Se acerca el fin de año y, una vez más, siguiendo la tradición inaugurada por mi hermana Zalasa, llega el momento de hacer balance del año que acaba y propósitos para el año nuevo.
Propósitos que me marqué para 2011:
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Arthegarn punto com de una vez. Ahí sigue, más muerto que nada. Últimamente el insigne Haplo Schaffer se ha ofrecido a ayudarme, e incluso Mithur ha levantado una ceja. Pero no sé yo…
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Enseñarle España a Schizo. ¡Conseguido! En febrero pasamos una semana magnífica los tres, paseando por Madrid y por Castilla, con anécdotas de todo tipo a tutiplén. La única pena es que no la pudierais conocer.
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Escribir más. No lo he conseguido. He escrito una media de tres tristes artículos al mes, y de esos uno es el de los libros leídos. Es cierto que algunas de esas entradas han tenido mucho éxito, particularmente las del 15-M, pero al final he escrito mucho, mucho menos.
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Hacer ejercicio cinco días de cada siete. Esto funcionó mientras tuvimos en casa bicicleta estática (que era de J.A.S.O. y se la llevó). Le doy un cumplimiento “a medias”, fundamentalmente porque he conseguido bajar bastante peso y nos vamos a comprar otra.
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Hacer finalmente planes a largo plazo con Ana. Nada que pueda comentar al respecto.
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Ir a la Semana Negra: ¡Conseguido! Difícil de creer, pero conseguí huir a Gijón en esas fechas y volverme con otra tonelada de libros.
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Montar un restaurante: ¡Conseguido! Bueno, en realidad no lo he montado yo, el mérito es de HK y Chrome yo solo he puesto el dinero (con Ana), pero desde septiembre es realidad 13, el mejor restaurante de Gijón,de España y del mundo mundial, y ya estáis tardando en ir a conocerlo (ya dejaros los eurines). Ver como tira p’alante en nuestro último viaje ha sido muy, muy gratificante.
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No beber alcohol los días de diario salvo excepciones justificadas. No, esto, no. He reducido mi ingesta de alcohol otro año más, eso está claro, pero todavía me falta hasta hacerla llegar a donde yo quiero. De momento he decidido (recientemente) dejar la cerveza (¡y lo estoy cumpliendo!) ya que ésta constituye el 80% de mi ingesta de alcohol y tiene el problema de que la bebo como agua. Pero de ahí al propósito, nada de nada.
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No emborracharme ni una sola vez. Esta tampoco. Este año me he cogido exactamente seis cogorzas de importancia, lo que (todo sea dicho) es bastante menos que en 2010 y muchísimo menos que en 2009.
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Perder seis kilos. He perdido tres, así que a medias.
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Seguir ahorrando. ¡Conseguido! Entre la inversión (la amortizada) en el 13, el plan de pensiones y la CAV he conseguido ahorrar el 14,35% de mi sueldo neto, que no está nada mal. No obstante el año pasado ahorré comparativamente más, un 15,75. Teniendo en cuenta que mis ingresos netos han subido un 10% entre ambos años, me gustaría saber en qué rayos me he gastado tanto dinero.
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Seguir con Ana. Hemos tenido nuestros más y nuestros menos, pero ¡conseguido!
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Volver a Londres a visitar a Rustythoughts. No ha podido ser, qué se le va a hacer.
Cosas buenas de 2011:
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El nacimiento de mi sobrina Victoria. La boda de mi hermana Zylgrin con Xinxas.
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Los meses que pasó Zalasa en La Mazmorra. Que se haya ido sabiendo más o menos quien soy, y al menos confiando en las partes que no conoce.
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Ana, por supuesto. Mi madre. Mi padre. Mi familia. Mis amigos (es increíble pensar que tengo amigos entre los 19 y los 46 años). En general, la mejora de los amigos que más preocupado me tenían el año pasado por estas fechas, y el notable éxito profesional de Zaryss.
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La visita de Schizo. Sentir que estaba haciendo algo bueno, que estaba contribuyendo a restablecer el equilibrio kármico del universo sin creerme nada de eso. Abrazar finalmente en persona a alguien a quien hacía casi una década que quería abrazar.
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Perder peso. Beber menos. Ser más sano. Hacer ejercicio.
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El orgullo profesional, aunque sea por cosas que no tienen nada que ver con mi trabajo. Sentir, por primera vez desde hace años, que verdaderamente podría hacer otra cosa si me diera la gana y que hay gente (mucha más de la que creo, al parecer) que verdaderamente cree que haría un buen profesional en otros campos y que no son mi papá, ni mi mamá, ni mis amigos que me conocen muy a fondo. Aunque otros me los habían dicho antes, y aunque al final no llegó a ningún sitio, todavía le debo una cena a Reich Hell por hacerme sentir valorado y respetado.
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Gastrochigre 13. Y a por ellos.
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Perderle el miedo a darse un viaje (de vez en cuando, no puede uno largarse todos los fines de semana) y disfrutar en el mismo sin obsesionarme por lo que me va a costar. Sentir como a veces te disuelves en el paisaje, en la naturaleza, y te pierdes y dejas atrás la responsabilidad y la culpa (quien me conozca sabe que esto es casi imposible para mi) y como a veces eres más tú que nunca, un gigante en un mundo a escala, sin duda ni inseguridad (otra cosa casi imposible). Volver al mismo mundo que dejé, pero con más ganas.
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Recuperar a mi abuela Carmenchu, en todo el esplendor de quien me contaba cuentos de Jim Tirapalante.
Cosas malas de 2011:
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Ver irse a mi hermana Zalasa a hacer las Américas, sin estar nada convencido del tema, y tener callarme mis dudas, objeciones y protestas porque, aunque para mi siempre será mi hermanita, hace muchos años que le cambié el último pañal y tiene derecho, no solo a tomar sus propias decisiones, sino a esperar además mi apoyo incondicional. Teniendo en cuenta lo difícil que ha sido ver irse a mi hermanita para mi, lo de ver irse a una hija tiene que ser atroz.
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El fiasco del 15-M. Ver como algo que podría haber sido un verdadero movimiento reformista y regenerador de la democracia en España era rápidamente absorbido por la izquierda, luego por la izquierda radical anarquista-libertaria y, finalmente, acababa en un entristecedor bluff. Otra oportunidad perdida.
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Darme cuenta de que nunca, nunca, nunca debí haberme ido de Clifford Chance. Dejando de lado todo lo demás (que lo hay, y para rato), allí hice amigos el primer día que mantengo año y medio después de haberme ido. Aquí… pues, en una palabra, no.
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Ver tan, tan poco a mi familia y mis amigos; sobre todo a estos. La decadencia de la escena siniestra madrileña.
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Dejar el BDSM.
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Las peleas con Ana, que ha habido muy pocas pero han sido tan estúpidas como dolorosas y, la última, muy peligrosa.
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Los excesos de todo tipo, que son muy escasos pero muy puñeteros.
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Sigo echando de menos a Dios, a Cristo, al sentido y objetivo del universo. La física cuántica es preciosa y fascinante pero no contesta a mis preguntas, aunque muy probablemente sea porque le estoy preguntando a la persona equivocada. El problema es que la única persona a quien le puedo hacer ciertas preguntas parece ser que soy yo mismo, y yo no me fío de mi mismo. La desviación típica tiende a infinito.
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La crisis. Los amigos que han perdido su trabajo (p.ej. Ana, sin ir más lejos) o que buscan y no encuentran. Como comentaba hace unos días con un amigo de la adolescencia, estar “al loro a ver si sale algo” pero darte cuenta de que hay muy poco “loro” para tanto comensal.
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Los idiotas. Darme cuenta de que cierta gente es, simplemente, idiota. Que no son pobres diablos que repiten dicen estupideces que no se han parado a considerar y que pueden discutirse con un poco de razonamiento, sino que verdaderamente son idiotas que han oído las mil goebbelsianas veces una estupidez y verdaderamente se la han creído y la han hecho suya hasta el punto de construir sus personalidades y estructuras de creencias sobre esas bases. Darme cuenta de que con cierta gente no merece la pena discutir y, lo que es peor, de que cierta gente simplemente no merece la pena.
Propósitos para 2012:
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Seguir avanzando en mi vida y en mi relación. Asegurar el futuro.
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Dejar la cerveza. No agarrarme una borrachera ni una sola vez en todo el año. Definimos «borrachera» como «beber lo suficiente como para levantarme al día siguiente sin tener muy claro lo que pasó a partir de un punto pero con la idea de que debería estar avergonzado y en efecto avergonzarme cada vez más de lo que hice, dije y me gasté según lo averiguo».
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Ser más sincero y espontáneo con Ana. Ingeniármelas para prescindir de mis mecanismos de censura previa. Recordad que la integridad (aparentar ser por fuera como en realidad eres por dentro) no tiene solo que ver con la virtud sino también con el vicio. Esto no es que suela mentirla ni nada semejante, es que muchas veces me callo cosas que no debería callarme.
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Seguir perdiendo peso. Hacer ejercicio cinco días de cada siete (desde que tenga bici).
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Sacarme el título de traductor jurado de inglés y, con un poco de suerte, otro sobresueldillo (Copito de Nieve me comentó que si me sacaba el título de jurado me encargaba a mi las de Vestas, eso es un incentivo importante aunque sea más trabajo).
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Comprarme un ordenador decente, una mesa decente, una silla decente y escribir.
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Arthegarn punto com. Ja, ja.
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Ver más a la gente que quiero. Eso quiere decir ver al menos una vez al mes a mis padres y hermanas (aunque sea por Skype en el caso de Zalasa) y al menos dos veces al año (que tampoco es mucho pedir) a gente a la que quiero mucho y veo muy, muy poco como (por ser SMART) Albus, Alma y Vigara, CP y Tardis, Ignatius e Inaeternitas, Morti, Nedox y Sheila, Roweena, Shelly, Hudson Hawkes y más gente de Clifford Chance, Slanter y Spock, Vieja Bruja y Ercole, Warden y Rut o Zor y Eris.
- Progresar profesionalmente, en Vestas o en otro sitio. No quedarme parado donde estoy. Buscar más retos, más responsabilidades, un título más largo y, ante todo, más dinero Involucrarme más en las asociaciones profesionales en las que me he inscrito este año.
- Seguir ahorrando. Este año, a por el 20%. Que yo puedo. Hop, hop, hop.
Veremos como se da todo. De momento, felices fiestas, y feliz 2012 a todos.
Abrazos,
Arthegarn
un marco de referencia y con un lenguaje cristiano (porque eran cristianos), cuando pienso en una acción de gracias o escribo una oración pidiendo que “gocen de la gracia prometida por Jesús, que Dios les conceda la felicidad de la Vida Eterna y el conocimiento de lo importantes que fueron y de lo que les seguimos queriendo”… Entonces se me parte el alma que no tengo, porque ya no creo en ninguna de esas cosas, porque ya no hablo ese idioma aunque sepa decir las palabras. Y me siento vacío, estéril y sucio, como si intentara hacer el amor con el cadáver de mi amada. Y me enfado conmigo mismo, con el mundo y con Dios, por hacerme desenterrar de vez en cuando los despojos de aquello que me fue tan precioso, por obligarme a volver a mirarlo a los ojos y volver a fundir mi espíritu, que no tengo, con el suyo, para encontrar las palabras adecuadas.
lo cual curiosamente fue la razón por la que estudié Derecho (siempre he pensado que tengo el tipo de mente estúpidamente inteligente y desarraigada de la realidad que hace falta para el procesal). Saben toda mi historia profesional y hasta qué punto tengo que reciclarme pero creo que se han dado cuenta de lo que valgo. Lo que me estoy planteando en ese despacho (que, por cierto, está justo enfrente de la oficina de
tengo razón, aunque sea menos, pero ¿por qué? ¿Es verdaderamente una decisión lógica, meditada, una inversión en mi futuro, en plan «ahora ganarás menos, pero te abre las puertas a lo que siempre has querido hacer y a hacer algo que merezca que te paguen lo que reamente vales»? ¿O es simplemente mi subconsciente buscando desesperadamente reconocimiento, buscando ganar estima en el espejo de los demás(*) diciendo «soy abogado»? Sé que lo que quiero, lo que siento que quiero, es aprovechar la oportunidad que me ha brindado
les quiero con adoración y disfruto una enormidad cuando estamos juntos. A mi hermana
intolerable. La relación de mi hermana con mi madre es suya y la llevan ellas y, aunque yo puedo dar alguna vez algún consejo si se me pide (ahora estoy pensando en otra hermana, tengo muchas), jamás se me ocurriría entrometerme motu proprio. Idem con mi hijo: su tía es como es ¿por qué debería aparentar ser de otra manera? Si quiere verle mucho le verá mucho y si no quiere verle tanto no le verá tanto y ya está. El desarrollo psicoemocional de mi hijo no se va a ver afectado por cuán a menudo le visitan sus tías así que ¿a qué la frustración? Y esto que pienso creo que es exactamente lo mismo que piensa
es quedar a comer con ella todas las semanas?». La volición es completamente espontánea, no se puede generar voluntariamente, uno no puede «querer querer»(4). Dale la vuelta a la pregunta(5), si tu deseo de entender a esa persona es sincero, y pregúntate qué haces tú para generar en esa persona el deseo de ir a verte. Desde luego, si cada vez que quedáis, o una proporción alta de las veces que quedáis, las cosas terminan mal, con broncas, críticas, presiones y en general intentos de vivir la vida del otro o de decirle como debe vivirla a golpe de chantaje emocional («mala hija que no vas a ver a tu madre», etc.) lo normal es que esa persona no quiera verte. Algo que debería ser un acto voluntario y deseado de manifestación de amor se convierte en una obligación desagradable, que se realiza a regañadientes y por no por amor, sino por temor a las consecuencias (i.e. broncas, peleas, recriminaciones) y que trata de ser eludido por todos los medios porque se asocia con sentimientos desagradables (culpa, tristeza, inseguridad). En mi humilde opinión cada vez que alguien presiona a otro alguien para que haga lo que no quiere hacer (i.e. lo que no le apetece en ese mismo momento) en nombre de una supuesta relación está perjudicando la relación porque intenta que el otro sea como no es en vez de aceptarle. Y ese perjudicar la relación, si se mantiene lo suficiente, acaba siendo un envenenamiento, en el que la persona presionada no quiere tener relación con la otra porque está harta de ser presionada, castigada, vejada y criticada.
o al comerme media docena de ostras vivas y encima con limón. Con el toreo me pasa un poco lo mismo porque yo no creo que el toro tenga una muerte dolorosa y sin sentido.
que proceder de la Escena, que es un tanto infantil y un campo abonado para ese tipo de cosas, por lo que limitaba mi universo de sujetos a los practicantes del gothilleo. Pero no.


