El pecado de Onán.

El pecado de Onán, en contra de lo que dicen la tradición y la propia palabra «onanismo», no es la masturbación ni ningún pecado de tipo sexual sino la avaricia.

Lo comento al hilo de una necedad que acabo de oír en la radio y en aras de aumentar la cultura general. Podéis leerlo en Gen 38 1:10, pero Judá tuvo dos hijos, Er y Onán y ambos se casaron. Er, el mayor, hizo algo que desagradó a Dios y Dios lo quitó de en medio pero como su esposa no había hecho nada y era injusto que se quedara viuda y sin descendencia Dios se fue a Onán y le recordó(1), personalmente, la ley del Levirato.

El Levirato, establecido a su vez en Dt. 25 5-10, obliga al hermano de un difunto queOnan_the_Barbarian muere sin descendencia a casarse con su viuda para dársela y a todos los efectos se considera que los hijos nacidos de esa unión son hijos del difunto, no del hermano supérstite. Hay varias razones sociales para hacer esto pero las más importantes eran evitar el desperdicio de materiales que supone que una mujer en edad fértil del clan no tenga descendencia y evitar que la viuda quede en el arroyo(2) y en cualquier caso da lo mismo porque lo dijo Dios, punto redondo.

En el caso de Onán el levirato tenía importantes consecuencias patrimoniales. Él era el segundo hermano y al morir Er se había convertido en el único heredero de Judá. Pero si Tamar (la mujer de Onán) tenía un hijo, entonces ese hijo sería el heredero de Judá al considerarse que era el primogénito del primogénito y Onán se quedaría, como quien dice, con una mano delante (ja, ja) y otra detrás. Así que, aunque cumplió la orden de Yahvé en la letra y se casó con Tamar, la incumplió en espíritu porque cuando iba a llegar al orgasmo, zasca, coitus interruptus y a eyacular por ahí. En ningún momento se dice, ni se sugiere, que Onán se masturbara. Su pecado no tiene nada que ver con la lujuria, el coitus interruptus debe ser el antónimo de la lujuria. Su pecado es la avaricia y es por ese pecado por el que desagrada a Dios(3) y éste, como con su hermano, lo quita de en medio.

Arthegarn_________________

(1) Permítaseme la licencia de decir que Dios le “recuerda” a Onán un principio que, de acuerdo con la historia sagrada, se codifica años después. Judá era hijo de Jacob y el Deuteronomio en teoría se basa en los discursos de Moisés que era su tataranieto (de Jacob).
(2) La mujer en el judaísmo clásico carecía casi por completo de derechos por si misma. Su valía y su identidad se definían por el varón más cercano y eran siempre la hija, la esposa o la madre de alguien; cuanto menos su hermana o su suegra. Esta discriminación, por cierto, genera el concepto de la almah, la mujer en edad casadera que se va a quedar para vestir patriarcas (no había santos en esa época) y que debido a una mala traducción al griego como parthenos da lugar al mito de la virgindad de la Virgen que tanta tinta y sangre ha derramado.
(3) Por aumentar otro poco la cultura general, los babilónicos tenían un rito mágico consistente en que el dueño de un campo se masturbara sobre él para fertilizarlo y que produjera mejores cosechas. Muy probablemente la idea de que Onán se masturbara, pese a que el Génesis no diga que lo hiciera, sea resultado de esta contaminación babilónica como lo de la quijada de asno y tantas otras cosas del Génesis )empezando por la creación de Adán con arcilla en Génesis 2).

14 opiniones en “El pecado de Onán.”

  1. Por dejar las cosas claras, aunque la postura de Frymer-Kensky tiene mucho sentido hazme el favor de no ponerla como la unica aceptada porque no lo es y lo sabes. Que luego nos quejamos de las manipulaciones…

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          1. Coño tio, Frymer-Kensky de Yale fue la principal defensora de la postura de que el pecado de Onan estaba en la avaricia, ientras que la postura Talmudica clasica es que esta en derramar la semilla a lo tonto, y no es algo en lo que las posturas esten unificadas ni-un-po-qui-to.

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  2. Antes he intentado introducir un comentario; pero no ha salido. Decía que Arth parecía minusvalorar el hecho de que, al quedar Er sin descendencia, no podía cumplirse en su familia la Promesa a Abraham, mientras que sí podría hacerse en la suya propia. Según el Midrash y el Génesis Rabá es esa y no otra la razón del mandato del Deuteronomio sobre el Levirato, y fue por ese motivo por lo que Onán fue castigado. Falta de fe y egoísmo, no por avaricia, que queda en segundo plano.

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    1. Hombre, te digo lo mismo que a HK, el Génesis es bastante claro respecto a los motivos de Onán para desobedecer a Dios. Los motivos de Dios para dar la orden a Onán pueden ser muchos ( la promesa a Abraham, como dices, la viuda destituída como digo yo, etc.) pero el motivo de Onán para desobedecer es independiente de este. «Egoísmo» podría valer, pero no es un pecado capital como la avaricia (y por eso elegí esa palabra).

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      1. Permitidme disentir. Mi mentor en estos temas, a quien vos conocisteis, me enseñó que en la religión cristiana el egoísmo no es un pecado capital, en efecto, sino la soberbia (y la lujuria, como vos decís, sí lo es, en ambas). Pero en la religión judaica no es así. Según mis notas, dice el Halel que el objeto de todos los «mitzvót» (los «mandamientos» de la Toráh) es «sobreponernos a nuestros instintos y transformar los deseos egoístas en voluntad altruista» (textualmente). El egoísmo es, en el judaísmo, bastante más capital que la soberbia (siempre que ésta no sea tal que haga al Hombre creerse igual o superior a Jahvéh, claro). Tengo por ahí un montón de referencias a Números, a Proverbios y a otros libros (entre ellos el propio Génesis); pero, por desgracia, no tengo tiempo de buscar dónde están (sospecho que en mi «almacén de libros desterrados», vos sabéis a donde me refiero.

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        1. No te digo que no, pero mi objetivo no es hacer referencia al sistema de clasificiación de pecados de los antiguos judíos sino de los católicos de hoy en día. Bastante oscurillo es el tema de por si como para encima pedirle al lector (incluso al de este blog) que cambie su marco de referencia de uno que le es vagamente familiar a otro del que no ha oído hablar en su vida.

          Pasito a pasito.

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