tanto se lo han currado según tú, sobornando al político de turno a cambio de un trozo del pastel”. No entiendes nada. De esto no ha habido ganadores. TODO EL MUNDO pierde dinero. Esta situación no conviene a nadie y es por ello por lo que se ponen medios para detectar las burbujas y, en la medida de lo posible, prevenirlas. Dices que quien ha ganado dinero con la vivienda en los últimos 20 años han sido las constructoras, y yo te contesto (i) que sí, todas esas constructoras que ahora han quebrado y (ii) que te olvidas del otro gran beneficiado: la INMENSA cantidad de particulares que al inicio de la burbuja ya tenían su casa comprada, todos los que compraron su casa de 50 metros en Vallecas en el año 2000 por 64.000 euros y ven que ahora, con bajada de precios y todo, vale 110.000 y que, muy probablemente, no hayan quebrado como las constructoras de las que hablas. Desengáñate: no buscas beneficiados por la construcción en los últimos 20 años: buscas culpables a los que lapidar. Porque si buscaras beneficiados muy probablemente te bastara con mirar a alguno de tus vecinos.«

Por enésima vez, y esto dedicado ya a mis lectores en general: por mucho que las busquéis, no hay manos negras detrás de esta crisis, no hay ninguna malévola y demoniaca mente privilegiada que lo vio venir todo y decidió crear una burbuja económica para estafar al Pueblo y hacer a los pobres más pobres y a los ricos más ricos, no hay Club de Bilderberg que valga, ni hay Spectra ni hay James Bond. Todo es muchísimo más complejo y, aunque sea tentador asignarle una narrativa simple que lo explique, a ser posible con buenos y malos, ni Dios creó el mundo en siete días ni los bancos os han robado. Estáis bajo el mismo y naturalísimo instinto que os hace darle una patada al hardware cuando se estropea el software, y va a solucionar (y a ayudar a evitar que vuelva a pasar) exactamente lo mismo que patear el ordenador. Nada. Y probablemente lo empeore.

Un cordial saludo,

Arthegarn

«¿Y a usted qué le importa?»

Ayer por la tarde estaba yo a eso de las ocho y media de la tarde volviendo a casa en metro cuando un mozalbete de unos veinte años se saltó la barrera sin pagar. Ocurrió en el acceso al ascensor a la línea 6 de la estación de Pacífico, una zona sin vigilancia a bastante distancia de las taquillas donde se aburre soberanamente el encargado de la estación: el pollo cogió carrerilla y saltó, largo y delgado como era, limpiamente la puerta de acceso apoyado en la mano izquierda.

Yo iba tranquilamente leyendo mi libro y, al verlo por el rabillo del ojo, sentí la rabia y el asco que siento siempre ante ese tipo de actitudes, pero preferí, como siempre, no decir nada y seguir a lo mío. “No merece la pena” pensé, como pienso siempre. Pero no todo el mundo estaba de acuerdo. Mientras el zagal en cuestión demostraba sus dotes acrobáticas, la puerta del ascensor (que acababa de llegar) se abría y salía de ella una señora bajita de unos cincuenta y tantos que se encaró con el truhán y le dijo, golpeándose la cara con la mano:

  – “Menuda cara dura, ¿no?”

Hizo el mancebo ademán despectivo, como si no pudiera creer lo que oían sus oídos y repitió la dueña:

– “Sí, tú, que menuda cara. Que aquí pagamos todos menos tú.”

A lo que el chorvo, poniendo cada vez más cara de asco, replicó mientras entraba en el ascensor:

– “¿Y a usted que le importa, señora?”

Y entonces no sé qué se apoderó de mi, que iba tranquilamente sumido en mi lectura sobre el sesgo que producen las anclas en la estimación de un dato estadístico desconocido, pero sin apenas levantar la mirada de la página desenvainé mi metafórica Übelschlächter y le dije, mientras se cerraban las puestas del ascensor lleno de gente:

– “Pues claro que le importa. Le importa porque cada vez que tú o alguien como tú se cuela en el metro lo paga ella. Le importa porque te estás aprovechando de lo que pagamos entre todos sin poner nada de tu parte. Le importa porque el metro, y todos los servicios públicos, tienen un coste que se reparte entre todos y cada vez que alguien los usa sin pagar hace que los que sí pagamos tengamos que pagar un poco más. Le importa por la misma razón que a ti te importaría tener piojos, porque los aprovechados que se cuelan en el metro son parásitos de los que sí lo pagamos. Así que, macho, si no tienes dinero para coger el metro no lo cojas o, cuando te afeen tu conducta, agacha la cabeza y explica que es que no tienes dinero; pero en cualquier otro caso si haces lo que no debes y te cuelas en el metro y alguien se queja, cállate y encima no te encares con ella porque lo que has hecho está mal y lo sabes. Y si crees que no está mal, podemos seguir esta discusión con el jefe de estación.”

Y luego, in continente, calé el chapeo, requerí la espada, miré al soslayo, fuese y no hubo nada.

Todo esto lo cuento porque quiero rendir un homenaje a esa señora, que es mucho mejor ciudadana que yo porque no permite a su alrededor ese tipo de conductas antisociales. Una de las máximas liberales (1) es que” all that's necessary for the forces of evil to win in the world is for enough good men to do nothing.(2)” y la verdad es que yo mismo hago “nada” demasiadas veces. Todas, en realidad, no como esta señora que se comportó como el ser más civilizado de la estación.

En una sociedad verdaderamente civilizada una escena como la que protagonizó nuestro imberbe Dick Frosbury es impensable. La gente verdaderamente civilizada, como esta señora, reprime esas conductas antisociales. El pícaro, el sinvergüenza, el aprovechado… son vistos como una lacra y la sociedad reacciona contra ellos, estigmatizándoles como los parásitos que son y, en general, sufriendo el rechazo de la gente común, de la gente de bien. Pero en España no, en España al pícaro se le sonríe, al que se aprovecha del sistema se le admira y al que es honrado, sobre todo al que es honrado cuando no le ve nadie(3), se le tiene por tonto. Y así nos va, claro. Menos mal que hay alguna gente, como esta señora, que hace lo que puede para que los sinvergüenzas que se aprovechan de todos y cada uno de nosotros, de una forma mucho menos espectacular que la de un político corrupto pero cumulativamente mucho más perniciosa(4), no se vayan de rositas. No vamos a meterles en la cárcel por colarse en el metro pero, por lo menos, que se pongan colorados.

Olé, señora. Se descubre ante usted,

Arthegarn____________________
(1) Esta frase la he oído atribuida a Thomas Paine, Thomas Jefferson y Edmund Burke y admito que no sé de quién es. Lo que sí que puedo decir es que no es de Gandhi, ni de Einstein, y ni siquiera de Lenin o Engels como he leído por ahí.
(2) “Lo único que hace falta para que las fuerzas del mal triunfen sobre la Tierra es que suficientes hombres buenos no hagan nada”.
(3) Como el que paga todos sus impuestos, sin ir más lejos.
(4) Si alguien quiere discutir esto estaré encantado de hacerlo. Precisamente el libro que iba leyendo habla de este tema (entre otros) y de hasta qué punto el ser humano yerra con pasmosa regularidad en lo que tiene que ver con las intuiciones estadísticas.

El Gran Quadre (The Big Picture)

Tengo unos días absolutamente infernales de trabajo delante de mi, pero no quiero dejar escapar estos cinco minutos libres antes de que empiecen para compartir una profecía sobre las radicales consecuencias que la espectacular diada de ayer va a tener.

Ninguna.

Por dos razones, fundamentalmente:

  1. No va a traer la independencia de Cataluña porque eso implicaría una reforma constitucional de un calado inimaginable y la experiencia nos dice que aquí la Constitución no se toca así quemen el Congreso. Vivimos en un país de políticos inamovibles cual esposa de Lot que ignoran totalmente toda manifestación popular que no estén manipulando ellos mismos. «Madrid» hará caso omiimagesso, a la hora de la verdad, de la diada. Dejará que sus ecos se apaguen con el tiempo sin hacer absolutamente nada, exactamente igual que hizo con el 15-M, y cuando resurjan sus ecos cada año los aguantará estoicamente. Y, si en algún momento el tema se llegara a poner serio, lo que hará será otra serie de reformas, que vendrían muy bien a España pero que no tendrían nada que ver con la independencia de Cataluña (reforma de la LOREG y del Título III, por ejemplo) y serían más que suficientes como para desviar la atención y las energías de ese proyecto.
  2. Pero es que, además, tampoco va a traer como resultado el concierto económico catalán que verdaderamente quieren CiU y los catalanistas no soberanistas. Y no lo va a traer porque como se empezara a hablar del tema, Europa, que está presionando por una mayor consolidación fiscal en España como una de las (inexistentes) condiciones para el (inexistente) rescate de España, no soltaría un céntimo. Y como necesitamos ese dinero como el maná los israelíes en el desierto, «Madrid» no efectuará movimiento drástico alguno en esa dirección (lo que es más, igual se ven forzados a hacerlo en el sentido contrario). Los catalanistas gritarán y gritarán y el palau derribarán, pero desde Madrid se aguantarán o, como mucho, realizarán algún acto o concesión simbólica porque Paris vaut bien une messe.

Así, en cinco minutos y a vuelapluma, es todo lo que puedo decir. A ver si el tiempo me da la razón.

Saludos a todos,

Arthegarn

San Chez Gordillo, ni virgen ni mártir.

Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos (…). Cuando des limosna, no hagas tocar trompetas delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. (Mt. 6, 1-3)

Por si alguien ha estado últimamente en Marte con el Curiosity, un grupo de sindicalistas dirigidos por un diputado andaluz de IU, atracaron el martes dos supermercados para “dar de comer a los pobres”. Algo que, en realidad, no se parece en nada a lo que hacía Robin Hood.

Vayamos, ante todo, a los hechos. Este señor diputado de Izquierda Unida, que por cierto después de declarar desafiante tras los hechos: “No voy a huir. Aquí estoyse escudaba esta mañana tras su condición de diputado para no ser detenido, como si lo fueron otros miembros de su cuadrilla, organizó con aproximadamente otros 500 miembros del Sindicato Andaluz de Trabajadores una acción que él denominó como «expropiación alimentaria». El plan, ejecutado inicialmente en un Mercadona de Écija (Sevilla) bajo la dirección del propio diputado, y repetido poco después en un Carrefour de Arcos de la Frontera (Cádiz) consistía en que unas 30 personas entrarían en los supermercados para sacar cada una un carrito sin pagar con productos de primera necesidad (leche, arroz, legumbres, pasta…) mientras los demás esperaban fuera a la policía para, al llegar esta, crear un tumulto para distraer su atención. Salvo el hecho de que dos cajeras del supermercado de Écija fueron agredidas mientras se perpetraba la acción, algo que supongo que no estaba en el plan, la acción salió a pedir de boca. Una vez más, los malvados lacayos de Juan sin Tierra fueron asaltados y lo que le había sido robado al Pueblo fue generosamente repartido entre los pobres que tanto lo necesitaban por Robin Hood y sus valientes compañeros(1)according to plan.

¿O no?

Curiosamente no he conseguido encontrar la menor referencia a que los alimentos en cuestión fueran efectivamente entregados a los pobres. O a las ONGs. El plan original era entregarlos a Banco de Alimentos, que ha condenado la acción y declarado que no aceptarían «en ningún caso» las consecuencias de un robo ni para ayudar a gente necesitada Por otro lado, los robados malamente pueden ser considerados los malvados lacayos de Juan Sin Tierra. Sin ir más lejos, Mercadona invirtió en Andalucía 40 millones de euros y creó 1.200 empleos fijos en la región con más paro de España (más de 300 en Sevilla). Más que robar a los ricos para dar a los pobres parece morder la mano que te da de comer… Pero dejemos los detalles menores y vayamos a lo realmente importante.

En primer lugar, por favor, no os dejéis engañar. El objetivo de esta acción no ha sido robar a los ricos para dar a los pobres, ha sido salir en las noticias. Y no solo salir en las noticias, sino salir en las noticias como un justiciero, un paladín del pueblo que no tiene miedo a enfrentarse a las grandes multinacionales para hacer lo que es justo. ¡San Chez Gordillo a los altares!. ¿De verdad os lo creéis? Porque podemos discutir (y lo haré más abajo) si está bien o es legítimo robar para comer si te mueres de hambre, pero desde luego en lo que creo que estaremos todos de acuerdo es que no está bien, ni es legal ni legítimo, robar para salir en los periódicos. ¡Usad vuestro sentido crítico, por favor! Sánchez-Gordillo es alcalde y diputado, y cobra solo por este último puesto 57.624 euros anuales. ¿No creéis que alguien que cobra más de 55.000 euros anuales tiene formas de dar de comer a los pobres más inmediatas, directas y efectivas que asaltar u supermercado? Pero no, claro, había que robar supermercados porque ese no era el objetivo. Y además el plan estaba muy bien pensado(2). Robin Hood iba al frente de sus hombres, pero este señor se quedó fuera mientras mandaba a sus huestes (gente menos importante y más prescindible) a llenar los carritos y enfrentarse a las cajeras. ¿Y a que no adivináis quien estaba fuera también? ¡Bingo! La prensa.

Que quede claro: lo que ha hecho Sánchez Gordillo no lo ha hecho por los demás, lo ha hecho en su propio interés para salir en las noticias y difundir sus ideas. Pero es que aunque lo hubiera hecho por los demás su acción no está justificada.

Ser solidario es compartir lo tuyo con los que no tienen, no robar. Robar no te hace solidario, te hace un ladrón(3). Cuando no tienes que comer, o tu familia no tiene que comer, y no te queda otra, estás justificado para robar, pero es que o es eso lo que ha pasado. Aquí tenemos a un político con un buen sueldo que, si verdaderamente tuviera interés en ayudar a su prójimo tendría muchísimas alternativas para hacerlo antes de acudir al robo. Digámoslo claramente: si tengo hambre y no tengo nada estoy justificado en robar mi comida, pero si tengo diez euros en el bolsillo y puedo comprarla si quiero no lo estoy. Si estoy cobrando el paro no lo estoy, si no me llega para pagar la hipoteca no lo estoy, y si puedo ir a Cáritas a que me den de comer tampoco lo estoy. Y le pese a quien le pese, en España la gente no se muere de hambre por la calle ni de lejos, así que no está justificada para robar. Puedo estar desesperada, pero no justificada. Y no hablemos de si en vez de estar en la miserable calle viviendo de la caridad y la solidaridad de los demás uno lo que está es cobrando tengo un sueldo de 55.000 al año. ¡Vamos hombre! Es una actitud que personalmente me repugna por lo que tiene de insulto a los que verdaderamente lo están pasando mal y que no roban, ni quieren que se robe por ellos.

Este señor puede que sea buena persona, el típico tonto miope que no se da cuenta de las consecuencias de sus actos y solo quiere ayudar a corto plazo. No lo sé. No lo creo porque independientemente de lo majo que sea, demasiado dinero tiene para ser así. Pero en cualquier caso este acto es digno de un sinvergüenza sin escrúpulos, de alguien que manipula a los que le rodean para que cometan un delito y beneficiarse él del resultado, de alguien que se aprovecha de los sentimientos básicos e incluso nobles del Pueblo en su propio interés. En otras palabras: de alguien que reúne todas las características de uno de los peores arquetipos existentes en el ideario colectivo español: el del político. Y es que eso es lo que es, y así es como se ha portado.

¡Pensad, maldita sea, que os están manipulando y estáis encantados de que lo hagan!

Arthegarn                          
P.S.: Hay otro punto que, como abogado, no me resisto a comentar aunque no lo haga en el cuerpo del artículo porque es un poco técnico. Este señor habla de «explotación alimentaria» cuando lo que ha hecho es un simple y llano robo. Cuando el Estado expropia, paga al antiguo propietario un precio justo (justiprecio se llama, de hecho) por el bien expropiado. Pero esta gente no ofreció compensación alguna a los «expropiados», y eso es porque no lo eran. Eran simples víctimas de un robo, no sujetos de una expropiación.
(1) Argh, qué horror.
(2) En realidad no, porque aunque no sea el autor material es a la vez incitador y colaborador necesario, así que sigue siendo autor del delito según el código penal. Ah, y con alevosía. Por listo.
(3) Por cierto, Robin Hood no era un ladrón, el ladrón era Juan sin Tierra que (según la leyenda), sin título alguno para la corona intentaba hacerse rey y esquilmar a su pueblo a impuestos supuestamente destinados a pagar la cruzada o el rescate de Ricardo pero en realidad usados para otros fines. Juan sin Tierra era el ladrón, y Robin Hood era la única ley del Reino, el único representante de la verdadera autoridad, que emanaba de Ricardo. No nos confundamos, damas y cabelleros.

Higiene memética

A mediados de los años 70 un estudiante le preguntó a Richard Dawkins si aparte de los seres vivos basados en química orgánica, existía en la naturaleza algún otro ente capaz de hacer copias de si mismo que también estuviera sujeto a la evolución por selección natural. En el momento, Dawkins no supo qué contestar, pero un par de años después, en el capitulo final de El Gen Egoísta (1976) respondió afirmativamente diciendo que, en efecto, se le ocurría otro ente de esas características. Como no existía una palabra para definir el concepto al que quería referirse Dawkins sugirió el nombre de mem(1) (en inglés, meme) para la unidad de transmisión cultural por imitación. De forma paralela al gen, que es la unidad de transmisión de la herencia biológica, el mem transmite ideas, comportamientos y actitudes de un individuo a otro, de una mente a otra esencialmente copiándose en el cerebro del receptor.

Como todo esto puede sonar muy raro permitidme poner un ejemplo.

Todos sabemos más o menos como funciona un virus. Un virus es un parásito que inyecta su material genético en una célula a la que infecta y “engaña” para que haga copias de ese virus mientras que la célula cree que está copiándose normalmente a si misma. Al final que llega un momento en el que hay tantas nuevas copias del virus dentro de la membrana de la célula que ésta muere y los nuevos virus se esparcen por el medio en busca de nuevas células a las que infectar. Un virus, en principio, no hace absolutamente nada más, no aporta nada a la célula ni tiene ninguna otra función; es una máquina que solo sirve (y es muy buena en ello) para obligar a otras células a que hagan copias de él.

El paralelo memético de un virus podría ser, por ejemplo, “Cumpleaños feliz”. Supongamos que un niño va por primera vez a una fiesta de cumpleaños y ve como todos los demás niños le cantan al homenajeado “Cumpleaños feliz”. Se dará cuenta de que «Cumpleaños Feliz» es «eso que se canta en los cumpleaños» aprenderá la canción y repetirá el comportamiento durante toda su vida, eventualmente enseñando la canción a otros niños que no la han oído y perpetuando el comportamiento.

En este ejemplo, “Cumpleaños feliz” es un mem. Al igual que un virus en una célula, un mem se introduce en un cerebro y se aprovecha de los recursos del mismo para sobrevivir y multiplicarse creando copias de si mismo en otros cerebros e “infectándolos” de si mismo. Por supuesto, el paralelismo no es exacto (por ejemplo: nuestro cerebro no explota cada vez que enseñamos a alguien “Cumpleaños feliz”) pero creo que es suficiente para que, de forma intuitiva, entendáis qué son los memes y cómo las ideas pueden ser consideradas (como lo son por la memética) como entes con vida propia que nacen, crecen, se reproducen y mueren(3).

La memética es que ofrece una perspectiva totalmente nueva sobre la mente humana y la transmisión de las ideas. Sugiere que, al igual que en realidad nuestro cuerpo (soma) está compuesto y es el resultado de la interactuación de millones de células individuales, que en muchos casos ni siquiera comparten nuestro código genético(4) y que existen y funcionan sin tener conocimiento ni de su función en el organismo ni del propio organismo en su conjunto; nuestras mentes están en realidad compuestas de millones de memes individuales que se comportan de forma semejante y que es sólo la interactuación holística de esos memes entre ellos la que da como resultado emergente la psique(5). La mente, así, funcionaría en paralelo, tanto a nivel neuronal como al nivel de las ideas; algo que es muy difícilmente imaginable por la consciencia, un recurso extremadamente útil pero que funciona en serie, pero que no obstante podemos estudiar y modelizar para ofrecer explicaciones hasta ahora inexistentes de quien somos.(6)

Pero, volviendo a los memes, sus similitudes con los seres vivos no terminan en su ciclo vital. Los memes también interactúan entre ellos de muy diversas formas Por ejemplo, exactamente igual que los seres vivos compiten entre ellos para obtener los recursos necesarios para sobrevivir y multiplicarse, también los memes compiten por los vastos pero finitos recursos del cerebro, intentando permanecer en él, no ser olvidados a favor de nuevos memes “invasores” y reproducirse y ser transmitidos a otros cerebros. Y al igual que los seres vivos, los memes están sujetos a la evolución por selección natural: a veces no se transmiten de un cerebro a otro con total exactitud sino que aparecen cambios en las copias, cambios que harán que ese nuevo mem se transmita y multiplique mejor o peor que el original, lo que puede dar como resultado la desaparición de la nueva copia o su éxito llegando incluso a implicar la desaparición del mem original.(7)

Pero la competición no es la única forma de relación entre memes. Hay memes que se alían entre ellos de forma simbiótica, a veces hasta el punto de dar lugar a una nueva “forma de vida” memética; al igual que un liquen es una magnífica simbiosis entre un hongo y un alga que da como resultado un ente que casi tiene taxonomía propia, cuando los memes “Dios” (existe un ente sobrenatural creador del Universo que da sentido y objetivo al mismo) y “fe” (creer en este mem aun en ausencia de pruebas es bueno) se alían dan como resultado un memeplex poderosísimo llamado “religión”. Y, por supuesto, hay memes que son parásitos de otros memes incluso hasta el punto de acabar con el mem huésped, como pasa cuando los memes de la superstición parasitan a los de la religión hasta que la idea de la relación con Dios se olvide totalmente para ser sustituida por una serie de prácticas más o menos mágicas (vid infra). Algunos memes son espectacularmente buenos reproduciéndose, sea porque otorgan ventajas al cerebro huésped (por ejemplo, carecer del mem de «lectura» es un grave problema), sea porque simplemente son buenos reproduciéndose aunque, al igual que los virus, acaben causando daños al huésped. Los memes supersticiosos, por ejemplo, no aportan absolutamente nada, pero  todos sabemos que los viernes trece traen mala suerte, o tirar el salero, o que se nos cruce en el camino un gato negro. Esos memes están en nuestros cerebros y no tienen intención de irse ni sabemos como echarlos, pese a que sabemos positivamente que son inútiles y consumen recursos como cualquier otro parásito. Y algunos memes como el del fanatismo (“creer en este mem incluso en contra de las pruebas es bueno, y de hecho cuanto mayor sea la evidencia en contra de lo que crees mejor eres por seguir creyéndolo”)(7) o «inmolación» (“este mem y su difusión son más importantes que tú y es bueno que te mates para defenderlo o difundirlo”) son tan perniciosos que la única explicación para su supervivencia es que se multiplican más deprisa de lo que matan a sus huéspedes, exactamente igual que los virus

Pero, independientemente de lo amplia e interesante que pueda resultar la memética (tenéis una buena bibliografía en las notas a pie de página si os interesa), me gustaría llamaros la atención sobre un aspecto en particular: la epidemiología memética. Dado que los memes se transmiten de forma esencialmente análoga a la de las enfermedades podemos utilizar las herramientas de la epidemiolgía para estudiar (e incluso predecir y controlar) la transmisión de los memes, el modo en el que infectan poblaciones e individuos. Por cierto, el mem con los que quiero infectar vuestros cerebros es el siguiente: “eres responsable de tus memes, de los que entran en tu cuerpo y de los que transmites”.

Uno de los grandes avances de la humanidad fue la teoría microbiana, que proponía la revolucionaria idea de que las enfermedades eran causadas por unos seres vivos tan, tan pequeñitos que no podían ser vistos, pero que sin embargo estaban ahí. Si esto era así, era posible limitar la transmisión de enfermedades a través de procedimientos muy sencillos. Así, memes como “aléjate de la suciedad”, “lava lo que vayas a comer”, “tápate la boca con la mano al toser” y cientos de otros proliferaron en nuestros cerebros hasta crear lo que hoy en día llamamos “higiene”, que no es más que el conjunto de comportamientos y procedimientos que utilizamos, y que exigimos que los demás utilicen, para proteger nuestros cuerpos de la acción de  esos micro-bios dañinos(9). La higiene ha contribuido tanto a nuestra calidad de vida que se ha infiltrado en nuestro inconsciente sin que nos demos cuenta, a veces incluso disfrazada de cortesía o educación A nadie se le ocurriría estornudar en la cara de alguien, por ejemplo, o usar el cepillo de dientes de un desconocido, o meterse en la boca un chicle que acaba de encontrar pegado debajo de la mesa(10). Y, sin embargo, cuando se trata de memes la higiene, en todos los sentidos, brilla por su ausencia en una inmensa mayoría de los seres humanos. Incluso entre mis amigos más cercanos, gente inteligente que se cree totalmente a salvo de cualquier influencia intelectual no deseada, abundan prácticas que meméticamente no son muy diferentes a comerse el cadáver de una cucaracha y a continuación besar con lengua a quien tienes al lado.

Voy a decirlo claramente; creerte lo primero que te encuentras en Internet sin contrastar su veracidad y sus fuentes, simplemente porque te gusta lo que dice y porque concuerda con tus ideas y esperanzas, no es meméticamente diferente a meterte en la boca el caramelo cubierto de pelusas que te acabas de encontrar en la acera porque te apetece algo dulce. Es una marranada indescriptible, una falta de respeto a tu salud simplemente inenarrable y algo que, si te viera tu madre hacerlo, te aseguraría un buen azote en el culo. Yo entiendo que la memética es una ciencia relativamente joven y que la idea de la higiene aplicada a los memes no ha llegado a una inmensa parte de la sociedad(11) pero para los que tenemos un mínimo conocimiento de la misma las actitudes de muchos de nuestros congéneres nos resultan, simplemente, repulsivas.

Al igual que si quieres tener un cuerpo sano tienes que respetar unas mínimas y elementales normas de higiene corporal, si quieres tener una mente sana tienes que respetar unas mínimas y elementales normas de higiene memética. No creerme lo primero que me encuentro por ahí, aunque me apetezca mucho creérmelo, es tan elemental como no meterme en la bocacommon-cold-causes-symptoms-home-remedies-prevention lo primero que me encuentro por ahí, aunque me apetezca mucho comérmelo. Prefiero creerme las cosas que sé que salen de fuentes dignas de confianza, muchas gracias, exactamente igual que prefiero comerme los caramelos que sé de dónde han salido. Y si por alguna razón me veo forzado a considerar comerme algo que encuentro tirado en el suelo, ante todo lo lavo, hiervo y desinfecto como pueda. O, meméticamente hablando, dudo de que sea sano (cierto) y lo someto a todos los procedimientos que se me ocurren para minimizar sus efectos perniciosos y contrastar su veracidad, a ver si es bueno que me lo trague o no.

Desde este punto de vista, de verdad, es increíble el tipo de, no caramelos sucios, sino mierda de perro recién excretada que se traga la gente a manos llenas en Internet. Lo que es más, es increíble ver a cierta gente comérsela en un hermoso plato cuadrado, con cuchillo y tenedor, rozando los labios con la servilleta antes de acercarse la copa de vino, a veces incluso pagando por el plato de mierda mientras se permiten mirar desdeñosamente la humilde hamburguesa de McDonald’s que se está comiendo el de al lado.

Y el plato de algunos es de los que se comen con cuchara. No digo más.

Oh, existe la posibilidad de que comer mierda de perro a cucharadas no tenga ningún efecto perjudicial sobre tu organismo, desde luego, pero lo más probable es que sí. Del mismo modo, es posible que ese bulo que te has tragado enterito no te haga ningún daño, pero lo más probable es que sí aunque no sea más que porque evidencia que careces de mecanismos de higiene memética. O lo que es lo mismo, que tu cerebro es fácilmente accesible e infectable por el primero que te cuente lo que quieres oír; que eres fácilmente manipulable. Pero es que además resulta que quienes observamos ciertas normas elementales de higiene, como lavarnos las manos antes de comer o poner en duda que en España haya 445.000 políticos estamos, en todos los sentidos, más sanos que quienes no lo hacen. Y eso nos da ventajas porque (y ahora voy a evidenciar otro mem con el que quiero infectaros) la falta de sentido crítico, carecer de higiene memética entrante, te perjudica y debilita. Si te crees lo primero que te cuentan sin contrastarlo, por pura estadística vas a acabar creyendo creer que ciertas cosas son como no son. Y eso va a implicar que tomarás ciertas decisiones basadas en información errónea, lo cual casi garantiza que tales decisiones serán erróneas. Y eso te va a perjudicar, a ti y, probablemente, a tus seres queridos (vid infra), todo por tu falta de higiene memética, por permitir que cualquier idea se aposente en tu cerebro sin demostrar que merece estar ahí. Y mentras tanto los que lo ponemos en duda todo y nos esforzamos por alimentar nuestra mente solo de ideas ciertas tendremos más posibilidades de evitar esos errores y todo nos irá mejor.

No creerte lo primer que te cuenten va en tu propio beneficio. De verdad. Y además beneficiará también a la gente que te rodea, que supongo que incluye a la gente que quieres. Y directa o indirectamente me beneficiará a mi, por qué no decirlo.

Por supuesto yo, Arthegarn, como liberal que soy, voy a respetar tu libertad individual dentro de tu esfera de derechos. Si quieres comer mierda de perro a cucharadas es asunto tuyo. Pensaré que eres un gilipollas a la enésima potencia y probablemente me de una mezcla de asco y pena verte hacerlo, pero no te lo prohibiría (si pudiera) ni siquiera por tu propio bien. Probablemente intentaré hacerte ver lo que estás haciendo y por qué no es buena idea (como estoy haciendo con este artículo) pero si a pesar de todo persistes en tu coprofágica decisión, al final haré mutis y la respetaré porque al fin y al cabo mis consejos no van encaminados más que a lo que yo considero que es tu propio bien y tú tienes mucho más derecho a decidir qué es bueno para ti que yo.

Ahora, cuando hay terceros implicados…

Llenar la propia mente de basura es cosa de cada uno. Pero en el momento en el que transmites esos memes-basura a las mentes de los demás deja de serlo y pasa a ser un asunto de salubridad pública(12). Exactamente igual que tenemos la obligación de no toser y estornudar encima de la gente, exactamente igual que consideramos que es moralmente malo transmitir una enfermedad a sabiendas a nuestro prójimo, exactamente igual que si creemos que podemos estar infectados intentamos evitar a los que nos rodean antes de exponerles a una situación de contagio (aunque no sea más que  diciendo a quien va a compartir una sidra contigo que mejor coja otro vaso porque estás resfriado), antes de transmitir un meme a otra mente tenemos que velar mínimamente por su salud. Porque esa mente confía en nosotros en todos los sentidos, y al igual que bebería de nuestro vaso si no le decimos que quizá estemos enfermos, escuchará nuestras ideas y confiará en ellas si no le decimos que concedemos una razonable probabilidad a la posibilidad de que sean perjudiciales

No solo somos responsables de lo que comemos y de cómo luchamos contra las infecciones, también somos responsables de poner los medios a nuestro alcance para evitar el contagio de nuestras enfermedades. Exactamente igual, no sólo somos responsables de las ideas que aprehendemos, también somos responsables de las ideas que transmitimos. Conozco gente que tiene una higiene memética entrante (es decir, un sentido crítico) decente, en algunos casos bastante respetable, pero que no tiene la menor consideración con su prójimo a la hora de compartir sus memes. Hay gente, por ejemplo, que es lo suficientemente inteligente como para saber que alguien de la categoría de José Luis Sampedro no empezaría un artículo diciendo «Querido señor Presidente, es usted un hijo de puta» pero que aun así difunde el bulo, lo reenvía, retwittea, comparte, cuelga en su muro o lo que sea. Meméticamente esto es análogo a estornudar con fuerza encima de tus amigos sabiendo que tienes la gripe. Y llegó el momento de poner en claro el tercer mem: carecer de higiene memética saliente perjudica y debilita a quien te rodea y lo peor es que cuanto más te quieran, más les perjudicas. En efecto, todos confiamos en la gente a la que queremos, creemos que no van a hacer nada que nos pueda dañar y por eso les damos acceso privilegiado a través de nuestras barreras de todo tipo. Yo no compartiría cubiertos con un desconocido, pero podría hacerlo con un amigo. Igualmente, yo no daría credibilidad alguna a un desconocido que me recomendara que comprar pagarés de Nueva Rumasa diciendo que es un gran negocio, pero si fuera un amigo a quien quiero y en quien confío…

Somos responsables de los memes que transmitimos al igual que de los memes que alojamos. No podemos desentendernos de las consecuencias de esa transmisión memética escudándonos detrás de la excusa de que cuando decimos algo esperamos “que cada uno ejerza su sentido crítico”. O al menos no podemos hacerlo más de lo que podemos escudarnos cuando estornudamos en la cara de alguien pensando que esperamos “que cada uno ejercite su sistema inmunológico”. Está mal, está igual de mal. Y en el caso de la gente que nos quiere o respeta, está todavía peor, no solo porque ese amor y respeto les hace particularmente vulnerables sino porque responder a la admiración y el respeto de alguien con un estornudo en la cara y una llamada al uso del propio sistema inmunológico es bastante desagradable.

Y este artículo me está quedando larguísimo, lo sé, pero no quiero terminar sin llamar vuestra atención sobre otro problema que es tan predecible como evitable con conocimientos meméticos y que podríamos denominar el Síndrome del Día Después del Apocalipsis. El día después del Apocalipsis es cuando uno se levanta de entre los escombros, recuerda las atrocidades que se han cometido y se pregunta «¿Pero cómo hemos podido llegar a esto? ¿Cómo hemos podido permitir que algo así pasara?». Es la pregunta del hombre bueno ante Auschwitz y la respuesta es: «gradualmente».

Goebbels es frecuentemente citado como autor de la frase «Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad». En realidad nunca dijo tal cosa(13), pero a nuestros efectos la idea es buena. Creo que estaréis conmigo en que hoy en día nadie en su sano juicio se plantea seriamente entrar a tiros en el Congreso de los Diputados, sacar a Rajoy a rastras y lincharle en la Plaza de las Cortes, pero eso es algo que pasa ahora y que tiene que ver con el estado de ánimo y la consideración de lo que es bueno de la sociedad ahora. Si alguien propusiera seriamente hacerlo, si alguien intentara transmitir ese mem, sería inmediatamente contrarrestado por la acción de cientos de otros memes que tenemos ahora mismo en nuestro cerebro, como el del respeto a la vida o a la presunción de inocencia o el repudio de la violencia, que actuarían de una forma análoga a los anticuerpos y neutralizarían el mem. Lo normal ahora mismo, lo que la sociedad quiere y a lo que nos condiciona, es a respetar a los que nos rodean y a que la idea de entrar a tiros en el Congreso y linchar a Rajoy nos resulte inconcebible. Oh, bueno, puede ser concebible como parte de un chiste o algo así, como el cartelito ese de la guillotina enfrente del Congreso y el lema «Yo también veo necesario hacer algunos recortes», pero ¿hacerlo en serio? Ni hablar, hombre, yo no soy un asesino. Y, sin embargo, el mem que vive en ese chiste es  ese: «matemos a los políticos».

Un chiste tiene gracia precisamente por el contraste con la realidad. Si viviéramos en la época de la revolución francesa un cartel como el que acabo de mencionar no sería interpretado como un chiste sino como una sugerencia seria de un curso de acción. Cuando vemos y compartimos ese chiste estamos, sin darnos cuenta, infectando nuestros cerebros y los de los demás con el mem «matemos a los políticos». Algo que podía ser inconcebible deja de serlo, una idea que antes no existía en nuestra mente de pronto aparece. Y cuando infecta todas las mentes que nos rodean, de repente deja de ser algo impensable y el chiste pierde su gracia porque el contraste con la realidad se ha diluido. Hace falta hacer un chiste más bestia en el mismo tono para que haga gracia y, poco a poco, el mem «matemos a los políticos» se va normalizando. Si antes cuando alguien nos decía «matemos a los políticos» le contestábamos inmediatamente «¿pero qué dices, hombre?» ahora dejamos de hacerlo porque, claro habla en broma. Pero el hecho está en que hemos eliminado uno de los memes que evitaba que efectivamente matáramos a los políticos: el primer «anticuerpo» contra ese comportamiento. A medida que esa idea se va repitiendo se va normalizando, a medida que van cayendo las defensas meméticas contra el uso de la violencia esa idea deja de ser tan impensable (porque ya no es respondida inmediatamente con un «¿pero qué dices?») y pasa a ser pensable. Y eventualmente el mem muta a «matemos a los políticos… y lo digo en serio». Y un mem que no hubiera tenido jamás ninguna posibilidad de tener éxito en el ambiente previo a la normalización, ahora puede tenerlo porque las defensas están débiles. Poco a poco, con el transcurso del tiempo, el mem va mutando e infectando más cerebros, haciendo que la gente «cambie de idea» y deje de ver el asesinato como algo absurdo y esperpéntico, solo contemplable en un contexto humorístico y pase a convertirse en una posibilidad real. Hasta que, eventualmente, la chispa salta, la civilización estalla por los aires y el pueblo enfurecido entra a tiros en el Congreso de los Diputados, saca a Rajoy a rastras y le lincha en la Plaza de las Cortes. Hasta que un año después, entre las ruinas del congreso, en medio de la destrucción y los disturbios, el que inventó el chiste de la guillotina alza la mirada al cadáver y se pregunta «¿Cómo hemos podido llegar a esto?»

Pues gradualmente. A partir de acciones inocentes que no parecían tener relevancia. A través, como siempre, de la evolución por selección natura. Nadie quería que existiera el ser humano, nadie lo había planeado, pero existe; exactamente igual, nadie quería que todo acabara así, pero acabó así.

Somos responsables de los memes que permitimos que entren en nuestras mentes. Somos responsables de los memes que transmitimos y de las consecuencias que tienen, incluso a muy largo plazo. Y algunos, los más morales y exigentes de nosotros, somos responsables incluso del control epidemiológico de los memes más peligrosos. Evitar que ciertos memes peligrosos se contagien es bueno, pero evitar que lleguen a producirse mutaciones meméticas peligrosas es todavía mejor.  Así que, amigo lector, cuidado con lo que lees, cuidado con lo que cuentas… y cuidado con lo que crees. Y si te quieres unir a la Orden de los Pobres Caballeros del Sentido Crítico y de la Higiene de los Memes y dedicar tu vida a luchar contra los bulos, serás bienvenido. Porque somos tres y el de la guitarra…

Gracias por dejarte infectar,

Arthegarn________________

(1) La forma correcta del singular de este neologismo en español ha de ser “mem” y no “meme” como se lee por ahí. Esto es así porque cuando Dawkins sugiere su nombre lo hace partiendo del griego μίμημα (mimema), acortándolo a “mema” y sustituyendo la “a” final por una “e” para reforzar el paralelismo con la palabra gene (gen). Así pues, puesto que en castellano el singular de genes es gen, el singular de memes ha de ser mem. Este es un caso en el que el calco de la palabra del inglés desvirtúa su significado y etimología.
(2) Tengo que pedir perdón por le lenguaje volitivo que utilizo en este artículo para referirme a entes que, como los memes, no tienen ni siquiera la capacidad de entender o querer algo. Cuando digo que una célula “quiere sobrevivir”, por ejemplo, no quiero decir que verdaderamente sea así: la célula no tiene ni siquiera consciencia de si misma, mucho menos de lo que podría ocurrirle si se acerca demasiado al interior del estómago, por ejemplo. No, lo que quiero decir es que el ente tiene una serie de mecanismos automáticos que le hacen reaccionar ante determinados estímulos como si verdaderamente se diera cuenta de que (por ejemplo) algo es peligroso y quisiera evitarlo para intentar sobrevivir.
(3) Un mem muere, por supuesto, cuando se olvida. Todos conocemos “Cumpleaños feliz” pero casi nadie recuerda a Shutruk Nahhunté
(4) El ejemplo clásico es la flora bacteriana, literalmente cientos de especies diferentes que conviven dentro de nosotros en una relación de beneficio mutuo. Un ejemplo algo menos conocido pero verdaderamente fascinante es el de las mitocondrias, presentes en cada célula de nuestro cuerpo y sin las que éstas no podrían funcionar y que tienen su propio ADN, distinto del del individuo a quien sirven. De hecho, se puede remontar la historia mitocondrial hasta un primer y único ancestro de toda la humanidad, la llamada Eva Mitocondrial. La ciencia es preciosa.
(5) Un pensamiento que puede resultar bastante amenazador para aquellos que necesitan que la ciencia no sea capaz de explicar la mente para poder aferrarse a la posibilidad de la existencia de lo sobrenatural y de la supervivencia de la mente tras la muerte del cuerpo. Yo mismo cuando leí esa teoría tuve que luchar contra una especie de picor espiritual que no sabía donde rascarme (entre otras cosas porque siempre tuve muy clarito lo de Lc. 20,38) y que solo años después entendí de donde procedía.
(6) Este tema, verdaderamente fascinante, es desarrollado en mucha mayor profundidad en La Consciencia Explicada (Dennett, 1991).
(7) Incluyo algún ejemplo de evolución memética más abajo, pero si os interesa el tema hay estudios tanto en El Espejismo de Dios (Dawkins, 2006, donde el autor lo usa para proponer que el mem «Dios» es un parásito de la evolución de memes más útiles como «obedece a tus mayores»), La Máquina de los Memes (Blackomre, 1999) y Virus of the Mind: The New Science of the Meme (Brodie, 1996)
(8) Los lectores avezados se darán cuenta inmediatamente de que el mem «fanatismo» es una evolución del mem «fe». Si no recuerdo mal Dawkins lo comenta también en El Capellán del Diablo (2003)
(9) Porque, no lo olvidemos, no todos los microbios son dañinos. También son microbios los hematíes, los leucocitos y las plaquetas (y, puestos a ello, técnicamente, las mitocondrias) sin los que no podríamos sobrevivir.
(10) Tengo que decir que uno de los editores que ha tenido a bien criticar el primer borrador de esta entrada me ha comentado que «este párrafo es falso, o al menos no cierto, ya que hay mucho cafre, mucho cerdo, mucho ignorante y mucho imbécil que hace lo que tu dices que a nadie se le ocurriría». Como diría Romanones, vaya tropa.(11) Esto no es del todo cierto. Al igual que antes de la teoría microbiana la humanidad observaba ciertas normas higiénicas por puro sentido común, en nuestra sociedad también existen mecanismos de higiene memética aunque no se denominen así. Por ejemplo, mi madre a la higiene memética la llamaría “salud mental”.
(12) Término elegido con toda la maldad del mundo.
(13) Es una aliteración de una de las técnicas de propaganda descritas por Hitler en Mein Kampf, la de la Grosse Lüge, particularmente una de la que acusa a los judíos de utilizar por lo que es prácticamente imposible que Goebbels la incorporara a su repertorio.

La culpa es de la Merkel

Antes de empezar, un caveat: Arthegarn el Peregrino no se hace responsable de la veracidad o el ajuste a la realidad de las teoría económica aquí expuesta. Este artículo es principalmente informativo y no refleja mi opinión al respecto. Habrá una segunda parte próximamente en la expresaré, pero no en este.

Estoy seguro de que todos, o al menos una gran mayoría, lleváis algo así como dos años oyendo decir que el Banco Central Europeo (“BCE”) sigue exclusivamente los dictados de Alemania o que hace lo que a Alemania le conviene y lo que a España le perjudica. Ya sabéis que yo no soy nada dado a las teorías de la conspiración, pero creo que es tanto importante como interesante analizar un poco en profundidad por qué tantos economistas de prestigio dicen esto y si es cierto.

Lo que hoy conocemos por la “ortodoxia económica”, es decir los economistas que siguen la escuela mayoritaria (los mainstream, vamos) se basan en una idea bastante sencilla, pero no por ello menos genial, de John Maynard Keynes(1), recogida en su indispensable Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero (generalmente conocida como la “Teoría General del Dinero” o simplemente “Teoría General”) de 1936. Esta idea se resume en la siguiente fórmula:

  Y=C+I+G+(X-M)  

donde:

Y es la Demanda Agregada,
C es el Consumo ,
I es la Inversión ,
G es el gasto público,
X son las exportaciones y
M son las importaciones.

¿Y todo esto qué quiere decir? Bien, la Demanda Agregada es la suma de todas las demandas de bienes y servicios en la economía de un país (en un momento y nivel de precios dado) y que esa economía puede pagar.

Como todos sabéis, la economía de mercado se basa en el intercambio de bienes y servicios por otros bienes y servicios, en muchos casos representados por el dinero. Supongamos que tenemos una economía limitada a dos personas: Caín y Abel. Caín, que es agricultor, está harto de comer zanahorias y Abel, que es pastor, se encuentra bastante decaído por su falta de vitaminas. Abel quiere zanahorias (v.gr. tiene demanda de zanahorias) que a Caín le sobran (tiene zanahorias que ofrecer, v.gr. oferta de zanahorias), y viceversa con las patas de cordero, así que como son buenos hermanos y no se van a poner a regatear intercambian esos bienes y satisfacen sus mutuas demandas con sus mutuas ofertas. Y antes del intercambio, la demanda agregada de la economía de los hijos de Adán y Eva era de [una pierna de cordero + un manojo de zanahorias].(3). Si esta idea básica la multiplicamos por 23.000.000 y traducimos todas las demandas específicas por su valor en dinero nos sale que, por ejemplo, la demanda agregada de un país como España es de, digamos, un billón y medio de euros.

El Consumo es exactamente eso: la cantidad total de bienes y servicios consumidos en un periodo de tiempo . En el ejemplo anterior, el consumo sería igual (una vez efectuada la transacción entre los hermanos) a [una pierna de cordero + un manojo de zanahorias]. (4)

La Inversión es, para que nos entendamos, el ahorro. Es la cantidad de bienes y servicios que se producen pero no se consumen inmediatamente, sino que se reservan para consumirse después. Este ahorro puede hacerse básicamente de dos maneras: metiendo el excedente bajo el colchón para usarlo luego, o entregando el excedente a un tercero a cambio de la promesa de una compensación en el futuro. Por ejemplo: Caín tiene dos manojos de zanahorias y Abel tiene una oveja embarazada. Los dos tienen hambre. Caín se come un manojo de zanahorias y ahorra el otro, hasta aquí todo claro. Pero Abel no ha comido y no quiere matar a su oveja antes de que tenga el cordero, así que le pide a Caín que le de el manojo de zanahorias a cambio de una participación en las ganancias de su negocio ganadero, i.e.: medio cordero cuando nazca(5), y de esa manera el ahorro (concepto de andar por casa) se convierte en inversión (concepto de andas por casa).(6)

El Gasto Público no es en realidad lo que gasta el Estado, sino la diferencia entre lo que gasta y lo que recauda. En una economía equilibrada el Estado debería gastar lo mismo que lo que recauda así que este valor debería ser cero, pero no todas las economías son equilibradas. A veces el Estado gasta menos de lo que recauda y se produce algo llamado superávit mientras que otras (muchas más) gasta más de lo que recauda, generando un déficit, palabra que nos es mucho más conocida que la anterior.

Y por último las importaciones y exportaciones sí que no requieren (de momento) mayor explicación: todos sabemos lo que son.

Vale, muy bonito pero, todo esto ¿para que sirve? Bien, el modelo de la demanda agregada keynesiano permite predecir, en teoría, el efecto que tienen todas estas variables la una sobre la otra y sobre otros factores económicos como el paro o la inflación, y ayudan a determinar la política económica y monetaria de los gobiernos en función de sus objetivos. Por ejemplo, supongamos un país con una tasa de paro muy alta, o asomémonos por la ventana para verlo si carecemos de imaginación. ¿Cómo podemos solucionar esa alta tasa de paro? Bien, el paro se produce cuando no todo el mundo está produciendo bienes o servicios, y como la oferta es igual a la demanda, si no todo el mundo está produciendo bienes o servicios es que la demanda agregada de ese país es menor que su oferta. En otras palabras: podríamos producir más, pero es que ya nos estamos gastando todo el dinero que tenemos en comprar lo que producimos ahora (y en ahorro y en importaciones, claro). No hay más demanda que cubrir, así que no hay más producción, así que no hay forma de salir del paro. A menos…

A menos que aumentemos artificialmente la demanda agregada, claro. Si el país produce bienes y servicios por un millón de euros está consumiendo bienes y servicios por un millón de euros, yo te doy algo a ti y tú me lo das a mi, yo trabajo en una zapatería y el dueño me da un salario, yo le doy dinero al de la verdulería y él me da zanahorias, el verdulero le da dinero al zapatero y se queda con los zapatos que he hecho… Al final el flujo de dinero, de bienes y servicios, es circular, lo que sale de un bolsillo siempre va a parar a otro, y de ahí a otro, y de ahí a otro… Así que ¿qué pasaría si yo, el Estado, empezara a demandar más bienes y servicios, en otras palabras, si aumentara el gasto público? Pues según la teoría keynesiana, insisto, que es la ortodoxia económica generalmente aceptada, si la demanda agregada de un país es de, por ejemplo, cien, y yo aumento el gasto público en diez, la demanda agregada pasa a ser de ciento diez. Eso hace que haya que, para cubrir esa demanda agregada, sea necesario producir diez más que, en este momento, la economía no puede producir. Así que ¿cómo satisfacer ese incremento en la demanda? Pues solo hay una forma: incrementando la oferta. Y solo hay una forma de incrementar la oferta, que es incrementar la producción. Y solo hay una forma de incrementar la producción, que es contratar a más gente. Así que et voilá, si incrementamos el gasto público “activamos” la economía y hacemos bajar el paro, con lo que generamos más riqueza y todos contentos

Claro que ¿cómo se las puede ingeniar el Estado para aumentar el gasto público? Bien, en una economía equilibrada eso solo puede hacerse subiendo los impuestos, pero como ya hemos visto eso en realidad no incrementaría la demanda agregada, ya que el gasto público es la diferencia entre lo que el Estado gana y lo que gasta. Así pues la única forma de que el Estado incremente la demanda agregada es que gaste más de lo que ingresa, en otras palabras, que genere déficit. Y este déficit se puede generar de dos maneras básicas: (i) bajando los impuestos y gastando lo mismo o (ii) pidiendo prestado dinero (deuda pública) para gastarlo ahora. O las dos cosas a la vez, claro. Así que el remedio económico contra el paro es aumentar el gasto público, bajar los impuestos y aumentar el déficit(7). Y ¿en qué gastar ese dinero extra que voy a inyectar en la economía? Pues, de acuerdo a esta teoría económica… ¡da igual! Lo importante es activar el consumo, que genera demanda, que genera producción, que genera puestos de trabajo. Cómo se haga es irrelevante porque el flujo de dinero es circular: da igual a quien se lo des, lo importante es que lo gaste. Da igual que le des un subsidio a un parado que que hagas obras públicas (y las constructoras tengan que contratar más gente porque no dan abasto) o que amplíes el ejército o que contrates más funcionarios. Lo importante es inyectar dinero y que la gente se lo gaste. Ahora que tienen dinero, los soldados y los funcionarios podrán irse de cañas lo que aumentará la demanda de cerveza, lo que aumentará la producción de cerveza, lo que hará que las cerveceras contraten más gente. Y los productores de cebada, y los transportistas de cerveza, y los técnicos de reparación de grifos de cerveza, y los fabricantes de vasos, y los distribuidores de banderillas, y… Como el flujo de dinero es circular y todo va de un bolsillo a otro no importa en qué bolsillo empiece, lo que importa es que se gaste, y este aumento del consumo lleva consigo un efecto multiplicador de la riqueza, ya que a mayor consumo, mayor cantidad de gente con trabajo, más gente que tiene que gastar, más demanda, más consumo, más producción, menos paro. Todo a cambio de un poco de déficit que, de cualquier forma, se “paga solo”, ya que el aumento de actividad económica trae consigo un aumento en la recaudación sin necesidad de subir los impuestos, y con ese aumento de la recaudación podremos sanear nuestro déficit y volver a equilibrar el Estado.

Así pues, la solución de Keynes para el problema del paro está clara: aumentar el déficit y estimular la economía. Y a grandes rasgos, en esto está de acuerdo el 95% de los economistas.

Y, si esto es así y está así de claro… ¿por qué el imbécil de Mariano no lo está haciendo? Pues muy sencillo: porque el tratado de Maastricht, los pactos de estabilidad, no se lo permiten. En teoría ningún estado miembro del euro puede tener un déficit presupuestado superior al 3% ni una deuda pública superior al 60% del PIB, y en España vamos por el 8,5% y el 72,15% respectivamente. ¿Y no podrían mirar hacia otro lado nuestros socios europeos y dejarnos aumentar un poco más el déficit, que es lo que dice la ortodoxia económica que tenemos que hacer para salir de este embrollo con un 22% de paro? ¡Que no pedimos nada que no esté en los libros! O, al menos, ¿no podría el BCE bajar los tipos de interés, que es la otra gran medida (junto con la devaluación, claro) con la que cuenta el estado para estimular el consumo?

Bien, pues no voy a establecer una relación causa efecto (para eso se bastan y se sobran ciertos analistas) pero voy a dar dos datos adicionales.

El primero es que todas estas medidas de estímulo a la economía tienen un efecto secundario: la inflación. Cuando la gente tiene más dinero quiere consumir más, y como pasa un tiempo entre que la gente quiere consumir más y que el tejido productivo efectivamente produce más (en lo que se crean nuevas empresas, se contrata a la gente, se construyen fábricas, etc.) ese incremento de la demanda sin incremento de la oferta conduce a un incremento de los precios. Y, como todo el mundo sabe, la inflación es mala, mala, mala y controlar la inflación es la tarea fundamental de todo gobierno o banco central (por ejemplo es el objetivo tanto del BCE como de la Reserva Federal), así que este tipo de medidas deben evitarse siempre que sea posible, de hecho solo son justificables para solucionar un problema de paro anormalmente elevado y deben abandonarse en cuanto sea posible para evitar la aparición de burbujas y el sobrecalentamiento de la economía.

El segundo es que el paro medio en la UE es del 10,2%, en la zona Euro del 10,7% y en Alemania es del 5.6%. Así que las medidas que conviene aplicar en España no son en absoluto las que conviene aplicar en la Eurozona. Muchísimo menos en Alemania, o en Austria, o en Holanda. Hasta en Grecia tienen menos paro que nosotros.

Y eso es todo. Así que, recordando una vez más que este artículo no refleja necesariamente mi opinión, sino que simplemente intenta explicar por qué la mayor parte de nuestros economistas están diciendo que la culpa es de Alemania y sus compinches y del Banco Central Europeo que no nos permiten aplicar las recetas y políticas que necesitamos para salir de esta sino que únicamente aplican las que les convienen a ellos; recordando que éste artículo es básicamente divulgativo así que contiene simplificaciones e inexactitudes en las que he incurrido adrede para aumentar la claridad; y sugiriendo enérgicamente a quien le interese el tema que lea libros de expertos de verdad y no asigne valor de dogma a los artículos del blog de un gótico liberal que se cree muy listo y muy leído pero que en su vida ha pisado una facultad de Económicas, se despide de ustedes hasta su próximo ladrillo, agradeciendo su atención y fidelidad,

Arthegarn, el Peregrino_______________________

(1) Sin duda el economista más influyente del siglo XX y un tipo que, personalmente, me cae francamente bien. Hijo de un profesor de universidad y de una de las primeras mujeres que cursaron estudios superiores en Reino Unido, extremadamente inteligente, bicurioso (¡en la Inglaterra de entreguerras!) amigo de Bertrand Russell, encumbrado a la cámara de los Lores con un premio Nóbel y una baronía, casado con una bailarina de la que siguió enamorado toda su vida, padre de un científico y de un aventurero…
(2) El patrón oro era una forma de medir el valor de una moneda en términos de cuánto oro representaba. De acuerdo al patrón oro, un Estado respondía de su papel moneda con el oro que tenía en sus reservas, de tal forma que dividiendo la cantidad total de oro en reservas del estado en cuestión entre la cantidad de su moneda que había emitido se podía obtener un criterio objetivo sobre su valor comparado con otras monedas. Así, por ejemplo, una peseta podría representar medio gramo de oro y una libra cinco gramos con lo que tendríamos que una libra vale diez pesetas. Idealmente los titulares de billetes y otros vehículos comerciales con valor representativo (a diferencia de, por ejemplo, una moneda de oro, que vale tanto como el oro del que está compuesta) podían comparecer ante el banco central del estado emisor y exigir su cambio por la cantidad correspondiente de oro. Históricamente el patrón oro es el origen de aquella frase que había en los billetes españoles del sigo pasado que decía: “El Banco de España pagará al portador X pesetas”, teniendo en cuenta además que la peseta empezó siendo una fracción del peso, moneda de valor intrínseco que contenía 27 gramos de plata y valía exactamente eso.
(3) Llegados a este punto es importante insistir en que la oferta y la demanda no son solo de cosas (”bienes”) como zanahorias y patas de cordero sino también de servicios, es decir cosas que alguien hace por nosotros porque nosotros no podemos o no queremos hacerlas. Así, Caín puede querer satisfacer sus bajos instintos y ofrecerle un manojo de zanahorias a una nefilim que pasaba por ahí a cambio de… am… bueno, de sus “servicios”.
(4) Es fundamental para lo que vendrá después mencionar que, en teoría económica clásica ( sea, esta), la oferta y la demanda son siempre iguales (o tienden a serlo con el tiempo vía ajuste de precio). En el ejemplo anterior la oferta (cordero y zanahorias) es igual a la demanda (zanahorias y cordero). Si incrementamos la oferta de, digamos, zanahorias, al final lo único que ocurrirá será que bajará el precio de las mismas y que una pierna de cordero ya no valdrá cinco zanahorias sino, por ejemplo, diez, y volverán a equipararse oferta y demanda. Lo mismo ocurriría si aumentáramos la demanda de cordero o redujéramos la oferta de zanahorias: al final oferta y demanda se equilibran vía precio.
(5) ¿Y por qué medio cordero y no simplemente una pata, que es lo que valía un manojo de zanahorias en el ejemplo anterior? Porque no vale lo mismo una pata de cordero ahora que una promesa de darte una pata de cordero en el futuro si todo va bien: a lo mejor la oveja se escapa, por ejemplo, y Caín se queda sin su pata de cordero Y sin su manojo de zanahorias, que Abel ya se habrá comido. Este fenómeno, llamado traslación del riesgo, es lo que da origen a los préstamos con interés, en los que el riesgo asumido por el prestamista se compensa por el prestatario ofreciendo devolverle una cantidad mayor que la prestada. Por supuesto, cuanto menos se fie el prestamista del prestatario mayor tendrá que ser la compensación: no es lo mismo prestarle cincuenta euros a tu hermana que prestárselos al vago de tu amigo Pepe que prestárselos a Ruiz-Mateos, con que mi hermana me prometa devolverme el capital me vale, pero Pepe igual me tiene que prometer que me devolverá 55 dentro de un mes para que se los preste (y solo lo haré si creo que de verdad podrá tener esos 55 euros dentro de un mes) y a Ruiz-Mateos no le presto 50 euros así me ofrezca devolverme esos 50 euros y cinco millones más, porque sé que llegado el plazo no voy a ver un céntimo. Complicando mucho las cosas, eso es la prima de riesgo esa que tanto nos trae por la calle de la amargura: la gente se fia más de su hermana Alemania que de su amiga España y no pondrían un duro en Grecia si no les obligaran.
(6) En el mundo real, además, está conversión es mucho más perfecta e inmediata ya que la inmensa mayor parte del ahorro está en un banco, no debajo del colchón, y ese banco lo presta (es decir, lo invierte) en cuanto puede.
(7) Y también bajar los tipos de interés, por ejemplo, pero no quiero complicar más el modelo. Si el Estado baja los tipos de interés el ahorro se hace menos atractivo, recordemos el ejemplo de (5). Si el tipo de interés está muy alto cogeré mi dinero y lo ahorraré porque me va a rentar mucho, si presto cien y en un año me devuelven ciento diez estoy haciendo un buen negocio. Pero si presto cien y en un año me devuelven ciento uno… pues es menos atractivo, oye, para eso cojo esos cien y me voy de cañas.