Los pecados contra el Sexto (I)

Ave a todos.

Estoy poniendo en orden todas mis ideas al respecto de la moral sexual y he decidido consignarlas por escrito. Como todos sabéis yo soy un Católico de los de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana y Pensante por lo que no necesariamente estoy cerca de los postulados de eso que la gente llama “la Iglesia” y que yo llamo “el sector dominante de la jerarquía de la Iglesia”. En este ensayo voy a tratar de definir y defender mi postura, que sin ser necesariamente la expresada por el sector dominante de la jerarquía de la Iglesia la verdad es que se le parece mucho y, desde luego, es mucho más “carca” que la de la mayor parte del mundo siniestro. Tocaré los siguientes temas:

  • El divorcio ante los ojos de Dios. Casi siempre pecado. Liberación de la palabra dada y casos de laboratorio (*).
  • El aborto. Siempre inmoral, siempre pecado.
  • Las relaciones extramatrimoniales, incluyendo las prematrimoniales. Siempre inmorales, siempre pecados.

Me he trazado el desafío de no recurrir a axiomas de Fe y razonar, partiendo de unas premisas, siempre de modo lógico; de tal forma que todo aquel que esté de acuerdo con las premisas y que no encuentre un fallo en mi lógica deberá reconocer la inmoralidad, por ejemplo, del aborto o de las relaciones extramatrimoniales y dejar de lanzar bufidos cada vez que un cura predique contra los pecados al Sexto (al menos, lanzar unos bufidos como los míos en vez de bufidos que casi son como lanzar huevos…). No tocaré la homosexualidad porque ya lo he hecho en otras entradas.

En este momento lanzo el desafío a mis más ilustres contertulios. Porque me encanta discutir con vosotros.

Procederé por partes. Lo primero que hemos de hacer es fijar las premisas. Propongo las siguientes.

  1. Causar daño a un tercero para obtener un beneficio es inmoral.
  2. Usurpar un derecho ajeno para realizar actos relacionados con el mismo es inmoral.Escudo_facultad_Decrecho_copia
  3. Los padres tienen la obligación moral de amar, proteger y criar a sus hijos.
  4. El derecho a la vida es un derecho supremo.
  5. El derecho a la vida es un derecho personalísimo. Solo el titular tiene derecho a decidir sobre él.
  6. La palabra dada compromete a quien la da y coloca a quien la recibe en la posición de acreedor moral de lo prometido. Romper la palabra dada sin ser liberado de ella por quien recibió la promesa es un acto inmoral.
  7. Cuando, ceteris paribus, entran en colisión dos o más derechos es lógico que prevalezca el superior en rango.
  8. Cuando se impone decidir entre dos males es lógico elegir el mal menor.
  9. Cuando se impone decidir entre un mal seguro y la posibilidad de causar un mal, es lógico utilizar procedimientos semejantes a la esperanza matemática(**) para tomar la decisión.

Lo segundo que haremos será definir lo que, a efectos de esta exposición, entenderemos como “matrimonio” y “sexo”. Porque una cosa es casarse ante los ojos de Dios y otra es casarse ante los ojos de la comunidad, y una cosa es el coito y otra las “mil cosas que se pueden hacer sin hacerlo”. Continuaremos dentro de unos días cuando, si alguien recoge el guante, hayamos finalizado los preliminares de la aceptación o modificación de las premisas expuestas.

A ver quien se anima.

Arthegarn. ________

(*) Un “caso de laboratorio” en este contexto es una situación fáctica para poner a prueba la validez moral de un precepto o norma, pero que es extremadamente improbable que se de en la vida real. Por ejemplo: estamos analizando la validez de imponer Dress Code en los caritos góticos y alguien plantea “¿Y si Tilo Wolff se planta en el 666 vestido con bermudas y camisa hawaiana?” Es técnicamente posible que ocurra tal evento y debemos considerarlo antes de formular una regla general sin excepciones, pero, siendo sensatos, las posibilidades de tal acontecimiento son épsilon(***).
(**) La esperanza matemática se puede utilizar para conocer la conveniencia de tomar una decisión de resultados inciertos hay que multiplicar las ganancias esperadas por los resultados de cada decisión y multiplicarlas por las posibilidades de obtenerlas. Son estos valores corregidos, y no la mera expectativa de ganancia, la que ha de guiar nuestra toma de decisiones.
Pondré un ejemplo. Tengo un euro. Puedo dejarlo en el bolsillo o puedo echar una primitiva, que esta semana hay un bote con un premio estimado de 50 millones de euros. Dejarlo en el bolsillo es una decisión que tiene un valor de 1 euro (no cambia nada). Apostar a la primitiva tiene un valor de 50.000.000 de euros multiplicado por las posibilidades de aceptar (más o menos una entre 2.350 millones): 2 céntimos. ¿Qué tipo de estúpido cambiaría un euro por dos céntimos? El mismo tipo de estúpido que juega a la primitiva.
Pondré otro ejemplo. Tengo 100 euros. Puedo invitar a mi pareja a una opípara cena en nuestro restaurante favorito, dejarlos en el bolsillo o gastármelos en lotería de navidad. Dejarlos en el bolsillo es una decisión que tiene un valor de 100 euros. Cenar tiene un valor de 100 euros más la posibilidad, si no le sienta mal la cena, de que luego mi pareja me recompense con una noche maravillosa en la cama, que en el mercado valdría no menos de 100 euros; digamos que la posibilidad de que le siente mal la cena de nuestro espectacular restaurante favorito es del 5% (incluyendo comer demasiado): el valor de llevar a mi pareja a cenar es 100 + (100 x 95 / 100) = 195 euros. Comprar lotería de navidad tiene un valor de 1.500.000 euros multiplicado por las posibilidades de que te toque: una entre 85.000, o sea 17,65 euros. ¿Qué tipo de imbécil, ofrecida la posibilidad de cambiar 100 euros por 195 o por 17,62 elije quedarse con los 17,62? El mismo tipo de imbécil que se gasta 100 euros en lotería de navidad en vez de llevar a cenar a su pareja. Sin comentarios.
(***) Épsilon es un valor tan pequeño que resulta despreciable. Puede aplicarse a la lógica y categoría moral de muchos listillos