Llevo ya unos días un poco frustrado (tampoco nada grave, no os creáis) porque nos hemos quedado sin condones. «Pues baja a la farmacia y cómprate unos – pensaréis – que las hay que están abiertas las 24 horas». Pero no puede ser.
Resulta que hace ya unos meses, por consejo de Carlos (el dependiente del sex-shop que tenemos al lado de casa) probamos unos condones suecos llamados Bird’s n Bees. A primera vista parecen unos condones relativamente normales, anatómicos y de un verde bastante feo, que se anuncian en la caja como «El condón con protuberancias y líneas» y cuestan unos 12 euros los 20, o sea bastante más baratos que su análogo habitual, el Durex Pleasuremax (condones con estrías hay muchos). También se supone que son extrafinos, que no quitan sensibilidad y todas esas cosas que dicen absolutamente todos los condones.
Bueno, por mi parte he de decir que me parecen buenos, sí, de los mejores, vale. Tienen un aro bajo el glande que incrementa la estimulación (aunque hay que dejar que el condón se asiente en su sitio antes de notar sus efectos) pero eso es relativamente habitual. Ahora, lo de Ana… Lo de Ana es indescriptible. No me voy a poner a contarlo (que lo haga ella), pero cuando compré la segunda caja le comenté a Carlos lo contenta que estaba y me dijo que todas las chicas que lo prueban no quieren ni oír hablar de otro condón durante el resto de su vida. Al parecer tienen unos puntitos maravillosos y espectaculares que te catapultan al séptimo cielo mucho más deprisa de lo que llegarías andando y que te mantienen ahí un buen rato. Vamos, ella está encantada, enganchada y absolutamente seducida. Y no es la única, tendríais que ver los comentarios que tienen los condones en cuestión en ciao, o en dooyoo, por ejemplo…
Total que desde que los probamos no hemos usado otros. El problema es que el otro día fuimos a comprar y nos encontramos conque no quedaban. Carlos me comentó que una chica había llegado hacía unas horas y se había llevado las últimas cuatro cajas, que el lunes. Me ofreció algún sustituto y le comenté que no, que preferíamos esperar, que a mi me daba un poco igual pero que a ella no (bueno, en realidad me temo que yo también me he malacostumbrado, porque el sustituto, que tampoco era ninguna maravilla, seamos sinceros, lo que hizo fue fundamentalmente cortarme el rollo). Carlos me miró con una sonrisa que decía «Otra enganchada, ¿eh?» y me comentó que el lunes tendríamos el lunes.
Pero no, ayer fuimos y no hay todavía, conque ya véis, reducidos a la espera. Y he decidido que, para desahogar mi frustración profiláctica de forma constructiva, iba a escribir mi primer artículo recomendando productos sexuales, que no todo va a ser recomendar libros Así es que, si los encontráis por ahí, mi consejo es que los probéis; y si no os los encontráis y sois del grupo de gente al que se le pueden regalar estas cosas, igual os cae una caja de regalo de cumpleaños. Que seguro que ellas se aficionan igual y ya se sabe: mal de muchos…
Porque a mi no me vuelve a pasar, esta vez me llevo seis paquetes…
Arthegarn.
PS: En realidad, también se pueden pedir muestras gratuitas al importador…