Es cierto que España tiene un parque escaso de viviendas públicas en alquiler, pero eso es porque de toda la vida la vivienda protegida ha sido en régimen de propiedad, no de alquiler. Y, dentro del inevitable problema fraude en los concursos y sorteos (que de cualquier forma se dará igual en el alquiler), me parece muchísimo más eficaz en términos de redistribución de la riqueza ese régimen que este.
¿Por qué digo esto? Por las siguientes razones:
1.- El régimen de alquiler público tiene la ventaja de su flexibilidad en el sentido de que permite asegurar que tengan ese alquiler público los que en cada momento lo necesiten, pero ese formato trae varios problemas aparejados. El más importante es que, si bien es cierto que mientras tu familia sea pobre podrás beneficiarte de un alquiler bajo precio de mercado e independizarte (o segur siendo independiente) en una zona que no podrías permitirte con tu salario; en el momento en que tus condiciones mejoren te encontrarás con que no te renovarán el contrato y que tu vida, en términos reales, no ha mejorado porque tendrás que dedicar tu incremento de salario a pagar un alquiler semejante a precio de mercado. Esto a la vez desincentiva el esfuerzo y, sobre todo, incentiva la economía sumergida (“págame esta parte en negro que si me lo das en A me salgo de los límites de renta y el año que viene me tengo que buscar otro piso” o “pierdo puntos para la próxima revisión del contrato”, etc.).

2.- Sobre todo, y lo más importante, aunque sea una medida redistributiva no te va a sacar de pobre. Es bien conocido lo poco que me gusta el tema de las herencias y el concepto de patrimonio familiar pero el hecho es que, en el sistema en el que estamos en el que existe el patrimonio familiar, un alquiler social soluciona un problema inmediato pero no una desigualdad inherente entre patrimonios familiares. Un alquiler social saca dinero del bolsillo del rico y lo mete en el del pobre en términos de consumo, pero una vivienda social en propiedad hace lo mismo en términos de inversión. No puedes legar un alquiler social, ni puedes venderlo, ni en general mejora la situación de tu familia como una en propiedad. Las viviendas sociales permiten que familias, es decir, varias generaciones, mejoren su estatus socioeconómico al acceder a una propiedad inmobiliaria que difícilmente hubieran podido tener de otra manera y poder dedicar parte de sus ganancias, a partir de la amortización, a otros asuntos como los estudios, las actividades extraescolares, los viajes, un traje para hacer entrevistas o un poco de networking de vez en cuando. Es (era) un importantísimo equiparador social, por no hablar del cambio de mentalidad y de apetito de riesgo que tiene uno cuando es dueño de su propia casa frente a cuando “no tiene donde caerse muerto”.
Y es que el hecho es que, en el sistema que tenemos en el que existen los patrimonios familiares, si naces pobre es muy probable que mueras pobre mientras que si naces rico casi seguro que morirás rico y más en Europa, donde más del 50% de los mil-millonarios lo son por herencia. Creo desde hace décadas que hay que intentar que en este juego de la oca que es la vida todos salgamos más o menos de la misma casilla para que sea lo más justo posible o cualquier pretenión de meritocracia y libre competencia carece de sentido; y aunque quitarle el dinero a los ricos es casi imposible (entre otras cosas porque la mayoria de los pobres, que no sabéis que lo sois, os oponéis firmemente a un impuesto de sucesiones confiscativo en fortunas autosistenidas), darle una casa a una familia que de otra forma no hubiera podido acceder a ella equilibra un poco el terreno de juego incluso, insisto, en términos generacionales.
Este tema es, como todo lo que se hace en política últimamente, otro ejemplo de cómo se afrontan los problemas poniendo
parches en vez de intentar solucionar el problema de fondo. Gasto de consumo y no de inversión. Si el precio de algo es alto la única forma real de bajarlo es aumentar la oferta y lo que quieren los españoles es comprar su casa, no alquilarla. Favorecer la vivienda social de alquiler frente a la vivienda social en propiedad es incrementar la desigualdad, al eliminar la única posibilidad que muchísimas familias españolas tenían de ser dueñas de su propio piso y condenarlas irremediablemente al alquiler vitalicio, a largo plazo, del que se lucra, eventualmente y siempre, el arrendador, sea público o privado.
Me imagino que es que eso de hacer viviendas sociales en propiedad es franquista o algo, porque si no es ideológico no lo entiendo.
Arthegarn.
esa opción de voto: si querían votar centro izquierda solo podían votar al PSC, que históricamente ha estado en las garras del nacionalismo y es un verso libre dentro del PSOE; y si querían votar centrípeto tenían que votar PP, algo que a muchos les daba sarpullidos. Había que dar una salida a esta voluntad popular con un nuevo partido que se alejara de la vieja política confrontacional de bloques que imperaba en la política española en la que los rojos no se podían sentar con los azules por “principios” y “cordones sanitarios”.
alternativa a las diversas mayorías socialista y popular para pactar con alguien que no fueran los nacionalistas periféricos cuando no tuviesen mayorías absolutas. Y es que antes de que existiera Ciudadanos España solo podía ser gobernada de una de estas dos maneras: o sacando mayoría absoluta o cayendo en las garras de Jordi Pujol(1). La aparición en los últimos años de fuerzas populistas a la izquierda y a la derecha del arco parlamentario, formaciones en las que tienen cabida y poder de decisión elementos extremistas hace, a mi juicio, todavía más crucial este papel bisagra de Ciudadanos. No se trata ya solo de que el partido en el gobierno no esté en manos de los nacionalistas que (muy legítimamente) miran antes por sus intereses particulares que por los del conjunto de España, se trata además de que evitar que esté en manos y a la merced de los extremistas. Este es un papel crucial cuya importancia no puede ser en mi opinión exagerada.
produjo, en mi opinión, hace cuatro años, cuando el partido mandó a freír vientos la idea de renovación y de nueva política y apoyó la reelección de Susana Diaz como presidente de la Junta de Andalucía. Después de 38 años ininterrumpidos de gobiernos socialistas la Junta necesitaba una renovación como el comer, necesitaba que alguien entrara con luz y taquígrafos a levantar alfombras. Un mismo partido no puede estar veinte años en el poder en una institución, es un asunto de elemental higiene democrática; no digamos nada un partido sumido en los escándalos de corrupción en los que estaba el PSOE-A. Solo por esto apoyar a Díaz ya era mala idea, pero encima hacerlo gratis, sin entrar en el gobierno, lo convirtió en pésima. Pero en fin.
n el que podríamos entrar en justicia con la vicepresidencia y un 30% de las carteras. Para eso voté yo y para eso hice campaña. Pero ¿qué está haciendo nuestro preclaro caudillo? Establecer un cordón sanitario alrededor del PSOE de Pedro Sánchez como siempre criticamos que se hiciera. No sentarse a negociar de buena fe como siempre criticamos que se hiciera. Empujar al partido socialista más débil que se haya visto ganando unas elecciones a la necesidad de pactar con los nacionalistas más empoderados que se han visto nunca y con el populismo de izquierdas de Podemos y quedar efectivamente como su rehén. Un desastre, vamos.
y volverse pilar. Y aunque es comprensible que los partidos políticos aspiren a llegar a la presidencia del gobierno y a ganar las elecciones y que tomen las decisiones que les parecen más apropiadas para, a medio o largo plazo, conseguir este objetivo, no tiene por qué gustarme ni que parecerme buena idea en este caso. Yo estaba muy a gusto votando al partido bisagra, la verdad, el que está en medio tiene la ventaja de que vas a estar en más gobiernos que cualquiera de los otros partidos. Quizá no como presidente, pero tu huella en la política nacional y sobre todo en la legislación va a ser importantísima, indeleble. Hay más formas de jugar a este juego que “jugador de chica, perdedor de mus”.
pagara unos impuestos no te da derecho a no pagarlos tú; que tu madre trabajara y se hiciera rica no te da derecho a ser rica tú: trabaja como tu madre… y paga impuestos.
libertad de un grupo de personas, los herederos de grandes fortunas, mientras la limita a todos los demás que encuentran que no podrán competir justamente con ellos. Es como si cierta gente naciera con una carta permanente de salir de la cárcel gratis. No es justo.
el deseo de riqueza inmerecida es antinatural, es social e individualmente perjudicial, y debe desincentivarse.