La subida del SMI

PSOE y Podemos han pactado (entre otras cosas) subir el salario mínimo interprofesional de 736 a 900 euros.  Esta medida ha dado lugar a una animada discusión en mi muro de Facebook entre mis queridos amigos Moreno y Lucian, que a su vez son muy amigos entre ellos a pesar de que en estos temas se parecen como un huevo a un Lamborghini. Y yo iba a contestar a Moreno, que plantea una serie de objeciones contra el tema, pero como la respuesta me ha quedado más larga y más completa de lo que 1539197725_422692_1539248818_noticia_fotogramaesperaba, pues he decidido darle un poco de forma y ponerlo como artículo. Así que, señores, va por ustedes.

David objeta que “haciendo que todo el mundo cobre un mínimo haces que el pequeño y mediano comercio no se pueda permitir contratar a la gente”. Bien, esto es cierto… a medias. En un sistema económico serio, limpio, es más cierto que falso, pero en España hay muchísima economía sumergida. El camarero del bar que dice, entre blanco y negro, ya está cobrando esos 900 euros brutos. Lo que se intenta entre otras cosas es que aflore lo que el empresario le está pagando en negro y por lo que ninguno de los dos, ni empresario ni trabajador, está pagando la Seguridad Social que debe (acuerdo que, por cierto, favorece espantosamente al empresario que paga casi cinco veces más que el tabajador).

Objeta también, levado de un espíritu liberal que no tengo ni yo, que “si tienes un modelo productivo ultra flexible no hace falta regular el mínimo de precio, porque ya se reajusta solo”. A ver, en mi opinión esto es o de hablaren teoría a un nivel del idealismo platónico, o de no haber entendido las circunstancias en las que debe operar un mercado para que el sistema de precios tenga sentido. Una cosa es dejar fluctuar los precios en un mercado en el que hay competencia entre operadores iguales con el mismo acceso a la información, y otra en en caso de los salarios mínimos en los que básicamente estamos ante la perversión del libre mercado llamada oligopolio. Los operadores, comprador y vendedor, no son iguales, ni siquiera comparables. Los salarios mínimos se pagan por definición a la gente más desfavorecida, con menos opciones, que no puede acceder a otro puesto de trabajo mejor pagado. Ese colectivo es extremadamente vulnerable y sobre él pesa la amenaza de quien no tiene nada que perder y que le dice que esto son lentejas, si las quieres las comes y si no te mueres de hambre. Ese precio no se puede dejar fluctuar porque a lo que tiende no es a incrementar la libertad sino a incrementar la explotación, precisamente por el pequeño «empresaurio» del que habla Moreno. Hay que fijar un salario mínimo y ese salario mínimo tiene que ser suficiente para garantizar las necesidades del trabajador. 1539197725_422692_1539248818_noticia_fotogramaNo hacerlo así es el tipo de miopía que, aparte de no favorecer la justicia social, acaba en revolución. Lo primero que hay que darle a la plebe es panem, chico, o en este caso la posibilidad de ganarse el panem.

Si subes artificialmente los salarios mínimos como es el caso, desde luego tendrás muchos efectos. Primero que se contratará (algo) menos. Segundo que se despedirá (algo) más. Pero en una coyuntura de crecimiento y reactivación como en la que estamos lo que hay que hacer es subir los salarios mínimos porque lo que hay es más demanda de trabajo. Es lo quen haría el precio si pudiera fluctuar, pero no puede porque los operadores no son iguales.

El bar del que hablamos cada vez está ganando más porque cada vez hay más actividad económica, la gente vive mejor, sale más y toma más vinos. Eso hace que el dueño del bar no pueda atenderlo todo él y contrate a alguien porque le conviene contratarlo. Bien, si antes le pagaba 736 euros y ahora resulta que tiene que pagarle 900 tendrá que valorar si despedirlo y volver a llevar el bar el sólo o subirle el sueldo. El problema es que el coste de despedirlo es todo lo que va a dejar de ganar por las copas que no pone es camarero y que no puede poner él. Si es más de 164 euros al mes le conviene subirle el sueldo antes de despedirle. Y el problema es que el camarero, aunque sepa esto, no puede pedirle al jefe un aumento aunque lo merezca porque le pone de patitas en la calle y coge al de al lado que está dispuesto a trabajar por lo que sea. Eso no es actividad económica legitima, eso es aprovecharse de la desesperación de los pobres para explotarlos y eso no es justo. Y porque no es justo alguien que no sea el camarero tiene que “negociar” esa subida: el Estado. Oh, sí, desde luego que en algunos casos el empresario no podrá mantener a su trabajador por esa subiddownloada, quizá haya algún negocio que tenga que cerrar (¡hah!) pero comparativamente, midiendo el efecto social y no el efecto particular escogido específicamente cogiendo moras, el efecto sobre la economía es positivo.

Y es que además siempre se hace así. Primero animas a los empresarios a contratar cuando la recuperación está empezando y es incierta, a contratar casi de cualquier manera, incluso bordeando la explotación porque cuando las cosas están mal difícilmente pueden ir a peor. Y, luego, cuando las cosas se estabilizan y la recuperación es más clara llega el momento de corregir esas situaciones de quasiexplotación y tender a una subida salarial. ¿Por qué? Entre otras cosas porque el riesgo que asume el empresario no es el mismo, es menor, y por tanto el retorno que debe esperar de su inversión también debe ser menor.

Mención aparte a un «argumento» que aunque he leído en esta discusión he oído repetido ya tres o cuatro veces: “si haces que todas esas plantillas de camareros cobren el doble de lo que cobran ahora, o suben el precio de todo al doble o no tendrán para poder pagar el local”. A ver, no. Eso es no tener ni idea. En primer lugar la partida de salarios es solo un porcentaje de los costes del negocio, doblar el coste de una partida no hace necesario doblar los ingresos porque con esos ingresos pagas los salarios… y el alquiler Untitled Extract Pagesdel local, que sigue al mismo precio, y la luz, el agua, la materia prima, la publicidad, los seguros, los contables… ¿sigo? Pero es que incluso si todos los costes se doblaran el doblar el precio de las copas lo que haría (caeteris paribus) es doblar costes e ingresos, lo que implica que el beneficio empresarial (básicamente ingresos-gastos) también se doblaría.

No es el caso. En general la subida de salario del trabajador de donde va a salir es del beneficio del empresario y no de un aumento de precios, y es que el empresario ya estaba teniendo demasiados beneficios. Decidió invertir en un mercado inestable, se arriesgó y aun así ganó. Ole por él. Pero desde que el mercado se ha estabilizado ha estado ganando más de “lo que debía” porque ha seguido pagando a sus trabajadores lo que se paga a un desesperado cuando la situación ya no es esa. Cuando estaba arriesgando su dinero por crear actividad económica, cuando hasta cierto punto él estaba desesperado, eso puede tener sentido. Pero no puede ser que el único beneficiado de la estabilización del mercado sea el empresario, el trabajador también tiene que verse beneficiado. Y ¿sabes una cosa? Si el empleador es justo y ya se ha ocupado de que su trabajador se beneficie también de la nueva situación este cambio no le afectará porque ya habrá subido el sueldo a su empleado hace tiempo.

Un último punto, también muy comentado por todo el mundo, es el de la inflación. ¿Inflación?;¿En serio? ¿Por subir el salario mínimo? Aver, algo habrá, claro, pero es escasísma. Juzgumos las cosas en su medida: menos del 4% de los asalariados cobran el salario mínimo así que esta medida afectará a un porcentaje muy pequeño de la población, que encima suele estar endeudada hasta las cejas simplemente para llegar a fin de mes. Esta subida para lo que va a servir es, sobre todo, para que los más pobres dejen de endeudarse, para que puedan ir pagando sus deudas y, con un poco de suerte, para que puedan tomarse una caña más a la semana, quizá con unas olivas si el camarero es amigo y no le han despedido o, aun peor, han tenido que cedrrar el bar Untitled Extract Pagesdebido a la desaforada subida salarial impuesta por los rojos insensatos que nos gobiernan. No, hablamos de gente que, además de que es poca, está cubriendo a duras penas sus necesidades básicas, no consumiendo a tutiplén. El efecto en el IPC será negligible.

Así que (y esto va ya por Lucian) no, no hace falta que la economía se adapte ni inventar un nuevo sistema. Está todo visto desde hace años y esta medida, en este momento, es una buena idea.

SOCIOliberal, por cierto. Si a aguien le están haciendo los ojos chiribitas leyéndome decir esto os recuerdo que yo soy socioliberal, no liberal «a secas». Hay muchísimas cosas peores que se puede ser que liberal, pero si vamos a lo bueno, a lo pata negra, a the best of both worlds, el socioliberalismo es lo vuestro.

Un cordial asludo,

Arthegarn.

Vox no es fascista.

Vamos a aclarar un asunto: Vox no es fascista. Es de derechas, sí; es conservador, también; es populista, indiscutiblemente; a mí tampoco me gusta, no, y me queda muy, muy a la derecha. Pero no es fascista.

Cada vez que alguien de izquierdas llama fascista a un demócrata de derechas Vox-Vistalegre_EDIIMA20181007_0220_19está perjudicando la democracia, el diálogo, el respeto mutuo. Al intentar tratar de aislar y marginalizar con esas hipérboles a quien no es más que otro legítimo adversario político lo único que consigue a largo plazo es legitimar la radicalización de quienes defienden posturas de derechas y conservadoras dado que por el camino legal, por el camino democrático, no se ha querido ni hablar con ellos sobre sus legítimas, aunque minoritarias, pretensiones.

ERC han sido independentistas de toda la vida. Independentistas, ojo, no simplemente nacionalistas, y hasta anteayer han respetado escrupulosamente la legalidad. Imaginad cómo estarían las cosas ahora si en vez de aceptarles, como es de justicia, al legítimo juego democrático se les hubiera llamado por ejemplo “traidores“ desde los partidos unionistas abrumadoramente mayoritarios, independientemente del hecho de que ellos propugnaran una independencia legal, justa, de la ley a la ley a través de la ley. Entonces Flyer Candidatura A5 VOX Castellón 26-J version 2sí que no hubiéramos salido del franquismo y no mereceríamos llamarnos Estado de Derecho.

La libertad de expresión, y no me cansaré de decirlo, no es un derecho supremo. Tiene límites y la verdad es uno de esos límites. El perjuicio a un tercero es otro. La libertad de expresión no consiste en tener derecho a decir la primera barbaridad que se te ocurre en el momento en el que se te ocurre impunemente, ni en insultar a tus adversarios políticos para intentar aislarlos y perjudicarlos.

Llamar fascista a Vox no beneficia a nadie. A nadie más que a los fascistas de verdad, claro, que creían que eran cuatro gatos y un águila desplumada y de repente se encuentran con que podrían llegar al medio millón de votos. Eso sí que es bueno, oye, está claro que de nuevo, por fin, en España empieza a amanecer.

Dicho queda,

Arthegarn.