Qué es de mi vida II: Dinero y trabajo

De dinero, la verdad es que con la que está cayendo no me puedo quejar.

Este año hemos tenido los sueldos congelados en Clifford Chance. Desde el socio más equity hasta el último becario hemos estado todos con un frío que pela. Ya sé que en teoría y teniendo en cuenta que estamos en deflación eso quiere decir que mi poder adquisitivo ha aumentado un 0.7% (en realidad un 0.4%, que vivo en Madrid), pero entre tres o cuatro estupideces que hice en el primer semestre, el coche (que es como tener un hijo tonto, no me da más que disgustos) y otro par de cosas, donde el año pasado conseguí ahorrar casi el 25% de mi salario neto este año no voy ni por el 7%. Vale que a fin de año siempre se hace un esfuerzo, pero… En fin, que no sé los demás, pero por mucha deflación que haya yo me siento con menos poder adquisitivo este año. Menos mal que el tema mejorará en 2010. Entre la descongelación y lo que me voy a ahorrar en cervezas voy a nadar en la ambulancia, me parece a mí.

En CC tengo la sensación de que ha pasado lo peor de la crisis. Terminada la tan temida reestructuración, que ha afectado tanto a socios como a personal de todas las categorías en todo el mundo, y que en mi departamento se ha saldado con la salidaPasta., forzada o voluntaria, de nada menos que ocho abogados en un año; entre ellos Helga y Roweena, que eran mis jefas cuando entré en 2006 (todo sea dicho, Roweena, que fue quien inauguró el éxodo, se fue a un puesto magnífico en el BSCH y a Helga tampoco es que le vaya mal) la tranquilidad ha vuelto a Castellana 110. Se echa de menos a mucha gente, claro (yo sobre todo a Iulius, que es el único al que no puedo ver regularmente porque se ha ido a USA), pero la vida sigue. Ha habido un par de veces en las que yo mismo he estado un tanto intranquilo, pero parece que todo se va a resolver sin mayores problemas. El trabajo va fluyendo, el mercado(1) se va reactivando poco a poco y por fin se ha aprobado la ley de las SOCIMIs, que debería dinamizar bastante la situación(2). Pero vamos, tampoco os quiero aburrir. Albus me ha invitado a comer la semana que viene, por cierto. Seguro que no es nada y que sólo quiere comer y charlar de nuestras cosas pero… en fin, estas cosas siempre ponen un poquito nervioso.

Fuera de CC están pasando cosas interesantes que no puedo comentar demasiado abiertamente. El mercado de contrataciones se está moviendo (parece que el puesto aquel de Ocaso del que os hablé alguna vez vuelve a estar disponible, por ejemplo, y hay una constructora que me tira los tejos) y pululan por la cercanía de mi práctica privada dos proyectos interesantes interesados en ficharme, uno más establecido y otro que está empezando pero que por motivos personales me resulta más interesante, la verdad. Lo que pasa es que CC es un sitio maravilloso para trabajar. Pagan bien, son comprensivos con tu vida particular, el empleo es estable (sobre todo ahora pasado el reshape) y el equipo es absolutamente de primera, tanto a nivel profesional como personal. Y el hecho de que si me fuera de CC dejaría de trabajar para Albus (y digo «para él» y no «para alguien como él» porque no creo que haya muchos «como él») encarece el convencerme de que lo haga como en un 50%. Y aun así parece que hay gente dispuesta a pagarlo (alguien, probablemente tirándome la caña, me dijo el otro día que, en realidad, valgo mucho más de lo que cobro e incluso de lo que me gustaría cobrar).

Conque nada, ha sido un año un poco complicado y a día de hoy me quedan 163,76 euros para pasar el mes, pero es un dato anecdótico todo pinta muy bien y, después de 2005, dudo que jamás vuelva a decir que estoy mal de dinero…

Saludos a todos y buenos deseos,

Arthegarn

(1) Daos cuenta de que el mercado en el que trabaja el departamento es el mercado inmobiliario, terciario, singular y con compradores o vendedores transnacionales (GOEFs, REITs y cosas así.)
(2) Si tenéis un dinero que no sabéis qué hacer con él, plantearos invertir en SOCIMIs. Tienen un tratamiento fiscal tan ventajoso que, caeteris paribus, resultan un 18% más rentables que la bolsa, por ejemplo…

Qué es de mi vida I: Salud

Bueno, hace muchísimo que no digo nada y creo que va siendo hora de contar cosas de mi vida, que me han pasado muchas en estos meses…

Empecemos con la salud, si os parece. Hay dos noticias: una buena, una no tan buena y una buena derivada de la no tan buena.

La primera buena noticia es que he adelgazado una barbaridad. Desde agosto que me puse a vigilar mi peso más en serio y a hacer un poco de dieta he perdido cuatro kilos y medio, y eso lo digo ahora que he engordado un pelín, porque el mes pasado por estas fechas había perdido casi seis. Estoy de lo más contento y entre esoEl Arthegarn que conoce esta gente, foto de 1991 y las cremas (sí, lo admito, he empezado a darme cremas, pero es que ya tengo 35 años y va siendo hora de empezar a cuidarse un poco, ¿no?) me veo bastante guapetón últimamente, la verdad. Este sábado tengo una fiesta con los amigos de la adolescencia – la pandilla que tenía hace cosa de veinte años y, viendo las fotos por facebook, creo que soy de los que menos va a avergonzarse de su barriga / ojeras / etc(1).

La segunda noticia, la no tan buena, es que parece que estoy algo mal de la cabeza. No os voy a dar todos los detalles, pero a raíz de encontrarme mal a la vuelta de las fiestas de Halloween (y es que uno ya no es tan joven aunque se de cremas) fui al médico y las cosas no le encajaban porque no parecía una resaca y al final una cosa llevó a la otra y he acabado en el neurólogo. No, no os preocupéis que no tengo Alzheimer (de hecho el neurólogo me llamó la semana pasada específicamente para decirme que no tengo esos marcadores), pero algo va mal en mi cabeza y no sabemos qué es. Resulta que llevo años (muchos años) con unos síntomas a los que yo no les había dado nunca importancia pensando que eran cosas normales a la altura del déjà vu y que al parecer tienen nombre y apellidos, fundamentalmente despersonalización y desrealización y que son cosas que las produce algo (no sabemos qué) y que suelen ser indicadores de otras patologías. Si a eso le sumamos mi breve pero acojonante encuentro con la afasia de hace unos años (que es lo que le hizo sospechar al médico de cabecera que lo mío era de cabeza) pues…

Pues aquí estamos. El viernes se supone que me dan resultados de los primeros análiDice usted que le pasa que?sis (entre otras cosas me van a decir si tengo sífilis, mira tú) y el lunes tengo una serie de pruebas de esas tipo House (una vez más, bendito servicio médico del Colegio de Abogados). El neurólogo dice que puede ser cualquier cosa, incluyendo palabras con siniestras resonancias, como Alzheimer, que repito porque eso ya sabemos que no es, o que puede no ser nada; que igual estamos un par de meses haciendo pruebas y que no me extrañe si, al final, lo descartamos todo y nos quedamos con que tengo esos síntomas y se acabó, que son cosas que pasan y que llevo toda la vida haciendo vida normal con episodios disociativos de esos y que puedo perfectamente bien vivir otros cincuenta años igual de bien.

Así que, por favor, ya sé que me queréis mucho pero no os preocupéis hasta que haya de qué. Sigo siendo el mismo, de hecho ahí está la gracia, sigo siendo exactamente el mismo que habéis conocido solo que con un poco más de información. No me voy a morir, ni estoy chiflado ni psicótico, ni me voy a abalanzar sobre vosotros con intenciones homicidas a través de la mesa del Moscow si no compartís mis opiniones sobre la relación entre la segunda ley de la termodinámica y la unidireccionalidad de la flecha del tiempo. Y, como podéis ver, tampoco me estoy quedando ni tonto ni senil. Es cierto que este tema implica algunos cambios en mi forma de vivir la vida, pero nada más. Es… qué se yo, como descubrir que finalmente el colesterol alto te está causando arterioesclerosis y que tienes que vigilarlo. O, por citar un caso que me es cercano, que creas que tienes un cálculo renal y que de repente te digan que tienes los riñones en herradura. Hasta nuevo aviso, estoy bien.

A cuenta de todo esto me han dado una serie de indicaciones de salud (algunas muy curiosas, como que me dé el sol(2)) entre las que se incluyen cosas como que deje de drogarme (yo que creía que ese tipo de cosas sólo me las decía[info]mithur) y que deje de pillarme melopeas como las que dieron lugar a todas estas informaciones médicas (3). Así que me he liado la manta a la cabeza y he dejado de beber.

(Pausa para que os recuperéis)

Pues sí, pues sí, así es. Otras veces lo he intentado y no lo he conseguido, pero esta es la definitiva. Puedo decir orgullosamente que llevo desde Halloween sin beber alcohol, pero ni una gota. Ni una caña con el aperitivo, ni un vino con la comida, nada de nada. A Zor le parecerá muy fácil, pero a mi me está costando la de Dios. Bueno, no, dejar a Dios fue más difícil, pero esto tampoco está siendo un juego de niños, que digamos. Daos cuenta de que llevo veinte años bebiendo alcohol sin parar y que, desde la estancia de Slanter en la Mazmorra, cuando el consumo se desbocó (es que era un juerguista), estaba bebiendo a razón de un litro diario de cerveza, así los días de nobeer-lgdiario delante de la tele y como poco. Y no vamos a hablar de los fines de semana, que a lo mejor el sábado empezaba con la primera a eso de la una cuando sacábamos al perro, comía con vino o cerveza y luego si salía caían fácil entre tres y seis litros más, dependiendo de la duración de la noche… Y Slanter se fue de la Mazmorra en 2006. Puedo decir sin temor a equivocarme que, si consigo mi objetivo de llegar impoluto al cumpleaños de mi madre (28 de noviembre, y todo apunta a que lo conseguiré) será el periodo más largo de sobriedad ininterrumpida desde finales de los ochenta.

Obviamente esto no lo hago porque me lo haya dicho el neurólogo (que simplemente quiere que no beba hasta la inconsciencia). Lo hago porque ya era hora, porque ya había decidido dejar de beber en un futuro próximo (cuando empezáramos a pensar Ana y yo que era el momento de tener hijos) y porque me parece un momento idóneo, una forma de aprovechar el miedo que me metió el médico en el cuerpo para sobrellevar las primeras semanas, que fueron difíciles, y para mantenerme en mis trece cuando aceche la tentación. El objetivo a largo plazo, por cierto, no es eliminar totalmente el alcohol sino controlarlo y reducirlo mucho (bueno, muchísimo, según mis cuentas, simplemente con dejar de beber cerveza reduciría mi ingesta de alcohol en un 90%). Por ejemplo, si un día nos vamos a cenar un buen chuletón a un buen restaurante no voy a dejar de tomarme un buen vino (pero sí el coñac de después) y desde luego si vamos a Gijón no voy a dejar de tomar sidra (aunque menos). Pero ahora mismo, y durante unos meses, creo que hay que ponerse de tratamiento de choque. Y, con la ayuda de Ana (que me brinda un inestimable espejo en el que mirarme, que está muy orgullosa de mi y a la que no pienso decepcionar) lo estoy consiguiendo.

Y esto, aunque ahora mismo me fastidie (y me fastidia bastante) es otra buena noticia que me agradecerán mis neuronas, mi hígado, mi línea(4) y, eso lo tengo muy claro, mi cartera.

Y nada, aquí os dejo hasta que os ponga al día con otra faceta de mi vida, que hay novedades en todos los campos…

Arthegarn___________________

(1) Hay que tener en cuenta que yo no tengo pelo del que avergonzarme, jejejeje.
(2) Ya me han explicado que es para incrementar la producción de vitamina D, que por lo que se ve está relacionada de alguna forma con la mielina.
(3) Porque si no me hubiera agarrado dos castañas curiosas el fin de semana de Halloween, una el viernes y otra el sábado, probablemente no hubiera tenido los síntomas que tuve el domingo y el lunes y no hubiera ido al médico y bla, bla.
(4) Según Mithur porque de momento lo que he hecho es engordar (probablemente porque como por la ansiedad).

Fluyendo con Zor

NOTA PRELIMINAR: esta entrada son unas reflexiones-comentarios a los Apuntes de Flujo III del amigo Zor.

Como me pasa muchas veces que te leo no entiendo lo que quieres decir. Cada uno de los párrafos, aislado, tiene sentido, pero no entiendo a dónde quieres ir.

Lo de la represión del orden social es cierto en términos absolutos. La pregunta es si el xQtdYU-v_400x400precio en términos de satisfacción de nuestros apetitos que pagamos por vivir en sociedad compensa los resultados, también en términos de satisfacción de nuestros apetitos, que nos da vivir en sociedad. Yo creo que sí.

Creo que utilizas un lenguaje extremadamente negativo. Por ejemplo, si en vez de decir que la sociedad requiere que sus miembros sean «obligados a aprender los hábitos y las habilidades que la cultura requiera» dices que la sociedad requiere que sus miembros sean «instruidos en modos de comunicación y convivencia» (que en mi opinión son las verdaderas bases de la sociedad, no la división del trabajo por castas, por ejemplo) dices lo mismo pero de otra forma. Es curioso. No puedo no estar de acuerdo con lo que dices cuando voy más allá de las palabras e intento averiguar lo que quieres decir, pero ¡suena tan misantrópico como tú lo expresas!

La esencia de la socialización no es hacer depender a los individuos de los controles sociales. Los controles sociales son procedimientos que tienen las sociedades para mantener la cohesión y son progresivamente más útiles, hasta el punto de volverse necesarios, a medida que la sociedad se hace más compleja. Pero siguen siendo adiciones, siguen siendo contingentes. Otra cosa diferente es que sea necesario que los individuos sean predecibles, en el sentido de trustworthy. Esa previsibilidad es sobre lo que se construye una sociedad, pero eso es así porque el universo es así.

Si desproveés el universo de teleología, incluyendo la humana, lo que encuentras es que las sociedades, como todo grupo organizado, son el resultado natural de la fiabilidad de sus integrantes. No es la sociedad la que «intenta» que sus integrantes sean fiables, lo que pasa es que las sociedades que se apoyan en individuos no fiables perecen. No es la vida la que se apoye en el carbono por sus particulares propiedades, son las propiedades del carbono las que han dado lugar a la vida. Con las sociedades, igual, son la evolución natural y sin causa final de la química del carbono. Así pues no hay «forma más efectiva de socialización», hay sociedades con integrantes tales, y con estos ordenados de forma tal, que son evolutivamente más competitivas y que, generación tras generación, crean individuos más interdependientes para lograr un «fenotipo» más competitivo. No hay dicotomía entre los fines del individuo y los fines de la sociedad porque ninguno de los dos (los fines) existen, son completamente ilusorios.

Lo mismo pasa cuando hablas de cuestionarnos las «sugerencias» de la genética. La genética no sugiere, ordena. Estableces una dicotomía psique-soma en la que yo ya no creo (por no hablar de que en el sustrato básico de tu escrito subyace la idea del libre albedrío contra-causal que yo creo que no te crees tú mismo): todos mis deseos vienen dictados por mi genética, y todas mis capacidades para satisfacerlos, también (bueno, y por otra serie de factores, todos los cuales escapan a mi control). El hecho de que mi genética no haya sido «suficientemente lista» como para «prever» que el fenotipo podría desarrollar «intereses» propios, distintos y a veces contrapuestos a los suyos no quiere decir nada.

Y claro que hay gente que utiliza nuestros deseos y apetencias para controlarnos. Todo el mundo lo hace, y tú contigo mismo el primero. Si vivimos en sociedad es (yo creo) porque la satisfacción que obtenemos de ello nos compensa el precio en términos de individualidad que pagamos y al que aludía más arriba. Sin sociedad no hubiéramos pasado de ser unos monos particularmente listos. Sin sociedad no habría memoria de especie y tendríamos que inventar la rueda y conquistar el fuego una y otra vez. No sé tú, pero yo es que nunca creí en la idílica existencia del Buen Salvaje.

En fin, no sé. Hablas del sometimiento al programa genético como si fuera algo evitable y olvidas que tú mismo (que, en cualquier caso, no existes, pero bueno) eres un resultado de tu programa genético. Es como si intentaras separarte de tu cuerpo cuando en realidad la existencia humana es holista, en el sentido de inseparable. Somos la consciencia (¡ja!) sí, pero en el mismo término en el que somos el bazo y el genoma y el carbono y el límite hacia el que tiende la función que determina dónde y cuándo está cada una de nuestras partículas esenciales. No sé como expresar esto, pero la pregunta no es si somos capaces de conseguir controlar nuestros impulsos, la única pregunta es si el universo evoluciona de tal modo que parte de él exhiba un comportamiento que un observador exterior que quisiera asignarle una causa final podría traducir en «tener éxito en el intento de evitar caer bajo la explotación de los demás». Pero en realidad no es cierto.

Como me decía mi padre cuando tenía cinco años y le pedía dinero para jugar a los marcianitos, no son luces que se mueven, son luces que se encienden y se apagan y parece que se mueven.

Arthegarn.

PS: Me resulta curioso que tú hables de tu relación con el entorno y yo conteste derivando la conversación a mi relación conmigo mismo. Curioso…

En amor a la Verdad

Llevo toda la vida enamorado de la Verdad. Y no me he dado cuenta hasta que he constatado que no le pasa a todo el mundo.

No hay nada tan hermoso como la Verdad. No me preguntéis por qué, es lo que siento. Hay gente a la que le gusta la ensaladilla o los helados de queso de Cabrales y estoy seguro de que si les preguntas por qué no acertarán a decírtelo; a mí me pasa lo mismo. Quizá sea que estoy condicionado genéticamente a que me guste la Verdad, al igual que estoy condicionado a que me guste el dulce o el sexo; quizá sea que estoy mentalmente condicionado por la sociedad que me rodea o por los padres que me educaron y la familia de la que vengo. No lo sé, pero a mi la Verdad me pierde. Veritas liberabit vosCada vez que consigo levantar una esquina del velo que la separa de mi y ver una pequeña porción de la Verdad siento una alegría infantil y despreocupada, un sentimiento de humildad y maravilla que me puede tener de buen humor durante semanas. Sólo puedo compararlo a la entrada en contacto con el Mundo de las Ideas, o la emoción artística, o cuando vuelves a ver a alguien a quien quieres de corazón después de mucho tiempo sin hacerlo y esa persona te ve y te sonríe.

Últimamente, merced sobre todo a conversaciones con Zylgrin y Mithur me he dado cuenta del compromiso tan intenso que he tenido siempre con la Verdad. Hace un año, en plena crisis espiritual, me estuve preguntando si tenía fe, si alguna vez había tenido fe. Cuando ahora lo miro con una cierta perspectiva me doy cuenta de que, en realidad, nunca he tenido fe. No, al menos, como la describen los Padres de la Iglesia, como un convencimiento firme e inamovible en una verdad revelada. Incluso en mis momentos de mayor fervor siempre he concedido una posibilidad a que pudiera estar equivocado y que, en realidad, Dios no existiera o no fuera como yo creía que era. Esa fe fanática, ese cerrar los ojos y apretar los puños mientras repites «las cosas son como yo creo, las cosas son como yo creo, las cosas son como yo creo» una y otra vez mientras la vida te muestra indicios y evidencias de que, en realidad, las cosas no son como tú crees, nunca me gustó. Me parecía la muerte del intelecto, el fin de todo posible crecimiento porque, si ya conocías la Verdad en su totalidad, ¿qué preguntas te quedaba por hacerte? ¿qué selvas por explorar y qué montañas por escalar? Por supuesto, era posible (eso creía yo entonces) que alguno de los que dicen eso realmente estuviera en posesión de la verdad pero ¿quién? ¿Y qué pasa con los otros millones de personas que mantienen que están en posesión de la Verdad con la misma certeza con la que lo hace ése cuando ambas con incompatibles? ¿Cómo saber cual de todos era el verdadero profeta, el que verdaderamente estaba tocado por el dedo de Dios y hablaba con Él, y cuáles eran los que hablaban solos? No había forma de saberlo, pero estaba claro que la mayor parte de la gente que basaba sus creencias en ese mecanismo estaba equivocada, porque sólo uno podía tener razón.

Creo que por eso nunca me gustó la fe. Porque si yo me dedicaba a cerrar los ojos y apretar los puños como todos los demás, aunque yo creyera sinceramente que tenía razón ¿acaso no lo creían verdaderamente todos los demás? Y, si mirándoles a ellos y cogiendo uno al azar las posibilidades de que fuera ese el que tuviera la Verdad era de una entre millones, ¿cuál era la posibilidad de que fuera yo el que la tuviera? ¿No sería también de una entre millones? ¿Y si consagraba mi vida a algo que me convencía que era cierto pero que luego, al morir, descubría que era falso? ¿No habría desperdiciado mi vida, cerrado a cal y canto a cualquier soplo de Verdad? Por eso nunca me gustó el fanatismo, porque parte de la base de que tienes toda la razón y eso es muy improbable. Muchas de mis lecturas posteriores en el plano teológico me llevaron al convencimiento íntimo de la relación del ser humano con Dios estaba basada precisamente en la búsqueda, en el eterno reconocimiento de que, a pesar de todo, podrías estar equivocado. De hecho el fanatismo llegó a parecerme un insulto a Dios y un verdadero pecado. No puedo evitar pensar que sí Dios existe y se comunica con nosotros lo hace a través de eso que llamamos realidad, luego si te encierras en tu creencia y no miras alrededor, ¿no estás expulsando de ti la realidad verdadera, la divina, la que ha creado Dios? Es difícil explicarlo, pero creo que quien renuncia a buscar la Verdad en la realidad le está dando con la puerta en las narices a Dios, y encima a un Dios particularmente humilde que no viene al hombre en una columna de fuego o en una nube de oro sino en una brizna de hierba, en un rayo de sol, en un soplo de la brisa(1).

Si de verdad Dios existe y de verdad se comunica con nosotros creo que lo hace a través de la globalidad de la Creación. Es sólo a través de entender el mundo que nos rodea, la realidad, como podemos hacernos alguna idea de cómo es Dios. Y, aunque Dios no exista, la Verdad tiene una importancia propia. ¿Quién necesita a Dios para buscar la Verdad, para maravillarse ante el universo? Sólo es a través de la búsqueda de la Verdad como podemos empezar a formarnos un modelo que responda a las grandes preguntas de la existencia, y que las responda de forma real, de forma que podamos crear en nuestras mentes una representación válida del universo y de nuestro papel en él. Si creamos un modelo que nos da tranquilidad, seguridad e incluso felicidad, pero en algún momento renunciamos a seguir perfeccionándolo por temor a que se estropee, ¿no estamos construyendo una casa sobre arena? Quid est veritas?¿No estamos, de una forma u otra, encerrándonos en nuestra pequeña, segura y confortable realidad y tratando de aislarla de los ataques, suaves pero persistentes de la Verdad? ¿No nos engañamos a nosotros mismos, aunque sea un poco, no nos volvemos unos fanáticos «de baja intensidad», no viciamos todo aquello que queríamos obtener?

Fue por amor a la Verdad por lo que enfrenté mi fe en Dios a los mejores argumentos que encontré y, cuando Dios desapareció de mi vista, de mi modelo de la realidad, aunque dolió mucho, me quedó la Verdad. Muchas veces he estado tentado de sumergirme en una espiritualidad autohipnótica y recuperar mi vida espiritual donde la dejé; podría hacerlo y podría hacerlo sin problemas. Pero me parece una traición a mi mismo absolutamente inconmensurable. Si Dios existe, alegría; si las cosas son como yo quiero que sean, magnífico. Pero si no son así no cerraré los ojos y apretaré los puños. No puedo hacerlo. Si no estoy cerca de la Verdad, si renuncio a mi relación con ella… la vida no tendría sentido. Prefiero adentrarme en un naturalismo frío y sombrío con los ojos abiertos que ser feliz con ellos cerrados y engañarme a mi mismo con lo que sea. Puedo equivocarme, pero no me engañaré. No conscientemente.

Pero es que hay otra razón. Si Dios verdaderamente existe, DiAshes-Heart-01os ES Verdad. Y estoy absolutamente convencido de que entendería y perdonaría que me perdiera buscándolo y que de hecho prefiere eso a la fe ciega de quien cree que lo ha encontrado cuando, como mucho y si tiene suerte y de verdad ha encontrado algo es solo es una minúscula esquina de Su manto. Quien se conforma con lo que ha encontrado y vive en un constante estado de comunión mística, extático, estático, y renuncia a buscar más y a conocer más puede que tenga una relación con Dios pero creo que esa percepción de Dios es análoga a como una cuchara percibe el sabor la comida. Si mi búsqueda de Dios , que es la Verdad, me cuesta a Dios (en realidad la imagen, el modelo, la idea que tengo de Dios), sea. Povo serán, más polvo enamorado.

En este mundo en el que vivo y en el que no es posible estar seguro de verdad metafísica alguna no me queda nada más que serme fiel a mi mismo. Porque Dios puede que exista, y puede que no, pero la Verdad sí que existe y ¿acaso no es ya de por sí suficientemente hermosa? Zylgrin dice que tengo que parar de dudar en algún momento, Mithur se sonríe y dice que soy el más enconado positivista que ha conocido pero es que ¿acaso me queda otra? Si no puedo estar seguro de nada, al menos lo estaré de mi mismo y de mi compromiso con encontrar la verdad y, en la medida en que lo logre, de intentar ocupar el lugar que me corresponde en el universo, sea el que sea.

Y, en serio, la Verdad es suficientemente hermosa por si misma para compensar cualquier penuria atravesada en su busca. Y puede que nunca la encuentre, pero ella no me abandonará.

Arthegarn____________________
(1) Concretamente en la estructura molecular del ADN de la hierba, en un fotón de alta energía y baja entropía, en las relaciones causa-efecto de la mecánica de fluídos. Supongo que por eso soy gótico, porque veo a Dios en todo eso.

La Ilusión de la Consciencia (II)

NOTA PRELIMINAR: Este es el segundo artículo de una serie de tres. En el primer artículo hice una serie de razonamientos y consideraciones necesarias para seguir el hilo de este, por lo que te recomiendo encarecidamente que lo leas. Si estás siguiendo la saga, probablemente merezca la peDeciamos ayer...na que lo releas antes de embarcarte con la segunda parte. Dicho esto, sigamos.

Decíamos que «Lo que llamamos consciencia es la cualidad que tenemos, a diferencia de los animales, de darnos cuenta de ese tipo de existencia ideal, ultracarnal, ligada al pensamiento, de percibir de que existimos como algo abstracto, separado al resto de la realidad y de poder, por tanto, tomar decisiones que afectan a esa realidad desde un plano distinto. Podemos luego discutir si eso es el alma, el espíritu, o un patrón emergente, pero siguiendo esta línea de razonamiento está claro que, sea lo que sea, está ahí y que eso, y no otra cosa, es lo que soy

¿Seguro?

Todo este razonamiento se basa en nuestra percepción. Nosotros percibimos que existimos, que tomamos decisiones y que controlamos nuestro cuerpo, así que debe ser verdad. Sin embargo, todos sabemos que no todo lo que percibimos es cierto. Tanto quienes nos rodean como nuestros propios sentidos pueden darnos información errónea y hacernos pensar que algo inexistente efectivamente existe, los primeros en forma de mentiras o equivocaciones; los segundos en forma de alucinaciones, fantasías, imaginaciones e incluso sueños. Simplemente porque percibamos inmediatamente algo como cierto no podemos derivar necesariamente que sea, efectivamente, cierto. Así pues, ¿cómo podemos estar seguros de que existimos, más allá de porque tenemos experiencia de nosotros mismos?

Preguntas como estas se hizo Descartes en las Meditaciones Metafísicas. Supongo que muchos estaréis familiarizados con Descartes y su obra aunque sea de pasada, pero permitidme decir muy rápidamente que Descartes establece la duda metódica como instrumento para encontrar la verdad, dudar de absolutamente todo, y dudando de todo y pensando que incluso lo que ve y Rene Descartes. Gran tipo, sobre todo con un cognac.toca podría no ser cierto; podría estar soñando o ser víctima de un genio maligno que le hace ver ilusiones se acaba viendo reducido a si mismo. Y entonces…

«...enseguida advertí que mientras de este modo quería pensar que todo era falso, era necesario que yo, quien lo pensaba, fuese algo. Y notando que esta verdad: «yo pienso, por lo tanto soy» era tan firme y cierta, que no podían quebrantarla ni las más extravagantes suposiciones de los escépticos, juzgué que podía admitirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que estaba buscando

Esta es con diferencia la prueba más famosa, y más importante en la historia de la filosofía, de la existencia del ego, del pensador como fabricante de pensamientos. Todo lo demás puede ser dudoso, pero el hecho es que si dudo, pienso; y si pienso, existo. Pienso, luego existo, cogito ergo sum en su famosa formulación latina. Y este es el primer escollo a superar en nuestro viaje para descubrir que la consciencia es ilusoria, ya que desde luego no lo parece e incluso un filósofo de la talla de Descartes afirmó que no lo era e incluso basó todo su edificio filosófico y epistemológico sobre ella.

Ahora… ¿tenía razón)

Ya mencioné en el artículo anterior que el lenguaje configura nuestra manera de pensar. En general, la comunicación lingüística es algo maravilloso, pero a veces oculta trampas tan, tan imbricadas en la propia meta-estructura del pensamiento que se nos escapan. Consideremos el cogito. Pienso, luego existo. Si mi pensamiento existe, y existe, puesto que lo percibo de forma inmediata, es lógico que existe el actor de ese pensamiento, existe quien piensa, que soy yo. Existe el humo, ergo existe el fuego. No está mal, pero lo que pasa es que no hemos demostrado que no exista el humo sin existir el fuego.

«Pero eso es obvio» me contestaréis. «Quizá  no en el caso del fuego y el humo, pero sí en el caso de yo y mi pensamiento. Nadie puede pensar mis pensamientos más que yo, y si existen mis pensamientos existo yo» Y yo os diré que caéis en el mismo error en el que cayó Descartes: estáis dejando que la forma en la que está estructurada vuestra cabeza os lleve a una perogrullada, a un truísmo. En el momento en el que introduces a la primera persona en la frase estás admitiendo que existe y todo el razonamiento que sigue está herido de muerte.

Volvamos al cogito. En latín (y en francés, idioma en el que pensaba Descartes; y en castellano idioma en el que pensáis casi todos) se da la figura de la omisión del sujeto: «Cogito, ergo sum» («pense, donc suis«; «pienso, luego existo»). En inglés, en cambio, no se da, y el error es mucho más aparente; «sI think, therefore I am«: «yo pienso, luego yo existo». El sujeto sale de detrás del verbo y el error se hace aparente: al usar la primera persona («pienso») estás dando por supuesto aquello cuya existencia estabas investigando: Yo. Desproveyamos el cogito de su sujeto y veamos si sigue funcionando

«Se piensa, luego yo existo»

No tiene precisamente la misma fuerza, ¿verdad?. Si vamos un paso más veremos que la utilización del verbo pensar, la sugerencia de la acción, es también errónea. El acto de pensar no es lo que Descartes está observando, lo que percibe es la existencia de los pensamientos en si mismos. Su percepción, en cada momento, le da cuenta de la existencia de un pensamiento (que erróneamente, como hemos visto, el asume como «suyo») y Descartes infiere que si existe el pensamiento ha de existir necesariamente el pensador. Pero en realidad lo que es observable es el pensamiento, por lo que la formulación exacta del cogito sería:

«Este pensamiento existe, luego yo existo».

Como veis, no se mantiene. Al formular el cogito Descartes dejó que la estructura de su pensamiento, articulado en torno a sujetos, acciones y objetos, le tendiera una trampa. Sólo porque gramaticalmente todo verbo requiera un sujeto no se infiere que en el mundo real toda acción requiera un actor. De hecho en el mundo natural la mayor parte de las cosas «pasan»; nadie «hace que pasen». Las piedras caen, pero de eso no se deduce la existencia de un agente inmaterial que las haga caer, simplemente caen porque el Universo está diseñado de esa manera, en otras palabras, porque sí. El hecho irrefutable de que las piedras caigan no implica que las piedras decidan caer, ni que exista un dios de la caída de la piedra cuya esfera de influencia son las piedras de todo el universo.

El mismo esquema se aplica a los pensamientos. Los pensamientos existen, y existen en el plano material, no sólo en el ideal o intelectual. Un pensamiento en concreto en un tiempo t en concreto existe en la forma de unos cuantos kilos de materia ordenados de una forma muy concreta para formar un cerebro en concreto; más unos cuantos microgramos de materia ordenados de otra forma muy concreta para formar una serie de neurotransmisores que, al interactuar con ese cerebro, producirán una serie de impulsos neuroquímicos (en el momento t+1, claro); más los impulsos 3d-neouron-field-bryan-brandenburg-900x900neuroquímicos que se están produciendo en ese momento t, y que vienen determinados por la situación del cerebro y los neurotransmisores en el momento t-1*. En otras palabras, los pensamientos existen, y existen en el plano material como un estado instantáneo y fugaz de un sistema extremadamente complejo. Pero el hecho de que exista ese sistema extremadamente complejo, ese cerebro, esos neurotransmisores y esos impulsos electroquímicos que interactúan entre sí de acuerdo a las leyes generales que rigen el universo (al igual que las masas de la piedra y de la Tierra interactúan entre si de acuerdo a esas mismas leyes) no implica necesariamente que exista un ente inmaterial que los perciba, produzca o gobierne. Los pensamientos existen porque el Universo está diseñado de esa manera, en otras palabras, porque sí.

Permitidme que lo resuma y repita: el hecho de que existan tus pensamientos no quiere decir que existas tú, o al menos no ese tú inmaterial que crea los pensamientos y toma las decisiones y que buscaba Parménides y que creyó demostrar Descartes. El hecho de que pienses y de que te des cuenta de que piensas no quiere decir que existas, es un truco del lenguaje.

Por supuesto, estamos muy lejos de demostrar que en realidad no existes, que ese «yo» anímico que percibes de forma obvia e inmediata, que es más real que la pantalla que miras y que el artículo que lees y que te ha acompañado toda la vida, que ese «yo» en realidad no existe. Pero si eres capaz de darte cuenta de que el argumento del cogito es lógicamente falso y de que un pensamiento es algo material que puede existir sin un «yo» inmaterial que lo piense exactamente igual que una piedra puede existir sin alma; si eres capaz de aceptar esa posibilidad, (que no pido más ahora mismo que el que te abras a esa posibilidad) y liberarte de los truísmos gramaticales habrás dado el primer paso para liberarte de la ilusión de la consciencia.

Andaremos lo que queda del camino, o al menos hasta donde yo he llegado, en el próximo artículo.

(Continua.)

Arthegarn___________
(*) Y, según algunos investigadores, una serie de sucesos cuánticos que hacen que nuestro cerebro no sea un sistema determinista y que cito como nota al pie como venda antes de la herida, aunque en mi opinión la cuestión de si nuestro cerebro es o no determinista no es relevante a la hora de definir qué es un pensamiento desde el punto de vista cerebral.

La Ilusión de la Consciencia (I)

A raíz de la conversación que mencioné en mi última entrada me veo en la posición, empujado por alguno de mis más vivaces lectores, de escribir un artículo (que me temo que van a ser una serie de artículos) sobre qué es lo que quiero decir con la expresión «esa ilusión a la que llamamos consciencia». Aviso a los navegantes de que esto va a ser especialmente soporífero para los amantes del gothilleo, pero a riesgo de dormiros voy a escribirlo porque, como con el tema de la virginidad de la virgen, espero que estas entradas me puedan servir de referencia en discusiones posteriores.

Lo primero que tenemos que hacer es definir «consciencia». El diccionario, siempre tan útil para eso de definir, nos dice que es el «conocimiento inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones» o la «propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta». En si mismas esas definciones no tienen nada de malo, de hecho son bastante explicativas. El problema es que caen en el mismo error que el cogito: presuponer la existencia del «sujeto»(1) o del «espíritu»; pero ya llegaremos a eso. Lo que queda claro (creo yo) por las definiciones es que eso que llamamos consciencia consiste en darte cuenta de que existes, de que eres una unidad a lo largo del tiempo, de que hay identidad entre quien fuiste ayer, quien eres hoy y quien serás mañana. Ahora bien, ¿qué es eso que decimos que existe? «Yo», contestará cada uno. «¿Y qué es «yo»?» preguntaré yo.

La primera respuesta, instintiva, es volver las palmas hacia arriba y hacer un gesto rápido que va de las axilas a las caderas mientras se piensa «yo». Este gesto significa una mezcla entre «este que está aquí», «este que te está hablando» y «¿es que no me estás viendo, capullo?» Hace referencia a la integridad y a la obvia presencia física. Es elemental que existo, es de cajón, es física y empíricamente contrastable que existo. Tengo un cuerpo que cualquiera puede ver, tocar y, si no me ducho lo suficientemente a menudo, incluso oler. Existe mi cuerpo ergo existo yo.

¿Seguro?

Uno de los descubrimientos más interesantes que haces cuando hablas más de un idioma es hasta que punto el lenguaje configura el pensamiento. Es un error pensar que tu idioma (cualquiera) tiene suficiente léxico como para describir la realidad en todos sus matices. Por ejemplo, hParménides. Buen tipo, mucha cabeza.ace unos minutos, comentando en el LJ de Tristan Lenfent, me enfrentaba a la tarea de traducir al castellano el verbo inglés «to outlive«. To outlive X quiere decir «vivir más que X». Podríamos traducirlo, de forma correcta, como «sobrevivir a», pero las connotaciones son completamente diferentes y, de hecho, si yo tuviera que traducir «sobrevivir» al inglés diría «survive» y no «outlive«. Uno sobrevive (survive) a las cosas a través de la lucha, el valor y el esfuerzo; hay una nota heroica en el uso de ese verbo; pero uno «vive más que X» (outlive) a través de la invulnerabilidad, del estoicismo y, a veces, del cinismo. Mientras survive habla de Robinson Crusoe, outlive hace referencia a ese proverbio que recomienda sentarse en la puerta de casa para ver pasar el cadáver del enemigo(2). En español sencillamente no tenemos un verbo apropiado para ese concepto y precisamente por eso no tenemos muy desarrollado el mismo. Podemos explicar a alguien lo que queremos decir para que cree un concepto, pero no lo tenemos en la vernácula y no lo pensamos, no lo utilizamos como herramienta al formar ideas.

Algo semejante pasa con el yo y el cuerpo. Si os fijáis en las expresiones que usamos, el cuerpo es una propiedad del «ser», de la consciencia. Es «mi» cuerpo, no es «yo». Yo «tengo» cuerpo, no «soy» cuerpo. Esta forma de hablar, esta configuración del idioma y razonamiento, sorprendentemente extendida por todo el mundo (o quizá no tan sorprendentemente, como veremos) hace que, de forma completamente subconsciente, estructuremos toda nuestra filosofía y toda nuestra forma de ver el mundo en torno a la figura y la existencia de alguien («yo») que «posee» el cuerpo; en torno a un dualismo entre el cuerpo (poseído) y yo (poseedor). Este dualismo implica necesariamente la existencia del mundo espiritual (3) (o de las ideas, o…) ya que, si quien posee mi cuerpo (yo) es algo distinto a ese cuerpo, que es mi «yo físico», entonces ese «yo» es un «yo no físico», o sea, espiritual (o ideal, o…)

Si no me equivoco ya en Parménides podemos encontrar disquisiciones acerca de la auténtica naturaleza del ser humano. El filósofo griego se preguntaba: «¿Es esto lo que soy? Supongamos que me quitan un brazo, ¿seguiría siendo yo?» «Sí», se respondía. Y a base de quitarse partes del cuerpo o de reemplazarlas por otras, o de imaginarse en el cuerpo de un animal y hacer la misma pregunta y encontrar la misma respuesta, encontramos que desde hace milenios pensamos que «yo» es «algo más» que el cuerpo, lo que implica que el concepto «yo» es distinto al concepto «cuerpo»: una unidad de pensamiento, contínua a lo largo del tiempo, que recuerda el pasado, experimenta el presente y predice el futuro y que, de forma casi accidental (o platónicamente accidental) se manifiesta en el plano físico a través de este cuerpo, y no de otro.

Un paso más y encontramos que el cuerpo (circunstancia) es enteramente prescindible: al igual que «yo» sigo siendo «yo» en un cuerpo que no es «el mío», «yo» puedo ser «yo» incluso totalmente sin cuerpo. Acabamos de descubrir la ψυχή, la psique como algo distinto del cuerpo (σώμα), la idea (ίδεα) de «yo», aquello sin lo cual mi cuerpo es simplemente un cuerpo, pero no yo; idea que no es más que la materialización de la diferencia que veíamos antes entre el «yo» poseedor y el «cuerpo» poseído. Podéis darle el nombre que quéráis: alma, ego, espíritu, psique, pensamiento puro… pero esta línea de razonamiento, esta configuración del pensamiento y el lenguaje implica de forma inmediata que existe algo que soy yo y que va más allá de mi cuerpo; algo que controla mi cuerpo y toma decisiones sobre él. Puede que sea una realidad inmanente e inmortal o puede que esté asociada indisolublemente a mi cuerpo y que desaparezca con él, puede que tenga un origen divino o que sea creada de forma totalmente natural por mi cuerpo, pero está claro que hay «algo» que, aunque incluso aunque esté creado y mantenido por el cuerpo (en la vertiente más naturalista(4) de esta línea de pensamiento) y dependa de él, es distinto al cuerpo y es quien lo controla, quien piensa, quien ve, quien siente. Volviendo a la definición del diccionario de la consciencia, es el «sujeto» que tiene «consciencia de si mismo», es el «espíritu humano» que tiene esta y aquella cualidades. Es ese ente que está detrás de mis ojos, que puedo sentir detrás de mis ojos, recibiendo y procesando información, pensando y expresándose. Es el sujeto de todos mis verbos.

Lo que llamamos consciencia es la cualidad que tenemos, a diferencia de los animales, de darnos cuenta de que existimos de esa forma ideal, ultracarnal, ligada al pensamiento; de percibir de que existimos como algo abstracto, separado al resto de la realidad y de poder, por tanto, tomar decisiones que afectan a esa realidad desde un plano distinto. Podemos luego discutir si eso es el alma, el espíritu, o un patrón emergente, pero siguiendo esta línea de razonamiento está claro que, sea lo que sea, está ahí y que eso, y no otra cosa, quien manda aquí, es lo que soy.

(Continua)

Arthegarn_________
(1) Lo del «sujeto» me resulta particularmente doloroso. Cuando me di cuenta de que la consciencia era ilusoria mi primera forma de verbalizarlo fue «no hay nadie detrás de mis ojos» y la segunda, que aun uso, fue «no hay un sujeto de mis verbos».
(2) Hablando de otra cosa, ¿alguien conoce a ciencia cierta el origen de este proverbio? A mi me lo enseñaron como árabe, pero he leído por ahí que es derivación de otro semejante indio («siéntate a la orilla del río y espera, el cadáver de tu enemigo no tardará en pasar») o incluso chino («siéntate a la orilla del río y verás pasar flotando el cadáver de tu enemigo»).
(3) Nota aclaratoria: no quiero decir con esta frase que el mundo espiritual, o el mundo de las ideas, existan realmente sólo porque la dicotomía que estoy presentando si lo haga. Lo que estoy queriendo decir es que, si esa diferencia entre el cuerpo poseído y el yo distinto al cuerpo poseedor es cierta, el mundo espiritual tiene que existir. El hecho que una forma de estructurar el pensamiento esté muy extendida no quiere decir que sea cierta, como veremos.
(4) Es decir: la que requiere menos elementos sobrenaturales.

Dark Sabbat 08-11, o Arthegarn y su esclava van a una fiesta BDSM

Este fin de semana, después de varios años queriendo hacerlo, me acerqué finalmente a una de las fiestas de Dark Sabbat.

Para quien no lo sepa, Dark Sabbat es un club (algunos dicen que el club) de BDSM de Madrid. Seguro que a más de uno le sorprenderá que un hombre de pro como yo, católico y con carné del P.P. de con sus huesos en un antro de BDSM(1), por lo que supongo que habría que aclarar que la historia viene de muy largo. A mi el bondage más light me ha gustado desde siempre y hace cosa de diez años, a través de esa página tan entrañable para mi que es Shmeng (2), empecé a interesarme por el BDSM en general y por la Dominación / sumisión (D/s) en particular, curiosamente debido a mi faceta de hombre religioso. Cosa muy diferente, por supuesto. es que haya tenido alguien a mi lado con quien poder desarrollar una relación D/s más allá de los juegos de una noche. Quien conozca mis amores de los últimos, digamos, cinco años, se dará cuenta de inmediato de que de parecen mucho más a cinco orquídeas que a cinco rosas. Sin ir más lejos, en la época en la que Dark Sabbat comenzó su andadura, allá cuando el Angst salía en la Guía del Ocio, yo andaba ya con Fridaluna, a quien no creo que nadie se pueda imaginar acercándose a menos de cinco metros de nada que tuviera remotamente que ver con el BDSM. No obstante, y como en aquella época las cosas tampoco estaban tan serias como luego se volvieron, me hice socio y desde entonces vengo recibiendo puntualmente mis invitaciones a sus fiestas y, para mi pesar, rechazándolas una tras otra.

Hasta este fin de semana.

Como Ana no es precisamente Fridaluna (Deo gratias), hacía ya mucho que habíamos hablado de los conceptos básicos de la D/s y llevábamos unas semanas experimentando. Bueno, más que experimentando lo que estábamos haciendo hacía unas semanas era sacarla de la cama, porque en ella llevábamos mucho

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Arthegarn en la epoca en la que escribía en Shmeng y casi no sabía de BDSM. Creo que he mejorado con el tiempo…

tiempo practicándola con buenos resultados (no hay más que recordar mi regalo de cumpleaños del año pasado). Primero decidimos quién sería qué (en la cama es muy fácil asumir uno u otro rol, pero fuera no tanto) y Ana quiso someterse y yo la acepté. Luego lo probamos 24/2 y Ana estuvo tan contenta que quiso ampliarlo inmediatamente a 24/7 y desde entonces en ello estábamos, profundizando en la sumisión (qué técnicamente no es D/s sino M/s) con calma y tranquilidad, concretando nuestros gustos y nuestros límites y explorando todo lo que nos ofrecía este tipo de relación. Y entonces, el fin de semana de antes de Halloween recibimos un sugerente mensaje de Chrome (que, a menos que me equivoque, no sabía nada de esto) en el que nos proponía hacer de su cumpleaños «el mejor cumple del mundo» en el Dark Sabbat de este sábado, que se celebraba en la misma fecha.

La idea nos encantó inmediatamente a los dos, no sólo por lo bien que nos llevamos los cuatro sino porque es de todos sabido que en lo que tiene que ver con el bondage las habilidades y conocimientos de Chrome y HK superan con mucho a las de un diletante como yo, con que probablemente aprendiéramos mucho. Así que durante esa semana comenzamos un adiestramiento más serio, discutimos y afinamos el contrato, me compré mi primera correa seria y el mismo sábado le compré a mi esclava un par de regalitos para que los llevara en la fiesta, incluyendo por supuesto un collar serio(3) , y nos fuimos para allá.

Mi esclava, leyendo en la cama una noche como otra cualquiera. ¿A que soy afortunado?
Mi esclava, leyendo en la cama una noche como otra cualquiera. ¿A que soy afortunado?

He de decir que al meterme en el taxi estaba bastante nervioso ya que, no habiendo ido a ningún Dark Sabbat, no sabía a qué atenerme. El abanico de prácticas y personas que incluye el BDSM es, en mi opinión, incluso más amplio que el que permite el gotiqueo. En teoría no hay una forma «correcta» de ser gótico y en teoría cada uno hace más o menos lo que le da la gana; pero en la práctica hay mucha hipocresía con el tema y, al final, todo el mundo pone verde a todo el mundo (el que esté libre de pecado que tire la primera piedra) por ser demasiado melifluo, ambiguo, poser o incluso por pasarse de rosca. Pero en el BDSM las cosas no son así y se asume de verdad que no hay una forma «correcta» de practicar esto o aquello(3). Pese a que me considero una persona de mente abierta me preocupaba que no estar preparado para… bueno, para cualquier cosa, carape. Para decirlo con todas las letras me ponía nervioso la posibilidad de encontrarme con una orgía chabacana de cuero, sudor, coca, latigazos y scat. De hecho me preocupaba bastante que mi traje de tres piezas no fuera aceptable, pese a que el dress code del Dark Sabbat solo pedía negro. Y si estaba preocupado por mi estaba el triple de preocupado por Ana, no porque sea una damisela en apuros (para nada), sino porque una mala primera experiencia podía fastidiarlo todo. Toda esta ansiedad se veía, además, acrecentada por el hecho de que finalmente y HK no habían podido venir al estar atareados en la preparación de la inauguración de su restaurante por lo que, independientemente de que les echaríamos de menos, lo cierto es que íbamos completamente a la aventura y sin conocer a nadie en absoluto de un círculo que es, por razones obvias, intrínsiecamente cerrado

Bueno, pues tengo que decir que son escasas las veces en las que mis temores han estado más infundados.

Llegamos a la fiesta puntuales, o sea de los primeros. A medida que nos acercábamos al ático (porque las fiestas son en un ático) me fui tranquilizando y empecé a pensar que era posible que el asunto, después de todo, tuviese clase. Cuando por fin subimos mis temores desaparecieron por completo ante la vista del portero, impecablemente trajeado de negro y rojo, de la decoración, sobria pero no espartana, también

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No todo va a ser Castleevents.com y tampoco son 500 euros…

en rojo y negro, elegante y sugerente y del hecho de que estuviera sonando Dead can Dance. En la misma entrada me encontré con Lord Warden, también muy elegante pero sin corbata, que para quien no lo sepa es uno de los organizadores del club y, específicamente, con quien me había puesto en contacto(4) . Tuvo Lord Warden la gentileza de hacernos de cicerone, y nada más entrar se desveló el misterio de la magnífica música que estaba oyendo cuando vi a Arastis en la cabina del DJ (sabía que pinchaba en Dark Sabbat pero no tenía la certeza de que lo hiciera esa noche).

El local de Dark Sabbat es un ático moderno y recién reformado, pintado completamente de negro con detalles de rojo y con una iluminación suave pero no tenue. Hablando mal y pronto, se lo han currado. No quiero aburrir con detalles descriptivos de la sala principal, pero Vieja Bruja y el resto del Core me entenderán si les digo que si existiera nuestro Café des Vampyrs sería así. A los demás les diré que sugiere mucho más Eyes Wide Shut o el Bal du Masque que Sodoma y Gomorra o el Blue Oyster Club. Todo está escrupulosamente limpio, con dos zonas de sofás modulares y mesas bajas y una tercera «de café» y un mobiliario que os garantizo que no ha salido del contenedor más cercano, precisamente. Además de esta zona principal el ático cuenta con una terraza (que en esta fiesta estaba cerrada por obvias razones climatológicas) y dos «salas de juegos»: una mazmorra bien equipada, con algunos adminículos que (no me importa reconocerlo) no tengo ni idea de para qué pueden servir; y una segunda sala más convencional.

Mientras Lord Warden me lo enseñaba todo yo pensaba que es posible que hubiera gente que considerara que la entrada es cara, pero que yo la pagaría gustoso solo por el ambiente, la música y la decoración.

Se impone en este momento dedicar unas líneas para elogiar a los organizadores: el Conde de St.Germaine, Dávide, y Lord Warden, no sólo por que el resultado final de su labor me parece excelente, sino que sus propias actitudes personales lo acompañan. Ya he dicho que yo iba un tanto escamado entre otras cosas porque no conocía a nadie, pero el Conde y Lord Warden realizaron sus labores de anfitriones a la perfección y consiguieron que me relajara en seguida. A Dávide no le conocimos hasta que llegó, unas horas después, pero me pareció un tío simpatiquísimo y, una vez más, sinceramente interesado en nuestra comodidad.

Ya se que quereis fotos de la fiesta, pero como comprendereis esta estrictamente prohibido hacerlas. Conque toma wikipedia.
Ya se que quereis fotos de la fiesta, pero como comprendereis esta estrictamente prohibido hacerlas. Conque toma wikipedia.

Pero volvamos al relato. Tras el tour, se sentó con nosotros y nos estuvo dando conversación durante cosa de una hora mientras iba llegando la gente y sonaba la magnífica música que estaba seleccionando Arastis (permitidme otro paréntesis para volver con mi cantinela de que es una vergüenza que haya que salir de la Escena para oír a, por ejemplo, Type-0-Negative sin tener que mendigarlo, es increíble que DJs como él o como Antonio (La Parada de los Monstruos) estén fuera del circuito habitual). A medida que pasaba la noche y la gente iba llegando nuestro anfitrión se excusó para circular entre los clientes, a los que como ya digo se trata más bien como invitados, y Ana y yo nos quedamos solos de ahí en adelante y nos dedicamos a nuestras cosas. En el ámbito personal la fiesta supuso varias revelaciones para los dos: era la primera vez que salíamos de casa como amo y esclava (de forma explícita) y creo que los dos aprendimos muchísimo del otro y de lo que buscábamos y esperábamos de la sumisión. Yo aprendí que mi sierva tiene unas necesidades a las que he de atender y que el camino que lleva hasta el subespacio del esclavo es largo y debe recorrerse delicadamente. No me cabe duda de que a quien todo esto no le suene a chino mandarino le resultará una obviedad lo que acabo de decir, pero por razones que explicaré en un próximo artículo en abierto(5) a mi me resulta(6) tan sencillo entrar y salir del subespacio como ponerme y quitarme un collar y daba por hecho que para todo el mundo debía ser más o menos igual de fácil, olvidándome de que es muy fácil entrar y salir de una habitación cuando sabes donde está. Respecto a mi esclava, ya contará ella lo que aprendió si le apetece.

La noche pasaba y la fiesta se iba animando. Yo la verdad es

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Un flogger o latigo de colas. No confundir con un flagelo o una fusta.

que estaba como en casa rodeado de un montón de gente que, vestida o desvestida, destilaba savoir faire mientras iban a lo suyo. Frente a nosotros un ama y sus amigas cubrían la espalda de un esclavo, semidesnudo y de hinojos, con cera caliente para luego arrancársela con látigos de colas. A la derecha un grupo de dos o tres parejas bien entradas en los cuarenta hablaban de técnicas de dominación y de cómo reconocían su uso en discusiones de negocios y relaciones de oficina. A nuestra izquierda otra ama pinzaba los pezones de su siervo para retirarlas luego con precisos latigazos, todo ello en un ambiente que, aunque haya gente que no me crea, estaba impregnado de buen rollo, de cordura y de joie de vivre. En las fiestas de Dark Sabbat pasan cosas muy curiosas, algunas de las cuales en otras circunstancias (e incluso en ausencia de las mismas) yo tildaría de enfermizas, pero lo cierto es que a mi no me parecía que el esclavo a quien le estaban poniendo un bocado(7) de cuerda recién anudado ni el ama con el corsé de látex y las tetas al aire que se lo estaba poniendo estuvieran enfermos, ni que el distinguido caballero de unos 50 años al que estaban dando una azotaina de aupa con palas en la sala «convencional» necesitara un psiquiatra o un confesor. Me pareció un grupo de gente extraordinariamente viva y que compartían aficiones y modos poco ortodoxos de disfrutar de la vida y que habían desarrollado el erotismo a espacios y prácticas muy poco convencionales. Pero yo no veía perversiones sexuales. Veía, insisto, erotismo, del griego ερως, que significa amor. Poco convencional, sí, pero os garantizo que había en esa fiesta más afecto y más respeto que… que en Myspace, por decir algo.

Si algo nos soprendió fue la edad moda de los participantes. Supongo que, estando como estamos acostumbrados a ver gente joven (y jovencísima) en la escena ataviados con elementos propios del BDSM (sobre todo collares de esclavo) esperábamos ver muchos más veinteañeros. Pero no, la verdad es que las edades parecen repartidas de forma sorprendentemente uniforme entre los 20 y los 50 años. También me sorprendió, aunque mucho menos, la absoluta ausencia de góticos en Dark Sabbat. La verdad es que Lord Warden y yo ya habíamos comentado el tema en alguna otra ocasión, como a él le había soprendido el escaso o nulo interés de la comunidad gótica por el BDSM de verdad, más allá de la llevanza de algunos adminículos y de algunas prácticas más vainilla que otra cosa. Supongo que a mi no me extrañó tanto habida cuenta de la cantidad de gente que ha leído a Baudelaire, ustedes me entienden…

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La verdad es que en la escena son comunes accesorios… y actitudes.

Ana y yo nos fuimos, después de «jugar» cosa de una hora y de degustar unos ibéricos que nos ofreció Dávide sobre el cuerpo de «su perrita». Se había tirado cosa de cuarenta minutos envolviéndola en alambre y colgando el cátering con pinzas sobre su cuerpo desnudo, hablando con ella todo el tiempo y mirándola de una forma que me recordaba poderosísimamente a como hablas con un caballo para tranquilizarlo mientras lo ensillas; probablemente él no se diera cuenta pero yo le estaba mirando de vez en cuando desde mi propio juego, fascinado con su técnica. A las cuatro y media, y con la fiesta en plena ebullición, nos volvimos con una alegría en el cuerpo soberbia y, eso sí, lamentando que no se hubieran venido HK y Chrome, con quienes sin duda la noche hubiera sido aun más memorable.

No me cabe duda de que repetiremos en las fiestas de Dark Sabbat, que por su horario se me antojan una magnífica forma de seguir la noche cuando cierran el 666. A los que me leéis, si sois aficionados a alguna de las prácticas que componen el BDSM no puedo menos que recomendároslo. No es barato, pero os garantizo que ofrece una excelente relación calidad-precio. Si no lo sois y simplemente tenéis curiosidad no sé que deciros, pero lo mejor sería que os pusiérais en contacto con alguno de los organizadores, que insisto en que son gente absolutamente encantadora, y que siguiérais sus recomendaciones. Y a los que no estéis interesados para nada en todo esto, pues un abrazo, gracias por léetrme y que sigáis disfrutando de vuestras vidas, vuestros cuerpos y vuestro erotismo como os da la realísima gana. Igual que hace la gente de Dark Sabbat. Al fin y al cabo todos sois gente interesante.

Cum Deo;

Arthegarn
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(1) A pesar de que, estando esta entrada restringida como está a friends, debería haber muy poca gente a la que le sorprenda, quizá a Mercherokee que me conoce sobre todo del trabajo, o a , que igual tiene la idea de que soy un conservador retrógrado a ultranza por como nos conocimos, o a mi hermano pequeño adoptivo un poco por lo mismo…
(2) Pienso sobre todo en Devin, Callei , Shade, Bettie_X, Rayce, Rogue y MRD, ( a quien sigo leyendo). Y no puedo menos que acordarme, aunque no tenga nada que ver, de mi queridísima Schizo, de quien Penélope llegó a tener celos y no voy a decir que sin razón
(3) Lo de la seriedad lo digo porque en realidad ya teníamos collar y correa. Los habíamos comprado en Gijón la víspera de la boda de Chrome y HK, pero a mi me la correa me parecía una mariconada impresionante y con muy poco alcance y el collar, además de ser demasiado alto para resultar cómodo, estaba pensado para Chewbacca y no para el lindo y delicado cuello de mi esclava.
(4) La primera vez que acudes a Dark Sabbat tienes que ponerte en contacto con un organizador que (si lo considera apropiado) te mete en lista y te da la dirección, estrictamente confidencial, del club.
(5) Debería decir resultaba, claro..
(6) Que tengo pensado desde hace una semana y que titularé algo así como «Oración, hipnosis y BDSM»..
(7) Instrumento que se compone de embocadura, camas y barbada, y que sirve para sujetar y gobernar las caballerías..

Vivir sin Dios

Una de las referencias que Richard Dawkins cita en The God Delusion es la conversión al ateísmo de Julia Sweeney (una actriz americana que salía en Saturday Night Live), que había sido creyente toda la vida y que ella misma narra en su libro Letting go of God. Llega un día en el que escucha una voz que resuena en su mente,l que le dice «Dios no existe». Al principio se asusta, pero decide ponerse «sólo un instante» las gafas de «no-creo-en-Dios» y dar un vistazo rápido al mundo. Y cuando lo hace, se da cuenta de que no cambia nada y que no necesita a Dios.

Personalmente, me alegro mucho por Julia Sweeney y su indolora (más bien jubilosa) conversión al ateísmo, pero mi caso es profundamente diferente. No sé el tipo de relación que ella tenía con Dios, pero por mucho que diga que Dios y ella «tenían algo juntos» (expresión que entiendo y con la que me identifico) sinceramente creo que nadie que haya sentido a Dios a su alrededor puede reaccionar de esta manera.

Yo estoy triste. Me siento como si hubiera perdido un amigo o un hermano. Dios ha estado conmigo todos los días de mi vida, siempre he podido recurrír a Dios; cuando he estado triste y sólo, sin nadie que pudiera ayudarme ni conslorame, Dios estaba susurrándome que, al final, todo saldría bien; cuando nada parecía tener sentido Dios me recordaba que todo tiene un propósito y que ni una pluma cae sin que se de cuenta; cuando estuve a punto de suicidarme no lo hice porque no podía hacerle eso a Dios. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que le debo la vida. Y, de repente, no está. Es innecesario.

El verdadero problema no es que sea innecesario, es que es infinitamente complejo. Es completamente imposible probar a Dios desde el punto de vista científico. Supongamos que Dios decide demostrar que existe, ¿cómo iba a hacerlo?. Si se abrieran los cielos y se apareciera a la totaldiad de la humanidad rodeado de las cohortes celestiales, ¿demostraría eso que es Dios? No. Aunque parezca mentira, no. Demostraría que un ente desconocido, a través de procedimientos que desconocemos, ha aparecido diciendo ser Dios, pero todos sabemos que una teconología suficientemente avanzada siempre parece magia a un pueblo primitivo. ¿Qué es más plausible, que ese señor sea verdaderamente Dios, o que estemos siendo víctimas del pasatiempo de una raza alienígena increiblemente avanzada? A pesar de que la existencia de alienígenas es casi imposible, a pesar de que somos absolutamente incapaces de imaginar el tipo de tecnología necesario para abrir los cielos, el hecho es que es más probable que todo tenga una explicación dentro del Universo que el que la explicación sea un ente tan inconcebiblemente grande y complejo que creó el Universo entero, con toda su grandeza y esplendor. La navaja de Occham siempre corta a Dios: es más simple imaginar una raza superpoderosa que un Dios que creó todo el universo capaz de albergarnos a todos y capaz de albergar a esa raza superpoderosa. No, ahí estoy de acuerdo con Dawkins, Dios es el 747 definitivo(1).

Una vez,  me preguntó qué era lo que me daba Dios. Como todos sabéis no creo en los milagros (2), creo que el infierno está vacío y mi concepto de la Vida Eterna como atemporal se parece mucho a la no-existencia (aunque últimamente estaba pensando otra cosa). Así pues, ¿por qué Dios? Le contesté que, cuando contemplaba la belleza de la Creación,cuando disfrutaba con mi propia felicidad, Dios me daba alguien a quien dar definitivamente las gracias. Otra vez Devogue me preguntó si no me daba cuenta de que Dios no era necesario y le contesté: «You’re right, there is no necessity to add God (at least I don’t feel it). And I don’t feel the necessity of another pinch of curry in my noodles, either, but I happen to like them better with that extra touch of spice«.

Julia Sweeney puede estar más a gusto sin Dios que con Dios y no me cabe duda. Pero yo le echo de menos. No es que las cosas sean peores sin Dios, pero desde luego eran mejores cuando estaba conmigo. Todo era mejor.

Tengo que volver al trabajo, ya seguiré reflexionando mañana. Abrazos a todos.

Arthegarn_______________________
(1) Lo del 747 definitivo tiene que ver con una frase de Fred Hoyle que cita Dawkins y, discutiblemente, refuta, en The God Delusion. Básicamente Hoyle dijo que las posibilidades de que la vida se generara espontáneamente sobre la tierra son semejantes a las posibildiades de que un huracán desencadenado sobre un desguace ensamblara un Boeing 747. Dawkins postula que el creador ha de ser más complejo que lo creado, así pues el creador de la vida ha de ser más complejo que la misma vida. Eso quiere decir que, independientemente de la astronómicamente escasa probabilidad de la abiogénesis como explicación de la vida, la existencia de un Creador es aún más improbable, ya que ha de ser más complejo que lo creado. Si encima pensamos que Dios es infinito resulta que su validez científica como explicación de cualquier fenómeno tiende a cero.
(2) Esto puede merecer una puntualización, porque no quiero decir que Dios no sea capaz de hacer milagros si quiere. Después de la famosa Teoría del Rinoceronte Fosforito desarrollé, y formulé en el foro de Richard Dawkins la Teoría de la Mariposa Aleteante Definitiva (Ultimate Flapping Butterfly theory), que básicamente dice que, si partimos de la base de que Dios crea el Universo desde fuera del tiempo y con él todas las leyes que gobiernan la realidad y siendo omnisciente, puede perfectamente crearlo con unas condiciones iniciales que impliquen que, por la mera aplicación de leyes naturales, determinados fenómenos extremadamente improbables estén condenados a producirse en determinados momentos. Por ejemplo, es extremadamente improbable que las moléculas de un bastón de madera de repente vibren de tal modo que cambien su configuración interna y se reordenen dando lugar a una serpiente, pero no es imposible y, si resulta que has escrito el Universo, sabes exactamente qué leptón debería haber estado donde hace diez mil millones de años para que, justo cuando Aarón arroja el bastón de Moisés ante el Faraón, se produzca inevitablemente ese hecho. con esto no estoy defendiendo que deba interpretarse la Biblia literalmente ni que verdaderamente ocurriera semejante cosa, lo que quiero demostrar es que Dios es capaz de hacer milagros sin violar el principio de causalidad. Dios no necesita violentar la Naturaleza, porque la Naturaleza Le sirve.

I am not Spock.

Tengo que hacer una confesión: yo tampoco he alcanzado el Kolinahr.

Orgulloso como estoy de mi lógica, de mis habilidades discursivas y argumentativas, de mi racionalidad y de mi pensamiento analítico, he de decir que he fracasado en mi intento de alcanzar la lógica absoluta, de eliminar las emociones de mi razonamiento, si no de mi persona. Probablemente haya fracasado hace mucho tiempo, pero el viernes tuve la más dolorosa de las pruebas de ese fracaso.

Todo empieza cuando, hace ya unos meses, Julian y yo empezamos a hablar de la existencia de la libertad. Con argumentos semejantes a los que describí en La Libertad es Antinatural (y que están mucho más desarrollados en la paralela de Opus Nigrum) demostró más allá de toda duda razonable que la libertad no existía o, al menos, que era ilógico e irracional pensar que existía aplicando el método científico.

Y ¿qué hice yo entonces? ¿Acepté acaso que le libertad no existe? ¿Cambié mi opinión, como siempre he dicho que hago cuando alguien me deja sin argumentos? Pues no. Apelé a la fe y decidí creer que la libertad existe pese a que no hay prueba alguna de que exista y a que la navaja de Ockham diga que es improbable que exista. Renuncié a la ciencia y a la lógica para no abandonar una creencia (porque no es otra cosa) que me es muy querida y que es una de las piedras angulares de mi personalidad, de mi religión y de mi cosmogonía.

Es cierto que es raro (extremadamente raro) que yo haga algo semejante, pero eso dice algo de mi personalidad. Dice que, when push comes to shove, cuando me veo arrinconado entre una verdad lógica y mis creencias más profundas elijo quedarme con ellas, caiga quien caiga. Dice que, en determinadas circunstancias, soy capaz de actuar como cualquier otro fanático, taparme las orejas ante lo que dicen el mundo y la ciencia y repetir muy alta mi creencia para alejar de mi los demonios de la racionalidad. Y es que no me sirve creer en eso que Julian y yo convinimos en llamar «middle-world free will» y que yo llamo «libertad microscópica» y que consiste en la percepción de la ilusión de la libertad a nivel de ser individual. No, para que el mundo (mi mundo) funcione de verdad tenemos que ser libres de verdad.

Lo malo de esto es que resulta frustrante, y yo sé cuanto. Dedicas dos semanas de sesuda conversación y esfuerzo intelectual para demostrar tu punto de vista y cuando lo demuestras el otro te dice: «Sí, vale, lo has demostrado, tienes razón. Pero aunque tengas razón voy a seguir creyendo lo que me de la gana y me da igual que sea demostrable o no, voy a seguir creyendo que es cierto aunque me hayas demostrado de acuerdo a las reglas de la lógica y la ciencia que no lo es.» Entonces, ¿para qué debatimos? Es muy fácil decir, como hice yo en su momento, que si debates para intentar convencer al otro es posible que salgas decepcionado y que actitud correcta es debatir para, simplemente, dejar clara tu postura. Es tan fácil que no me lo creo ni yo.

Así que lo siento, Julian. De verdad lo siento porque llevo lustros debatiendo, demostrando que tengo razón y encontrándome con la misma respuesta «me da igual que tengas razón, yo voy a seguir en mis trece», y sé lo frustrante que puede llegar a ser, máxime cuando la conversación no es casual ni baladí y has estado dos semanas devanándote las meninges para demostrar tu posición con argumentos bien fundados contra las preguntas, también bien hechas, de tu contertulio, máxime cuando pones parte de ti en el debate y no llega a donde se supone que iba y no cumple las reglas que se supone que lo regían. Y te pido también perdón a ti, Arthegarn, porque acabas de descubrir que no eres tan lógico ni tan coherente como creías que eras.

Nos queda el consuelo de que sólo soy un fanático irracional en lo que tiene que ver con veinte o treinta axiomas. Ese y el de que Spock tampoco alcanzó el Kolinahr.

 

La libertad es antinatural. O es magia o no existe.

Supongamos que no hay nada de sobrenatural en la aparición de la vida en la Tierra. Supongamos que Dios no existe o que, si existe, no tuvo nada que ver de forma directa con la aparición de la vida – por ejemplo, pudo haber creado el Universo con unas leyes que llevaran fatalmente a la combinación de átomos que produjo la primera molécula autorreplicante. Si aceptamos esta premisa, es necesario concluir que la aparición de la vida se debe a causas naturales, que fue producto del azar el que se encontraran, en la sopa primordial, las moléculas que generaron el primer replicador. Las probabilidades reales de que eso ocurriera son astronómicamente escasas pero a estos efectos no son relevantes: estamos aquí y estamos vivos luego, por muy improbable que fuera que la vida apareciera, el hecho es que apareció.

Supongamos asimismo que todo lo que ocurre en el mundo real está gobernado por leyes naturales. Estas leyes pueden ser simples o complejas y pueden estar a nuestro alcance o no, pero lo que importa es que existen. La materia se organiza de acuerdo a determinadas normas, la energía se comporta de acuerdo a otras normas y el tiempo y la gravedad también responden a esas normas. De acuerdo con esto, todo lo que ocurre en el universo tiene una causa dentro del propio universo y una explicación dentro de las leyes naturales.

Así pues, la evolución de la vida viene regida por estas leyes naturales. Fueron leyes naturales las que gobernaron la densidad de proteínas en la sopa primordial, fueron leyes naturales las que ordenaron la radiación ultravioleta de la tierra primigenia, fueron leyes naturales las que hicieron que las plantas empezaron a liberar oxígeno a la atmósfera, fueron leyes naturales las que hicieron que algunos replicantes se especializaran en unas cosas y otros en otras y que aparecieran los animales, parásitos de las plantas, y la evolución competitiva de estos. Igualmente fueron leyes naturales las que gobernaron el proceso por el que algunos animales se volvieron más adaptables que otros y las que determinaron que adquirieran algo que ahora mismo llamamos inteligencia.

Pero en realidad no hay nada «más» detrás de esto: todo son leyes naturales, todo es explicable por la ciencia.

Lo que pasa es que, si esto es así, la libertad no existe. Si todo es explicable por leyes naturales todo comportamiento del ser humano, por aparentemente libre o incluso aparentemente aleatorio que parezca ser en realidad es perfectamente explicable. Simplemente nos haría falta tener suficiente información respecto a como funciona la vida, como funciona el universo y como funcionan las reacciones químicas que crean eso que llamamos «consciencia» para ser capaces de anticipar en la totalidad de los casos las acciones, reacciones, pensamientos y sentimientos de un ser humano. No existe un «yo» realmente que esté detrás de mis acciones, detrás de mis ojos o incluso detrás de este ensayo, todo lo que existe es una colección de normas inmutables y de átomos ordenados de acuerdo a esas normas. «Yo» no soy libre, aunque me lo crea. Mis sentimientos y pensamientos están determinados desde el principio del Universo. No hay nada que «yo» pueda hacer para evitar ser lo que soy, hacer lo que hago, todo está determinado y es explicable e incluso mis mayores protestas de libertad no son más que reacciones neuroquímicas completamente explicables. Incluso en el hipotético caso de que tenga alma no hay nada que el alma pueda hacer, a menos que tenga poderes mágicos y sea capaz de alterar la realidad física – es decir, mis conexiones neuronales, mi equilibrio químico, mis hormonas – de mi cerebro y, de esa forma, hacerme decidir algo diferente a lo que, por aplicación de las normas naturales, se supone que debería haber elegido.

O sea, que la libertad no existe dentro del orden natural y que, si existe, es necesariamente sobrenatural y tan intangible e indemostrable como Dios mismo.

Arthegarn____________
Como siempre, discusión paralela en Opus Nigrum