Los libros de diciembre

Madrid Oculto me lo compré una noche tonta en un VIPs en la que había salido de casa sin mi habitual libro y me apetecía tener algo que llevar al Escape. Pensé que sería una guía de Madrid en la que le contaran a uno el lado «oculto», desde el punto de vista de «ocultista» de la ciudad, algo que siempre queda muy gótico y que afianza leyendas. Resultó que no; que, es en efecto, una guía de Madrid pero no desde el punto de vista mágico sino desde el punto de vista de aquello que no resulta obvio. ¿Por qué se llama de Salamanca el barrio de Salamanca? ¿Qué hay detrás de los fantasmas del palacio de Linares (vale, eso tiene algo de ocultista? ¿Por qué a los madrileños se les llama gatos (no, no tiene nada que ver con lo de que no pueden estar quietos en el mismo sitio toda la noche)? ¿Quién era el Caballero de Gracia? ¿Donde comió, y donde no comió Hemmingway? O, ya que estamos, ¿dónde vive el ratoncito Pérez? Pues hasta eso lo contesta, nuestra particular Hada de los Dientes vive en la C/ Arenal, 8, con lo que creo que se convierte en el único ente mitológico con una dirección exacta, para más datos leed el libro, que es uno de los que más me han solicitado en préstamo en las semanas en las que me lo he leído. Ahora mismo lo tiene J.A.S.O. y la lista de préstatarios incluye a Ana, Zalasa, Copito de Nieve. que dice que si se lo regalo me regala él otro. Un libro curioso, la verdad, que a mi me vendrá bien para cuando aparezca por aquí n un par de semanas y que tuvo tanto éxito que sus autores sacaron una segunda parte que, si encuentro, me compraré. Una lectura entretenida para cualquier madrileño, sea de origen o de adopción.

La Historia de los Griegos de Indro Montanelli es otro de esos libros que tenía en la parte de la biblioteca que es herencia de mi abuelo, al lado de la tan manoseada y leída como excelente Historia de Roma del mismo autor. A ver, es un buen libro, sobre todo de divulgación e iniciación para quien no tenga demasiada idea sobre la historia de la civilización griega y no tenga muy claro si la Guerra de Troya verdaderamente existió, que no tenga muy claro quién es el Pericles del Siglo de Pericles o Si el Leónidas de Marathon es el mismo Leónidas de las Termópilas pero se queda bastante en la superficie. El propio autor dice que en la civilización griega las fuerzas centrípetas fueron tan grandes que no se puede hablar de una verdadera historia de Grecia, sino uno a uno de los personajes más importantes de aquella época y la influencia que tuvieron en la historia, y así enfoca el libro, estando (básiamente) cada capítulo dedicado a uno de estos personajes, lo que desde mi punto de vista quiere decir que mete demasiados nombres propios entre losm que el lector se acaba perdiendolib. El libro es entretenido y aprendes cosas, pero no está en absoluto a la altura de la Historia de Roma, que recomiendo en cambio muy encarecidamente. De los pocos puntos que yo considero verdaderamente positivos, la descripción que hace de Alejandro frente a Filipo, que considero muy acertada y muy en contra del tratamiento prácticamente divino que se le da por la mayoría de los historiadores (uno de los grandes interrogantes de la historia, para mi, fue por qué un general y un estadista de la talla de César, cuya obra duró siglops y repercutió en milenios, tenía esa obsesión con una estrella fugaz como Alejandro, que como comandante no estaba mal pero que como general se lo debía todo a la gente de la que supo rodearse su padre y cuyo «imperio» (por llamarlo de alguna manera, porque de imperio no tuvo nada) no le sobrevivió ni cinco minutos). Muy recomendable para gente que no conozca casi nada de esa época, un poco superficial para los que sí, e, insisto, si no la habéis leído leed antes la Historia de Roma que es fenomenal.

La Sopa Boba (II)

Una vez contada la fábula, ¿Qué quería Arthegarn decir con “¿Y por qué, exactamente, los que producimos con nuestra habilidad tenemos que mantener a los que no aportan al Sistema otra cosa que su necesidad?” y, ya que estamos, por qué ha titulado a esta serie de artículos “La Sopa Boba”?

Lo que quiero decir, ya sin ambages, es que es injusto que se obligue a quienes producen a mantener a los que no producen. Y no es que simplemente sea injusto; es que construir un sistema en torno al principio de la caridad obligatoria sub poena, en torno a la idea de que todo aquel que pase necesidad debe ser sacado de ese estado pura y simplemente porque pasa necesidad, es estúpido y rayano en el suicidio. Si encima no estamos hablando de necesidades básicas para la vida (comida, agua, etc,) sino de garantizar a todos los ciudadanos, simplemente por ser ciudadanos, una determinada calidad de vida, entonces el sistema es directamente suicida y está destinado al colapso a corto o medio plazo.

Eso no quiere decir que opine que hay que dejar que la gente se muera de hambre por las esquinas. Para nada. Lo que ocurre es que hay una diferencia muy importante entre que yo elija darle parte de mEs de 1976 pero no me cansare de recomendar este libro, en este caso el capitulo 10i dinero a quien tiene menos porque me da pena, y que el que tiene menos que yo tenga derecho a meter la mano en mi bolsillo y quedarse con parte de mi dinero, pura y simplemente porque yo tengo más que él, sin pararnos a preguntar por qué eso es así. Que es lo que pasa ahora, aunque hemos disfrazado esa acción haciendo que la mano que se mete en mi bolsillo lo haga recubierta por el guante del Estado. Pero, al final, es lo mismo.

La caridad es una idea muy buena, no solo por motivos humanitarios sino por motivos egoístas. Es tan buena que está escrita en nuestros genes, estamos genéticamente condicionados a ayudar a nuestros semejantes, por eso nos conmovemos cuando vemos a alguien sufrir (y, si no lo hacemos, es que algo va mal). Ahora bien, la caridad consiste en que yo, voluntariamente(1), dedique parte de mis recursos a ayudar a mis semejantes: es una decisión que tomo porque soy así de bueno, no porque el otro tenga derecho a que le ayude, que no lo tiene(2). El hecho de ayudar a mis semejantes me hace mejor persona, sí, pero el hecho de no ayudarles no me hace peor aunque nuestra estructura conceptual así lo sugiera.

El problema es que vivimos inmersos en un sistema de ideas tan infectado por los memes de las religiones del Libro que ciertos conceptos, como la bondad de la caridad, a base de repetirse una y otra vez generación tras generación se han incrustado en nuestras mentes, y no solo en las individuales, sino en el imaginario colectivo, y han perdido su significado original. En algún momento, dejamos de ayudar a la gente porque pensábamos en lo que hacíamos y pasamos a hacerlo simplemente porque nos decían desde la infancia que había que hacerlo, que era bueno hacerlo; dejamos de ser motivados, de pensar y decidir caso por caso si esa persona merecía nuestra caridad, y asociamos la idea de caridad con la idea de bien. Desde ese momento, toda caridad era siempre buena, y de esa desgraciada identidad nació la sopa boba.

La sopa boba, como casi todos sabréis, era una comida que se ofrecía a los pobres en los conventos, consistente fundamentalmente en sopa de lo-que-hubiera-a-montones-esa-semana aderezada con lo-que-se-estuviera-poniendo-malo-en-la-despensa y con tropezones de sobras. Nadie preguntaba nada. Uno llegaba ahí, se ponía a la cola y el capuchino o la monja de turno le daba una escudilla de sopa con la que se podía sobrevivir un día más. La historia de la sopa boba y de la España en que se desarrolló es fascinante y ofrece algunas lecciones que, como no, hemos olvidado. Por ejemplo, es cierto que la sopa boba salvó vidas, pero también es cierto que contribuyó decisivamente a la ruina de España, creando un estrato social importantísimo de sopistas(3), de gente que andaba a la sopa (v.gr.: que vivía una existencia holgazana y a expensas de otro) y que no trabajaba y no producía porque no le hacía falta. Sin sopa boba, sin una posibilidad de vivir sin hacer nada para ganarse el sustento, quien sabe si nos hubiéramos visto obligados a adelantar un siglo el decreto de Carlos II sobre la honra del comercio y el trabajo… pero divago. Ya volveremos a la sopa boba y a los subsidiados.

Una vez apareció esa identidad (caridad=bien) nos la repitieron hasta la saciedad, hasta el agotamiento, generación tras generación. El valor de bondad de la caridad dejó de depender de nuestra decisión sobre quién la merecía y quien no, y de la misma forma el valor de verdad de la asociación dejó de depender de nuestro entendimiento y pasó a estar vinculado a la autoridad de quien nos lo contaba, con lo que cuestionar esa identidad era cuestionar la autoridad de quien nos la inculcaba. Cuando este cuestionamiento inevitablemente ocurrió, cuando alguien dijo “la caridad no es buena en todos los casos” (o «la sopa boba hace más mal que bien»), la autoridad sintió atacada en si misma y se defendió desde el poder, con un simple argumento ad hominem, del tipo: “Los hombres buenos hacen cosas buenas. La caridad es buena. Quien discute que la caridad es buena es porque no quiere ser caritativo. Quien no es caritativo no es bueno. Quien no es bueno es malo. Quien discute que la caridad es siempre buena es un malvado”. Y, desde entonces, quien abre la boca para reivindicar el verdadero significado de la caridad es inmediatamente tachado de malvado egoísta(4)

Las cosas no deberían ser así. Quien decide dedicar parte de sus recursos a ayudar a los demás merece nuestro elogio, pero quien decide no hacerlo no merece nuestra reprobación, porque está en su derecho. ¿Por qué vamos a reprobarle? ¿Perjudica a alguien quien va a lo suyo y no se mete en la vida de los demás, ni para bien ni para mal? No, por definición. Pero el subconsciente colectivo, después de siglos de machacamiento de esa identidad (reforzada con un insisdioso mem que dice que es bueno ser malo con los malos) le pone a la altura de los ladrones y los asesinos. Es fascinante lo que se puede conseguir cuando se introduce en una cultura la idea de pecado de omisión: la virtud deja de ser verdaderamente virtuosa y se convierte en obligatoria. Uno nunca puede ser suficientemente bueno, al final todo queda a la misericordia de Dios…

Este concepto de la caridad como algo obligatorio lleva, con el tiempo (no demasiado) a la institucionalización de la caridad: ya no es solo el individuo quien tiene que ser caritativo, es la sociedad en su conjunto quien tiene que serlo. Y así el Estado, esa máquina, ese constructo jurídico por definición incapaz de sentir empatía ni solidaridad ni ninguna de las emociones que dan lugar a la caridad, se pone a imitar las acciones de sus ciudadanos caritativos y a “ayudar a los pobres”, a «dar de comer a los hambrientos»… con la sopa boba. Pero todo cambia, todo se desvirtúa, no estamos hablando ya de un ser humano que ayuda a un semejante porque se identifica con él, porque padece con él, porque le compadece; sino de un ente sin sentimientos que solo actúa por criterios objetivos(3) más o menos adecuados a la realidad. La caridad deja de ser un asunto de compasión y moral y pasa a ser… política.

¿Por qué he dicho que el Estado da de comer con la sopa boba? Porque tiene que guiarse por criterios objetivos a la hora de repartir los subsidios. Los capuchinos no preguntaban a sus sopistas si verdaderamente eran pobres de solemnidad que necesitaban comer o si es que de esa forma se ahorraban unos reales para vino que era lo más habitual. De la misma forma, el Estado no se fija en si quien recibe el subsidio lo merece o lo necesita, solo en si cumple (o no) determinados requisitos formales, Hace cuatrocientos años el requisito formal era plantarse ante el convento, hoy en día es… bueno, quizá haber cotizado doce meses en los últimos seis años, por ejemplo. Pero ninguna de las dos cosas, ni la sopa boba ni los subsidios estatales, son verdadera caridad.

Y el problema de la caridad institucionalizada (uno de ellos) es que crea la aberrante idea de que quien la recibe de tiene derecho a recibirla. No hay diferencia entre los tumultos del XVI si se acababa la sopa boba y los rebuznos de los sindicatos contra las últimas medidas, bastante titubeantes, del Gobierno para intentar que los parados vuelvan a situación activa lo antes posible. O con la idea de «tener seis meses de paro», que todos sabemos que todo el mundo lo interpreta como si tuviese derecho a cobrar seis meses del Estado cuando en realidad no es así. El origen del subsidio de desempleo es caritativo y no porque lo diga yo, sino porque es como está configurada la ley. Quid pro quo, sí; en plan mutua, sí, pero caritativo. No es un sueldo o una pensión a la que tienes derecho por haber cotizado, es una ayuda que los que cotizan te prestan para que no lo pases tan mal en el periodo mínimo imprescindible hasta que encuentres otro trabajo y puedas volver a mantenerte por ti mismo. Pero, claro, ¿quién se lo toma así? Mirad a vuestro alrededor, o dentro de vosotros, y decidme que me equivoco, que la gente no cree que tiene derecho a «cobrar el paro» y que no reaccionaría violentamente si se le cuestiona el mismo…

Derecho a la caridad. Esta es la horrible idea contra la que quiero luchar. El derecho a la caridad es, básicamente, decir que uno tiene derecho a que le mantengan solo por existir. En otras palabras, que uno puede estar inmerso en un sistema sin aportar nada más que su propia existencia y sus propias necesidades y exigir del sistema que le mantenga. Su contribución neta al sistema es negativa y eso tiene un nombre en biología: parasitismo. Lo bueno es que en biología el huésped trata de defenderse del parásito, pero nosotros no. Nosotros no es solo que no nos defendamos, es que reconocemos el derecho del parásito a chuparnos la sangre. Perdón, no reconocemos ese derecho, porque no lo tiene; se lo otorgamos, que es todavía peor. Al igual que un organismo que no se defiende de los parásitos acaba devorado por estos, una sociedad que no solo no se defiende de los parásitos, sino que los fomenta reconociendo el derecho de todo el mundo al parasitismo, está herida de muerte. Porque, si existe la posibilidad de vivir sin trabajar, ¿por qué trabajar? (y mucho cuidado que, al igual que la caridad, esto también está escrito en nuestros genes y mucho más profundamente) Y si encima no es solo que me vayan a mantener sino que lo «progresista» es reconocer el derecho del parásito a la sanidad y el vestido y la vivienda digna con electricidad y gas y agua corriente… y a unos taquitos de jamón de vez en cuando.

Porque claro, en un mundo ideal no es solo que nadie pasa necesidad, es que todos comemos jamón y atamos a los perros con longanizas. Pero ese mundo no es cierto, y todas esas cosas hay que pagarlas, y ¿de dónde sale el dinero que se destina a esa cada vez más cara y atractiva sopa boba? Del bolsillo de los que producen, por supuesto, que algún día se preguntarán, como yo, exactamente por qué tienen que mantener a los que no producen.

Suficiente para la segunda parte, creo yo. Buen fin de semana a todos,

Arthegarn__________
(1) O todo lo voluntariamente que se pueden hacer las cosas en un mundo sin libre albedrío, vamos.
(2) Por supuesto, esta idea mía de que uno no tiene derecho a robar (por ejemplo), es mía. Hay sistemas filosóficos enteros basados en la inexistencia de la propiedad privada, por ejemplo, lo que excluye el concepto mismo del robo; y  nuestra propia constitución habla de la «función social de la propiedad», lo que básicamente viene a decir que la propiedad privada existe y debe ser respetada… siempre que le parezca bien al Estado. Yo es que no estoy de acuerdo en esas configuraciones porque me parecen excesivamente artificiosas, poco acordes con la realidad. No creo en las limitaciones a la propiedad privada por la misma razón por la que no creo en Dios: puede que sea una buena idea, pero el Universo no funciona como si existiera. Intentaré abordar este asunto en el próximo artículo de la serie.
(3) Y, en última instancia, el mayor de los males de España… ¡la tuna!
(4) Lo cual es una redundancia, porque tan arraigada está la identidad caridad=bien como lo está la identidad egoísmo=mal. Y tan falsa es la una como la otra.
(4) Eso cuando hay suerte, claro.

La Sopa Boba (I)

A principios de junio puse como mi estado en Facebook la siguiente frase: “¿Y por qué, exactamente, los que producimos con nuestra habilidad tenemos que mantener a los que no aportan al Sistema otra cosa que su necesidad?” Las reacciones fueron unos 40 comentarios, algunos discutiendo, algunos directamente insultando y otros pidiendo que desarrollara lo que quería decir. Bien, voy a intentarlo, pero como lo quen quiero decir es largo y complejo lo haré por entregas.

Comencemos con una fábula.

Erase una vez un informático a quien contraté para que me hiciera una página web. Acordamos que cuando la página estuviera lista le pagaría su precio y, un mes después, volvió con mi página lista, a reclamarme lo convenido. 39963_1513020818170_2633914_nTeníamos un trato, él había cumplidon su parte y yo tenía que cumplir con la mía. Lo que es más, el tenía derecho a exigirme que le pagara, así que así lo hice.

Un mes después el mismo programador oyó que quería introducir unas mejoras en mi página web y, sin hablar conmigo, se puso a hacerlas cuando las tuvo terminadas vino a mi casa a presentármelas y a reclamar que le pagara. Yo le expliqué que no teníamos ningún trato y que no le había encargado nada, así que no tenía ningún derecho a exigirme nada. Él me dio la razón y me dijo que, entonces, mirara lo que había hecho a ver si le interesaba, yo me lo quedé y le dije que volviera en una semana. Me gustó su trabajo e implementé las mejoras, y a la semana siguiente vino a reclamar su dinero porque me había ofrecido algo que me interesaba, yo me lo había quedado y tenía que cumplir con mi parte y darle su dinero. Lo que es más, el derecho que no tenía a exigirme nada la semana pasada ahora sí que lo tenía, así que se lo di.

Un mes después quise introducir otras mejoras en mi página web así que llamé a este programador que tan buen trabajo hacía y se las encargué. El aceptó pero un mes después vino a mi casa a reclamar su pago con las manos vacías. Le dije que no pensaba pagarle, porque aunque teníamos un trato él no había cumplido su parte, así que no tenía derecho a reclamarme nada y se fue, tan con las manos vacías como había venido.

A la mañana siguiente volvió a aparecer por mi casa, todavía sin la página, y me contó una triste historia que, básicamente, decía que el había querido hacerme las mejoras, pero que le había sido imposible porque un componente que necesitaba no le había llegado todavía, y volvió a exigirme que le pagara lo convenido. Yo le dije que lamentaba mucho lo que le había pasado el mes anterior, pero que el problema era entre la compañía de transportes y él, que no tenía nada que ver conmigo y que no tenía derecho a exigirme nada, porque ese derecho nacía de que hiciera su trabajo y de que lo hiciera bien, no de sus buenas intenciones al respecto. Entonces él se enfadó mucho y me dijo que yo no entendía la situación, que el contaba con ese dinero, que lo necesitaba porque tenía que hacer frente a unos pagos y que yo tenía que dárselo, que estaba obligado a dárselo porque si no le embargarían. Le dije que estaba muy equivocado y que yo no estaba obligado a nada porque no tengo por qué hacer frente a los incumplimientos de la compañía de transportes que había contratado. Pero, como al fin y al cabo yo seguía queriendo que me hiciera esas mejoras, le dije que estaba dispuesto a pagárselas por adelantado si él se comprometía a tenerlas en un mes. Él aceptó, yo le pagué y un mes después cumplió con su parte del trato y pude introducir las mejoras.

Un mes después el informático volvió a aparecer por mi casa con unas mejoras para la página que yo no le había encargado y que no quería para nada, pero que él había hecho. Le dije que no las quería. Él me dijo que había estado trabajando en esas mejoras y que quién se las iba a pagar, y yo le contesté que no me interesaba cambiar así la página. Él me vino a decir que ya que las había hecho yo tenía que aceptarlas y que pagárselas, y le dije que no; que él había trabajado, sí, pero que lo había hecho porque le parecía bien y que no tenía derecho a exigir a nadie que le pagara por hacer lo que a él le parecía bien hacer. Entonces me volvió a decir que si no consegúía el dinero le embargarían y le dije que lo sentía mucho pero que ese era su problema y que no tenía derecho a venir a exigirme que yo resolviera su problema comprándole algo que ni había encargado ni quería para nada.

El mes pasado, de nuevo, el informático volvió a aparecer por mi casa con una historia fantástica en la que él había querido dedicar un mes a hacerme una mejora en la página que, él estaba seguro, me habrían encantado, pero que llovió mucho y se quedó sin internet y no pudo hacerlas, pero que si él las hubiera hecho yo las hubiera implementado ipso facto. Y me exigió que se las pagara. Yo me quedé de piedra mirando a aquel tipo que exigía que yo le diera dinero por nada en absoluto, por un trabajo quen no había hecho referente a un producto que yo no quería, ni había encargado y que encima ni siquiera existía. Le dije que bajo ningún concepto pensaba pagarle por no haber hecho nada en absoluto y le mandé a su casa.

Ayer llamaron a mi puerta y una persona a la que no conocía absolutamente me contó una triste historia sobre por qué, por circunstancias que escapaban a su control, no tenía nada que ofrecerme, pero que aun así quería que le diera dinero por nada, como era mi obligación «como ser humano».

Y bien. ¿Tendría que pagarle? ¿Tendría él derecho a exigirme que le pague?

(La segunda parte de la serie, aquí.)

La Virginidad de la Virgen / The Virginity of the Virgin

Cansado ya de tener que explicar esto decenas de veces, he decidido ponerlo en mi journal para poder remitir a todo el mundo aquí cuando el tema vuelva a salir en otro debate.

Vamos a ver. El Dogma de la Virginidad de la Virgen no tiene absolutamente nada que ver con el himen de la virgen. La Biblia no es un libro científico, sino religioso. Así pues, a la hora de leerlo no debemos preguntarnos, por ejemplo, que quiere decir «virgen» desde el punto de vista técnico, sino que quiere decir «virgen» desde el punto de vista teológico.

La palabra utilizada en los originales para hablar de la cualidad de María como virgen es עלמה, que transcribiremos como almah. Almah es una mujer joven que no está casada (lo de la virginidad se supone). Betulah, ( בתולה) una palabra sugerida en muchas ocasiones como el equivalente «técnico» en hebreo de «virgen», es decir, «mujer que no ha tenido contacto con varón», es una palabra mucho más imprecisa de lo que se dice ya que puede hacer referencia a una mujer físicamente virgen o a una mujer que ha pasado los esponsales pero no ha llegado al matrimonio (lo que es una diferenciación técnica en términos históricos: una betulah de este segundo tipo, betulah m’oroshah no tenía por qué ser físicamente virgen de su marido).

En cualquier caso esta es una discusión bizantina porque el tema de las discusiones sobre el himen de la virgen es posterior a las traducciones. Los Evangelios utilizan «almah» y no «betulah». La razón por la que se utiliza esa palabra es que Isaías usa almah en Is 7:14. A los evangelistas les importa tres pepinos si la virgen tenía himen, lo importante es que era la almah anunciada por Isaías, que es lo que proclama el Dogma. El hecho de que la palabra almah se tradujera al griego por parthenos (por cierto, esas palabras eran intercambiables en la época, era la traducción aceptada) es totalmente incidental y solo lleva a hablar del himen de la virgen a los desinformados que se creen que tienen idea de lo que hablan. Isaías, al hablar de una almah, lo que quiere decir como concepto es «una mujer que es lo más bajo de lo bajo», ya que en aquella sociedad las mujeres solo valían en tanto en cuanto tenían relación con un hombre, ya fuera como hijas (y valían a través de su padre), esposas (y valían a través de sus maridos) o lo mejor de todo, madres (y valían a través de sus hijos). Una almah, una mujer en edad de casarse pero que no se había casado, era la paria de la sociedad hebrea (porque si no se había casado algo malo tendría, encima). Lo que dice Isaías es que Dios elije al ser más despreciado y débil de la sociedad para ensalzarlo y ensalzar al mundo a través suyo.

Lo importante es que la almah concibió y tuvo un hijo llamado Emmanuel. Negar la condición de almah de María es negar que fueran ella y Jesús los anunciados por Isaías, por eso es Dogma que María es almah. Como la palabra original hebrea no hace referencia alguna al himen, el Dogma tampoco hace referencia alguna al himen. El hecho de que la tercera traducción haya llevado a una palabra que exige himen no quiere decir nada más que qué la Biblia ha sufrido mucho en sus pasos por los diversos idiomas y que hay que INFORMARSE MUCHO ANTES DE HACER EXEGESIS.

Cum Deo.

Arthegarn

The Virginity of the Virgin

Tired as I am of having to explain this tens of tines I have decided to write it all in my journal so I can link everyone here when the subject pops up in some other debate (and, things as they are, and 30 months after the original version was posted, to translate it into English).

Let’s see. The dogma of the Virginity of the Virgin, as it is formulated, has nothing at all to do with the Virgin’s hymen. The Bible is not a scientific book, but a religious one. Therefore, when we read it, we must not ask ourselves what does «virgin» mean from a technical or medical point of view, but from a theological point of view.

The word used in the original texts to describe Mary’s quality as virgin is עלמה, which we will transcreibe as almah. An almah is a young woman who is not married (physical virginity is asumed to be there, but not neccesary). Betulah, (בתולה) onsexy-virgin-mary the other hand, a word many times suggested as the Hebrew «technical» equivalent for «virgin», meaning «woman who has had no contact with a man», is a word much more imprecise than it is usually accepted since it can refer to a physically virgin woman or to a woman who has gone through the esponsales but isn’t married yet (which is a technical difference in historical terms, a betulah of this second kind, betulah m’oroshah needed not to be physically virgin from her would-be-husband).

At any rate this is a Byzantine discussion because the matter with the Virgin’s hymen is posterior to the translation. The Gospels use almah and not betulah. The reason why that word is used is because Isaiah uses almah in Is 7:14. The Evangelists cared very little about whether the Virgin had a hymen or not. The important point is that she was the almah that Isaiah prophetised, and that is what is important for the Dogma. The fact that almah was translated to Greek as parthenos (which was, at the time, the accepted translation used time and again) is totally incidentañ and only leads the uninformed who have no idea of what Isaiah prophetised to talk about the Virgin’s hymen. Isaiah, when talking about an almah does so in the context of a woman who is the lowest of the low. In a society as man-centered as Isaiah’s was, women only had a worth as long as they had a relationship with a man. They could be daughters, having value through their father; wives, having value through their husbands; or best of all, mothers having value through their sons. But an almah, a woman in the age of marriage but who is not married, is a pariah in the society the Hebrews had at the time, (also because if she wasn’t married there had to be something wrong with her). What Isaiah says is that God chooses the most vilified and weak being of society to rise him and rise the world through her.

The important point is that the almah conceived and had a son named Emmanuel. Denying that Mary was an almah is denying that she and Jesus were the ones prophesied by Isaiah, and hence the dogma. As the original word makes no mention to hymen, the Catholic dogma is not about her hymen either. The fact that the third translation of the original word has led to a word that implies hymen doesn’t mean anything other than that the Bible has suffered a lot on its successive translations and that one must READ A LOT BEFORE DOING ANY EXEGESIS.

Cum Deo.

Arthegarn

De los toros

Hoy voy a hablar de toros.

No voy a hablar específicamente de la prohibición de los toros en Cataluña(1). Creo que todo el mundo está hablando ya de ello así que, ¿para qué? Ya se ha dicho todo, desde los argumentos más estúpidos a los más sensatos, así que no creo que tenga nada interesante que añadir. Por si alguien está interesado en mi opinión diré que me parece un error por motivos estrictamente económicos y que no creo que en el ánimo de la mayor parte de los que han votado a favor de la prohibición haya estado, como se dice tanto por ahí, el “romper con España” y el “acabar con un símbolo español en Cataluña”; de hecho creo que son muchos más los diputados que han votado en contra de la prohibición por este único motivo (para mantener en Cataluña un “símbolo de España”) que los que lo han hecho a la inversa, y no miro a ningún grupo en concreto (no, que va).

Es el debate de fondo el que me interesa, porque resulta que a mi me gustan los toros(2).  Sí, es cierto, qué se le va a hacer. De pequeño (hace treinta años, vamos) quería ser torero y practicaba verónicas(3) con una toalla de baño delante de la tele y de ahí, p’alante. No suelo ir a Las Ventas (es caro), pero estos últimos años no he dejado de ir un par de veces en San Isidro porque Ana, que es toda una aficionada, consigue entradas muy buenas y muy gratis. Y me gusta, me gusta el toreo como me gusta el vino: cualquiera puede agarrarse una cogorza con un Don Simón, pero disfrutar de verdad de una corrida requiere un cierto entrenamiento: como con el vino, hace falta saber qué es lo que tienes que buscar para apreciarlo en todos sus matices. No espero, ni intento, ni quiero, que a todo el mundo le gusten los toros, pero a mi sí que me gustan.

¿Me convierte eso en una mala persona? Leyendo blogs por ahí, y opiniones de muchos de mis amigos, cualquiera diría que sí. Yo creo que no, pero también tengo que decir que el hecho de que me gusten los toros no es algo que me haga sentirme particularmente orgulloso de mi mismo. Todo el mundo(4) sabe que yo soy especista(5), es decir, a la hora de decidir quien tiene derechos y quien no, trazo una línea iuris tantum entre los seres humanos y el resto de los seres vivos. Los seres humanos tienen derechos y los demás no. Desde el punto de vista de la asignación de derechos no hay diferencia alguna para mi entre un orangután(6) y un helecho. Eso quiere decir a grandes rasgos que desde un punto de vista moral no veo nada malo en matar animales para comérnoslos, para abrigarnos o para lo que sea, ni en hacerles sufrir para estudiar enfermedades o desarrollar medicamentos o, sí, para disfrutar con ello. Los animales, para mi, no tienen más derechos que las piedras.

Ahora bien, el hecho de que no conceda derechos a los animales no quiere decir que no tenga empatía con ellos. Desde luego, mi empatía con los animales es muy, muy pequeña cuando la comparamos con la que siento hacia mis congéneres, pero al menos tengo mucha más empatía hacia ellos que hacia las piedras. Aparte, y sobre todo últimamente, tengo muchísimo respeto por la vida, por cualquier vida. No porque el animal tenga derecho a que respeten su vida, ojo, sino por la misma razón por la que es un crimen liarse a cañonazos con los budas de Bamiyán. Si mostramos respeto y aprecio por las obras de arte de la humanidad que, en el fondo, no son más que cosas, ¿cómo no vamos a mostrar respeto y aprecio por las obras de arte de la biología? Dios tardó millones de años en conseguir una bacteria y miles de millones en conseguir un saltamontes(7) (o un toro), ¿acaso esa peculiar  forma de ordenarse la materia no merece respeto? Para mi no es que la vida o el arte tengan por si mismos derecho a ser respetados, pero sí creo que caeteris paribus quien no los respeta obra mal(8).

Por ambas razones, el respeto a la vida y la (escasa) empatía con los animales no soy totalmente indiferente a su suerte y siempre dependiendo del contexto. Ver sufrir a un animal sin motivo me mueve a la caridad y al deseo de que deje de sufrir, supongo que como a todo el mundo; pero no me tiemblan las manos al zamparme medio lechal, ni al condenar al marisco a una tortura horrorosa escaldándolo hasta la muerte o al comerme media docena de ostras vivas y encima con limón. Con el toreo me pasa un poco lo mismo porque yo no creo que el toro tenga una muerte dolorosa y sin sentido.

Que muere está claro, que le duele está claro, pero no creo que no tenga sentido. Siempre hay razones para soportar una muerte dolorosa, y al igual que un animal se sacrifica por su manada o su descendencia o un ser humano lo hace por su patria o su deber, creo que la muerte del toro en el ruedo sirve para algo, creo que crea algo bello(9), hermoso y emocionante y creo que, si existen realmente tales cosas como «el destino» o una «muerte con sentido», pocos animales pueden tener tanto destino y una muerte con tanto sentido como un toro de lidia tras una buena faena. El toro de lidia es una idea, desde antes de su concepción, orientado a ese momento. Nace, se cría y se cuida con ese objetivo en mente, disfruta de una calidad de vida y una atención sanitaria muy superior a la de el 40% de los seres humanos que pueblan el planeta, su reproducción está prácticamente asegurada… ¿qué más quiere? El toro de lidia es un guerrero, un soldado, me recuerda a aquellos ciudadano, hombres libres, que voluntariamente ingresaban en escuelas de gladiadores y, a cambio de una vida mejor y de la posibilidad de alcanzar la fama y la fortuna, se arriesgaban una muerte cruel y violenta para regocijo de los romanos. No, lo siento pero no considero que matar un toro en la plaza sea crueldad innecesaria y sin sentido, de hecho creo que tiene mucho más sentido que hervir medio kilo de bígaros, y no me siento más culpable por obtener placer y satisfacción del toreo de lo que lo siento al comérmelos.

El problema que le veo a todo esto es precisamente la comparación con los romanos. Estoy seguro de que igual que yo veo hermoso y plástico el toreo, los romanos (o, por lo menos, los entendíos) sentían algo parecido ante las luchas de gladiadores. Bien, no puedo evitar pensar que cualquiera que se obtenga placer de una actividad que causa dolor y muerte a otro ser humano no tiene todas las neuronas en su sitio. Personalmente estoy seguro de que podría apreciar la emoción y belleza de un combate a muerte entre seres humanos, pero también estoy seguro de que no obtendría el más mínimo placer de ello porque el precio me parecería demasiado alto. No importa la cantidad de placer que vayas a obtener, no importa la belleza plástica que vayas a crear, para mi la vida humana es más hermosa y más importante; cualquier placer o emoción ante las evoluciones de los luchadores quedaría ahogado con el último estertor del perdedor y me al llegar a mi domus iría directamente al vomitorium. Y al igual que yo me siento así ante las luchas de gladiadores entiendo que muchísima gente se sienta así ante el toreo porque considera que la muerte del toro es un precio demasiado alto.

Y hay otro buen argumento contra el toreo, que tiene que ver con en quién nos queremos convertir, hacia dónde queremos que vaya nuestra sociedad y nuestra evolución como especie. Personalmente creo que una sociedad que obtiene placer del sufrimiento de otro ser vivo, o que considera el sufrimiento de otro ser vivo un precio razonable a pagar para su propio placer, es moralmente inferior a una sociedadque opina lo contrario. Reducido al absurdo eso quiere decir que acabaremos todos siendo veganos, por supuesto, pero eso es lo de menos. Lo que quiero decir es que entiendo las razones de fondo detrás de los que consideran el toreo cruel. Y luego está, aplicado a la vida, el argumento Madred: When children learn to devalue others, they can devalue anyone – including their parents(10). Si enseñamos a nuestros hijos y congéneres que está bien causar sufrimiento y muerte y montar un espectáculo a su alrededor, ¿les estamos dando un buen ejemplo? Supongo que no.

Con todo y con esto a mi me siguen gustando los toros. Qué le voy a hacer, es así. Probablemente fuera mejor persona si no me gustaran, pero el hecho es que no tengo mi empatía animal tan desarrollada como, por ejemplo, mi amiga Sheila, y a mi la muerte del toro en la plaza, con todo lo que conlleva, me sigue pareciendo hermosa y llena de sentido. Pero entiendo perfectamente bien a quienes opinan lo contrario e incluso a los que opinan que soy un monstruo por ello. Y, como digo siempre, si se juntan todos y consiguen 300.000 firmas para proponer una ley y la llevan al parlamento y esta se aprueba y se prohíben los toros, acataré esa norma porque son las reglas de la sociedad en la que creo, con toros o sin toros.

Y mi corazón estará dividido porque, aunque en su mayor parte estará triste porque muere algo que aprecio, también habrá un puntito brillante de orgullo por pertenecer a una sociedad que es lo suficientemente humana como para considerar que la muerte de un ser vivo, de cualquier ser vivo, es un precio demasiado alto. Me quedaré sin toros, pero sé que, muy en el fondo, tampoco me importaría tanto.

Arthegarn______________

(1) Por si acaso os habéis pasado un par de días en Ganímedes,con los ojos cerrados y muy apretados y tapándoos las orejas mientras coreáis el waka-waka a todo pulmón, ayer el Parlamento de Cataluña aprobó una ley que prohíbe los toros en esa comunidad.
(2) Cuando hago declaraciones como estas es cuando me alegro un poco de haber tenido aquel troll que me obligó a activar el filtro de comentarios. Por favor, si tu única contribución a este blog va a ser una sarta de epítetos sobre lo mala persona que soy y me vas a llamar asesino y torturador mejor no lo hagas, ¿vale?
(3) Siempre me ha gustado mucho el toreo con capa, que hoy en día está casi perdido. El Cid, Morante y poca cosa más…
(4) Todo el mundo que me lea con una cierta regularidad, vamos.
(5) Aunque mi especismo es solo una base general: en realidad mi criterio pasa asignar entidad moral tiene que ver con el cumplimiento de determinados requisitos que no me voy a poner a explicar, lo que ocurre es que en ausencia de prueba en contrario considero a los seres humanos sujetos morales y al resto de los animales, las plantas y las piedras, no. Por deferencia a Zor los cangrejos han estado tradicionalmente excluidos de esta norma.
(6) Salvo que trabaje de bibliotecario, claro, ventajas de la separación iuris tantum.
(7) Que nadie se haga ilusiones que hablo de Dios en el sentido Einsteiniano. Por cierto, una copa al primero que averigüe a quién estoy parafraseando y de qué hablaba. Si no me equivoco sigue: “Considerando nuestra falta de experiencia en estos temas, creo que lo estamos haciendo bastante bien”.
(8) A ver cuándo aparece a decirme que hilo muy fino.
(9) Bueno, o por lo menos lo intenta, porque yo le he visto a Talabante tardes para olvidar, El Cid parece incapaz de matar con menos de tres pinchazos y lo que hacía Jesulín de Ubrique a finales de los 90 no tiene nombre.
(10) «Cuando los niños aprenden a menospreciar a otros pueden menospreciar a cualquiera – incluso a sus padres» – Picard en STTNG, Chain of Command II.

La huelga de Metro

Publica La Mosca Cojonera en Facebook un vínculo a un artículo titulado Huelga de Metro, a ver si la peña se entera en el que, supuestamente, se enumeran diez «verdades» sobre la Huelga de Metro con el noble objetivo de informar a la «peña». El artículo en cuestión es, en mi humilde opinión, una sarta de desinformación tendenciosa tal que me ha hecho hervir la sangre y contestarlo. Como siempre, no obstante, os insto a que comprobéis las fuentes y leáis el artículo original, pero ciertas afirmaciones, cuando se hacen con el ánimo de «informar» tienen que ser, digamos, matizadas. Ya sabéis como me pongo cuando alguien se arropa en el sagrado manto de la Verdad para decir lo que le da la gana…

El artículo está estructurado en diez puntos que copio aquí en cursiva seguidos de mi comentario a cada uno de ellos. No suelo escribir así, pero así ha salido.
Hay que decir que este artículo que léeis ahora es una segunda versión que he corregido tras que el amigo Juanjo (Juan José Gómez Losada, compañero de la facultad, muchas gracias, Juanjo) me hiciera ver que los trabajadores de Metro de Madrid estaban excluidos del ámbito de aplicación del Real Decreto-Ley 8/2010 (nacional) por una disposición adicional y que el origen de su bajada es la Ley 4/2010 (autonómica). Errare humanum est. Y, dicho esto, allá vamos:

      A ver si la peña se entera:

No puedo estar más de acuerdo.

1.- Los trabajadores de Metro NO son funcionarios.

Totalmente de acuerdo ¿Y? Lo que sí que son es personal al servicio del sector público, y resulta que la Ley 4/2010 (de la Comunidad de Madrid, que recordemos que tiene competencias legislativas) en su artículo 1, uno, al modificar el apartado 1 del artículo 19 de la Ley 9/2009 de Presupuestos Generales de la Comunidad de Madrid, no recorta los sueldos de los funcionarios, sino los de los empleados al servicio del sector público, que incluye funcionarios, personal laboral, externos y un larguísimo etcetera.

2.- Lo que reivindican es que se cumpla el convenio colectivo VIGENTE

Eso es básicamente cierto. En realidad, en el momento en el que se aprueba una norma con rango de ley que contradice ese convenio, el convenio deja de ser aplicable en lo que se opone a esa norma legal, pero claro, eso son cosas de abogados ¿no?

3.- Es ILEGAL bajarles el salario mientras esté vigente el convenio. Ni un 5%, ni un 50, ni un 1%

Hay una cosa que se llama jerarquía normativa. Un reglamento no puede ir en contra de una ley orgánica, y un convenio no puede ir contra un real decreto. Es ilegal romper un convenio porque sí, pero en el momento en el que una ley de rango superior dice otra cosa, lo que es ilegal es dejar de aplicarla. Y resulta que el Gobierno de la nación aprobó una ley que dice que hay que recortar los salarios de todos los empleados al servicio del sector público, así que esa ley está por encima de, y es de aplicación directa sobre, cualquier tipo de convenio colectivo. Que no es ilegal lo que marca la Ley, a ver si os entra en la cabeza.

4.- Los servicios mínimos se rigen por leyes anteriores a la Constitución, se fijan unilateralmente por la autoridad, jamás se ha desarrollado una ley de huelga. ¿Qué sentido tiene que sea la autoridad la que fija los servicios mínimos? Por eso son siempre abusivos

Aunque es técnicamente cierto decir que los servicios mínimos se rigen por normas preconstitucionales creo que es mucho más próximo a la verdad decir que se rigen por una ley de marzo de 1977, con Franco muerto y enterrado y cuando los comunistas(2) tenían en las67093-944-550 Cortes más diputados que Alianza Popular. En cualquier caso, el hecho de que una ley sea anterior a la Constitución(3) no exime de su cumplimiento. El código Civil o el de comercio son de hace dos siglos ¿vamos a dejar de acatarlos porque son “preconstitucionales”? Y, en todo caso, en todo el mundo es el Estado (o la autoridad territorialmente competente) quien fija los servicios mínimos cuando no hay acuerdo, como garante del interés público. Por supuesto que lo hace, entre otras cosas porque ¿Cuál es la alternativa?

5.- Uno de los objetivos de una huelga es lograr repercusión, los servicios mínimos sólo sirven para que no se note la huelga, por lo tanto es de cajón anteponer la huelga salvaje a la huelga domesticada.

Los servicios mínimos sirven para que, en casos como estos de colusión de derechos, todos podamos ejercer los nuestros con el menor disturbio posible, en este caso: el de los huelguistas a la huelga y el mío a la movilidad(4) y al trabajo. En cualquier caso lo que están haciendo los trabajadores de Metro (y, para ser exactos, lo que algunos trabajadores de Metro están obligando a los demás a hacer) es convertir un asunto particular entre empleador y empleado (que es lo que les da derecho, totalmente legítimo, a hacer huelga) en un asunto de orden público, intentando que la Comunidad de Madrid, por miedo a la irritación popular que está generando esta salvajada, ceda a sus pretensiones. En otras palabras; están haciendo sus reivindicaciones a su empleador por el procedimiento de estrujar NUESTROS cojones. No sé a los demás, pero a mi no me gusta en absoluto que alguien considere que estrujarme los huevos A MI es un arma legítima para su negociación colectiva. La huelga se hace como medida de presión, para causar pérdidas económicas y diversas dificultades comerciales al empleador, no para perjudicar al conjunto de los ciudadanos para ver si así le obligan a hacer lo que no quiere. Eso no es legítimo, ni moral. Y además, son mis genitales. Y, por cierto, anteponer lo domesticado (de domus, casa) a lo salvaje (de silva, bosque) es lo que hace la gente civilizada (de civis, ciudad). Los que prefieren lo salvaje a lo doméstico no deben haber bajado de los árboles todavía, o algo así.

6.- Cuando nos va mal, todos queremos que la gente nos comprenda. Cuando les va mal a los trabajadores de Metro, son unos cabrones. Cuando la Administración Pública INCUMPLE la ley, todos aplaudimos. Cuando se rescata a los banqueros, hacemos la ola. Cuando un trabajador pelea por el pan de sus hijos, es un vago.

Ya he explicado que la Comunidad de Madrid no está incumpliendo la Ley, más que nada porque la ha hecho ella. Y conozco a muchísima, muchísima gente a la que le va mucho peor que a los trabajadores de Metro, pero no se dedican a ir por ahí estrujando mis cojones y recortando mis derechos a ver si a ellos les va mejor por ello. Y, por último menos demagogia barata, por favor: los trabajadores de Metro no están luchando por el pan de sus hijos, el pan de sus hijos está MUY garantizado. Ni siquiera por la mortadela de sus hijos. Ni por su coche. Ni siquiera, mira lo que te digo, por su hipoteca. Menos demagogia y más mirar los sueldos que paga una empresa que, encima, tiene más del 90% de contratos fijos. Ojalá hubiera muchas más empresas como Metro en España.

7.- A todos nos mola que cumplan nuestro convenio en nuestro curro, tener 30 días de vacaciones, salarios establecidos legalmente, días para asuntos propios y una serie de derechos. ¿Nos molaría que lo rompiesen todo de manera ilegal?

Por mucho que se repita que lo que ha hecho la Comunidad de Madrid es ilegal no va a serlo. Menos mal que podremos ir al Orgullo, eso si. Progres hasta el final.Goebbels hablaba en sentido figurado, de verdad.

Pero lo volveré a decir: no es ilegal, la Comunidad de Madrid tiene competencias legislativas y puede promulgar una ley, que es imperativa, y que implícitamente cambia cualquier norma de rango inferior, incluyendo convenios colectivos. Los trabajadores de Metro son empleados del sector público y por tanto entran en el ámbito de aplicación de esa Ley.

Y, por cierto, en este tema sí que están “rompiendo” mis derechos de forma ilegal. En concreto: mi derecho a la movilidad. Ver nota 4.

8.- A lo mejor tenemos la crisis que nos merecemos, todos con mentalidad de empresario y lameculos. Si todos tomásemos ejemplo de los trabajadores de Metro, otro gallo nos cantaría. Ellos son un ejemplo de dignidad, el resto unos trepas e insolidarios.

“El resto”, o por lo menos yo, creemos que cuando hay crisis lo que hay que hacer es trabajar y producir más, no menos. Y, desde luego, dificultar que los demás produzcan si quieren es de los actos más egoístas, insolidarios y económicamente suicidas que se me ocurren.

9.- Los esquiroles que dicen que quieren ir a trabajar y que los piquetes les intimidan, seguro que cuando los huelguistas consiguen sus derechos renuncian a ellos, ¿no?

No. Las cosas no funcionan así, la gente tiene derecho a discrepar pero todos estamos sujetos a las leyes aunque no estemos de acuerdo con ellas. Lo mismo se aplica a la negociación colectiva, que es eso, colectiva: o negocias para todos o no tienes ciertos respaldos legales, como la posibilidad de convertir el acuerdo en un convenio colectivo (5) que no puede ser incumplido (o no puede ser incumplido hasta que va contra la Ley, claro, pero las reclamaciones al maestro armero(6)). En cualquier caso, el hecho está en que los piquetes no están respetando el derecho de ciertos trabajadores a trabajar, y punto. Lo que tienen que hacer es cumplir su función informativa y nada más, todo lo demás son coacciones y uso de la violencia, algo tan poco civilizado como salvaje. No puedes ampararte en el “luego te beneficiarás de lo que consigamos con nuestra lucha” para obligar a la gente a seguirte en su lucha; eso no tiene mucha diferencia con ir por ahí “garantizando la protección” de la gente. Pero, claro, a veces nos olvidamos de qué defendemos…

10.- Es verdad, hay cosas más importantes. ¿Jugará Navas o Fernando Torres esta tarde? Todos con la Roja, mañana al paro y pasado a llorar por las esquinas

Y nos despedimos con algo en lo que sí estoy de acuerdo. Mira que bien.

Saludos a todos,

Arthegarn______________
(1) Porque algunos que nos leemos estas cosas y que nos enteramos…
(2) Y no voy a decir nada los socialistas…
(3) Por Jove, qué ganas tengo de terminar mi artículo sobre la Ley de Amnistía.
(4) A los que se les llena la boca de Constitución, sobre todo al pronunciar la palabra «preconstitucional», me gustaría recordarles que mi derecho a desplazarme es constitucional de primer rango, a la altura de mi derecho a la vida, y que el Estado tiene la obligación de garantizármelo, a diferencia de otros derechos sociales como el derecho al trabajo o a la vivienda digna. De acuerdo a la Constitución mi derecho a moverme en Metro está muy por encima del derecho de los trabajadores de Metro a la huelga.
(5) Porque, claro, se nos llena la boca de la inviolabilidad de los convenios colectivos pero se nos olvida la procedencia de esa inviolabilidad, ¿verdad?
(6) Maestro Zapatero, en este caso.

Va-a-saltar Garzón

Cada vez que veo toda la campaña que se está montando alrededor de Baltasar Garzón me pongo de un mal humor de los demonios. Ya sé que las alimañas acuden a la carroña, pero es que es verdaderamente díficil encontrar tantos de los defectos de la humanidad, que ya me enervan individualmente, coligándose en una única causa; en este caso: la beatificación de este señor.

Tenemos, en primer lugar, una inmensa cantidad de desinformados que no tienen ni repajolera idea de Derecho pero que no se lo reconocen ni a si mismos y que por ello pontifican sobre el tema como si fueran Papinianos redivivos. A estos se les suma un montón de hipócritas que cuando abren la boca o destapan la pluma lo hacen para, amparados en la autoridad que les da su conocimiento del Derecho, ignorarlo de arriba a abajo para hablar de su particular concepción de la Justicia, que es otra cosa. De todos estos, además, la inmensa mayor parte son o unos incoherentes o unos inconsistentes; porque o bien desconocen los ideales de justicia y democracia que dicen defender, o bien solo los defienden para algunos mientras se los niegan a otros, lo que va en contra del corazón mismo de esos ideales. Luego tenemos a los revanchistas, gente llena de una ira que no puede haber provocado algo que ocurrió hace treinta o setenta años a otra gente, pero que encuentran en esos sucesos la excusa para desahogar sus frustraciones cotidianas. Y todo esto sin olvidar a los idólatras que renuncian a ser ellos mismos, a pensar y a analizar la realidad, y prefieren crear un mundo maniqueo de malos y buenos y apoyar la abominable deificación que se está haciendo del magistrado, que está pasando de ser una persona normal, con sus virtudes y sus defectos, a un paladín de la justicia, vengador de los oprimidos y dechado perfecto de moral y honradez, algo que no es porque no lo es nadie.

Y entre todos ellos están mis amigos y otros como ellos, que no son ni imbéciles ni hipócritas, sino gente básicamente buena que se cree lo que les están contando y que dejan el espíritu crítico en el ropero del Dark Hole al salir y lo recogen la semana siguiente al entrar, porque cuestionarse estas cosas, no, pero ahora, del maquillaje que le ha hecho su novia a Catafalco(1) no dejan títere con cabeza.

Vamos a ver, mis queridos y manipulables amigos, todos vosotros que pusisteis ayer el careto de Garzón en vuestro móvil, que estáis viendo a ver si conseguís «un millón de firmas para apoyo al gran juez Baltasar Garzón» (2), y que sin duda estaréis pensando en acudir esta tarde a la manifestación, ¿de verdad sabéis de qué va todo esto?

Baltasar garzón tiene, en este momento, abiertos TRES procesos contra él, y en general es más culpable que Judas. Permitidme que os desgrane los hechos y algunas consideraciones:

  1. Caso Gürtel: Se le juzga por prevaricación e interceptación ilegal de comunicaciones al ordenar escuchas entre determinados implicados en el caso Gürtel y sus abogados. Para quien no lo sepa, las comunicaciones entre un defendido y su abogado son absolutamente sagradas (se dice que están «privilegiadas») y está prohibidísimo interceptarlas. Específicamente, para el caso que nos atañe, de gente en prisión (aunque sea preventiva) el juez sólo puede ordenarlas (desde luego, jamás sin orden del juez) en casos de terrorismo y únicamente cuando se crea que los abogados están actuando como intermediarios entre la organización de dentro y la de fuera de la cárcel, desde luego ni hablar en un caso como este. En mi humilde opinión, Una de las cartas que envio Garzon a Botin pidiendole dinero para un curso que el daba a traves de una institucion que el controlabay por las pruebas que he analizado en este caso debería ser declarado culpable de prevaricación (por imbécil, por no saberse las leyes) y culpable de interceptación ilegal de comunicaciones (aunque supongo que podría alegar que es imbécil).

  2. Caso Botín: Se le juzga por prevaricación y cohecho. Básicamente, en 2005 solicitó y obtuvo de Emilio Botín (presidente del grupo Santander) y de otras entidades varios cientos de miles de euros para financiar unos cursos que él mismo iba a dar (y por los que iba a cobrar esos cientos de miles de euros) en una universidad de Nueva York. Es decir, el Santander le daba el dinero a la Universidad, que se lo daba a Garzón. Esto ya es bastante grave(3) de por si, pero el auténtico problema es que cuando, posteriormente, entró en la Audiencia Nacional una querella contra el mismo Botín, Garzón, en vez de abstenerse, que es lo que tenía que haber hecho, la desestimó(4)En mi humilde opinión, y por las pruebas que he analizado en este caso debería ser declarado culpable de prevaricación (por no abstenerse, ojo, no por desestimar la demanda, que no tenía mérito) y de cohecho impropio pasivo (No creo que se lucrara personalmente de forma injusta, pero la definición del delito es tan absurdamente amplia que es facilísimo ser culpable).

  3. Caso Crímenes del Franquismo: Se le juzga por prevaricación acusándole de haber abierto una instrucción que atribuía a personas fallecidas delitos que habían prescrito, estaban amnistiados y que, además, no eran competencia de la Audiencia Nacional. En efecto, la instrucción atribuía a personas notoriamente fallecidas (no se puede juzgar a una persona ya fallecida porque, como no puede comparecer en juicio no puede defenderse, y como no puede defenderse condenarle sería injusto) delitos que habían prescrito (porque el último delito del Franquismo se tuvo que cometer, por narices, hace más de 30 años), que estaban amnisitados (por la famosa Ley de 1977, que no solo amnistia a los franquistas sino también a todos los que lucharon contra el franquismo quienes, no lo olvidemos, cometieron delitos gravísimos de acuerdo a la legislación de la época; Santiago Carrillo sin ir más lejos conspiró con una potencia extranjera -la URSS- para asesinar al Jefe del Estado) y que, sobre todo, no eran competencia de la Audiencia Nacional. Las competencias de la Audiencia Nacional están definidas por el Art.65 de la Ley Orgánica del Poder Judicial y, como veréis los más avezados, los asesinatos (por poner un ejemplo) no son una de ellas (son competencia de los tribunales ordinarios). Abrir un sumario contra un muerto es de subnormales, abrir un sumario por un delito prescrito es una tontería, abrir un sumario por un delito amnistiado son ganas de tocar los cojones y abrir un sumario que claramente no es competencia de tu juzgado es… bueno, es digno de ese «gran juez» que es Garzón. Hacer las cuatro cosas a la vez es, simplemente, temerario (y jurídicamente suicida). En mi humilde opinión y por las pruebas que he analizado, en este caso debería ser declarado culpable de prevaricación.

Y así son las cosas. Y, como todo esto que os he contado es ilegal(5) los tribunales lo investigan y, llegado el caso, juzgan y, en su caso, condenan. Porque Garzón, como cualquier otra persona que comete actos ilegales, debe ser juzgado y castigado por ello. End of story.

No es cierto que se esté persiguiendo a Garzón, que esté siendo víctima de un acoso sistemático, ni que haya una mano negra política o judicial que quiere acabar con él. Esto lo ha dicho el propio abogado de Garzón quien, para más INRI, considera que movilizaciones como la de los sindicatos y, sobre todo, como la de la Universidad Complutense o como lo de esta tarde perjudican a su cliente y a su causa. Y, además, son completamente contrarias a los principios que, se supone, defienden tanto Garzón como los que le apoyan.

Si verdaderamente crees en la democracia y en el Estado de Derecho no te dedicas a reunir a la plebe a las puertas del Consejo General del Poder Judicial, o del Tribunal Supremo, para intentar influir en sus decisiones girtando bajo sus ventanas, como en la Roma republicana. Antes bien, lo que haces es respetar y proteger su inNi tanto ni tan calvodependencia. Pero, claro, a veces me olvido de que estoy hablando de una gente cuya coherencia con sus principios les lleva a denegar la legitimidad de ciertos ciudadanos para acudir a los tribunales. ¿Así que os escandaliza que Falange ponga una querella? ¿Por qué? Son españoles como tú y como yo y tienen los mismos derechos de acceso a la justicia, si ven algo que consideran que es delito pueden acudir al juez. Negarles ese derecho es hacer persecución política, que se supone que es algo contra lo que estáis. ¿Qué pasa, ahora a la hora de acudir a los tribunales vamos a preguntar a la gente por su ideario político? «Buenas, yo venía a querellarme porque mi vecino me ha llamado violador de niñas y no es cierto» «Hmh, firme aquí… Un momento, ¿no será usted de Falange, verdad?» «Pues sí, de la FEI» «Ah, pues entonces no podemos… perdón, no haremos nada por usted. Babosas antidemocráticas como usted no tienen derecho a defenderse de lo que les hagan los rectos y justos ciudadanos que apoyan el sistema» «Oiga, que yo voto en las elecciones y en cualquier caso no soy un violador» «¡Ah! Cambie usted de partido, vote al PPOE y entonces tendrá derechos. Hasta entonces, bastante suerte tiene con que le dejemos vivir en el país» ¡Por favor! ¿Cómo se puede pedir igualdad de derechos para las mujeres o los homosexuales o los comunistas o los vegetarianos y al mismo tiempo negar esos derechos a los falangistas o los católicos o los calvos? El hecho de que una de las acusaciones populares la lleve Falange es totalmente irrelevante desde el punto de vista de si Garzón cometió o no delito. Y me permito recordar que otra de las acusaciones populares es Manos Limpias, que no tiene nada que ver con Falange.

Lo siento, pero no. Garzón no es «el único que se alza en defensa de las víctimas del franquismo» ni esas chorradas que oigo por ahí. Ahí tenéis a los diputados y senadores de la Ley para la Recuperación de la Memoria Histórica(6), ¿os parece poca gente? Garzón lo que es es un señor que se ha saltado a la torera una docena de leyes (y no todas en defensa de las víctimas del franquismo precisamente, insisto en el caso Botín) y que, como vivimos en algo muy parecido a un Estado de Derecho, será juzgado por ello. El hecho de que pensara sinceramente que lo que estaba haciendo era justo(6), que estaba moralmente legitimado para saltarse la ley, no es excusa. Y no es excusa porque si cada uno fuera por ahí aplicando su particular sentido de la Justicia volveríamos a la ley de la selva, a la vendetta y a la anarquía. No, en un Estado de Derecho nos ponemos de acuerdo todos en lo que más o menos consideramos que es justo, creamos unas normas de convivencia, las llamamos leyes y a continuación confiamos en algunos de nosotros para que vigilen su observancia, es decir, para que tomen la regla general y la apliquen al caso concreto. Esa gente en la que confiamos para que aplique las leyes son los jueces, y el hecho de que un juez se salte la Ley para hacer lo que le parece bien a él es gravísimo. Si acaba viendo amanecer desde su casa, y no entre rejas, saldra bien parado.

Lo que une el insulto a la ofensa, porque Garzón tenía la confianza del Pueblo para aplicar las leyes y, al saltárselas, ha traicionado esa confianza. Es posible que haya hecho algo con lo que tú personalmente estás de acuerdo, pero es que tú no eres el Pueblo. El Pueblo somos todos, incluyendo a Catafalco, a su novia, a mi, a los católicos, a los homosexuales y a los falangistas, y nosotros le hemos delegado poder, le hemos dado nuestra confianza, para que aplique lo que hemos pactado entre todos, no lo que a él (o a él y a ti) le parezca bien. Eso es intentar imponer la voluntad de parte de España sobre el resto, traicionando lo que esa misma parte de España pactó en su momento y no tiene tanta diferencia con el golpe del 36, a excepción de los fusiles.

No, lo siento, pero no. Garzón se ha saltado las leyes, será juzgado como cualquier español y condenado como cualquier español. Cualquier otra actitud ante estos hechos que no sea ésta no es más que un intento de subvertir el orden legal y democrático, de sustraer a un presunto delincuente de la acción de la justicia por el procedimiento de ir a pegar gritos bajo la ventana del juez.

Y, para eso, no solo no contáis conmigo, sino que tenéis mi más absoluta oposición. Por favor, examinad los hechos, examinad vuestra actitud, y volver a pensar qué es exactamente lo que queréis conseguir tratando de evitar que un presunto delincuente sea juzgado.

Hala, buen día.

Arthegarn__________
(1) O de la última aparición de Haplo Schaffer por la tele, vamos…
(2) Objetivamente hablando, de «gran juez» no tiene nada. Es un jurista bastante mediocre y sus instrucciones tienen más coladeros y más fallos procesales que la sentencia del caso RUMASA, y a la instrucción que le hizo famoso (la de la Operación Nécora) me remito. O a lo que digo del caso Gürtel, hay que no tener pero ni puñetera idea de leyes para ordenar interceptar comunicaciones entre abogado y cliente. Por cierto que hay que ver lo mal redactada que está la frase: o las firmas son «en apoyo de» o son «para apoyar a», pero supongo que pedir encima corrección sintáctica a los robinjudes estos ya es demasiado…
(3) Tengo que decir que yo, personalmente, no lo veo ni tan grave ni, en absoluto, tan raro. No tiene nada de raro que las universidades estadounidenses quieran tener ponentes de renombre, no tiene nada de raro que garzón quisiera ser uno, no tiene nada de raro que quisiera ganar dinero y no tiene nada de raro, ni necesariamente de malo, que intente conseguir fondos para los cursos que da. Es cierto que puede haber indicios de cohecho, pero personalmente no creo que Garzón cometiera delito alguno pidiendo, obteniendo y luego lucrándose con esos fondos. Lo gordo es lo otro.
(4) Otra vez tengo que decir que yo, personalmente, creo que la querella no tenía mérito y que otro juez la habría desestimado igual, pero es que eso da igual, lo que tenía que haber hecho es abstenerse, que es lo que le exige la LOPJ y el Estatuto.
(5) O, al menos, tiene toda la pinta de serlo. Ya lo decidirán los tribunales competentes.
(6) Que yo, personalmente, opino que es una pésima idea, pero bueno.
(6) Y no me voy a meter en el tema, pero a Garzón las víctimas del franquismo se la dan por un pimiento y lo único que quería era salir otra vez en los periódicos, en este caso localizando y desenterrando los restos del pobre García Lorca, pese a que la familia había dicho que estuvieran donde estuvieran ahí estaban muy bien y que no se molestara lo que queda de él, por favor.

El libro de febrero

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Como es bastante sabido llevo unos meses bastante liado de trabajo. En febrero sólo me ha dado tiempo de leerme un libro: El Símbolo Perdido, del infame Dan Brown.

Bien, tengo que decir que es el segundo peor pedazo de mierda que he leído, inmediatamente por detrás de la espeluznante La Mano del Muerto, de la que creo que ya he hablado en alguna ocasión. No es que me esperara mucho (Dan Brown no es Umberto Eco precisamente)(1) pero los otros libros suyos que me había leído(2) tenían algo, al menos. Es cierto que exigían una suspensión de la incredulidad muy alta, pero eran thrillers bien construidos, entretenidos, interesantes, que te tenían en tensión si eras capaz de olvidar las estupideces sobre la sanidad española o la etimología de Yahveh o la Iglesia Católica o el método científico o casi cualquier cosa de las que dice saber y que suelta cada dos páginas. Pero éste…

El libro es lento. Aburrido. Sin ritmo. Sin línea argumental definida. Sin intriga. A los protagonistas les van pasando cosas pero un poco como amanece nublado o soleado, sin que nadie pueda hacer nada al respecto; la historia emite un tufo a Deus ex machina desde el tercer capítulo que no le abandona hasta la última página. No hace falta que diga que Dan Brown sabe del tema de trasfondo del libro (los masones) más o menos lo mismo que de, por ejemplo, la Iglesia Católica (o sea, nada)(3) porque a eso ya nos tiene acostumbrados, pero en este caso además deja claro que tampoco tiene ni idea de ciencia (bueno, eso ya quedaba claro en Deception Point, ahora que lo pienso) ni del funcionamiento de las instituciones de su propio país (el involucramiento de la CIA, por ejemplo, no hay quien se lo crea) y, ya que estamos, que tiene un concepto exagerado de su propia importancia(4). El golpe final, el gran giro argumental de la muerte mortal yo, personalmente, me lo venía oliendo desde el cuarto capítulo.

Pero lo peor de todo no es que sea un libro objetivamente malo y aburrido (esto último, insisto, algo que no suelen ser los libros de Dan Brown). Lo peor de todo es que es un libro tóxico.

El Símbolo Perdido intenta reintroducir (o, de existir ya, explotar) en el acervo memético(5) una serie de ideas infecciosas, malas, retrógradas, pueblerinas, perjudiciales y cabreantes. Supongo que mucha gente pensará que al fin y al cabo no es más que un libro de ficción, que no hay que tomárselo en serio y que el autor está legitimado para inventarse lo que le de la gana, pero yo no las tengo todas conmigo: Europa todavía está llena de gente buscando rayas inexistentes en catedrales mencionadas en El Código da Vinci y el otro día alguien me preguntó por el Gran Elector de la Iglesia Católica. Dan Brown tiene la irritante capacidad de conseguir que el vulgo más inculto (y numeroso) se trague sus estupideces como si fueran ciertas y todo lo que dice de la ciencia noética(6) es algo que creo que hay que desenmascarar lo antes posible.

Para empezar, el Instituto de Ciencias Noéticas existe, es cierto, pero está compuesto por una panda de colgadas que deben haber sido expulsadas de alguna comunidad evangelista por estar particularmente idas; os recomiendo que os deis una vuelta por su página web si queréis contrastar lo que digo. También es cierto que existió el PEAR(7) en Princeton, dedicado a experimentos psicoquinéticos dignos de las escenas iniciales de Los Cazafantasmas  (y, tras que el ejército americano lo abandonara, a continuar el Proyecto Stargate, los famosos «visores lejanos»). No me voy a poner a criticar los métodos de esta institución porque sería largo(8), pero digamos que afortunadamente cerró hace tres años tras haber sido descrito como «una vergüenza para la Ciencia y para Princeton». Y, desde luego, no es cierto que, como dice el libro en la página 74, los experimentos que se llevan a cabo en esas instituciones hayan «demostrado categoricamente que el pensamiento humano, debidamente canalizado, tiene la capacidad de afectar y modificar la masa física.» Nada más lejos de la realidad. Hasta Walter Bishop hubiera dicho que sus resultados eran inconcluyentes.

Dicho esto, que en el fondo no es más que poner de relieve otra memez y verdad a medias de las de Dan Brown, el mem verdaderamente peligroso se resume en esta cita (p.80):

«Los antiguos poseian un concimiento cientifico profundo» La ciencia moderrna no hacia tanto «descubrimientos» como «redescubrimientos». Al parecer  la humanidad antaño había alcanzado a comprender la verdadera naturaleza del universo… pero no la había retenido… y se habia olvidado de ella. «La física moderna nos puede ayudar a recordarla»  Esta búsqueda se había convertido en la misión vital de Katherine: utilizaba ciencia avanzada para redescubrir el saber perdido de los antiguos.«

No. No, no, no y mil veces no. El hecho de que el Kybalion describa fuerzas positivas y negativas en el universo (también se hace en la Biblia) no quiere decir que su desconocido autor tuviera idea de lo que es el electromagnetismo, al igual que el tipo que dibujó el Ying/Yang no tenía ni idea de lo que es la antimateria. El hecho de que en los Upanisads se describa el caos del universo (también se hace en la Biblia) no quiere decir que sus autores entendieran el Principio de Indeterminación. El hecho de que en el Zohar se hable del árbol de la vida (también se hace en la Biblia) no quiere decir que sus autores tuvieran una explicación físico-matemática de la estructura de la realidad que implica diez dimensiones(9). Lo único que pasa es que si te lees un texto místico de setecientas páginas de hace mil años como es el Zohar es probable que encuentres algo que te recuerde, aunque sea vagamente, a una teoría científica actual (sobre todo una tan arcana como la Teoría de Cuerdas). Pero eso no quiere decir que Moisés de León tuviese conocimientos matemáticos mil años por delante de su tiempo, simplemente que escribió algo que se parece; lo otro es pareidolia, es como los canales de Percival Lowell: «no hay duda de que los canales marcianos tenían un origen inteligente, la única duda estaba en saber a qué lado del telescopio se encontraba la inteligencia»(10).

Un texto místico suficientemente amplio por fuerza tiene que contener algo que huela a ciencia, pero ¿qué pasa, por seguir con el ejemplo, con las otras seiscientas páginas de Zohar? ¿Qué pasa con el Ein Sof, o con la gematria, o con el tetragramatón, o con otro montón de conceptos fundamentales para la Cábala? Como eso no se parece a nada, pasamos de ello, ¿no? Pues sí, eso es precisamente lo que hacen Dan Brown y miles de charlatanes y pseudocientíficos por todo el mundo, ir por el mundo abriendo textos antiguos que no llegarían a comprender ni aunque los leyeran (cosa que no hacen) y vendiéndonos que los Antiguos ya sabían lo que nuestra ciencia actual sólo puede alcanzar a vislumbrar, una idea que la humanidad ya tuvo una vez en una época en la que renunció a la investigación y al crecimiento partiendo de la base de que lo que había que hacer es centrarse en el estudio del pasado porque éramos «quasi nanos, gigantium humeris insidentes«, como enanos encaramados a los hombros de gigantes y que todo lo que veíamos era solo porque nos apoyábamos en esa sabiduría especial y visionaria de los Antiguos. Hablo, en efecto, de la Edad Media, que es a donde nos puede hacer volver el darle cabida a este tipo de ideas.

Los Antiguos no» tenían un conocimiento científico profundo». Los Antiguos tuvieron miles de años para que miles de iluminados dijeran millones de estupideces apriorísticas, algunas de las cuales se parece remotamente al conocimiento científico.

Pero hay más. La ciencia, a la que tanta técnica, conocimiento y bienestar debemos, no es tanto una colección de saberes como un método de conocimiento. Incluso en el hipotético caso de que Moisés de León hubiera recibido por inspiración divina el conocimiento de la Teoría de Cuerdas sus ideas, aunque ciertas(11) serían científicamente inaceptables. Lo importante no es tener la inspiración, el momento eureka que da la solución al problema, sino luego demostrar la adecuación de lo que se te ha ocurrido a la realidad. Lamarck, por ejemplo, ya tuvo la idea de la evolución de las especies décadas antes que Darwin, y mucho antes que él la tuvieron Empédocles o Anaximandro, lo que hace que recordemos a Darwin es que demostró e integró esa idea con la selección natural, no que se le ocurriera ex nihilo. Hay una razón por la que a largo plazo tienen más éxito los científicos que los visionarios, y es que cuando los científicos no están razonablemente seguros de algo(12) se callan, mientras que los visionarios dicen lo primer que se les pasa por la cabeza con la idea, tristemente cierta, de que al vulgo se le olvidarán rápidamente las cosas que dijo que resultaron ser falsas y se quedará sólo con aquellas en las que (milagrosamente) acertó. Proponer, como hace este libro (no solo en la cita anterior sino a lo largo de sus quinientas plúmbeas páginas), que abandonemos la investigación científica y dediquemos nuestros esfuerzos a revisar lo que escribieron decenas de miles de iluminados, generalmente puestos de algo, a lo largo de la historia para ver si podemos sacar algo en claro es para tirarse de los pelos. ¡Y lo peor es que hay gente que aboga en serio por esto! El trasfondo filosófico de este libro, la idea que propone, es echarle gasolina al fuego de la ignorancia y del fanatismo.

En fin, lo dicho. El libro, malo y aburrido. La idea subyacente, digna de resucitar a Santo Domingo.

No os lo compréis, en serio.

Arthegarn_______________

(1) Bueno, un Umberto Eco bakaluti, inculto y de farlopa hasta las orejas, quizá.
(2) Y, aunque sea quedar mal, acabo de darme cuenta de que me los he leído todos
(3) Bueno, igual sabe mucho pero en el libro no se nota.
(4) Por qué digo esto es un poco complicado y requeriría algún spoiler. Digamos que el secreto «de Seguridad Nacional» que la CIA trata de proteger (violando sistemáticamente derechos individuales) no es ni tan secreto ni, en absoluto, de Seguridad Nacional. Afecta de forma tangencial y populista a la imagen pública de determinados cargos electos en su faceta privada y para de contar, la idea de que el que se revelara podría tener las consecuencias que insinúa Sato en el libro (que poco menos son el fin de la democracia en Estados Unidos) sólo se le puede ocurrir a un narcisista que cree que todo gira en torno suyo. Pero si os lo leéis, cosa que no recomiendo, ya me contaréis vuestra opinión.
(5) Antes hubiera dicho «en el subconsciente colectivo».
(6) Que, por supuesto, no existe; la noética es un campo de la filosofía clásica y la propia wikipedia se refiere a la «ciencia noética» diciendo «Noetics is often viewed as a completely unscientific field, based on nothing more than misguided spirituality and philosophical hand-waving
(7) Princeton Engineering Anomalies Research Laboratory. Como diría John Parr, tiene un nombre muy bueno.
(8) Todos sabemos que si tiramos suficientes veces una moneda se producirá en algún momento una serie de caras consecutivas que dará la apariencia de desviarse de la norma general. Eso es una coincidencia, no que en ese momento el sujeto del experimento haya, por alguna razón, experimentado un subidón de habilidades psicoquinéticas. Las desviaciones estadísticas que se apreciaban en los experimentos del PEAR eran del orden del 0.025% y son mucho más fácilmente atribuibles, siguiendo nuestro ejemplo, a que la distribución de la masa en la moneda haga que las posibilidades de salir cara sean un 0.025% mayores. En serio hacían estas cosas.
(9) Todas estas asociaciones están sacadas del libro. De verdad. La asociación entre el Seder Hishtalshelus y la forma que tienen de comportarse ciertas dimensiones de ciertas variantes de la Teoría de Cuerdas es particularmente enrevesada y solo puede hacerla alguien que esté buscando analogías de forma leyendo las cosas por encima, sin importarle un cuerno lo que dicen de verdad ni la Cábala ni la Teoría de Cuerdas; es tan disparatado como decir que los antiguos egipcios conocían las teorías de Maslow porque construyeron las pirámides.
(10) (C) Carl Sagan.
(11) En el hipotético caso de que la Teoría de Cuerdas sea cierta, claro.
(12) No solo seguros de algo, sino seguros de poder defenderlo ante gente tan preparada como ellos mismos.

Y salió de debajo del puente

Esta mañana, mira tú por donde he identificado a uno de los trolls que me rondaban y la verdad es que me he quedado de piedra.

Supongo que me he quedado de piedra por no ser capaz de pensar de forma creativa (think outside the box). Como esto del trolleo es una actividad básicamente infantil y los comentarios rezumaban una especie de odio envidioso y destructivo siempre pensé que el individuo en cuestión tenía que proceder de la Escena, que es un tanto infantil y un campo abonado para ese tipo de cosas, por lo que limitaba mi universo de sujetos a los practicantes del gothilleo. Pero no.

Ha resultado que uno de mis trolls es un señor hecho y derecho, de 35 añazos, que no tiene nada que ver con la Escena y con quien tuve la mala suerte de coincidir en EGB. El asunto se hace todavía más inverosímil si tenemos en cuenta que corté la relación con él hará quince años (oficialmente, quiero decir, ya de antes trataba de encontrármelo lo menos posible) y que no coincido con él desde hará unos diez. Ha sido a través de Facebook que-todo-lo-une como hemos vuelto a tener contacto hace poco, y ya ves.

Uno pensaría que con una cierta edad, una cierta carrera profesional y unas ciertas responsabilidades hasta los chulos de patio de colegio sientan cabeza y encuentran mejores cosas que hacer que tollear y seguir comportándose como chulos de patio de colegio persiguiendo a sus víctimas de antaño. Pues no, señores, no. Parece ser que hay gente que, en un mundo tan hermoso e interesante, con tantas cosas que estudiar y que aprender, no encuentra nada mejor que hacer con su vida que repetir los peores patrones de conducta de cuando tenía doce años.

Así que me quedo con la duda (a la que le voy a dedicar unos quince segundos) de si es que Nelson Muntz está abocado a seguir siendo Nelson Muntz incluso de adulto, o de si hay gente que puede tener 35 años y tan poca vida como para esto.

En fin. Cosas veredes, Sancho, que non crederes.

Y salió de debajo del puente

Esta mañana, mira tú por donde he identificado a uno de los trolls que me rondaban y la verdad es que me he quedado de piedra.

Supongo que me he quedado de piedra por no ser capaz de pensar de forma creativa (think outside the box). Como esto del trolleo es una actividad básicamente infantil y los comentarios rezumaban una especie de odio envidioso y destructivo siempre pensé que el individuo en cuestión tenía que proceder de la Escena, que es un tanto infantil y un campo abonado para ese tipo de cosas, por lo que limitaba mi universo de sujetos a los practicantes del gothilleo. Pero no.

Ha resultado que uno de mis trolls es un señor hecho y derecho, de 35 añazos, que no tiene nada que ver con la Escena y con quien tuve la mala suerte de coincidir en EGB. El asunto se hace todavía más inverosímil si tenemos en cuenta que corté la relación con él hará quince años (oficialmente, quiero decir, ya de antes trataba de encontrármelo lo menos posible) y que no coincido con él desde hará unos diez. Ha sido a través de Facebook que-todo-lo-une como hemos vuelto a tener contacto hace poco, y ya ves.

Uno pensaría que con una cierta edad, una cierta carrera profesional y unas ciertas responsabilidades hasta los chulos de patio de colegio sientan cabeza y encuentran mejores cosas que hacer que tollear y seguir comportándose como chulos de patio de colegio persiguiendo a sus víctimas de antaño. Pues no, señores, no. Parece ser que hay gente que, en un mundo tan hermoso e interesante, con tantas cosas que estudiar y que aprender, no encuentra nada mejor que hacer con su vida que repetir los peores patrones de conducta de cuando tenía doce años.

Así que me quedo con la duda (a la que le voy a dedicar unos quince segundos) de si es que Nelson Muntz está abocado a seguir siendo Nelson Muntz incluso de adulto, o de si hay gente que puede tener 35 años y tan poca vida como para esto.

En fin. Cosas veredes, Sancho, que non crederes.