Empecemos con lo más obvio: desde un punto de vista del márketing, la forma y presentación del programa económico de Podemos son una maravilla. Me encanta y lo digo en serio. A IKEA no creo que le haya hecho ninguna gracia y esta mañana Federico Jiménez Losantos ya estaba diciendo que iba a tirar las dos almohadas que tiene en casa y que hasta que no protesten por el plagio no les piensa comprar nada, pero la idea y la ejecución son brillantes. Os animo muy en serio a que le deis un vistazo aunque no sea más que por las fotos.
¡Si tan solo el contenido fuera tan bueno como el envoltorio..!
El programa me resulta, como es de esperar, a medio camino entre el Reino de Dios y Ningún Lugar(1) y el hecho de que esta gente tenga posibilidades de llegar a gobernar me resulta horripilante. El programa en si mismo no, en muchos aspectos tiene muchas cosas con las que estoy de acuerdo como puntos cardinales, como objetivos a los que aspirar. El problema es que esos objetivos no son alcanzables en cuatro años (ni en cuarenta) y mucho menos usando los medios que proponen en este programa, que creo que son contraproducentes para conseguir el objetivo deseado y se basan en datos y cálculos que harían enrojecer de vergüenza al Conde Draco.
Es de justicia decir, eso sí, que el hecho de que puedan llegar a gobernar me resulta muchísimo menos horripilante hoy que en 2014, cuando estaba pensando seriamente en emigrar. Y es que, desde sus inicios, Podemos se ha descafeinado a marchas forzadas, haciendo una Alfonso Guerra que no te menees. ¿Alguien se acuerda de que en el programa de 2014 llevaban la expropiación de las eléctricas? ¿La nacionalización de Telefónica? ¿La renta básica universal?(2) ¿El salario máximo? Aquellas barbaridades por las que fueron tan aplaudidos y jaleados ni están ni se las espera y eso, para mi, son buenas noticias. No son buenas noticias en si mismas, vamos, sigo pensando que si gobernaran mandarían el país a la mierda antes de darse por vencidos, como esa Syriza con la que tanto se identificaban antes y que ahora parece haber desaparecido de su cosmovisión(3); pero ahora al menos sería una mierda seca y añeja, no apestosa, fluida y recién puesta. Siguen dando miedo, pero dan muchísimo menos miedo que antes.
A menos que estén haciendo una Hitler, claro.
Pero a lo que vamos.
El programa es básicamente una reedición del de las generales de diciembre, lo cual no debería sorprendernos en lo más mínimo porque los de los otros partidos también lo son. Hay algunos cambios de calado, como el nuevo recorte al incremento del gasto (que pasa de 135.000 millones de euros en diciembre a «solo» 100.000 en junio) pero hay que bucear en la memoria económica para encontrarlos. Por cierto, lo de la memoria económica sigue siendo de risa, pero de risilla histérica de «oh, Dios, ¿dónde me meto?». Resulta que con una subida generalizada (y brutal) de impuestos estos genios económicos esperan que la economía crezca al 3.5% anual. ¡Al 3.5! Vale, es una mejora respecto al disparate del 5% que calcularon en diciembre (el PIB no crece un 5% desde los tiempos de Aznar y cuando atábamos perros con longanizas en 2006 lo hacía al 4.2%) pero sigue siendo simplemente increíble, entre otras cosas porque el aumento de impuestos lo que hace es reducir el crecimiento del PIB y no aumentarlo(4). Sus previsiones de aumento de ingresos por aumento de la actividad económica no tienen base alguna, pero es que, además, incluso aunque se cumplieran ellos mismos reconocen que no habría dinero para pagarlo todo y que el déficit subiría hasta el 2.1% en 2019, el año en el que deberíamos llegar al equilibrio presupuestario según los acuerdos con Bruselas. ¿Entonces? ¿Qué planean? ¿Una salida del euro? ¿Un pulso a la griega? Porque ya sabemos como terminó aquello…
En fin, no quiero aburrir con las razones por las cuales no se puede ir a Venus en barco, entre otras cosas porque algunos de vosotros ya lo sabéis y otros sinceramente pensáis que eso lo pienso solo porque nadie lo ha conseguido nunca, así que voy a terminar mencionando el cambio que me llama más la atención: la inconcreción. El programa es mucho más general, mucho más parecido al de otros partidos que lo que es común en Podemos. En 2014 todo estaba lleno de promesas concretas, de actuaciones específicas; en 2016, aunque las hay también, son muchas menos. Supongo, aunque no puedo afirmarlo, que esto es porque la dirección de Podemos tiene que elegir entre tres males:
- Hacer promesas concretas con intención de cumplirlas. Eso les ata muchísimo las manos en términos de negociación postelectoral y, como saben que si quieren tocar cuero van a tener que ceder mucho y si quedan los segundos podrían llegar verdaderamente al gobierno, esto es mala idea.
- Hacer promesas concretas con la intención de incumplirlas si fuera necesario para llegar al poder. Esto es lo que haría el PSOE pero parece que no están dispuestos a ello, lo que les honra.
- Renunciar a los objetivos concretos y mesurables, al tan cacareado «contrato con la ciudadanía», y hacer promesas lo suficientemente vagas como para que estén sujetas a interpretación. Esto no es precisamente ético, pero desde luego es muchísimo mejor que mentir descaradamente y a sabiendas.
Como la opción número tres les permite negociar sin perder la cara y es lo más astuto a largo plazo, siendo el partido que son y teniendo en cuenta que no tienen garantizada esa mesa de negociación… pues es la que han escogido. O eso creo yo. Chicos listos.
En resumen: reedición del programa de las anteriores generales con tijeretazos a las promesas concretas, a los gastos desaforados y a las justificaciones increíbles. En el buen camino pero con mucho por recorrer: si el programa de 2014 era Star Wars, el de 2015 es Independence Day y este es Contact: cada vez menos fantásticos y disparatados, probablemente por eso cada vez menos populares, cada vez más realistas… pero ciencia-ficción en cualquier caso.
Salud y evolución,
Arthegarn
(1) Utopía , de οὐ τόπος, “ningún lugar”
(2) Lo malo no es que llevaran una RBU en el programa, yo estoy convencido de que la RBU es una inevitabilidad histórica producto de la mecanización, la pregunta no es si vendrá o no sino cómo y cuándo. Lo malo es que la propuesta no tenía ni pies ni cabeza, con un cuando que era demasiado pronto y un cómo que, aunque en un primer momento fuera a repartir riqueza, a corto plazo la iba a destruir e iba a servir solo para repartir pobreza. Cito mucho a José Antonio hablando con gran sentido común en el discurso fundacional de la Falange sobre que la libertad no puede ser la panacea cuando el pueblo pasa hambre, pues lo mismo opino de la igualdad. Sacrificar el futuro por remedar el presente no es la solución. Los experimentos, con gaseosa.
(3) Empiezo a pensar que en Podemos está volviendo a hablar de Chávez y de Venezuela porque quedan en dirección contraria a Grecia. Insisto: chicos listos, como comunicadores no tienen precio.
(4) No me quiero poner demasiado técnico, pero en generar las medidas que favorecen la redistribución de la riqueza (como los impuestos, siempre que estén bien gestionados) desincentivan(luego van en contra) de la creación de riqueza y viceversa. Como al crecimiento del PIB le da lo mismo la justicia social porque mide la riqueza que se crea y no como se distribuye esos números son de risa. Salvo que crezcamos ahora pidiéndole prestado a nuestros hijos, claro, algo a lo que los gobiernos de izquierdas son aficionadísimos. Y ya estoy otra vez con lo de sacrificar el futuro y patapum y p’alante, pesadito que soy…