Como solucionar la crisis

A medida que se acerca el aniversario del 15-M sin que se le vea una salida a la crisis, con el PP metiendo la tijera en todos los gastos del Estado y de las Comunidades Autónomas, con el PSOE, IU y los sindicatos metiendo caña, con España en recesión y una tasa de paro del 24% que no hace más que seguir subiendo, la gente está enfadadísima. Ante todo están enfadados con nuestros políticos, todos, de un lado y del otro, por no resolver la crisis; y luego están enfadados también por distintas razones con los banqueros, los empresarios, los ricos, los intelectuales y ese fuzzy group que es la llamada ”clase dirigente” pero que es, aparentemente, incapaz de dirigirles a ningún sitio (a ningún sitio fuera de la crisis, vamos).

Lo primero que hay que decir es que este sentimiento de enfado e indignación es … ¿obvio? ¿de lo más natural? ¿esperable? Nadie puede intentar, como he leído por ahí, que los españoles no se sientan así. Por las mismas razones por las que si vas andando por el bosque y de repente se levanta un oso al lado tuyo sientes miedo, es normal que cuando te ves atrapado en una situación incómoda a la que no le ves salida sientas frustración, desesperación, dolor y rabia. Lo sé muy, pero que muy bien. La pregunta es qué vamos a hacer con toda esa energía, toda esa rabia e indignación que todos, yo también, tenemos dentro. La pregunta es cómo vamos a salir de esta.

Si nos guiamos por la historia reciente parece que lo único que haremos con esa energía será lo que el amigo Eduardo Marqués llama ”liarla parda”, particularmente en sus dos primeras acepciones: tendremos gente volcando coches y quemando contenedores, y tendremos otra gente (mucha más) expresando estas emociones con “una algarada, una revolución, un «todos a la calle contra todo», una catarsis puramente emocional”, un (otro) bluff que no llevará a ningún sitio y que será capitalizado(1) para sus propios fines por este o aquel grupúsculo marginal cuyos “líderes” tendrán sus cinco minutos de fama y, si tienen suerte, acabarán de tertulianos en algún sitio o cobrando 250 euros por charla. Pero desde luego eso no nos acercará a la salida de la crisis; lo más probable es que de hecho nos aleje de ella(2). Aun así siempre estarán los cuatro idealistas trasnochados de siempre que, de forma más o menos bienintencionada, lo verán como el inicio de la revolución proletaria o la rebelión del Pueblo contra sus opresores políticos y económicos o [Inserte aquí su demagogia favorita], por supuesto, y que llamarán a la gente a la calle en nombre de todas esas cosas y con la promesa de un futuro mejor y más brillante, sin crisis y con libertad, en el que todos seremos listos y responsables y las piedras manarán leche y miel. Y habrá gente que se lo crea y les siga, porque es lo que la gente quiere creer, lo que la gente quiere que le digan y porque sentirán, en su corazón y en sus entrañas, que es lo que tienen que hacer. Porque cuando estás frustrado y rabioso a lo que te lleva la naturaleza es a la violencia, a “sacudirte las cadenas”, a acabar con la amenaza o el obstáculo que tienes delante. Y esto es tan obvio, natural y esperable como el que aparecieran los sentimientos de los que hablaba antes, pero por mucho que sea obvio, natural y esperable, no nos va a sacar de esta, ni va a arreglar la crisis, ni nos va a dar trabajo. Más bien al contrario.

Claro que… si la algarada y la “revolución” no son los caminos para solucionar el problema, si acabar con quienes “nos han metido en esto” o quienes “no saben sacarnos de aquí” (3) no va a llevar a ningún sitio, entonces, ¿qué podría hacerlo? ¿Quién podría hacerlo?

Pues tú. Pero muy probablemente no como como crees.

A nadie se le escapa que hay que cambiar muchas, muchas cosas en España. Pero lo primero que el auténtico revolucionario, el auténtico idealista, tiene que cambiar, es a si mismo. Tiene que tener claro donde quiere ir, ver cómo se puede llegar y ponerse a ello. Y, con toda probabilidad, lo primero que tendrá que cambiar de si mismo será su fe inquebrantable en la verdad de su causa y en que su solución es la (única) correcta.

Si verdaderamente queremos salir de esta, lo primero que tenemos que cambiar es esa mentalidad tan española de sostenella y no enmendalla. Si la realidad nos muestra que el ideal por el que estamos luchando es imposible e inalcanzable (como pasa siempre con los ideales, que son orientadores, puntos de referencia, no objetivos) lo que tenemos que hacer es dirigirnos al punto alcanzable, posible más cercano a ese ideal. Al decir esto me hago acreedor a decenas de comentarios con eslóganes del tipo “seamos realistas, pidamos lo imposible” o “hasta la victoria siempre”, pero me importa un pimiento. Si queréis ese tipo de cosas y prestáis oídos a ese tipo de frases hechas, a ese tipo de demagogia que os llama a la fe irracional como los Papas llamaban a las cruzadas, allá vosotros y sinceramente no sé qué hacéis leyendo este blog. Si lo que queréis es eso, salid a la algarada. Si lo que queréis es verdaderamente luchar por vosotros y por los que os rodean para mejorar la situación de una forma palpable y posible, si estáis dispuestos a sacrificar vuestros ideales intangibles, espirituales y sobrenaturales en aras del materialismo palpable, de la comida que de verdad se puede comer y del trabajo que de verdad se puede realizar, entonces seguid leyendo.

Una vez seamos capaces de admitir, individualmente, uno por uno, yo, tú que estás leyendo esto, que es posible que estemos equivocados, lo siguiente que hay que cambiar es ese otro mecanismo que es “hay que quitar de en medio a quien nos ha metido en esto”. Todo el problema, todo este artículo, si os fijáis, está basado en esto. La rabia y la frustración contra quien “nos ha metido en esta crisis” y quien “no nos sabe sacar de ella” es tan lógica como estúpida e improductiva. Es una antropomorfización del problema, es el mismo mecanismo que te hace darle una patada al hardware cuando se estropea el software, algo que está en nuestra naturaleza, en nuestros genes, pero que aunque tuvo su lugar cuando éramos animales irracionales y vivíamos en los tiempos en los que nuestras respuestas al medio debían ser, rápidamente, una de las famosas Cuatro Efes(4), hoy en día no está simplemente obsoleto, sino que es contraproducente. «¿Algo va mal? Tiene que tener una causa. Hay que encontrarla y destruirla, muerto el perro se acabó la rabia». Ese mecanismo está en nuestro hardware, está en nuestros cerebros y aunque sea natural, lógico y esperable y resultado de la evolución por selección natural, no nos es más útil para resolver estos problemas que el hecho de tener apéndice(5).

De verdad, no hay una mano negra, no hay una conspiración, no hay unos malvados capitalistas de dientes afilados que se han quedado con todo el dinero que antes teníamos y que ahora no tenemos y lo están usando para encenderse puros. No es cierto. Esto os lo podéis creer como artículo de fe basándoos en la auctoritas que me confiráis, o podéis estudiar (pero estudiar en serio, no leer un titular de Público y contrastarlo con la Wikipedia) las causas del Credit Crunch, la contracción de la masa monetaria por la pérdida de confianza en los mercados (sí, el problema está en que la gente, o sea tú y yo, hemos perdido la confianza en “los mercados”, y os garantizo que no la vamos a recuperar gritando que la culpa es precisamente de “los mercados” como el año pasado -lo que por cierto es una majadería(6)). El dinero, la riqueza no está en los bolsillos de nadie, ya no existe. No quiero ponerme ahora a explicar la génesis de la crisis y a asignar responsabilidades porque en este momento es mucho menos importante saber cómo hemos acabado en este agujero que se va llenando de agua que cómo vamos a salir de él; pero baste decir que es tan natural como incierto pensar en un gran conjunto de pequeñas causas individuales como una única causa, simplificar las múltiples y complejísimas relaciones de todos y cada uno de los seres vivos individuales que componen, por ejemplo, la persona que está sentada a mi izquierda, con el término “Begoña” y decir que tiene la culpa de la crisis. No. Es el mismo mecanismo del que hablaba antes. El bosque no os deja ver los árboles, y el problema está en los árboles(7), no en el bosque.

Lo siguiente que podemos hacer es acabar con la muy española figura de la intervención divina. La pregunta está mal planteada porque nadie nos va a sacar de esta porque nadie puede. Nadie tiene unaRonBrokenWandvarita mágica, o una solución milagrosa o la fórmula de la Coca-Cola que pueda arreglar este desaguisado por si misma. En primer lugar porque hay muchas cosas que no se pueden “arreglar”: si una familia pide un crédito de forma temeraria y luego se encuentra con que no lo puede pagar, independientemente de que sea una pena, no podemos arreglarlo de un plumazo a golpe de condonación general de deudas “y que lo paguen los bancos”. El dinero con el que los bancos conceden hipotecas es el mismo dinero que yo he metido en mi cuenta corriente y el banco lo ha prestado en la creencia (amparada en la ley) de que tendrían que devolvérselo de una u otra manera. Si haces legal que la gente no pague al banco, ¿cómo me va a pagar el banco a mi? ¿A dónde nos llevaría hacer algo así?

Pero es que no es solo eso. Es que los españoles tenemos que entender de una vez que nadie puede vivir nuestra vida por nosotros y tomar las riendas de la misma. Desde los tiempos de Chindasvinto nuestras revoluciones y nuestros cambios se han basado en cambiar una minoría dirigente por otra minoría dirigente (como mucho, «nuestra» minoría dirigente), tenemos mentalidad de súbditos y no de ciudadanos. Esperamos que el Rey o el Gobierno o la Virgen nos arreglen nuestros problemas y eso no es así, la democracia no funciona así. Si no estamos dispuestos a aceptar la responsabilidad de gobernarnos a nosotros mismos, si vamos a seguir negándonos a entender que si las cosas van mal porque estamos gobernados por incapaces la culpa no es de nuestros gobernantes sino nuestra por haberlos elegido, entonces es que simplemente no estamos preparados para la democracia y lo mejor que nos puede pasar es volver al despotismo ilustrado. Hace un siglo Ortega y Gasset decía que no estábamos preparados, que no entendíamos que era la democracia y tenía razón, Da pena pensar que desde entonces no hemos mejorado casi nada.

Puestos a cambiar la tan española creencia en los milagros, en la Virgen que todo lo cura o el líder que nos sacará de esta, podríamos empezar a pensar en que los problemas complejos tienen causas complejas y que si no se resuelven de esa forma tan obvia que se nos ha ocurrido no es necesariamente porque nuestros dirigentes sean estúpidos o incapaces, sino que puede que sea porque esa medida tiene repercusiones que no hemos considerado. La mentalidad de taxista, de “esto lo arreglo yo en dos patadas” o “lo que hace falta es alguien con dos cojones” para temas que son enormemente complejos y sistemas que son prácticamente impredecibles es tan perniciosa como está extendida. No hay ninguna diferencia entre querer meter en la cárcel a un político porque no previó o resolvió una crisis (o enfadarse porque las cosas siguen yendo mal y no se ve la luz al final del túnel, aunque enfadarse sea natural) y lapidar al brujo porque no hace llover. Lo creáis o no, la influencia(8) que puede ejercer un gobierno para la solución de una crisis como ésta es semejante a la que tiene el brujo para hacer llover y sus resultados solo se notarían a medio plazo (mucho después de la tan satisfactoria lapidación).

Pero es que además la crisis tiene múltiples causas y todas ellas complejas por lo que no hay una única solución a todas ellas (y eso incluye panaceas como el asambleísmo anarquista-libertario, por cierto). Solo hay una persona que te va a sacar de la crisis, y ese eres tú. O, para ser exacto, solo hay una forma de salir de la crisis, y esa es acabando con todas sus múltiples causas, y no hablo de las causas que nos trajeron aquí, porque esas ya no son operantes y por tanto son irrelevantes, sino de las que nos mantienen aquí y las que nos hunden todavía más. Esos son los problemas que tenemos ahora y esos son los que tenemos que resolver. Y como resulta que esos problemas, al final, están causados en mayor o menor medida por todos y cada uno de nosotros, como individuos, lo que tenemos que hacer es arremangarnos hasta los codos y ponernos a cambiarnos a nosotros mismos, como individuos. Y ¿sabéis lo mejor de todo? Pues que esto es algo que no tenemos que esperar a que venga nadie a hacerlo sino que podemos hacer nosotros mismos y que además se trata de una sucesión de pequeñas cosas concretas e inmediatas que está en nuestra mano resolver, no de “acabar con el paro” o de “devolver la confianza a los mercados”. Por supuesto, esto exige de nosotros que tomemos las riendas, y por tanto la responsabilidad, de quienes somos y de en qué nos vamos a convertir, algo que a mucha gente le da miedito y que a todo el mundo debería infundirle, como poco, un sano respeto. Pero ha llegado la hora, insisto, de trabajar y ser valientes y cambiar lo que tenemos que cambiar: nosotros mismos. Porque solo cambiándonos nosotros, individualmente, uno a uno, haciéndonos responsables de lo que hacemos, podemos cambiar al colectivo. Si en algo estamos de acuerdo los perroflautas y yo es que el cambio no se puede imponer de arriba abajo, sino que viaja de abajo a arriba. Así que, lo dicho, sus y a ello.

¿Y cómo podemos cambiar? Bueno, pues insisto, haciéndonos responsables de nuestras vidas, nuestras actitudes, nuestros hechos, nuestras palabras. Midiendo las repercusiones en los demás y las consecuencias a medio y largo plazo de lo que hacemos. Por ejemplo, es posible que en este momento esté tan frustrado y enfadado que lo que de verdad quiera hacer, lo que mis entrañas me dicen que haga, es salir a pegar gritos, quemar contenedores y lanzar piedras a la policía. O puede que lo que me apetezca sea largarme a Sol a demostrarle a “los mercados”, “los banqueros” y “los políticos” (ah, no, que eso ya lo hemos resuelto) que no soy su marioneta y que no pueden jugar conmigo; por ejemplo no respetando los horarios o recorridos de las manifestaciones o intentando okupar la plaza de mi pueblo. Pero ¿qué repercusiones tendrá eso? ¿Estaré generando riqueza? ¿Confianza en España? ¿O estaré dando la impresión de que a los españoles nos importa mucho más demostrar lo fuertes e independientes que somos que trabajar para salir del hoyo? Y lo mismo que con los actos, con las palabras. Es posible que lo que me apetezca en este momento, lo que me dice mi corazón que debo hacer, es lanzar una soflama poética e idealista sobre las virtudes del idealismo utópico y las maldades del capitalismo, pero, una vez más ¿qué consecuencias va a traer esto? ¿A medio y largo plazo? ¿Para mi y para los que me rodean?

Una vez que hayamos decidido de verdad tomar las riendas de nosotros mismos, no ser esclavos de nuestros impulsos y apetencias y pensar antes de hacer ha llegado el momento de replantearnos muchas, muchas cosas sobre nuestros hábitos y formas de comportarnos. Alguno habrá que debería informarse antes de opinar, algún otro que debería escuchar tratando de entender lo que el otro intenta comunicar y no preparando el contraargumento… Otro se dará cuenta de que, por mucho que su instinto le diga que alquilar es tirar el dinero, meterse en una hipoteca de 600 euros a 35 años cobrando 1.000 con un contrato de obra y servicio es una mala idea porque probablemente, en algún momento no podrá pagarla. Muchos se desharán de la mentalidad y el mecanismo de “lo quiero, así que lo voy a comprar y ya veré como lo pago”. Ha llegado el momento de tirar a la basura la tarjeta de crédito, que te da ahora lo que pagarás luego, y mirarte a ti mismo y a tus bolsillos en el espejo y saber qué puedes consumir y qué no. Y lo que es mas importante, el momento de dejar de derivar tu autoestima en función de lo que consumes, de dónde vives, de cuánto ganas o de en qué trabajas. Eres quien eres y no está nada mal, y si quieres ser más, plantéate con realismo quien quieres ser (porque querer lo imposible solo conduce a la frustración) y cómo llegar a ello, sabiendo que no todo depende de ti y que es posible que no lo consigas. Y si caes en la lucha y no llegas a conseguir todo lo que querías, sigue luchando o cambia de objetivos, pero no te frustres. Tente un poco de respeto. Ah, y no le eches la culpa a otro, porque muchas veces nadie tiene la culpa.

Y hablando de no echarle la culpa a otro, probablemente haya llegado el momento de hacer examen de conciencia. Nadie te puso una pistola en la cabeza para pedir ese crédito ruinoso. Nadie te garantizó que sacándote esa carrera conseguirías ese puesto de puta madre, y si te lo garantizaron, aunque el otro sea un hijoputa o un imbécil, algo de culpa tendrás tú por habértelo tragado. Aprende, échate la china al bolsillo, no te fíes ni de tu madre (porque aunque ella te quiere tiende a sobrevalorarte y puede que te de consejos que ella cree buenos pero que acaban no siéndolo), haz tus propias cuentas, sé crítico, contrasta, toma tus propias decisiones y hazte responsable de ellas. Y si tienes los redaños para hacerlo de forma retroactiva y hacerte ahora responsable de las decisiones que tomaste en el pasado “por culpa de otros” te habrás ganado mi caluroso y sentido aplauso. Y te garantizo que cuando te mires al espejo del que hablaba antes verás que has crecido un par de centímetros.

Estate orgulloso de ser quien eres. Estate orgulloso de ser un ciudadano y no un bárbaro, de ser parte de la civilización que construye y no de la barbarie que saquea y rapiña. Respeta a tus semejantes como te respetas a ti mismo y como te gustaría que te respetaran a ti (y si crees que ya lo haces, cuéntaselo al del espejo cuando haya crecido ese par de centímetros, te garantizo que te sorprenderás). Y exige que los demás te respeten como deben. Critica y persigue cada céntimo que pagas en impuestos, entérate de a dónde va y por qué. Deja de pensar que “lo público» es «de todos” y empieza a pensar que “lo público” es en realidad tuyo, porque lo has pagado tú, y tienes que exigirle rentabilidad y eficacia, tanta como te exigen a ti en los estudios o el trabajo. No des dinero a corruptos, vagos y deshonestos y cuando te encuentres uno exponlo y denúncialo ante tus conciudadanos. Se acabó congratularse por hacerse un simpa, por saltarse el torno del metro, por defraudar a Hacienda, por cobrar el paro y trabajar a la vez, se acabó encumbrar al pícaro que “es más listo que el sistema” porque cada vez que comete una de sus fechorías te está robando a ti, no “al Estado” o «al Sistema». No hay diferencia entre el concejal que se va de putas con dinero público y quien se cuela cada día en el metro porque, total, nadie le dice nada(9). Cumple las normas, que las hemos acordado entre todos, y si no te gustan lucha por cambiarlas, habla con tus conciudadanos, convéncenos de que tienes razón… y respétanos como te respetas a ti mismo, que estamos tan orgullosos de ser nosotros como tú de ser tú, y si no nos convences (o hasta que lo hagas) no te tomes la justicia por tu mano. Y estate orgulloso de no hacerlo, porque someterte a la voluntad del Pueblo aun cuando crees que el Pueblo se equivoca es el precio que hay que pagar por la democracia (real ya).

Así que, hala. Menos dilución de la responsabilidad personal en el colectivo, menos buscar cabezas de turco que cortar, menos pensar que los problemas tienen causas sencillas y soluciones sencillas y que lo que pasa es que alguien es demasiado estúpido o demasiado malvado para ponerlas, y más darse cuenta de que el problema somos en realidad todos y cada uno de nosotros y que la solución, por lo tanto, depende de todos y cada uno. Sobre todo, de cada uno. O eso, o tardaremos mucho más en salir de esta crisis y cuando lo hagamos nos meteremos en otra igual. O no salimos en absoluto, claro…

La solución a la crisis empieza por uno mismo.

Arthegarn_____________________
(1) Tiene bastante chiste que el 15-M, sobre todo en Sol, fuera capitalizado por los anticapitalistas, por cierto.
(2) Por dos razones fundamentales. Primera: habremos gastado nuestra energía “al pedo” y nos quedará menos para trabajar, arrimar el hombro y dedicarnos a cosas realmente constructivas; y segunda, este tipo de comportamientos, agitaciones sociales y disturbios lo que consiguen en el panorama económico internacional es alejar capitales e inversión extranjera, lo que nos deja solos para salir de este fregado. Y si creéis que no, mirad Grecia. Si tuvierais dinero que invertir ¿lo haríais en un país que no es solo que esté arruinado, sino que además tiene un Pueblo cuya actividad principal es protestar en la calle, destruir la propiedad (pública y privada) y protagonizar algaradas, al borde de la revolución o, como me decía ayer Mithur, de la guerra civil? Pues eso.
(3) Admito que hasta ahora he hablado solo de luchar y pegar gritos y no de que hacer una verdadera revolución (aquello que los propios revolucionarios de principios del siglo pasado definían como cambiar la minoría dirigente por nuestra minoría dirigente), mucho menos de que esta triunfe y encima sin costes, pero seamos generosos.
(4) Fight or Flight or Feed or Copulate © Daniel Dennett.
(5) De hecho, mucho menos, porque hoy en día cuando el apéndice da problemas se elimina con una operación sin complicaciones, pero este mecanismo de suponer intuitivamente que todo tiene un culpable y buscar como destruirlo no hace más que dar problemas y no hay quien lo remueva.
(6) Porque un mercado no puede tener la culpa de nada, es un sitio en el que se intercambian bienes y servicios por sus precios. Si alguien tuviera la culpa de algo serían los mercaderes, no los mercados.
(7) De hecho está en las puntas de las hojas de esos mismos árboles, así que cuidado no sea que el árbol no os deje ver las hojas.
(8) La influencia positiva, claro. Influencia negativa puede tener a espuertas, es increíble lo fácil que es cargarte la economía intentando arreglarla, no te digo nada cuando lo que estás intentando es ganar elecciones…
(9) Caeteris paribus, por supuesto. Hay casos de estado de necesidad, por supuesto, pero no estoy hablando de esos casos y lo sabes, así que deja de preparar el contraargumento y presta atención a lo que quiero decir.

30 opiniones en “Como solucionar la crisis”

  1. Arthegarn, muy bueno. «Estate orgulloso de ser un ciudadano y no un bárbaro»,»Menos dilución de la responsabilidad personal en el colectivo»

    Me gusta

  2. Esto me recuerda a un capítulo de Jigoku Shojo (HellGirl), el 15 de la temporada 2, en el que el padre de una familia le hecha la culpa de su situación a los políticos, con el apoyo de su hija. Mientras el hombre ni trabaja ni ama a su familia, su mujer está trabajando todo el día y toda la noche para poder tener algo que comer. El maldito hombre es un holgazán, un borracho, un maltratador y en lugar de responsabilizarse de su situación dice que es culpa del gobierno. Lo mismo ocurre en la realidad. No podemos esperar que los políticos nos solucionen nuestros problemas. Nosotros mismos tenemos que trabajar duro y no vivir por encima de nuestras posibilidades.

    Buen artículo, Arthegarn.

    Me gusta

  3. Me ha gustado mucho, has plasmado perfectamente cómo veo yo las cosas. Ojalá mucha gente reflexione acerca de ello, llegue a las conclusiones adecuadas y se ponga manos a la obra, porque nadie lo va a hacer por ellos.

    Me gusta

  4. Te la cojo yo también (la venia ¿que pensabas? :D) Parece que me has leido la mente. Solo que yo lo hubiera expresado con metáforas sobre la psique, la autoconsciencia y la terapia cognitiva que nadie hubiera entendido XD

    Me gusta

  5. Es bueno pero tampoco tanto, no dice nada que no pueda llegar al entendimiento de una persona normal y corriente, no te preocupes. buenas noches !!!

    Me gusta

  6. Asimular que uno no puede cambiar el mundo sin cambiarse a sí mismo, dado que la única parte del mundo sobre la que tienes influencia y control directo es tu propio ser; es uno de los primeros pasos que damos hacia la madurez. En ese sentido, concuerdo plenamente con tu artículo, y soy consciente de que gran parte de las desgracias de los españoles nos las hemos causado nosotros mismos.

    Sin embargo, también es cierto que eso de que «cada pueblo tiene el gobierno que merece» es algo que se va volviendo más y más tenue a medida que un sistema político es menos representativo. Y el nuestro no lo es, lo que perpetua una larga tradición histórica de un pueblo que suele estar a años luz de sus dirigentes (al 2 de Mayo me remito); por mucho de que luego ese mismo pueblo; tan inteligente y decidido para unas cosas; tenga como su gran talón de Aquiles la absoluta incapacidad de administrar su propia libertad (a la primera y segunda republicas me remito).

    Tu artículo define muy bien la actitud personal necesaria para salir de esta crisis (asimilar la responsabilidad personal en vez de diluirla en el magma de «lo de todos», ser conscientes de que nadie nos va a salvar en su caballo blanco, etc) y de la que, es cierto, muchos españoles carecemos. Pero en última instancia sigue sin apuntar hacia qué cristalizaría todo eso y sobre todo, me agoniza ver como mucha gente (quizás una minoría, pero notable) sigue sin tener el gobierno que ellos merecen, por mucho que quizás sea lo indicado para el poligonero medio.

    En cualquier caso, este artículo está compartido a la voz de YA 😉 muy grande

    Me gusta

    1. Yo lo siento, Eduardo, pero el sistema político también lo hacemos nosotros. El año pasado perdimos una magnífica oportunidad de decir claramente al legislador que queremos otro sistema político y lo convertimos en una algarada estúpida e idealista que, le pese a quien le pese, se quedó en nada, y todo porque determinados grupos dijeron que no habían estado acampados desde el sábado para luego sacar un documento que podía firmar hasta uno del PP. Ni los promotores del 15-M se dieron cuenta de lo que tenían entre manos y así nos fue, os va y nos irá. Tener el sistema que tenemos sigue siendo culpa nuestra.

      Y lo del dos de mayo… No me tires de la lengua, no me tires de la lengua. Que cambiar el gobierno ilustrado y los ideales y sistemas de la revolución napoleónica por Fernando VII “el Deseado”, posteriormente “el Rey Felón”, fue otro ejemplo de dejarse llevar por lo que las entrañas le dicen a uno que haga, y uno de los peores errores de la historia de España. Muy patriótico y todo lo que quieras, pero una solemne estupidez que nos retrasó al menos medio siglo respecto a nuestros vecinos.

      Me gusta

      1. Discrepo en cuanto a es de que el sistema político lo hacemos nosotros. Nuestro sistema político se caracteriza, precisamente, por estar completamente cerrado a cualquier tipo de participación ciudadana: listas electorales cerradas, referendums no vinculantes, ley electoral no proporcional…. pretender que una serie de protestas ciudadanas deslabazadas vayan a terminar con eso es pedirle peras al olmo. El 15-M es el grito del paciente enfermo, no la mano del cirujano.

        En cuanto al dos de Mayo, el ejemplo es perfecto: dos años de gobierno civil (el bienio liberal) nos adelantó siglos… para luego volver a desandar lo recorrido gracias a Fernando VII «el hijoputa» (y a un pueblo que, es cierto, le aclamó).

        Me gusta

        1. Es que ese es el problema, que sean deslavazadas. El 15-M en su momento nos aglutinó a todos, pero en menos de un mes se había ido tan, tan a la izquierda (por decir algo, los extremos se tocan) que lo que podría haber sido un grassroots serio que llevara a una reforma constitucional se quedó en nada. Y la culpa no fue ahí de los políticos, fue de los ciudadanos.

          Me gusta

  7. Esperemos que este Gobierno ya se haya dado cuenta que (perdona por parafrasearte) esto NO «se arregla en dos patás» (de ser Rajoy, estaría rojo de vergüenza las 24 horas, después de todo lo que solté, madre mia) . Que purgue TODO lo que tenga que purgar, empezando por casa, que para algo tienen mayoría absoluta (y menos mal, porque ni quiero pensar donde estaríamos si no la hubieran tenido); mayoría que la están aprovechando para gilipolleces en vez de para arreglar cosas (véase, corridas de toros en cataluña frente a la educación en cataluña, esto último con sentencias del supremo incluídas, que se, jeje, están saltando a la torera). Que PERSIGA toda la corrupción, evasión fiscal y similar de amigos y enemigos. En fin, que los que tenemos (creemos tener) 2 dedos de frente no queremos cabezas de turco, tan sólo queremos que los que están arriba hagan su puto trabajo; nada de otras caras (siempre son las mismas caras con otros cuerpos) con distintos discursos y, sin embargo, mismas acciones.

    Me gusta

    1. Y dale. No, no, no. Conste que comparto tu deseo (sería estúpido no hacerlo), pero creo que ha llegado el momento de dejar de hablar de lo que hacen “los de arriba” y ponernos muy seriamente a hacer desde “abajo” lo que tenemos que hacer. Y entrecomillo las posiciones porque no estoy de acuerdo con ellas. Arriba estoy yo, y esos señores y señoras trabajan para mi.

      Me gusta

      1. Es que de eso precisamente trata todo esto. Que por mucho que tengamos cuidado los de «abajo», por mucho que hagamos «magia», REALMENTE no va a cambiar nada. Los únicos que pueden hacer algo son esos de «arriba», a los que no les conviene (o no les dejan) cambiar el status quo. En serio piensas que en un país serio se permitirían todos los escándalos que salen a la luz día sí y día también? Todos os ponéis a dar vueltas al asunto (por más razon que un santo que tengáis) y evitáis hablar del núcleo del problema; repito: el problema son los de ARRIBA. La solución son los de ARRIBA (y reitero: Tanto por acción como por inacción). Lo único que podemos hacer nosotros, la plebe, es votar para elegir representantes; representantes que NO están haciendo su trabajo e incluso lucrándose ilegalmente (algunos, la mayoría, no sé. No todos, seguro) y que TODOS estamos sufriendo las consecuencias. Qué hacemos? Portarnos bien y correctamente como propones (supérfluo, se presupone que eso es lo que deberíamos hacer todos con o sin crisis) y esperar a que se solucione todo ( léase, «lo solucionen ellos»,la gente con poder para solucionarlo. Ellos son los que solucionan estas cosas. Para eso cobran, coño)? Qué podemos hacer? A mi no se me ocurre nada, pero sí que se me ocurren unas cuantas variantes al igual que a tí de lo que puede pasar (hostias, piedras, etc, incluso guerra civil he oído ya bastantes veces).

        Me gusta

        1. ¿Ves? Es que esa es la mentalidad contra la que hay que luchar. Es que eso no es cierto. A “los de arriba” les ponemos nosotros y si quieren estar arriba tienen que darnos lo que queremos. En muchos casos el gran problema de los gobiernos es enterarse de: (i) qué quieren los gobernados y (ii) con cuanta intensidad lo quieren. Por ejemplo, yo quiero un cambio constitucional en concreto que traería determinados problemas que estoy dispuesto a soportar, pero no quiero otro cambio que, aunque se parece más al sistema que verdaderamente quiero, traería tantos problemas que no estaría dispuesto a pagar el precio.

          Lo del status quo, en serio, no es como lo pintas. Oh, sí, algo de gente que tiene miedo de que las cosas cambien porque se le acaban las prebendas hay, desde luego, pero muchísimo menos de lo que creéis los que (con todo respeto) nunca habéis estado en política. Y podría explayarme con este tema, pero te voy a emplazar para otro artículo distinto, si te parece. Este habla de la crisis económica así que no nos vayamos por las ramas; pero prometo escribir otro titulado “¿Y qué puedo hacer yo?” para examinar cómo cambiar el sistema desde abajo. Aunque, te adelanto: lo primero que tiene que hacer la gente es cambiarse a si misma y exigir a sus representantes.

          Y yo no propongo que nos “portemos bien”. Todo lo contrario, no me estás entendiendo. Lo que propongo es que seamos un pueblo difícil de gobernar, como lo son los Estados Unidos (America isn’t easy. America is advanced citizenship. You’ve got to love it bad because it’s going to put up a fight) que exijamos responsabilidades, que miremos con lupa a nuestros gobernantes, que apliquemos la máxima liberal jeffersoniana de «the price for freedom is eternal vigilance» con esos mismos gobernantes a los que no hay que pasarles ni una. Eso no es “portarse bien”, eso es exigir tus derechos y ser lo que se dice un pain in the ass a nuestros gobernantes. Otra cosa totalmente distinta es que defienda el respeto a la ley, pero es que eso no es “portarse bien”, eso es el mínimo de los mínimos para vivir en sociedad. Uno de los grandes problemas que tenemos en España es que la gente no le da importancia al respeto a las leyes, tenemos la mentalidad del guerrillero de que las leyes se han hecho para saltárselas cuando convenga y la gente no mire y admiramos (lo digo en el artículo) a Robin Hood y al que se cuela en el metro. Y así nos van las cosas, porque como ya dije en su momento, Robin Hood lo pagamos todos. No somos una sociedad cohesionada, no somos un grupo de ciudadanos orgullosos de serlo y mientras no lo seamos no vamos a ninguna parte. No podemos gobernarnos a nosotros mismos como pueblo hasta que aprendamos a hacerlo como individuos, y no eso no lo haremos hasta que nos demos cuenta de lo importante que es la ciudadanía y el respeto a la Ley y dejemos de llamarlo “portarse bien”. Todo lo demás, insisto, es barbarie, que como muchísimo es capaz de acabar, con grandes costes, con los que están arriba en un momento para, como no sabemos gobernarnos a nosotros mismos, acabar poniendo a otra minoría que mangonee.

          Que no. Que no. Que no me entiendes.

          Me gusta

          1. Pues no, no te he entendido, porque es básicamente lo que he puesto yo. Hay que cambiar el sistema y penalizar a los que fallen (o iniciar un diálogo sobre si son capaces de ejercer bien un cargo público y sobre quienes son los responsables de que estén ahí) criminalizar a los que se lucran ilegalmente, y todo lo que he puesto antes. Ahí estamos de acuerdo. El qué podemos hacer los ciudadanos de a pie para lograr unos gobernantes eficaces sobre un sistema eficaz es lo que hay que pensar. Y también tienes razón respecto a la «picaresca» española. Hasta el rabo estoy de las quejas sobre los radares de tráfico y el «afán recaudatorio» cuando lo único que hacen es hacer cumplir la ley. Y cada día veo varios coches a más de 140 por la m40 (limitada a 100) por poner un ejemplo práctico.

            Y respecto a la dación en pago de las casas, estoy de acuerdo contigo: hay que ser responsable de los actos que se comenten. Tú no pides una casa al banco, pides pasta para comprarla, y eres responsable de esa pasta, no de la casa.

            Me gusta

          2. Arthegarn, desatinas al hablar de España como si estuvieramos en una democracia «de verdad» o simplemente, normal. Hablas de que el ciudadano castigue a los corruptos y ejerza una sana función de vigilancia democrática cuando precisamente, esa es la cruz de la cuestión: nuestro sistema político se ha diseñado para que no pueda existir dicho control.

            No es un bug, es una feature, por así decirlo. Hemos reunido más de medio milón de firmas contra el canon digital, que sirvieron de absolutamente nada ya que este tipo de iniciativas no son vinculantes. Los españoles hemos votado masivamente contra el PP y el PSOE en unas elecciones históricas marcadas por el rechazo al bipartidismo: no se ha traducido en escaños gracias a la ley electoral. Se ha llevado a la justicia a una larga ristra de corruptos denunciados por lo que queda de nuestra sociedad civil: tanto da si el juez encargado de procesarlo ha sido puesto por dicho político (ver caso Camps, Campeón, etc).

            El movimiento de los indignados se ha queddo en una triste pantomima de jugar a hacer política porque, precisamente nuestro sistema está diseñado para eso: para que el ciudadano no interfiera con los intereses de los partidos políticos. Los ciudadanos españoles jugamos a la política porque es lo único que podemos hacer. Nuestros políticos profesionales se han constituído y blindado como una casta reminiscente de la nobleza medieval. Cosas que nos parecen «normales» como tener listas cerradas son una anomalía en toda la Unión Europea. El «existen cauces para la protesta» con el que Rajoy respondía a las protestas del 15-M es una falacia: no, no existen cauces para una protesta en nuestro sistema diseñado para garantizar la estabilidad después de la transición, por eso jugamos de manera patética a la política como un sustituto cutre de esta.

            No hay, repito NINGUNA POSIBILIDAD DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA en nuestro sistema, que no pase por el control partitocrático. Ninguna. Nada. Zip. Cero. Dame un sistema independiente de justicia, una ley de consultas ciudadanas vinculante, una ley electoral justa o un sistema democrático no parlamentario y entonces, sólo entonces, te diré «en efecto, teníamos métodos para controlar a nuestros dirigentes y aún así, dejamos que nos avasallaran». Esa, hoy por hoy, no es la realidad.

            De ahí que defienda que tenemos que obligar y poner de rodillas a nuestra casta política no para juzgarles o «vengarnos» de ellos, si no para que nos den esas herramientas de control democrático de las que disponen el resto de democracias pero que se nos niegan a los españoles. Todo lo demás, quimera.

            Me gusta

            1. Es que eso no es exacto. Yo no hablo de España como si fuera una democracia “de verdad”; lo que es más, defiendo que no lo es [aquí pondría una lista de razones y carencias del sistema pero creo que más o menos estamos de acuerdo en este extremo así que lo dejaré pasar]. De lo que yo estoy hablando, y esta es una diferencia sutil pero importante, es mucho más de los españoles que de España.

              España no tiene un sistema democrático ”de verdad” porque se diseñó para que no fuera así, creo que estamos de acuerdo en este punto. La constitución del 78 y sus leyes orgánicas de desarrollo (la Ley Electoral, la LOPJ….) se crearon para un pueblo que no sabía vivir en libertad y en ese momento fueron, en mi opinión, buena idea. Lo que pasa es que dentro del mecanismo de la transición también se contaba con que, pasados veinte o treinta años (en otras palabras, un relevo en la generación dirigente a todos los niveles) y la gente estuviera más acostumbrada a lo que es la libertad y la responsabilidad (o, como yo digo, a ser ciudadanos y no súbditos) esa constitución sería reformada (o abandonada) a favor de una más definitiva. Pero las cosas tomaron otros derroteros (“Montesquieu ha muerto” y esas cosas) y lo que iba a ser una solución de transición para la transición hace mucho que ha agotado su vida útil y los jóvenes, que no vivieron en su vida bajo Franco, están hartos y con razón. Y yo también. Creo firmemente que hay que cambiar el sistema, de verdad, pero soy un firme creyente en las palabras de Torcuato Fernández-Miranda: “de la Ley a la Ley a través de la Ley”.

              En lo que no estamos de acuerdo es en que los españoles no tengan “ninguna capacidad de control” o “ninguna posibilidad de participación política“ y creo que tú tampoco lo crees sino que te pierde la retórica (la hipérbole, en este caso), como cuando dices que los españoles “hemos votado masivamente contra el PP y el PSOE en unas elecciones históricas marcadas por el rechazo al bipartidismo”, porque la última vez que me miré el DNI yo era español y voté al PP. Aparte de que el 73% de quienes votaron lo hicieron por PP o PSOE, así que ese voto masivo en contra del bipartidismo lo siento pero no lo veo yo por ningún sitio. Como mucho sería del 27%, y eso tampoco es creíble porque no me irás a decir que todos los que votaron a otros partidos (que sé yo, IU, UPyD, el PNV, CiU, Amaiur incluso) lo hicieron con la única intención de rechazar el bipartidismo.

              El “problema” del bipartidismo es otro: que, de la gente que se toma el suficiente interés como para ir a votar, el 73% está a favor de uno de esos dos partidos. Y eso no lo vas a cambiar desde arriba cambiando “el sistema”, lo cambiarás (si acaso) desde abajo: cambiando a esos 9.750.000 españoles que ni siquiera fueron a votar para convertirlos en ciudadanos y no en súbditos a quienes les da igual quien herede el trono, que es lo que son ahora, y en su caso convenciéndonos a los 17.500.000 españoles que votamos al PPSOE de que deberíamos mirar más a quien votamos.

              Lo siento, pero las cosas no son como las pintas. Ni es cierto que los españoles no tengamos capacidad de participación política, ni es cierto que votáramos masivamente en contra del bipartidismo. En otras palabras y volviendo a lo que hablábamos antes: los españoles SI tenemos el gobierno que nos merecemos. Y cuando parece que vamos a hacer algo de verdad y a comportarnos como un Pueblo que exige sus derechos y sus reformas lo que acabamos haciendo es el bluff del 15M el año pasado. Y, como dijo Jack Ross, “estos son los hechos y son irrefutables” aunque me encantaría seguir discutiéndolos contigo, pero como le digo a Von Lugger arriba: en otro artículo, si te parece.

              El movimiento de los indignados se quedó en lo que se quedó porque estaba condenado desde el principio por su propia estructura. Lo dije en su monmento y ahora lo dice hasta Público (dale a este link que el análisis me parece muy bueno). El “sistema” no tuvo nada que ver. No le hizo falta. Y aunque estemos de acuerdo en que si Montesquieu ha muerto habrá que resucitarlo como sea, no lo estamos en lo de las “consultas públicas vinculantes” (hay buenas razones para que los referéndums no sean vinculantes, principalmente para evitar que se conviertan en plebiscitos).

              Dices que te de un sistema decente y me dirás “en efecto, teníamos métodos para controlar a nuestros dirigentes y aún así, dejamos que nos avasallaran». ¡Es que pensamos al revés! Yo lo que defiendo es que lo que hace falta primero es un Pueblo que sepa utilizar un sistema así y que esté dispuesto a hacerlo y entonces, cuando tengamos ese Pueblo (y poco a poco vamos mejorando), el sistema surgirá de él por añadidura, porque (incluso aceptando tu postura de políticos que solo quieren mantenerse en el poder) los políticos, que lo que quieren es ganar elecciones, se darán cuenta de que lo que hay que hacer es darle al Pueblo lo que quiere, o el Pueblo elegirá a otros. Es la parábola del juez injusto (Lc. 18,1-8), se hará justicia aunque no sea más que en el propio interés de quien la imparte. Y es que además, hacerlo al revés, darle a un Pueblo que no está preparado para gobernarse a si mismo un sistema con un Gobierno débil, es como darle una pistola cargada a un niño de seis años para que tenga con qué defenderse.

              Con esto estoy con el Buda. Al igual que cuando el discípulo está preparado aparece el maestro, cuando el Pueblo está preparado obtiene el sistema. Hasta entonces, listas cerradas y bloqueadas con l1ey D’Hondt. Por eso insisto tanto en que el Pueblo tiene que prepararse, y en que la única forma de hacerlo es que cada uno de nosotros, individualmente, tome las riendas y asuma la responsabilidad de su vida. A los españoles nadie nos niega nada; el hecho es que, como Pueblo, no lo pedimos con bastante firmeza porque aun somos relativamente pocos los que nos damos cuenta de su importancia.

              Salud y evolución,

              A.

              Me gusta

  8. Sinceramente me ha encantado leerlo, me ha gustado encontrar un punto de vista diferente porque ya estoy cansado de tanta crítica de tirachinas y de culpar al prójimo. Unos minutos bien invertidos y felicito al escritor del post aunque no le conozca, lo comparto en mi muro. Alguien decía que cada día intentemos ser mejores, pero no mejores que los demás, si no mejor que nosotros mismos.

    Me gusta

  9. «Nadie te puso una pistola en la cabeza para pedir ese crédito ruinoso. Nadie te garantizó que sacándote esa carrera conseguirías ese puesto de puta madre, y si te lo garantizaron, aunque el otro sea un hijoputa o un imbécil, algo de culpa tendrás tú por habértelo tragado.» Completamente de acuerdo, hay mucha gente por ahí diciendo «yo es que estudié para trapecista olímpico, no voy a ponerme a servir hamburguesas»… Pues te jodes, sirves hamburguesas una temporada y mientras tratas de meterte a lo de trapecista… si tanto te gusta (que muchas veces, en realidad lo odia, pero pensó que daría pasta, o lo enchufaría su padre o un primo…) Otra cosa es ir a trabajar lejos de tu ciudad de origen, yo trabajo a 1hora de mi residencia, y hay gente que me dice que estoy loco. Un conocido trabaja de cocinero, y estudió delineación, otro está de «amo de casa», otro se largo (ilegalmente) durante el ERE de su empresa a Inglaterra a estudiar inglés y sondear el mercado allí… ¿estos que son gilipollas o ejemplos a seguir?… No se, hay mucho culo bonito, suave e infantil, que no sabe lo que es un callo, lloriqueando a ver si llega papá y mamá al rescate.

    Me gusta

    1. Hay ejemplos a seguir en los dos lados,. Estoy yo, que me adapté al palo de 2005 y desde entonces tengo trabajos “muy por debajo de mis posibilidades” (aunque, todo sea dicho, estoy de lo más contento en ellos porque ya no trabajo 70 horas a la semana para cobrar un pastón como en 2004) como diría algún culofino, y está mi hermana Zalasa, que tenía claro qué quería hacer en su vida, se negó a desviarse de esa idea y se fue a buscarse las castañas al otro lado del Atlántico. Probablemente cualquiera de las dos actitudes sean ejemplos a seguir porque hacen algo y algo positivo. Lo que pasa es que es mucho más cómodo quejarse y esperar, como buen español, a que “el que manda” venga a solucionarte tu problema.

      En fin que estamos de acuerdo. Qué raro…

      Me gusta

  10. Una guillotina en cada ayto. y enfrente del congreso de los diputados. Político y/o Banquero corrupto que haya, pasará por la guillotina. Fin de la crisis.

    Me gusta

  11. Enhorabuena por tu escrito.
    Es esperanzador saber que todavía hay críticos, en el sentido estricto de la palabra.
    Tu disertación es tan sencilla de entender como exigente con las correcciones a nuestros vicios y » prejuicios».
    Comparto en especial tu opinión de que todavía no hemos comprendido lo que significa democracia, en la que somos nosotros los que enjuiciamos a nuestros políticos sin mirarles la insignia que portan, y que si no están a la altura de nuestras expectativas: capacidad, trabajo, honestidad y sinceridad hemos de tener el valor que nos exige esta democracia y el recuerdo de los que lucharon por ella y no votarles, punto.
    Es tan sencillo como lo dices,si no cumples, no mereces el poder que delego en ti, y me da igual si eres rojo azul verde o amarillo.
    Lastima de elecciones perdidas.
    Mientras nos remangamos y señalamos por la calle a los corruptos de corbata, o de zapatillas, tendremos que esperar otros 4 años para demostrar que el poder lo cedemos nosotros a los que se hacen merecedores de ello.
    Ese es el tiempo que tenemos para que mas gente comprenda que el poder lo tenemos nosotros siempre, y los de arriba 4 años si no dan el callo.
    Enhorabuena de nuevo

    Me gusta

  12. En realidad buena parte de esto se resume en hacerse responsable del Estado. El Estado es responsable de uno, por supuesto, pero uno tiene que asumir su responsabilidad hacia el Estado, sea en la forma de Gobierno que sea (democracia, asamblearia, por crear…). Que, harto dicho, «uno no es una isla». Que los seres humanos, y más en esta era, somos un «organismo». Si falla uno, repercute en todos, en una u otra medida. Defenderé como haga falta el estado solidarista, defenderé que parte de mis impuestos se vayan a quien más lo necesita, que haya sanidad y educación pública y todo lo demás. Pero también que no abusen de mi quienes no quieren renunciar a nada. Porque YO SÍ renuncio por ellos, sí creo en el Estado solidarista, y lo defiendo coherentemente, y eso incluye no abusar de él.

    Y con todo el amor, eso va por todos. Mucha gente a la que quiero muchísimo prefiere pensar en sí misma en vez de en cómo repercute en el sistema, y lo respeto, y les adoro; pero que nadie se extrañe de que así tampoco se salga de la crisis.

    Basta ya de: «me han despedido un año, tengo un año de paro, así que tiro del paro seis meses y me quedo en casa y luego empiezo a buscar, que en seis meses algo saldrá» o «me quedo en paro porque no encuentro nada de lo mío». Basta de «no pillo este trabajo porque gano más en el paro». En buena parte es ESA actitud de mierda la que hunde más en la crisis al país.

    Por supuesto que el origen más obvio está en la mala gestión de los gobernantes, y yo, desde luego, no estoy de acuerdo con Arth en parte, yo sí cortaría unas cuantas cabezas y creo en que hay que movilizarse en las callers. Pero las acciones individuales no ayudan si son estrictamente individualistas y no tienen perspectiva sistémica. Verdaderamente tendremos lo que nos merezcamos.

    Que sí, que es muy comprensible, que «cualquiera prefiere quedarse cobrando el paro que cobrar la mitad de lo que cobraría de prestación trabajando 10 horas limpiando suelos o repartiendo panfletos en la calle». OK, pero eso hunde el sistema solidarista, majetes. Hay que mirar a largo plazo, a lo mejor en este momento de tu vida «te toca repartir panfletos en la calle». Yo lo he hecho, calor, frío o lluvia de por medio, dos carreras, dos idiomas y un máster. Y me levantaba frustrada por las mañanas, y seguí luchando por dedicando a mi área, pero no «desde casa», jodida por la situación, pero digna por hacer lo que debo. ¿Y qué? ¿Eso me hace «inferior a ti», que lo rechazas porque «no estás tan desesperado como para ese trabajo»?

    Ego, ego, y más ego. ¿Eres «demasiado bueno» para estar repartiendo papeles en el metro, recogiendo basura, limpiando suelos, de telefonista, siendo auxiliar del auxiliar de alguien? Ahhh es eso. Ya.

    ¿No tienes ninguna responsabilidad familiar en España pero estás demasiado cómodo como para emigrar pese a que no consigues lo que quieres en España y prefieres quedarte en vez de salir, que es duro, porque «eres demasiado bueno» y «te mereces/tienes derecho» a quedarte y ejercer en tu país? Claro.

    Entonces eres demasiado malo para estar cobrando el paro, tal y como está el país.

    Lleva desde siempre siendo así. «Está de moda ser el malo, el más villano, el más cabrón», muchísima gente lleva bien la picarsesca, el estafar al otro, el sacarle el dinero al otro, el defraudar, y lo justifica porque «no puede hacer otra cosa» «está pensando en sí mismo», etc etc etc. Eso, amiguetes, también es ser corrupto.

    Y el país SI está tan desesperado.

    Si no puedes hacer otra cosa, de acuerdo, tío, cobra paro, no puedes permitirte cobrar menos trabajando porque REALMENTE no podrías dar de comer a tus hijos o tendrías que dejar tu casa o renuncar a cosas que realmente necesitas. Para eso, macho, sí están mis impuestos, y para eso sí quiero ayudarte, y para eso sí está el sistema solidarista, y la sanidad pública, y la educación pública, y las becas, y todos los sistemas que yo personalmente defendería a sangre y fuego, y por los que ME GUSTA pagar impuestos. Qué loca, ¿eh? Pues no, porque sé que es mi forma de contribuir a que el país mejore. Pero no están para que tú seas tan inmaduro como para no mirar a largo plazo y con perspectiva de sistema. ¿De verdad estás en la situación que estás porque «no tienes otra opción»? ¿O ese que estás demasiado cómodo como para «renunciar» a nada?, aunque sea «temporalmente» y hacer algo por cambiar la situación y que no sea «permanente» para ti?

    Soy la primera que dice que mucho, mucho, tiene que cambiar. Tenemos que cambiar. Pero empieza por hacerse responsables de que las acciones que llevamos a cabo repercuten en el sistema. Si «chupas» del Estado nos repercute a todos. Y eso, chicos, es buena parte de por qué no estáis saliendo de la crisis en España.

    Si es que son «demasiado buenos», joder, y los que emigramos unos mierdas, y los que hacen un trabajo «de mierda» o para el que están «sobrecualificados» también son inferiores a ellos, o los que trabajan fuera de su campo, y sólo hacen ese trabajo porque no pueden «cobrar el paro».

    Y todavía los hay que os se dan de progres con esa actitud.

    Cagüenlaputa… Si es que son «demasiado» buenos.

    Me gusta

Contesta aquí