Higiene memética

A mediados de los años 70 un estudiante le preguntó a Richard Dawkins si aparte de los seres vivos basados en química orgánica, existía en la naturaleza algún otro ente capaz de hacer copias de si mismo que también estuviera sujeto a la evolución por selección natural. En el momento, Dawkins no supo qué contestar, pero un par de años después, en el capitulo final de El Gen Egoísta (1976) respondió afirmativamente diciendo que, en efecto, se le ocurría otro ente de esas características. Como no existía una palabra para definir el concepto al que quería referirse Dawkins sugirió el nombre de mem(1) (en inglés, meme) para la unidad de transmisión cultural por imitación. De forma paralela al gen, que es la unidad de transmisión de la herencia biológica, el mem transmite ideas, comportamientos y actitudes de un individuo a otro, de una mente a otra esencialmente copiándose en el cerebro del receptor.

Como todo esto puede sonar muy raro permitidme poner un ejemplo.

Todos sabemos más o menos como funciona un virus. Un virus es un parásito que inyecta su material genético en una célula a la que infecta y “engaña” para que haga copias de ese virus mientras que la célula cree que está copiándose normalmente a si misma. Al final que llega un momento en el que hay tantas nuevas copias del virus dentro de la membrana de la célula que ésta muere y los nuevos virus se esparcen por el medio en busca de nuevas células a las que infectar. Un virus, en principio, no hace absolutamente nada más, no aporta nada a la célula ni tiene ninguna otra función; es una máquina que solo sirve (y es muy buena en ello) para obligar a otras células a que hagan copias de él.

El paralelo memético de un virus podría ser, por ejemplo, “Cumpleaños feliz”. Supongamos que un niño va por primera vez a una fiesta de cumpleaños y ve como todos los demás niños le cantan al homenajeado “Cumpleaños feliz”. Se dará cuenta de que «Cumpleaños Feliz» es «eso que se canta en los cumpleaños» aprenderá la canción y repetirá el comportamiento durante toda su vida, eventualmente enseñando la canción a otros niños que no la han oído y perpetuando el comportamiento.

En este ejemplo, “Cumpleaños feliz” es un mem. Al igual que un virus en una célula, un mem se introduce en un cerebro y se aprovecha de los recursos del mismo para sobrevivir y multiplicarse creando copias de si mismo en otros cerebros e “infectándolos” de si mismo. Por supuesto, el paralelismo no es exacto (por ejemplo: nuestro cerebro no explota cada vez que enseñamos a alguien “Cumpleaños feliz”) pero creo que es suficiente para que, de forma intuitiva, entendáis qué son los memes y cómo las ideas pueden ser consideradas (como lo son por la memética) como entes con vida propia que nacen, crecen, se reproducen y mueren(3).

La memética es que ofrece una perspectiva totalmente nueva sobre la mente humana y la transmisión de las ideas. Sugiere que, al igual que en realidad nuestro cuerpo (soma) está compuesto y es el resultado de la interactuación de millones de células individuales, que en muchos casos ni siquiera comparten nuestro código genético(4) y que existen y funcionan sin tener conocimiento ni de su función en el organismo ni del propio organismo en su conjunto; nuestras mentes están en realidad compuestas de millones de memes individuales que se comportan de forma semejante y que es sólo la interactuación holística de esos memes entre ellos la que da como resultado emergente la psique(5). La mente, así, funcionaría en paralelo, tanto a nivel neuronal como al nivel de las ideas; algo que es muy difícilmente imaginable por la consciencia, un recurso extremadamente útil pero que funciona en serie, pero que no obstante podemos estudiar y modelizar para ofrecer explicaciones hasta ahora inexistentes de quien somos.(6)

Pero, volviendo a los memes, sus similitudes con los seres vivos no terminan en su ciclo vital. Los memes también interactúan entre ellos de muy diversas formas Por ejemplo, exactamente igual que los seres vivos compiten entre ellos para obtener los recursos necesarios para sobrevivir y multiplicarse, también los memes compiten por los vastos pero finitos recursos del cerebro, intentando permanecer en él, no ser olvidados a favor de nuevos memes “invasores” y reproducirse y ser transmitidos a otros cerebros. Y al igual que los seres vivos, los memes están sujetos a la evolución por selección natural: a veces no se transmiten de un cerebro a otro con total exactitud sino que aparecen cambios en las copias, cambios que harán que ese nuevo mem se transmita y multiplique mejor o peor que el original, lo que puede dar como resultado la desaparición de la nueva copia o su éxito llegando incluso a implicar la desaparición del mem original.(7)

Pero la competición no es la única forma de relación entre memes. Hay memes que se alían entre ellos de forma simbiótica, a veces hasta el punto de dar lugar a una nueva “forma de vida” memética; al igual que un liquen es una magnífica simbiosis entre un hongo y un alga que da como resultado un ente que casi tiene taxonomía propia, cuando los memes “Dios” (existe un ente sobrenatural creador del Universo que da sentido y objetivo al mismo) y “fe” (creer en este mem aun en ausencia de pruebas es bueno) se alían dan como resultado un memeplex poderosísimo llamado “religión”. Y, por supuesto, hay memes que son parásitos de otros memes incluso hasta el punto de acabar con el mem huésped, como pasa cuando los memes de la superstición parasitan a los de la religión hasta que la idea de la relación con Dios se olvide totalmente para ser sustituida por una serie de prácticas más o menos mágicas (vid infra). Algunos memes son espectacularmente buenos reproduciéndose, sea porque otorgan ventajas al cerebro huésped (por ejemplo, carecer del mem de «lectura» es un grave problema), sea porque simplemente son buenos reproduciéndose aunque, al igual que los virus, acaben causando daños al huésped. Los memes supersticiosos, por ejemplo, no aportan absolutamente nada, pero  todos sabemos que los viernes trece traen mala suerte, o tirar el salero, o que se nos cruce en el camino un gato negro. Esos memes están en nuestros cerebros y no tienen intención de irse ni sabemos como echarlos, pese a que sabemos positivamente que son inútiles y consumen recursos como cualquier otro parásito. Y algunos memes como el del fanatismo (“creer en este mem incluso en contra de las pruebas es bueno, y de hecho cuanto mayor sea la evidencia en contra de lo que crees mejor eres por seguir creyéndolo”)(7) o «inmolación» (“este mem y su difusión son más importantes que tú y es bueno que te mates para defenderlo o difundirlo”) son tan perniciosos que la única explicación para su supervivencia es que se multiplican más deprisa de lo que matan a sus huéspedes, exactamente igual que los virus

Pero, independientemente de lo amplia e interesante que pueda resultar la memética (tenéis una buena bibliografía en las notas a pie de página si os interesa), me gustaría llamaros la atención sobre un aspecto en particular: la epidemiología memética. Dado que los memes se transmiten de forma esencialmente análoga a la de las enfermedades podemos utilizar las herramientas de la epidemiolgía para estudiar (e incluso predecir y controlar) la transmisión de los memes, el modo en el que infectan poblaciones e individuos. Por cierto, el mem con los que quiero infectar vuestros cerebros es el siguiente: “eres responsable de tus memes, de los que entran en tu cuerpo y de los que transmites”.

Uno de los grandes avances de la humanidad fue la teoría microbiana, que proponía la revolucionaria idea de que las enfermedades eran causadas por unos seres vivos tan, tan pequeñitos que no podían ser vistos, pero que sin embargo estaban ahí. Si esto era así, era posible limitar la transmisión de enfermedades a través de procedimientos muy sencillos. Así, memes como “aléjate de la suciedad”, “lava lo que vayas a comer”, “tápate la boca con la mano al toser” y cientos de otros proliferaron en nuestros cerebros hasta crear lo que hoy en día llamamos “higiene”, que no es más que el conjunto de comportamientos y procedimientos que utilizamos, y que exigimos que los demás utilicen, para proteger nuestros cuerpos de la acción de  esos micro-bios dañinos(9). La higiene ha contribuido tanto a nuestra calidad de vida que se ha infiltrado en nuestro inconsciente sin que nos demos cuenta, a veces incluso disfrazada de cortesía o educación A nadie se le ocurriría estornudar en la cara de alguien, por ejemplo, o usar el cepillo de dientes de un desconocido, o meterse en la boca un chicle que acaba de encontrar pegado debajo de la mesa(10). Y, sin embargo, cuando se trata de memes la higiene, en todos los sentidos, brilla por su ausencia en una inmensa mayoría de los seres humanos. Incluso entre mis amigos más cercanos, gente inteligente que se cree totalmente a salvo de cualquier influencia intelectual no deseada, abundan prácticas que meméticamente no son muy diferentes a comerse el cadáver de una cucaracha y a continuación besar con lengua a quien tienes al lado.

Voy a decirlo claramente; creerte lo primero que te encuentras en Internet sin contrastar su veracidad y sus fuentes, simplemente porque te gusta lo que dice y porque concuerda con tus ideas y esperanzas, no es meméticamente diferente a meterte en la boca el caramelo cubierto de pelusas que te acabas de encontrar en la acera porque te apetece algo dulce. Es una marranada indescriptible, una falta de respeto a tu salud simplemente inenarrable y algo que, si te viera tu madre hacerlo, te aseguraría un buen azote en el culo. Yo entiendo que la memética es una ciencia relativamente joven y que la idea de la higiene aplicada a los memes no ha llegado a una inmensa parte de la sociedad(11) pero para los que tenemos un mínimo conocimiento de la misma las actitudes de muchos de nuestros congéneres nos resultan, simplemente, repulsivas.

Al igual que si quieres tener un cuerpo sano tienes que respetar unas mínimas y elementales normas de higiene corporal, si quieres tener una mente sana tienes que respetar unas mínimas y elementales normas de higiene memética. No creerme lo primero que me encuentro por ahí, aunque me apetezca mucho creérmelo, es tan elemental como no meterme en la bocacommon-cold-causes-symptoms-home-remedies-prevention lo primero que me encuentro por ahí, aunque me apetezca mucho comérmelo. Prefiero creerme las cosas que sé que salen de fuentes dignas de confianza, muchas gracias, exactamente igual que prefiero comerme los caramelos que sé de dónde han salido. Y si por alguna razón me veo forzado a considerar comerme algo que encuentro tirado en el suelo, ante todo lo lavo, hiervo y desinfecto como pueda. O, meméticamente hablando, dudo de que sea sano (cierto) y lo someto a todos los procedimientos que se me ocurren para minimizar sus efectos perniciosos y contrastar su veracidad, a ver si es bueno que me lo trague o no.

Desde este punto de vista, de verdad, es increíble el tipo de, no caramelos sucios, sino mierda de perro recién excretada que se traga la gente a manos llenas en Internet. Lo que es más, es increíble ver a cierta gente comérsela en un hermoso plato cuadrado, con cuchillo y tenedor, rozando los labios con la servilleta antes de acercarse la copa de vino, a veces incluso pagando por el plato de mierda mientras se permiten mirar desdeñosamente la humilde hamburguesa de McDonald’s que se está comiendo el de al lado.

Y el plato de algunos es de los que se comen con cuchara. No digo más.

Oh, existe la posibilidad de que comer mierda de perro a cucharadas no tenga ningún efecto perjudicial sobre tu organismo, desde luego, pero lo más probable es que sí. Del mismo modo, es posible que ese bulo que te has tragado enterito no te haga ningún daño, pero lo más probable es que sí aunque no sea más que porque evidencia que careces de mecanismos de higiene memética. O lo que es lo mismo, que tu cerebro es fácilmente accesible e infectable por el primero que te cuente lo que quieres oír; que eres fácilmente manipulable. Pero es que además resulta que quienes observamos ciertas normas elementales de higiene, como lavarnos las manos antes de comer o poner en duda que en España haya 445.000 políticos estamos, en todos los sentidos, más sanos que quienes no lo hacen. Y eso nos da ventajas porque (y ahora voy a evidenciar otro mem con el que quiero infectaros) la falta de sentido crítico, carecer de higiene memética entrante, te perjudica y debilita. Si te crees lo primero que te cuentan sin contrastarlo, por pura estadística vas a acabar creyendo creer que ciertas cosas son como no son. Y eso va a implicar que tomarás ciertas decisiones basadas en información errónea, lo cual casi garantiza que tales decisiones serán erróneas. Y eso te va a perjudicar, a ti y, probablemente, a tus seres queridos (vid infra), todo por tu falta de higiene memética, por permitir que cualquier idea se aposente en tu cerebro sin demostrar que merece estar ahí. Y mentras tanto los que lo ponemos en duda todo y nos esforzamos por alimentar nuestra mente solo de ideas ciertas tendremos más posibilidades de evitar esos errores y todo nos irá mejor.

No creerte lo primer que te cuenten va en tu propio beneficio. De verdad. Y además beneficiará también a la gente que te rodea, que supongo que incluye a la gente que quieres. Y directa o indirectamente me beneficiará a mi, por qué no decirlo.

Por supuesto yo, Arthegarn, como liberal que soy, voy a respetar tu libertad individual dentro de tu esfera de derechos. Si quieres comer mierda de perro a cucharadas es asunto tuyo. Pensaré que eres un gilipollas a la enésima potencia y probablemente me de una mezcla de asco y pena verte hacerlo, pero no te lo prohibiría (si pudiera) ni siquiera por tu propio bien. Probablemente intentaré hacerte ver lo que estás haciendo y por qué no es buena idea (como estoy haciendo con este artículo) pero si a pesar de todo persistes en tu coprofágica decisión, al final haré mutis y la respetaré porque al fin y al cabo mis consejos no van encaminados más que a lo que yo considero que es tu propio bien y tú tienes mucho más derecho a decidir qué es bueno para ti que yo.

Ahora, cuando hay terceros implicados…

Llenar la propia mente de basura es cosa de cada uno. Pero en el momento en el que transmites esos memes-basura a las mentes de los demás deja de serlo y pasa a ser un asunto de salubridad pública(12). Exactamente igual que tenemos la obligación de no toser y estornudar encima de la gente, exactamente igual que consideramos que es moralmente malo transmitir una enfermedad a sabiendas a nuestro prójimo, exactamente igual que si creemos que podemos estar infectados intentamos evitar a los que nos rodean antes de exponerles a una situación de contagio (aunque no sea más que  diciendo a quien va a compartir una sidra contigo que mejor coja otro vaso porque estás resfriado), antes de transmitir un meme a otra mente tenemos que velar mínimamente por su salud. Porque esa mente confía en nosotros en todos los sentidos, y al igual que bebería de nuestro vaso si no le decimos que quizá estemos enfermos, escuchará nuestras ideas y confiará en ellas si no le decimos que concedemos una razonable probabilidad a la posibilidad de que sean perjudiciales

No solo somos responsables de lo que comemos y de cómo luchamos contra las infecciones, también somos responsables de poner los medios a nuestro alcance para evitar el contagio de nuestras enfermedades. Exactamente igual, no sólo somos responsables de las ideas que aprehendemos, también somos responsables de las ideas que transmitimos. Conozco gente que tiene una higiene memética entrante (es decir, un sentido crítico) decente, en algunos casos bastante respetable, pero que no tiene la menor consideración con su prójimo a la hora de compartir sus memes. Hay gente, por ejemplo, que es lo suficientemente inteligente como para saber que alguien de la categoría de José Luis Sampedro no empezaría un artículo diciendo «Querido señor Presidente, es usted un hijo de puta» pero que aun así difunde el bulo, lo reenvía, retwittea, comparte, cuelga en su muro o lo que sea. Meméticamente esto es análogo a estornudar con fuerza encima de tus amigos sabiendo que tienes la gripe. Y llegó el momento de poner en claro el tercer mem: carecer de higiene memética saliente perjudica y debilita a quien te rodea y lo peor es que cuanto más te quieran, más les perjudicas. En efecto, todos confiamos en la gente a la que queremos, creemos que no van a hacer nada que nos pueda dañar y por eso les damos acceso privilegiado a través de nuestras barreras de todo tipo. Yo no compartiría cubiertos con un desconocido, pero podría hacerlo con un amigo. Igualmente, yo no daría credibilidad alguna a un desconocido que me recomendara que comprar pagarés de Nueva Rumasa diciendo que es un gran negocio, pero si fuera un amigo a quien quiero y en quien confío…

Somos responsables de los memes que transmitimos al igual que de los memes que alojamos. No podemos desentendernos de las consecuencias de esa transmisión memética escudándonos detrás de la excusa de que cuando decimos algo esperamos “que cada uno ejerza su sentido crítico”. O al menos no podemos hacerlo más de lo que podemos escudarnos cuando estornudamos en la cara de alguien pensando que esperamos “que cada uno ejercite su sistema inmunológico”. Está mal, está igual de mal. Y en el caso de la gente que nos quiere o respeta, está todavía peor, no solo porque ese amor y respeto les hace particularmente vulnerables sino porque responder a la admiración y el respeto de alguien con un estornudo en la cara y una llamada al uso del propio sistema inmunológico es bastante desagradable.

Y este artículo me está quedando larguísimo, lo sé, pero no quiero terminar sin llamar vuestra atención sobre otro problema que es tan predecible como evitable con conocimientos meméticos y que podríamos denominar el Síndrome del Día Después del Apocalipsis. El día después del Apocalipsis es cuando uno se levanta de entre los escombros, recuerda las atrocidades que se han cometido y se pregunta «¿Pero cómo hemos podido llegar a esto? ¿Cómo hemos podido permitir que algo así pasara?». Es la pregunta del hombre bueno ante Auschwitz y la respuesta es: «gradualmente».

Goebbels es frecuentemente citado como autor de la frase «Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad». En realidad nunca dijo tal cosa(13), pero a nuestros efectos la idea es buena. Creo que estaréis conmigo en que hoy en día nadie en su sano juicio se plantea seriamente entrar a tiros en el Congreso de los Diputados, sacar a Rajoy a rastras y lincharle en la Plaza de las Cortes, pero eso es algo que pasa ahora y que tiene que ver con el estado de ánimo y la consideración de lo que es bueno de la sociedad ahora. Si alguien propusiera seriamente hacerlo, si alguien intentara transmitir ese mem, sería inmediatamente contrarrestado por la acción de cientos de otros memes que tenemos ahora mismo en nuestro cerebro, como el del respeto a la vida o a la presunción de inocencia o el repudio de la violencia, que actuarían de una forma análoga a los anticuerpos y neutralizarían el mem. Lo normal ahora mismo, lo que la sociedad quiere y a lo que nos condiciona, es a respetar a los que nos rodean y a que la idea de entrar a tiros en el Congreso y linchar a Rajoy nos resulte inconcebible. Oh, bueno, puede ser concebible como parte de un chiste o algo así, como el cartelito ese de la guillotina enfrente del Congreso y el lema «Yo también veo necesario hacer algunos recortes», pero ¿hacerlo en serio? Ni hablar, hombre, yo no soy un asesino. Y, sin embargo, el mem que vive en ese chiste es  ese: «matemos a los políticos».

Un chiste tiene gracia precisamente por el contraste con la realidad. Si viviéramos en la época de la revolución francesa un cartel como el que acabo de mencionar no sería interpretado como un chiste sino como una sugerencia seria de un curso de acción. Cuando vemos y compartimos ese chiste estamos, sin darnos cuenta, infectando nuestros cerebros y los de los demás con el mem «matemos a los políticos». Algo que podía ser inconcebible deja de serlo, una idea que antes no existía en nuestra mente de pronto aparece. Y cuando infecta todas las mentes que nos rodean, de repente deja de ser algo impensable y el chiste pierde su gracia porque el contraste con la realidad se ha diluido. Hace falta hacer un chiste más bestia en el mismo tono para que haga gracia y, poco a poco, el mem «matemos a los políticos» se va normalizando. Si antes cuando alguien nos decía «matemos a los políticos» le contestábamos inmediatamente «¿pero qué dices, hombre?» ahora dejamos de hacerlo porque, claro habla en broma. Pero el hecho está en que hemos eliminado uno de los memes que evitaba que efectivamente matáramos a los políticos: el primer «anticuerpo» contra ese comportamiento. A medida que esa idea se va repitiendo se va normalizando, a medida que van cayendo las defensas meméticas contra el uso de la violencia esa idea deja de ser tan impensable (porque ya no es respondida inmediatamente con un «¿pero qué dices?») y pasa a ser pensable. Y eventualmente el mem muta a «matemos a los políticos… y lo digo en serio». Y un mem que no hubiera tenido jamás ninguna posibilidad de tener éxito en el ambiente previo a la normalización, ahora puede tenerlo porque las defensas están débiles. Poco a poco, con el transcurso del tiempo, el mem va mutando e infectando más cerebros, haciendo que la gente «cambie de idea» y deje de ver el asesinato como algo absurdo y esperpéntico, solo contemplable en un contexto humorístico y pase a convertirse en una posibilidad real. Hasta que, eventualmente, la chispa salta, la civilización estalla por los aires y el pueblo enfurecido entra a tiros en el Congreso de los Diputados, saca a Rajoy a rastras y le lincha en la Plaza de las Cortes. Hasta que un año después, entre las ruinas del congreso, en medio de la destrucción y los disturbios, el que inventó el chiste de la guillotina alza la mirada al cadáver y se pregunta «¿Cómo hemos podido llegar a esto?»

Pues gradualmente. A partir de acciones inocentes que no parecían tener relevancia. A través, como siempre, de la evolución por selección natura. Nadie quería que existiera el ser humano, nadie lo había planeado, pero existe; exactamente igual, nadie quería que todo acabara así, pero acabó así.

Somos responsables de los memes que permitimos que entren en nuestras mentes. Somos responsables de los memes que transmitimos y de las consecuencias que tienen, incluso a muy largo plazo. Y algunos, los más morales y exigentes de nosotros, somos responsables incluso del control epidemiológico de los memes más peligrosos. Evitar que ciertos memes peligrosos se contagien es bueno, pero evitar que lleguen a producirse mutaciones meméticas peligrosas es todavía mejor.  Así que, amigo lector, cuidado con lo que lees, cuidado con lo que cuentas… y cuidado con lo que crees. Y si te quieres unir a la Orden de los Pobres Caballeros del Sentido Crítico y de la Higiene de los Memes y dedicar tu vida a luchar contra los bulos, serás bienvenido. Porque somos tres y el de la guitarra…

Gracias por dejarte infectar,

Arthegarn________________

(1) La forma correcta del singular de este neologismo en español ha de ser “mem” y no “meme” como se lee por ahí. Esto es así porque cuando Dawkins sugiere su nombre lo hace partiendo del griego μίμημα (mimema), acortándolo a “mema” y sustituyendo la “a” final por una “e” para reforzar el paralelismo con la palabra gene (gen). Así pues, puesto que en castellano el singular de genes es gen, el singular de memes ha de ser mem. Este es un caso en el que el calco de la palabra del inglés desvirtúa su significado y etimología.
(2) Tengo que pedir perdón por le lenguaje volitivo que utilizo en este artículo para referirme a entes que, como los memes, no tienen ni siquiera la capacidad de entender o querer algo. Cuando digo que una célula “quiere sobrevivir”, por ejemplo, no quiero decir que verdaderamente sea así: la célula no tiene ni siquiera consciencia de si misma, mucho menos de lo que podría ocurrirle si se acerca demasiado al interior del estómago, por ejemplo. No, lo que quiero decir es que el ente tiene una serie de mecanismos automáticos que le hacen reaccionar ante determinados estímulos como si verdaderamente se diera cuenta de que (por ejemplo) algo es peligroso y quisiera evitarlo para intentar sobrevivir.
(3) Un mem muere, por supuesto, cuando se olvida. Todos conocemos “Cumpleaños feliz” pero casi nadie recuerda a Shutruk Nahhunté
(4) El ejemplo clásico es la flora bacteriana, literalmente cientos de especies diferentes que conviven dentro de nosotros en una relación de beneficio mutuo. Un ejemplo algo menos conocido pero verdaderamente fascinante es el de las mitocondrias, presentes en cada célula de nuestro cuerpo y sin las que éstas no podrían funcionar y que tienen su propio ADN, distinto del del individuo a quien sirven. De hecho, se puede remontar la historia mitocondrial hasta un primer y único ancestro de toda la humanidad, la llamada Eva Mitocondrial. La ciencia es preciosa.
(5) Un pensamiento que puede resultar bastante amenazador para aquellos que necesitan que la ciencia no sea capaz de explicar la mente para poder aferrarse a la posibilidad de la existencia de lo sobrenatural y de la supervivencia de la mente tras la muerte del cuerpo. Yo mismo cuando leí esa teoría tuve que luchar contra una especie de picor espiritual que no sabía donde rascarme (entre otras cosas porque siempre tuve muy clarito lo de Lc. 20,38) y que solo años después entendí de donde procedía.
(6) Este tema, verdaderamente fascinante, es desarrollado en mucha mayor profundidad en La Consciencia Explicada (Dennett, 1991).
(7) Incluyo algún ejemplo de evolución memética más abajo, pero si os interesa el tema hay estudios tanto en El Espejismo de Dios (Dawkins, 2006, donde el autor lo usa para proponer que el mem «Dios» es un parásito de la evolución de memes más útiles como «obedece a tus mayores»), La Máquina de los Memes (Blackomre, 1999) y Virus of the Mind: The New Science of the Meme (Brodie, 1996)
(8) Los lectores avezados se darán cuenta inmediatamente de que el mem «fanatismo» es una evolución del mem «fe». Si no recuerdo mal Dawkins lo comenta también en El Capellán del Diablo (2003)
(9) Porque, no lo olvidemos, no todos los microbios son dañinos. También son microbios los hematíes, los leucocitos y las plaquetas (y, puestos a ello, técnicamente, las mitocondrias) sin los que no podríamos sobrevivir.
(10) Tengo que decir que uno de los editores que ha tenido a bien criticar el primer borrador de esta entrada me ha comentado que «este párrafo es falso, o al menos no cierto, ya que hay mucho cafre, mucho cerdo, mucho ignorante y mucho imbécil que hace lo que tu dices que a nadie se le ocurriría». Como diría Romanones, vaya tropa.(11) Esto no es del todo cierto. Al igual que antes de la teoría microbiana la humanidad observaba ciertas normas higiénicas por puro sentido común, en nuestra sociedad también existen mecanismos de higiene memética aunque no se denominen así. Por ejemplo, mi madre a la higiene memética la llamaría “salud mental”.
(12) Término elegido con toda la maldad del mundo.
(13) Es una aliteración de una de las técnicas de propaganda descritas por Hitler en Mein Kampf, la de la Grosse Lüge, particularmente una de la que acusa a los judíos de utilizar por lo que es prácticamente imposible que Goebbels la incorporara a su repertorio.

51 opiniones en “Higiene memética”

  1. Buen artículo. Llevo unos cuantos años que me revientan bastante las noticias, campañas y cadenas claramente falsas o que no han sido mínimamente contrastadas. Los memes, vamos. Por cierto, la nota (12) se te ha quedado huérfana y la nota (3) está apuntada desde dos sitios, que no sé del todo si es la idea. Y muy bueno el enlace puesto en Shutruk Nahhunté, gran película y gran enseñanza a la que te refieres.

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  2. Un tanto largo, pero lo cierto es que no se me ocurre decir lo mismo de una forma más corta. Excelente. En cualquier caso sigo el consejo de Eduard Punset y cuando me encuentro con algún articulo o foto absurda siempre comento «Y eso que dices o compartes ¿puedes demostrarlo?». Ya me han eliminado dos «amigos». 😉

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    1. Me alegra saber que no estoy sólo en estos asuntos y que no soy el único con espíritu crítico que no se cree cualquier cosa.

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      1. Por supuesto que no, yo también he hecho bastante campa#a contra la difusión de la desinformación, y por suerte, entre unos y otros parece que la cosa va calando y la gente se lo piensa dos veces antes de darle al botoncito de compartir.

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      2. Yo también he hecho contra-campaña para que la gente sea selectiva con lo que comparte y parece que algo ha calado, pero volverá, siempre vuelve.

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  3. Jum, yo tb tengo esa sensacion de que la broma es utilizada muchas veces para decir sin querer decir pero por otra parte pienso que siempre han existido tontos utiles y que nunca son ellos los que prenden la chispa de los excesos. Creo mas bien por contra que son los de caracter fuertemente trastornado, aunque a veces exquisitamente repeinado (Jose Luis San Pedro, Fidel Castro) los lideres, ideologicos o de accion, los que arrastran a las masas. La batalla no la gestan los idiotas del bando bueno ni del malo sino los mas capacitados. Hoy dia contamos con mas facilidad de acceso a la informacion que nunca y esto podria suponer tanto un peligro por su caracter de contagio como por el de inmunodepresor. Afortunadamente la mayoria de la gente no tiene tendencias asesinas pero cuando son fomentadas ha de hacer frente muy rapidamente a otras muchas que han tenido tiempo de estar prevenidas. La tendencia a levantarnos en armas contra nuestros semejantes es inversamente proporcional al grado de civilizacion que puedan alcanzar los individuos que las conforman. En donde la moral esta solidamente establecida el repudio a la violencia es mas frecuente. El peligro en estos casos proviene mayoritariamente de aquellas personas que a traves de su particular broma (ciertas leyes) dan rienda suelta a su caracter enfermo a traves de la represion sobre otros con menos ansias de dominacion coativa. Por tanto yo centraria el riesgo no en la difusion poco critica de los mensajes, que por equivocados y nocivos que puedan resultar siempre dan lugar al debate entre sus portadores, sino mas en la propagacion que llevan a cabo aquellos que ostentan un poder desmesurado, que actuan como foco de la enfermedad, y no solo crean los mas tergiversados sino que cuentan con las herramientas para perpetuarlos y con ellos someter incluso a los que acuden a ellos para sanarlos. Por poner un ejemplo preferia desmantelarle los argumentos a Rosa Diez en su perfil de facebook que no al responsable de «PP y PSOE la misma mierda son con distinto nombre», hasta que la muy puta me bloqueo, claro. En el Congreso sigue estornudando.

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    1. Estoy deacuerdo Javi, el otro dia de hecho comentabamos esto en otro profile donde ya estaban con la tonteria de matar, de la guillotina etc…y les decia que si cualquiera de los que hablaban tuviera en una habitacion cerrada a Rajoy y un hacha no serian capaces ni de cortarle el pelo.

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    2. Entiendo lo que dices y opino que es cierto en determinados casos, pero no en todos. Hay veces que la masa actúa dirigida por una élite dirigente, desde luego, igual que hay veces que nuestro cuerpo hace lo que le dicta nuestra mente. Pero la mayor parte de las veces tanto nuestro cuerpo como la masa actúa de forma inconsciente, automáticamente, sin liderazgo ni dirección. El poder, al igual que la consciencia, no es más que una ilusión, una simplificación que hace nuestro cerebro para poder modelizar un comportamiento que en realidad responde a casi infinitos factores egoístas e individuales. Tal y como yo entiendo la realidad (y ya sé que esto es existencialismo bastante serio y mucho menos “divulgativo”) la consciencia (y el poder) no existen realmente, pero resultan conceptos muy útiles para vivir “como si existiera la consciencia” o “como si existiera el poder”. Yo creo que en realidad ambos se determinan desde la base, desde la multitud de neuronas o de memes o de personas que componen el cuerpo aparentemente dirigido, y que eventualmente aparece un atractor extraño al que los observadores asignan el rol de líder cuando en realidad no es más que un atractor extraño. Pero la atribución del carácter de líder tiene dos consecuencias (i) que la gente empiece a tratar al atractor extraño como si verdaderamente fuera un líder y (ii) que el líder crea que verdaderamente la masa hace lo que hace porque lo dice él, no porque quieren individualmente. Eso hace que los líderes sean en realidad ídolos con pies de barro a los que no les queda otra opción que intentar mantenerse en la cresta de la ola que determina la masa que en realidad no dirigen, diciendo más o menos lo que la masa opina para mantener la ilusión, y si acaso corrigiendo leve y sutilmente el rumbo de la ola. Pero coge a ese mismo líder y dile que haga que sus seguidores den un giro de 180 grados, o de 90, o de 45 a ver qué pasa: más o menos lo mismo que cuando mi mente, teórica líder de mi organismo, da a mi corazón la orden de que deje de latir. Que el cuerpo pasa.

      Supongo que no me he explicado en absoluto, ¿verdad?

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      1. Yo es que creo que siempre hay quien toma la riendas en lo individual y en lo colectivo. Sudoracion, palpitacion, pestañeo, digestion, mitosis, meiosis… si, pero solo como el complejo mecanismo que compone un vehiculo pero que precisa de un volante que poder ser dirigido. De alguna forma nuestra razon se alimenta de estimulos y conocimientos y en base a ellos tomamos decisiones que muchas veces son intuitivas y no conscientes pero no por ello menos sometidas a criterios de seleccion. De otra forma seriamos meros automatas o espectadores de algun tipo de determinismo previamente configurado en nuestro interior. Tal vez el orden sea complejo e invisible pero a traves de la accion demostramos su evidencia. La sola argumentacion a favor de la afirmacion de que yo existo y soy autonomo se convierte en axioma y me demuestra. Tambien es cierto que cuanto mas mermadas se ven mis capacidades menos autocontrol puedo realizar y el libre albedrio entonces es mas dificil de expresar.

        En el universo colectivo, incluso en su forma mas moderada, los cabezas pensantes ejercen su poder sobre la mayoria de las masas a traves de otro mecanismo de control, que es el de la coercion armada y su legitimacion a traves del Estado de Derecho sufragiado (que nos crea esa falsa ilusion de dominio), y esto es algo un tanto invisible pero muy real, y vaya que si se manifiesta. El poder delegado es como una bola de nieve sobre una pendiente, y si no es sostenida a tiempo, su propia tendencia a caer rodando la hace cada vez mas y mas grande. Los ciudadanos, si no lo hacemos, dejamos de ser los que seleccionamos lo que queremos y nos convertimos entonces en los engranajes que servimos para llevar al piloto a sus caprichosos destinos, y entonces dependemos de su sola buena voluntad para no pegar tantos volantazos que termine averiandonos y tal vez animandonos a rebelarnos, sin duda recurriendo a aquellos que se proclamen entonces mejores conductores (los dictadores llegan en ocasiones al poder legitimamente y luego hacen lo que les parece mas oportuno, y salvando las distancias Rajoy va por ese camino). Asi pues elegimos una y otra vez malos sistemas para relacionar entes individuales y directores de orquesta; tienden a doblegarnos, a emborracharnos y a amputar todas nuestras capacidades para privarnos de cualquier accion racional con el objetivo de perpetuarnos como mecanismos automaticos.

        La estrategia para resolver de una vez el problema, y a lo mejor he terminado yendome un poco por los cerros de Ubeda, ha de pasar primero por interpretar convenientemente el enunciado.

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        1. Entiendo lo que dices, pero es que no estoy de acuerdo. Sé que es abrumadoramente antiintuitivo, pero las mejores explicaciones que tenemos ahora mismo sobre como funciona la mente eliminan por completo la idea del “director al volante”. No hay un núcleo central en el cerebro en el que tomamos las decisiones, ni siquiera hay un núcleo central en el que se tomen solas. En realidad las decisiones, como las entiende la filosofía clásica, no son tomadas sino que son respuestas automáticas extremadamente simples tomadas por una multitud de procesos especializados automáticos distribuidos a lo largo y ancho del cerebro con interacciones extremadamente complejas. Lo que pasa es que cuando nos preguntamos a nosotros mismos qué acaba de pasar tras que hacemos algo la explicación intuitiva es “he tomado una decisión” (y solo lo es como proyección del tipo “He visto a Pepe tomar decisiones, si Pepe toma decisiones es que yo también lo hago así que esto ha sido una decisión”). La idea del conductor es en realidad una explicación a posteriori que crea la ilusión de que las decisiones se toman como en realidad no se toman.

          Insisto en que sé que es difícil de creer, pero es a donde nos lleva nuestra mejor ciencia y filosofía en el momento. O sea, que sí, que yo creo que somos meros autómatas. No estoy de acuerdo con el “mero”, en realidad creo que somos maravillosos autómatas, pero entiendo la carga emocional.

          Por un paralelismo con lo que ocurre en la mente tiendo a pensar que lo que ocurre en la sociedad es prácticamente lo mismo, idea que se ve reforzada por la aparente incapacidad de esos supuestos líderes de liderar a la gente a donde les conviene ir aunque no quieran. Cuanta mayor es la aparente influencia del líder (qué se yo, Hitler, Lenin) más patente es que no fuerzan a sus seguidores a seguirles sino que, como mucho, encauzan sus expectativas en un proyecto. Precisamente por eso creo que la influencia del individuo en la marcha del estado es, al igual que la influencia de la humilde neurona en las “decisiones” que “toma” la mente, mucho más importante de lo que nuestro miedo y nuestra soberbia nos deja ver.

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          1. La fatal arrogancia como motor de quien quiere encauzar (dirigir) expectativas (voluntades) ajenas por la senda de la servidumbre, asi te contestaria brevemente yo. Pero bien, este no es el sitio, estamos poniendo perdido el jardin. La verdad es que es un tema que siempre me ha rondado la cabeza; por que hacemos lo que hacemos, de donde viene lo que pensamos, si somos nosotros o que somos y tengo algunas nociones de las nuevas y las viejas teorias pero creo que es una cuestion compleja y reducirla al cientificismo puede no darnos todas las respuestas. Ultimamente, y no buscadamente sino porque me estoy moviendo por ahi (lo cual resulta gracioso dada la naturaleza de la conversacion), tiendo a afrontarlo de forma pragmatica y filosofica, y creo que son buenas herramientas para atender la cuestion sociologica que planteabas. Las diferentes aproximaciones al entendimiento del ordenamiento individual pueden ser determinantes a la hora de hacerlas compatibles o no con nuestra vision del rumbo que toman los acontecimientos junto a los demas y seria un placer discutir de todo ello con mas gente y en un entorno amigable. Lo que pasa es que ahora estoy de veraneo y me pilla a contrapie asi que tendre que contentarme con las posteriores conclusiones si es que las hubiera. De todos modos se agradece, y por si surge otra ocasion en el futuro, me gustaria guardar el cupon, que vivo en Valencia en una especie de burbuja que limita casi todas mis oportunidades de intercambiar este tipo de reflexiones, y algunos alcoholes, a las ocasionales visitas que hago a otros perturbados mentales que tambien pululan por Madrid. Que vaya bien! 😀

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  4. Nunca he comentado ninguno de tus artículos ya que normalmente siguen una línea de pensamiento siniestra y aburridamente idéntica a la mía. Ahora bien, en este caso creo que no has enfocado el verdadero problema y es que no importa el contenido sino el continente.
    Me explico mejor. No importa la información del mensaje (siguiendo tu ejemplo: 455.000 políticos) sino su “meta información”: los políticos son malos y por culpa de ellos tenemos crisis, paro, “recortes”, impuestos… ¿Cambiaría el mensaje si hablamos de 200.000?, ¿y de 100.000?, ¿y de los 80.000 electos que realmente existen?
    Hace unos meses circuló un meme diciendo que la Iglesia Católica recibía 100.000 millones de € (si, cien mil millones) del estado. En un foro por ahí comenté que, sin importarme nada el tema religioso, la cifra era absurda. La contestación fue clara: Da igual, con que se lleven un € ya es malo. Lo que le importa a la gente no son los 100.000 millones, sino la meta-información del mensaje: “la iglesia, ese antro de pederastas franquistas, se lleva el dinero que no podrá gastarse en sanidad o educación”.
    Una mentira no necesita ser repetida mil veces. Basta con decírsela una sola vez al que quiere creérsela

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    1. Te quedas en la anécdota von Lugger. Lo que intento con el artículo es describir el proceso por el que los memes se transmiten de un cerebro a otro, lo de los 450.000 políticos es un ejemplo. En el bulo de los 450.000 políticos, contado en el contexto en el que nos encontramos ahora mismo viven diversos memes, entre otros “los políticos son malos”. Intento (entre otras cosas) que la gente se de cuenta de que en cada trozo de información aparentemente objetiva (sea cierta o no) pueden viajar de incógnito otros memes infecciosos y que adquieran las técnicas y mecanismos para poder identificar y defenderse de esos memes. Intento que la gente se de cuenta de que aunque un caramelo es algo dulce y apetitoso puede estar lleno de gérmenes; intento que se den cuenta de que aunque “la Iglesia es malvada” puede sonar como música en tus oídos no todo lo que acompaña ese mem es cierto, ni beneficioso, ni informativo.

      Respecto a la última frase estoy tan de acuerdo que digo lo mismo en el artículo con el ejemplo de arriba: “creerte lo primero que te encuentras en Internet sin contrastar su veracidad y sus fuentes simplemente porque te gusta lo que dice y porque concuerda con tus ideas y esperanzas no es meméticamente diferente a meterte en la boca el caramelo cubierto de pelusas que te acabas de encontrar en la acera porque te apetece algo dulce”. Cuantas más ganas tengas de creerte algo, más debes ponerlo en duda conscientemente porque tus defensas inconscientes están más bajas.

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      1. Igual que le pasa a Dawkins (que trato de reunir fuerzas para hacer una crítica en condiciones de «El espejismo de Dios»), creo que estás mirando con lupa un libro letra a letra, con lo que pierde su significado global, aunque tenga otro coherente «parece que tras una consonante suele ir una vocal…» aunque irrelevante, y en este sentido estoy de acuerdo con la idea básica de José Antonio Gutiérrez González, lo que importa no es un meme que se transmite sobre «los políticos», ese «meme» es un identificador, es más una feromona que un virus, identifica a los individuos, e incluso puede llegar, cuando el olor es muy fuerte a que otros individuos que antes no lo hacían, desprendan esa feromona para integrarse en la mayoría. Puedes pelearte contra su lógica, pero es irrelevante pues su función real no tiene que ver con su contenido semántico.

        Estamos asistiendo a las réplicas de un terromoto, quizás llegue el Big One (guillotinamiento), o quizás no.
        Los memes tienen una persistencia escasa con la estimulación adecuada, por ejemplo, imagínate, en un supuesto absurdo, que Rajoy le hace el baile de los abanicos al estilo Uhura a la Merkel, y vuelve con 300000 millones a fondo perdido, ¡al día siguiente todo el mundo diría que ya sabían que Rajoy nos iba a sacar del agujero!

        Por lo demás secundo la higiene mental y la racionalidad… pero… ¿es la higiene un concepto memético universal? Pues no, ahí me temo que hay discrepancias, también, como no.

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        1. Extrañamente no te he entendido casi nada de la primera parte, Desertor. Dame otra pista, anda… Respecto a la persistencia de los memes, que eso sí que me he enterado, por supuesto que es escasa con la estimulación adecuada. Al igual que todos los seres vivos, lo que los mata los mata bien muertos.

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  5. Un articulo muy bueno, mon amie, realmente muy bueno: No estoy de acuerdo con tus planteamientos y conclusiones, pero ese es mi problema; e incluso a pesar de mi mente memetica no puedo dejar de aplaudir y reconocer tu esfuerzo…Como «ordago a la mayor» te citaria la vieja maxima: «La ideologia basica de una sociedad (e incluso la de un solo individuo, añadiria) es la ideologia de su clase dominante» y a partir comenzaría a debatir, pero claro está que, tu, mon amie, no crees en que la sociedad está dividida en clases sociales y es su enfrentamiento y su relacion lo que determina la historia (al igual que yo no creo en el determinismo genetico, por ejemplo) y como en tantas cosas mucho me temo que un debate entre los dos no seria mas que una exposicion (en tu caso brillantisima) del proverbial «dialogo de sordos»….

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  6. Exactamente. «Lo normal ahora mismo». Da gusto leerte. De hecho el lenguaje evoluciona pero si se dejara de transmitir, moriría de golpe. Es evidente que da enormes ventajas a sus poseedores hasta el punto que es totalmente usado por la especie humana. «Lo normal ahora mismo» evidencia que una vida espiritual, es una tontada cuando ha sido un eje fundamental en la vida de las personas cuando morir era rápido y simple. Ahora, en los lugares del planeta donde morir no es tan rápido ni tan facil, la religión decae… Al fin y al cabo ya no tenemos tanta necesidad de fe al tener más esperanza de vida. Nuestra vida se alarga y modifica la necesidad de religión. La introducción de redes sociales y la forma de compartir información ha cambiado radicalmente. Estamos aprendiendo a comportarnos en esta era social media. Y el gusto por el poder unilateral, rígido, decae, como la religión… No hubo aplausos a Montoro en el Congreso cuando habló de las reformas, se amonestó a Fabra por lo que se le escapó. Signos del enorme cambio que no somos capaces de percibir. Y hay más que llegará. Hay un nuevo meme, compartir determinados mensajes es una forma de presión pública, y todos queremos cambiarlo. ¿Quien contrastó que Fabra dijo eso realmente? No todos tenemos tiempo de contrastar, y muchos, al igual que cuando alzan el vuelo centenares o miles de pájaros, una gran bandada de ellos alza el vuelo a la vez sin tropezar entre si, tendemos a confiar los unos en los otros. Igual que una bandada de pájaros. Seguimos al grupo.

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    1. Gaci, lo de Andrea Fabra salió en la tele, hombre, es uno de esos casos en el que no hubo necesidad de contrastarlo porque todos le vimos hacerlo (hasta el aburrimiento, añado). En cualquier caso lo que propongo es luchar contra el mem “comparte inmediatamente lo primero que leas y que te guste” por “comparte lo que leas y te guste una vez que te hayas asegurado de que es cierto”. Desde luego que no todo el mundo tiene tiempo para contrastar toda la información, lo que yo digo es que si no tienes tiempo para contrastarla al menos no la difundas. Piensa por ti mismo, no sigas al grupo. Etc.

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      1. Sí Arthegarn, y estoy plenamente de acuerdo. Yo lo de Fabra igual que lo de la caida del Rey lo vi por Twitter, mucho antes que saliera por la tele. y el contraste de información quería retransmitirlo en Twitter

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      2. Sí, sí te he entendido perfectamente, me parece muy buena idea tu artículo y me he enterado que tenemos 70.000 concejales y unos 7.000 alcaldes gracias al bulo de 450.000 políticos. Y que el recorte de concejales del 30% favorece a los partidos mayoritarios y aleja a los minoritarios del poder. Mientras votemos PP o PSOE estaremos así, ese es mi meme. Lo que me interesa de tu artículo, si me permites mencionarlo, es el temor subyacente a que pase algo, algo que digamos después «¿Como hemos llegado hasta aquí?» La realidad determinará esto, creo que para la Revolución francesa, según me enseñó mi profe de historia, hicieron falta algunos años de malas cosechas y la falta de pan en París. Aqui tenemos casi 25% de paro. A eso es a lo que debemos temer todos, no hay duda que eso nos ha de dar temor. He leido que regala patatas en Grecia el partido ultra griego a los que demuestren que son 100% griegos. En España no cabe un partido «ultra» es un meme viejo, que cabe por la realidad y lo veremos surgir por alguna parte. En Jaen casi un 40% de paro.

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        1. ¿Ves? Otro bulo, el recorte de concejales no favorece a los partidos mayoritarios. Haz los números con let D’Hondt y resultados reales de elecciones, ya verás (yo los hice en su momento). Con todo y con eso es cierto que compartimos el mismo miedo (o al menos la misma sana percepción de la existencia del peligro) pero creo que eso es proque tendemos a mirar al mismo sitio, algo alejado de la punta de la nariz…

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          1. Es que depende del tamaño del municipio. Olvida un momento la ley d’Hondt. En general, reducir el numero de concejales aumenta matematicamente el número de votos necesario para acceder a un acta: los votos permanecen iguales, los puestos disminuyen. No hay ley de d’Hondt que altere esta division.
            Eso, en la practica, es aumentar el umbral de representación; antes conseguir un concejal te suponia sacar X votos, ahora te cuesta minimo X+Y; si te quedas entre X y X+Y, te quedas sin concejal, game over, y ese concejal le ira a otro partido con mas votos. Igual no es una gran ventaja, pero es una ventaja. Y como de todas formas la mayoria de esos concejales no cobran, recortar el número de concejales es en esencia recortar la democracia.

            Pueden recortarnos la educacion, la sanidad, las pensiones. Aunque improbable, otro gobierno elegido democráticamente podría deshacer esto. Pero si nos recortan la democracia, si se refuerza el sistema monolitico bipartidista (que ahora mismo se esta tambaleando), entonces ya si que no va a ocurrir.

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            1. Pero, Abraham, no puedo olvidar la Ley D’Hondt, es el sistema que tenemos. Con el sistema que tenemos cuando un minoritario consigue pasar el mínimo de corte es casi seguro que conseguirá meter la cabeza en el cuerpo del que hablemos, pero como a continuación le pegan tal tajo los mayoritarios van a meter muchos más antes de que meta al segundo, no digamos al tercero. No aumenta el umbral para obtener representación porque sigue estando fijado por ley en el 5% de los sufragios y si lo pasas casi seguro que entras. En serio, no te fíes ni de mi ni de ti y haz los números, verás como tengo razón.

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              1. Insisto Arthegarn, en que depende del tamaño del municipio. Aun habiendo un 5% de minimo, los ayuntamientos pequeños requieren mas de un 5%, y bastante más con la nueva reforma. En un municipio pequeño con 7 concejales, un 5% no basta para pillar uno de los 7 (y con razón, ya que un concejal es un 14% del ayuntamiento, por lo tanto deberia hacer falta un porcentaje más alto de votos). Con 11 concejales (cada uno supone un 9% de la corporacion), dependería de la distribución, un 5% podría entrar apurado, o quedarse fuera. (En el articulo de malaprensa, por ejemplo, con 13 concejales, dos partidos superaban el 5% pero solo uno de ellos lograba el acta. Con 9 concejales, los dos se quedaban fuera del ayuntamiento)

                No se cual es el número crítico, pero hay un punto a partir del cual con la reforma, si bajan de esa cifra, los partidos minoritarios pueden perder su representacion más facilmente. Esta en torno a los 11 concejales, creo, pero no lo afirmaria con rotundidad. La reforma sobre todo duele a la penetracion de partidos pequeños en municipios medianos (dos mil a veinte mil habitantes), donde conseguir un acta sube muchisimo de precio. Y ademas se vuelve mucho mas sencillo conseguir mayorías absolutas (si los minoritarios se quedan fuera y por ello solo hay dos partidos, y ya que el total por ley siempre es impar, por fuerza el ganador tiene mayoria absoluta, es matematico)

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            2. Como sabreis, dese el cambio de la ley Electoral de Enero 2012, ahora un partido nuevo que se presente al Congreso para poder presentarse necesita recoger el 0,1% de firmas de posibles votantes, que como avales, permiten que se presente a las elecciones. Sólo válido para partidos sin representación en el Congreso, ellos no lo necesitan. Manda huevos. Pero es la ley, la nueva ley.

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    2. Yo contrasté lo que dijo Fabra, aunque no tenía un 100% de seguridad (al fin y al cabo, leer los labios no es una ciencia exacta, sobre todo si partes de un mensaje prefijado). Pero eventualmente ella admitió haberlo dicho, lo cual eliminó la necesidad.

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  7. No entiendo bien a qué viene distinguir entre aceptar rumores poco o nada contrastados «para tu propio consumo», frente a difundirlos para el consumo de otros; y, por el camino, meter la idea liberal de que cada uno que haga lo que quiera. ¿Quieres decir que -más allá de llamamientos genéricos a «ser bueno», como el resto del artículo- defiendes que se debería aplicar algún tipo de coerción contra la libre difusión de información no verificada? Si es así (no acabas de desarrollar la línea), debo decir que me parece totalmente contradictorio con el espíritu «liberal» del que haces gala. La libertad de expresión debería incluir la propagación de ideas infundadas, disparatadas u ofensivas, siempre que se garantice también la libertad de contrarrestarlas con información verídica.

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    1. No, no quiero decir eso aunque tampoco estoy de acuerdo en lo que dices tú. Entre otras cosas porque hay una diferencia anda sutil entre «ser bueno» y «ser responsable» y yo de lo que hablo es de responsabilidad.

      Lo que quiero decir es que nunca entraría, (ni creo que el Estado tenga derecho a entrar, si nos ponemos a hablar de política) en tu esfera privada de derechos. Por mucho que opine que lo que estás haciendo es negativo para ti, no me parece correcto intentar detenerte. Sí intentar que veas el error, por supuesto, pero si no te convenzo es tu decisión porque, si verdaderamente es dañino, solo te haces daño a ti mismo.

      Pero el tema cambia completamente cuando se mete a terceros en el ajo. Ser liberal no es ser anarquista. Lo que yo estoy diciendo es que uno es responsable en todos los sentidos de la información y de los memes que difunde. SI tú te dedicas a dfundir ideas disparatadas eres responsable de lo que la gente haga con las mismas, desde mi punto de vista en todos los sentidos. Si alguien te cree y toma una decisión basada en esa información defectuosa que tú le has proporcionado que luego le causa un perjuicio, eres responsable de ese perjuicio porque si no hubieras difundido esa información esa decisión no se hubiera tomado y ese perjuicio no se hubiera producido.

      Que quede claro que no estoy hablando de censura sino de responsabilidad. Tú tienes todo el derecho a difundir ideas disparatadas siempre y cuando te hagas responsable de las consecuencias. Al igual que si un medio de comunicación difunde una noticia falsa que causa daño a alguien es responsable del mismo y tiene que compensar ese daño (algo que debería parecer obvio), a menor escala todos somos responsables de las consecuencias de las ideas que difundimos. Cuando eso solo nos afecta a nosotros esa responsabilidad se comepnsa (el daño nos lo hemos causado a nosotros mismos y a nosotros nos indemnizamos) pero cuando metemos a terceros eso no es así, y contra lo que hablo es contra la difusión irresponsable de ideas. Tú difunde todas las ideas infundadas, disparatadas y ofensivas que quieras siempre que luego te hagas responsable de los eventuales daños que esa acción cause y hablo tanto moral como económicamente.

      Lo que digo y a lo que me opongo no es a la libertad, es a la irresponsabilidad. La verdadera libertad se ejerce solo cuando se aceptan las consecuencias de los propios actos y el problema es que la gente confunde libertad con irresponsabilidad e impunidad. Si todos fueramos responsables, y nos consideráramos responsables, del mal que podemos causar con determinadas acciones o difundiendo determinados memes, ya nos guardaríamos muy mucho de difundir estupideces de forma gratuita.

      Volviendo al ejemplo del caramelo lleno de pelusas, es la diferencia entre cogerlo y comértelo tú y dárselo a un niño, que se lo coma, y luego decir que no eres responsable de sus dolores porque tendría que haberlo rechazado o haber preguntado a sus padres o haber tenido un sistema inmunológico más fuerte. El Estado no tiene derecho a impedir que te lo comas tú, pero sí que se lo des al niño. Y el niño y sus padres tienen derecho a demandarte por el daño que les has causado. Y el primero que debería ejercer su templanza y responsabilidad preventiva eres tú.

      ¿Queda más claro ahora? No hablo de bondad, hablo de responsabilidad.

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      1. En realidad no queda claro porque, a poco que se analice, salen problemas y contradicciones de muy difícil solución. Para empezar, una anécdota: cuando dices que «libertad sí, irresponsabilidad no» me recuerda a eso que se decía en tiempos pasados «libertad sí, ‘libertinaje’ no» (o sea, «libertad no»). En realidad, lo que se está diciendo con esos distingos es que aceptamos la libertad para unas cosas, las que nos parecen bien, pero no para otras, las que no nos lo parecen tanto, o lo que es lo mismo, que no aceptamos una libertad sin límites. No es que me niegue pero creo que es importante llamar a las cosas por su nombre, sin paños calientes. Es ingenuo sostener que «puedes decir lo que quieras, pero debes hacerte responsable de las consecuencias morales y materiales de lo que dices» no supone una obvia limitación a la libertad, por más que intentemos disimularla con el eufemismo «exigencia de responsabilidad», dado que si una determinada acción va a tener consecuencias negativas para mí -«responsabilidades»-, automáticamente las probabilidades de que la lleve a cabo bajan. En China tienen libertad para criticar al gobierno, ¡no hay censura! Luego, eso sí, te pueden meter en la cárcel, pero censura previa no hay (es un ejemplo, sé perfectamente que se dan las dos circunstancias: la censura previa y la represalia posterior).
        Por otra parte, la metáfora del caramelo recogido de la calle, o la del estornudo virulento dirigido a otra persona, no hay que tomarla al pie de la letra ni intentar llevarla demasiado lejos. En efecto: si alguien me estornuda encima, no hay margen de libertad para mí: recibo el estornudo y los bacilos y sufriré (o no) una infección por el acto irresponsable de esa persona. Pero si alguien, que además posiblemente lo haga de buena fe, me envía una información que resulta ser falsa, yo sí tengo margen de libertad para contrastarla. No guarda coherencia asumir que el «difusor» puede informarse mejor, pero el «receptor» -que automáticamente convertimos en víctima- no puede hacer lo mismo. Si te fijas, si omitimos la presencia de un difusor previo, este supuesto es idéntico al que describes al principio: el de alguien que recibe una información dudosa y decide creérsela y eventualmente tomar decisiones basadas en ella. Si decidimos «perdonarle» la negligencia porque ha tomado una decisión equivocada, pero a la que tenía derecho, ¿cómo vamos a culpar al anterior que ha hecho exactamente lo mismo? Una vez que me creo algo, una de las cosas más obvias que puedo hacer con ello es difundirlo, ya que, siendo una especie social, lo que no se comunica es a efectos prácticos como si no existiera.
        Además hay dificultades, por así decir, de grado. ¿Cuándo una información está suficientemente contrastada como para que sea lícito difundirla? ¿Basta con que me la crea yo, o, aunque lo haga, debo seguir buscando evidencias a favor o en contra? Por supuesto, ni tú ni yo tenemos evidencias reales, tangibles, a favor de la teoría de la evolución, más allá de lo que nos han contado, pero no dudamos en defenderla y difundirla puesto que, de buena fe, pensamos que es correcta y veraz. Lo mismo pasará (supongo) con quien difunda la ufología o las revelaciones religiosas. Es un ejemplo extremo: obviamente no estoy poniendo en pie de igualdad la evolución con el creacionismo, sólo digo que es muy difícil determinar cuando algo ha sido suficientemente contrastado y sometido a prueba, antes de divulgarlo.
        Los casos a los que te refieres en tu respuesta -bastante más extremos que la difusión de rumores más o menos absurdos en Internet- son diferentes, porque hay un perjudicado claro que no tiene opción alguna de defensa, la persona difamada, y, además, el que ha difundido la mentira lo ha hecho de mala fe, a sabiendas de que lo es, para obtener un beneficio personal. No es ni de lejos el caso de quien redirige, engañado, sí, pero sin ánimo de engañar, un bulo sobre el yeti o sobre ovnis. En todo caso, habría que determinar dónde se produce el daño, quién lo produce, y quién se beneficia de ello. Y eso nos dirige al origen del bulo, no a los nodos intermedios.
        En realidad, estoy muy de acuerdo en la conveniencia de una cierta «higiene», si por eso entendemos unas buenas prácticas generales, consejos y recomendaciones de sentido común y buena convivencia. A eso me refería con «ser bueno». ¿Cómo no estarlo? A nadie nos gusta recibir spam ni que nos cuenten tonterías. Pero de ahí a exigir «responsabilidades» morales y materiales a quienes, de buena fe, repitan esas tonterías, o sea, a censurar el libre intercambio de información, va un trecho muy largo.

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        1. No, no estoy diciendo que aceptemos la libertad para unas cosas sí y para otras no, estoy diciendo que libertad para todo y responsabilidad para todo. Y por supuesto que no acepto una libertad sin límites. Ya te lo he dicho, soy liberal, no anarquista. Mi libertad tiene un límite, que es donde empieza la libertad de otro. Yo soy libre de pegarme un tiro en la cabeza, pero no de pegárselo a mi vecino. Bueno, técnicamente sí que soy libre de pegarle un tiro a mi vecino, si tengo el deseo, la oportunidad y los medios, pero lo que no soy es libre para pegarle un tiro impunemente, es decir, sin que ese acto tenga sobre mi unas consecuencias basadas en el concepto de responsabilidad. Desde ese punto de vista, ¡desde luego que no abogo por una libertad sin límites!

          Dices que mi postura es ingenua. En absoluto. Por supuesto que exigir a la gente responsabilidad por sus actos limita su libertad, si por libertad entiendes “capacidad para hacer lo que me da la gana cuando me de la gana”, pero es que es no es la libertad, ni en ética, ni en filosofía política, ni simplemente según el diccionario (Libertad, del lat. libertas, -ātis,1. f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos), así que lo siento pero de ingenua nada. Dices que llame a las cosas por su nombre cuando es exactamente lo que hago, la libertad solo es tal cuando la capacidad de decidir va asociada a la responsabilidad, esa responsabilidad no limita la libertad, es un componente esencial del concepto y, una vez más, al diccionario me remito.

          Respecto al estornudo memético, eso que dices es exactamente el ejemplo que pongo. Desde luego, el receptor del mem puede contrastarlo, exactamente igual que el receptor del estornudo puede luchar contra el virus de la gripe con su propio sistema inmunitario, pero eso no le quita ni un ápice de verdad al hecho de que si sabes que estás o podrías estar enfermo tienes la responsabilidad para con quienes te rodean de intentar limitar la exposición al contagio, por ejemplo tapándote la boca al estornudar. Lo siento, pero ese argumento está explícitamente tratado en el artículo. Ah, y mezclas higiene memética entrante y saliente. El hecho de que todos deberíamos tener higiene memética entrante y poner en duda los memes que nos vienen por ahí no le quita ni un ápice de certeza al hecho de que todos deberíamos tener higiene memética saliente y no difundir memes sobre cuya veracidad o consecuencias dudemos. Son verdades complementarias, no opuestas.

          “Una vez que me creo algo, una de las cosas más obvias que puedo hacer con ello es difundirlo, ya que, siendo una especie social, lo que no se comunica es a efectos prácticos como si no existiera”, dices. Gran verdad. Exactamente igual que una vez que estás infectado por el virus de la gripe tu cuerpo intenta difundirlo (esa es, de hecho, la razón por la cual el virus nos hace estornudar). Así que lo que hay que hacer es, que es a lo que llamo con este artículo, (i) intentar no infectarte, no creerte esas cosas y (ii) si ya estás infectado, intentar no transmitir nada de lo que no estés completamente seguro. Por supuesto, moralmente hablando, si estás siendo sincero al transmitir un bulo no estás mintiendo (“diciendo lo contrario de lo que piensas con la intención de engañar”) ni haciendo nada moralmente malo, pero sí estás haciendo algo de cuyas eventuales consecuencias eres responsable. Un ingeniero que se equivoca al calcular la estructura de un puente haciendo que este se derrumbe y mate a cinco personas acabará en la cárcel por negligencia criminal no hizo a primera vista nada moralmente malo, pero fijándonos un poco más lo vemos: debería haber tenido más cuidado. Pues con la propagación memética, también. Si difundes un bulo que hace que la gente sufra eres responsable porque deberías haber tenido más cuidado.

          Y si crees que no, entonces es simplemente que tu moral es más laxa y menos exigente que la mía. Y ya ahí no podemos entrar porque es completamente subjetivo.

          Sigo. No hay un criterio claro sobre cuándo una información está suficientemente contrastada o cuándo se ha tenido suficiente cuidado o prudencia al calcular algo, ni intento sugerirlo. Intento llamar la antención sobre el hecho de que debe existir algún tipo de prudencia y control, basada en la responsabilidad, que cada uno de nosotros se impone a si mismo. ¿Cuánto? Como con todo lo que tiene que ver con el control de nuestras propias acciones, depende de cada individuo. Hay gente que es más exigente con sigo misma que otra, que tiene una moral más estricta. En general, y siempre considerando la ley de los rendimientos decrecientes, cuanto más exigente es uno con su moral más se benefician la sociedad y los que le rodean. Es una llamada a la responsabilidad personal de cada uno, no a la imposición externa de un criterio objetivo.

          Y lo de la exigencia de responsabilidades cuando se obra de buena fe… Pues al ejemplo del ingeniero y el puente me remito. A lo que yo llamo es a que la gente use su propio criterio para autocensurarse y a que se den cuenta de que sus actos, aunque se hagan de buena fe pueden tener consecuencias negativas sobre quienes les rodean, consecuencias de las que son ellos responsables. Las buenas intenciones no bastan, como dicen los estadounidenses, “the road to Hell is paved with good intentions”.

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  8. ¿Sabes que al leer tu artículo me ha venido a la mente my amado (aunque estos últimos años, sobre-explotado) género zombie?

    Una infección que se expande por todo el mundo rápidamente gracias a que la gente no cree que sea algo tan grave, hasta que solo quedan unos pocos supervivientes; un número demasiado reducido para repoblar el mundo.

    Sobrevivamos pues en el círculo de filósofos; montemos una barricada en la entrada y preparemos las armas. «Knowledge is Power»

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  9. Comparto. Y hago apuestas conmigo misma sobre el numero de personas que pincharán «me gusta» o compartirán el enlace sin haberlo leído (y menos aun comprendido). Mas o menos el mismo número de personas (y probablemente las mismas) que periódicamente me instan a que firme en pro de la liberación de Amina Lawal o me advierten de que los tampax tienen asbesto.

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  10. Muy cierto, además que nos acostumbramos últimamente a compartir todo sin contrastarlo, y es una pena porque si lo hacemos de continuo, seguimos siendo igual de ovejos que el que se traga todo lo que dicen en la tv.

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    1. Si la verdad es que es muy interesante, la mayoría de las veces confíamos en la «fuente», sin contrastar y nos las deben de meter «dobladas», pero con esto podemos hacer mucho daño!!. ¡¡Tomo buena nota y lo comparto!!. El artículo es «super..»

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  11. por mi parte te puedo decir que subo,solo lo que me gusta y lo que creo valido para mi, sin importar si a otros les cae mal o estan de acuerdo..genios de la literatura mentes brillantes a ver si la sociedad se contagia un poco y no escriben tanta pelotudes.tambien se esta perdiendo la escritura al subir mas cuadros la gente se expresa menos.por cada cartel que se suba tendrian que dejar su opinion. trabajar un poco mas el bocho.besos

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  12. El artículo aunque un tanto extenso, es bueno. Yo voy a seguir compartiendo aquello que me convenza a mi, independientemente de lo que opinen otros. Un saludo

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  13. Me ha gustado el artículo, especialmente dirigido para los que se creen «periodistas» de redes sociales. Aunque pueden haber errores personales y puntuales, los periodistas aprenden que deben contrastar toda información, antes de publicar, pero la inmediatez de las redes y el deseo de conseguir un «tubazo» (primicia) les ha hecho cometer errores terribles en cuanto a a la difusión y replicación de la información. Por eso no creo en el mal llamado «periodismo ciudadano», porque el periodismo es el manejo ético de la información, que incluye el contrastar fuentes y tener pruebas de la veracidad de los hechos. Y eso por hablar de los casos más graves de datos difundidos, sin hablar de las tonteras como que el poema «Queda prohibido» de Alfredo Cuervo es de Pablo Neruda, que Einstein o Bob Marley (por poner ejemplos) dijeron tal o cual cosa. Es más, me ha gustado tanto el artículo y confirma lo que pienso, que lo voy a compartir sin investigar quién es su autor, qué es memética, si Dawkins dijo eso o no, etc. xDD

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  14. Yo también he caído. Soy memeticamente un necio y un descuidado. Ahora veo que cuando público algo hago más por impulso que por convencimiento.
    El tiempo que corre es propicio para esto puesto que nuestro ánimo esta sediento de crítica y soluciones.
    Por otra parte me gustaría hablar de aquellos que aprovechando el momento lanzan «sus cosas» para manipular a la mayoría.
    Siento mucho haber participado difundiendo cosas sin contrastar. Rectifico

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  15. Este articulo deberian estudiarlo en los colegios, alomejor así dejariamos de ser tan irresponsables con la información que transmitimos. El arma mas peligrosa (para bien o para mal) se llama «IDEA».

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  16. Me parece un artículo excelente, pero tengo una duda: ¿Hay alguna diferencia entre los memes y las ideas? Gracias, y felicidades por ese arte con la pluma.

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  17. Totalmente en desacuerdo con la higiene memetica: ¿Desde cuando tenemos la certeza absoluta sobre algo como para no equivocarnos al poner un pensamiento/idea en el colectivo de todas las mentes? ¿Cuantas veces en la historia un hecho contrastado, probado y certificado se ha convertido en una mentira? ¿Es humano errar o solo el equivocarnos cuando ayudamos a la gente con nuestras ideas? ¿La masa es ignorante por aceptar un meme y redistribuirlo o es una herramienta creada por aquellos que quieren perpetuarse atraves de la ignorancia? He leido todo el articulo y lo que mas me ha sorprendido a sido lo de la guillotina y lo de sacar a Rajoy del congreso y darle una paliza. ¿que creemos que la revolucion francesa surgio por que a alguien se le cruzaron los cables? no, como muy bien dices tu fue una cuestion de «gradualmente», la injusticia y las diferencias sociales llevaron a la gente a la revolucion. Si mañana los jueces dictasen una ley que amparara que todos los cargos politicos estan libres de tributar, que pueden tener cuentas en suiza y que tienen inmunidad asi como los jueces que dictan la norma, te puedo asegurar que por mucho meme que hubiera a Rajoy lo sacarian a rastas del congreso. Pensar que la gente se traga muchas cosas sin contrastarlas es cierto, pero no menos cierto que no hay manera fisica de contrastar la veracidad de la buena fe de la gente antes de realizar una accion (creo que es el meme que llamas «fe») ni que te has de fiar del projimo cuando te ayuda sin esperar nada a cambio ( a este meme le he llamado «confianza» y es lo que todo el mundo pone como aval en sus politicos) El raciocinio que pides y el contraste de pruebas va en contra de la sociedad en si ya que hay cosas que son casi imposibles de probar y incluso de las personas y hechos de los cuales hasta ahora han demostrado una cosa pueden cambiar. El gran salto de la humanidad ha sido compartir nuestras opiniones mas o menos demostradas…. desde que dijo que la tierra era redonda hasta que la hemos visto con nuestros propios ojos han pasado siglos, pero hemos tenido fe en alguien cuando nos lo ha explicado y creo que puedo asegurar sin contaminar a nadie que en alguna frase de Galileo estaria un «creerme…..» Dar un salto de Fe de vez en cuando no es malo… como dice el dicho «hay motivos del corazon que la mente no comprende» y eso es lo que nos hace humanos.

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