Oración, hipnosis y BDSM

Hace tiempo, cuando era católico y rezaba, oía a Dios en mi mente. No es que le oyera exactamente, pero sentía sus respuestas a mis preguntas y a mis oraciones. Era como si, a medida que iba verbalizando y expresando mis sentimientos con palabras, o al menos a medida que iba siendo consciente de lo que sentía y pensaba, fuera descubriendo la respuesta de Dios en mi interior. Mis conversaciones con Dios consistían en un «descubrir», en un retirar una capa de duda o miedo o dolor que cubría una respuesta que siempre había estado en mi interior. No eran, comoaudrey_hypnosis-202x300 le pasa a otros muchos creyentes, un diálogo con un ente externo. Era mucho más parecido al eco de un pensamiento: yo concebía algo y sentía como «rebotaba» dentro de mi mente y se convertía en una respuesta. Pero la oración nunca salía de mi cabeza, no tenía que recorrer los vastos espacios interestelares hasta el borde del Universo para encontrarse con Dios. Cuando yo era católico y rezaba, Dios estaba en mi. Yo le sentía en mi, como un compañero de viaje, como un órgano más de mi cuerpo o una faceta de mi personalidad, más que como una especie de árbitro universal y sabelotodo

Por supuesto, nunca llegué a creerme esto del todo…

Yo aprendí a hipnotizar con 21 años(1) y es uno de los aprendizajes más importantes que he tenido a lo largo de mi vida. Siempre lo he dicho (y lo volveré a decir): quienquiera que desee adentrarse en el mundo de la magia, del ocultismo, de la brujería o de la religión debería aprender antes hipnosis. La hipnosis es una ciencia, no tiene nada de esotérico ni de arcano ni de mágico, está demostradísimo como funciona (los primeros estudios serios tienen 150 años(2)) y tiene efectos sorprendentes sobre la consciencia. Te enseña hasta que punto es maleable la mente, como en general no te puedes fiar de tus recuerdos y, en determinados estados, ni siquiera de tus percepciones inmediatas. Es un jarro de agua fría racionalista al entusiasmo que experimenta todo el que trastea con el mundo de lo sobrenatural cuando «le sale algo». Cuando te desdoblas y empiezas un viaje astral y verdaderamente ves tu cuerpo desde fuera; cuando te tiras media hora salmodiando en hebreo dentro de un pentáculo y, finalmente, ves ante ti las puertas del infierno; cuando estás desesperado y rezas y sientes de repente que Dios está ahí y tus penas desaparecen como por ensalmo(3)… Bueno, cree lo que quieras, por supuesto, pero lo más probable es que no haya nada sobrenatural en el tema y que te hayas hipnotizado sin saberlo.

Entre nosotros, fue una bendición que aprendiera hipnosis tan joven. Si no fuera así hubiera opuesto al naturalismo y al escepticismo metódico mi propia e innegable experiencia personal y vete tú a saber en qué rayos andaría metido ahora.

Pero, con todo y con eso, como ya dije una vez, no soy Spock. Por muchas barreras racionales y muchas salvaguardas que me pusiera a mi mismo para no convertirme en un fanático(4), por mucho que despreciara a los kumbayás y gente de semejante Mas claro, agua. Y os lo dice Nick Caveralea, el hecho era que yo obtenía un beneficio genuíno de algo que sólo podía denominar comunicación con Dios. Si era sincero conmigo mismo y me preguntaba si esa voz que oía en mi interior era Dios o era producto de mi imaginación no podía evitar contestarme que tenía que tener un componente divino. No llegaba a creerme que tuviera un teléfono directo para hablar con Dios, pero sí que me parecía posible, incluso probable, que Dios hubiera diseñado el Universo, nuestras mentes y nuestros cerebros tal que, de alguna forma que no era capaz de explicar, cuando tratábamos de comunicarnos con Dios desde las circunstancias apropiadas de alguna forma nuestro pensamiento, nuestra oración, producía algún tipo de onda con una configuración determinada que interactuaba con la propia estructura de la Realidad de tal forma que volvía a nosotros, modificada, con algo así como la intuición de la respuesta. Puede sonar descabellado (y probablemente lo sea) pero, tal y como yo lo veía, si Dios existía verdaderamente y tenía la configuración que yo pensaba (un ente omnipotente y omnisciente que existía fuera del tiempo y el espacio y que se interesaba por nosotros hasta el punto de amarnos) me parecía una chapuza el que cada dos por tres anduviera interviniendo en la Creación a golpe de milagros y  sucesos sobrenaturales. Una Creación verdaderamente bien diseñada, elegante, tenía que contener todas las respuestas en si misma, y eso implicaba un mecanismo inscrito, natural, de comunicación con el Creador. Desde mi punto de vista el Dios atemporal en el que creía había creado el universo, pasado, presente y futuro, como un todo perfecto en cuyo diseño ya estaban incluidas mis preguntas y sus respuestas. Todo lo que había que hacer era situarse en la circunstancia apropiada para activar ese mecanismo y establecer esa comunicación que en realidad no tenía nada de sobrenatural, para hablar con Dios.

Esa circunstancia era el estado de oración.

Lo del estado de oración es difícil de explicar a quien no ha estado allí. En primer lugar hay que decir que se trata, sin duda alguna, de un estado hipnótico. Te relajas, te concentras enProbablemente no haya sitio sobre la faz de la tierra para orar como Taize. ti y en Dios y Le buscas en tu interior. Cada uno tiene su procedimiento, hay miriadas de cosas que ayudan: las velas, el olor a cera o a incienso, un icono o un punto fijo al que poder mirar hasta que se extravíe la mirada, la música suave, simple, rítmica y repetitiva en tonos graves, el color azafrán, la salmodia, la postura… Te concentras en relajarte, te esfuerzas en relajarte y en «salir de ti», en, de alguna forma, dejar de pensar en ti mismo como indivíduo y disolverte con el resto de la Creación, en entrar en comunión lo que te rodea, en buscar a Dios dentro de ti y en la belleza y armonía del Universo. Buscas el amor de Dios dentro y fuera de ti, convenciéndote a ti mismo de que está ahí, de que es perceptible y al fin lo encuentras. Es como una especial densidad y calor en el aire que te rodea y un sentimiento de absoluta felicidad, de armonía, de abandono. En ese momento no te importa nada, contemplas a Dios y te humillas, agradecido porque tenga un rato para estar contigo y todo en lo que puedes pensar es en darle las gracias por lo que ha creado, en devolverle algo de toda la maravilla que sientes, en hacerle feliz. Sabes que nada malo te puede pasar porque, al final, allí está Dios que se ocupará de todo y no dejará que te pase nada. El futuro se desvanece, las dudas y las asociaciones a largo plazo se esfuman y todo lo que queda es una confianza infinita, un radical abandono del ego en las manos de Dios y una vocación, no una compulsión de servicio absoluta. Nada importa, sólo Dios y el amor que os tenéis y el deseo de servirle porque, sirviéndole, sirves al universo y en último término a ti mismo, y te das cuenta de la naturalidad y la lógica de esa relación Dios-mortal y, una vez más, te maravillas de que tenga un rato para estar contigo y que, siendo lo que es, todavía se interese por ti y quiera algo de ti, de que haya creado un objetivo para tu vida y que a través del mismo haya dado sentido a tu existencia.

A estas alturas tres o cuatro de vosotros ya habréis visto por donde voy. Es el subespacio del esclavo.

Recuerdo que cuando empezó a interesarme la D/s (a través de los amigos de Shmeng, o tempora!) y leí las historias sobre el subespacio del esclavo me resultó todo obvio. Todo era de cajón: lo que era, como se entraba y qué se experimentaba una vez dentro. Una de las razones por las que como instructor dejo bastante que desear es porque a mi me resulta sencillísimo entrar y salir del subespacio del esclavo (bueno, salir no tanto)Toy Dolls... Mi primer contacto con el BDSM y tiendo a pensar que mis esclavas lo tienen igual de accesible que yo, con la misma facilidad y la misma intensidad, cuando muchas veces ni siquiera entienden el concepto. Mucha gente (mucha vainilla) sólo es capaz de entender (o de concebir) el poder de la dominación y la satisfacción que siente el top, pero opinan que el under tiene que estar necesariamente enfermo. Poder coger a una tía y decirle en cualquier momento «pídeme que te deje comerme la polla hasta que me corra en tu boca» y que ella se arrodille al momento y comience a suplicar tiene obvias ventajas, pero ¿a quién puede gustarle que le peguen o que le exhiban o que le dominen y le manden hacer cosas humillantes, incluso en público, y encima obedecer de buen grado?

Por supuesto, esa gente no entiende nada de nada. Pero si leyendo hasta aquí no han entendido el origen de la satisfacción del esclavo y hasta qué punto es gratificante entregarte totalmente y ser sometido a pruebas y exigencias para profundizar más en esa entrega, tampoco creo que fueran a hacerlo aunque fuera más explícito…

Toda esa vainilla, sobre todo la religiosa, olvida la maravillosa sensación de seguridad, de abandono de uno mismo y de liberación que produce el estado de oración. La hagiografía está llena de ejemplos semejantes, de arrebatos, de santos y mártires que gozan en el dolor y el martirio no porque estén enfermos sino porque tienen el íntimo convencimiento de que ese es el plan que Dios, el Señor, tiene para ellos. ¡Incluso dan gracias a Dios por la posibilidad que les ofrece de dar la vida por Él! Y no nos vamos a poner a analizar medianamente a fondo ese mecanismo en le Biblia en general y en el Nuevo Testamento en particular. ¿A alguien se le puede ocurrir una frase más digna de la mejor de las esclavas que «he virgin-mary-noistaraquí a la esclava de mi Señor, hágase en mi según tu voluntad(5)«? ¿Quizá algo aun más explícito, como «no se haga mi voluntad, sino la tuya(6)«? ¿Estaban enfermos la Virgen María y Jesucristo en persona cuando eligieron renunciar a su voluntad en aras de la del Señor? ¡Claro que no!

Ya, ya sé que no es lo mismo. Lo que me lleva al punto de este artículo.

Si verdaderamente Dios existe, y si verdaderamente la forma que tiene de interactuar con nosotros y de escuchar nuestras oraciones y responder a ellas tiene algo que ver con lo que he expuesto, la dominación se convierte posiblemente en uno de los actos más perversamente antinaturales que existen. No es sólo que el sumiso se convierta automáticamente en un idólatra que adora a su amo, es que el amo ¡usurpa la posición de Dios! El BDSM toma un instrumento diseñado para realizar espiritualmente al ser humano y que pueda ponerse en contacto místico con su Creador y lo convierte en una método de amplificación del goce carnal, un disolvente de tabús y represiones, un canal para que el esclavo pueda entrar en contacto con sus deseos más inconfesables y hacerlos realidad sin preocuparse por las consecuencias ni por nada que no sea el aquí y el ahora, un instrumento que el amo puede utilizar para satisfacer más y más a su esclavo y que éste se le entregue cada vez más completamente y con más fervor. ¡Un pecado como éste no se le habría ocurrido ni al propio diablo!

Probablemente por eso es taaaan cojonudo

Arthegarn

PS: Tengo que decir que, personalmente, dudo muchísimo que a Dios le importara tres pepinos que usáramos ese canal para aumentar nuestro goce. Al fin y al cabo… ¡ya lo sabía cuando lo creo! A.
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(1) En honor a la verdad he de decir que yo empecé a autohipnotizarme, sin saber lo que hacía, a los 12 años tras leer algo sobre meditación shugenja en el Manual de los Jóvenes Castores. Asimismo, la primera vez que hipnoticé a otra persona tendría 14 años pero, insisto, no sabía lo que estaba haciendo, sólo lo descubrí cuando me puse a estudiar hipnosis.
(2) P.ej. Neurohipnosis, de James Braid (1841) o Hipnotismo, de Albert Moll (1859). Más o menos a la altura a la que Ignaz Semmelweis descubrió, para su sorpresa, que lavarse las manos para atender partos reducía drásticamente la mortalidad infantil (1847) o a la que Christoph Hendrik Diederik Buys-Ballot se le ocurrió la genial idea de montar a una orquesta de trompetas que tocaba constantemente una única nota en un vagón descubierto de un tren que atravesaba la campiña holandesa a una velocidad determinada para demostrar experimentalmente el efecto Doppler (1845).
(3) Sí, yo he experimentado todas estas cosas.
(4) Ver En Amor a la Verdad.
(5) Lc. 1, 38 et. al.
(6) Lc. 22, 42 et.al.

19 opiniones en “Oración, hipnosis y BDSM”

      1. ¿Por qué creo que sé que tu razón para abrazar la férula, nudos marineros y vestimentas ajustaditas de cuero sintético nada tienen que ver con tus majaderas trascendencias intelectualoides?…

        El vinilo hace sudar, impide la transpiracíón y favorece la quema de lipidines abdominales.

        Es el conocido principio de fajas Vulkan!

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      1. Caray, qué famoso que soy. Sotto voce, se entiende, porque mi heraldo no debe tener criadillas para decirme a la cara que me hace publicidad gratuita. Debe ser cosa del instinto de supervivencia.

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  1. Muy interesante sin duda.Yo no he experimentado con el BDSM, pero ciertos aspectos del mismo son innegablemente atractivos (hasta cierto punto). Y si, me había percatado del paralelismo, igual que tu.
    Sin embargo sigo pensando que hay algo insano en todo ello. Es decir, el «master» humano NO es Dios, no tiene ningún plan último más que su propio placer egocentrico sublimado por el egocentrismo del esclavo.
    Recuerdo lo placentero que era romper cristales a pedradas o avasallar a pardillo de la clase, o romper mobiliario urbano cuando vas pedo y tienes 16 años. Y sin embargo ese placer no justifica el acto. Me diras que en este caso se trata de algo privado que no perjudica a la sociedad más alla de los practicantes. Obviamente no hacen daño a nadie, solo a si mismos, pero ¿hasta que punto? Eso no lo se, pero intuyo que cuando se sobrepasan los límites del juego y la fantasía y se empieza a tomar en serio todo eso del amo y el esclavo… personalmente lo encuentro algo enfermizo a nivel psicológico.

    Que conste que no estoy juzgando ese tipo de prácticas sino aportando argumentos para rebatir la cordura de juegos tales llevados a cierto extemo.

    Y si, probablemente ese tipo de relación entre personas sea un poco una blasfemia, pero como decía Mafalda Dios nos tiene una paciencia…

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    1. ¡En absoluto! Vamos, desde luego que el Amo no es Dios, pero sí que tiene otras miras. La posición de amo implica responsabilidad, no hedonismo egocéntrico. Piensa en un perro: un buen amo no tiene al perro sólo para cuando le apetece jugar con él, sino que se preocupa de sus necesidades, le alimenta, le saca a pasear incluso cuando a él no le apetece, se preocupa por su salud y felicidad, etc. El amor de un amo por su perro, que en mi opinión es un reflejo (una sublimación, a veces) del amor paternofilial es un buen ejemplo, aunque pequeño e incompleto, de lo que hace un amo con su sumiso.

      No es como romper cristales, en serio. Es como tener una mascota que necesita (y no solo necesita, ¡desea!) que le cuides y que le enseñes como comportarse y que confía ciegamente en ti, sólo que esa mascota (i) es mucho más lista que cualquier otra que jamás tengas, y se le pueden enseñar trucos mucho más complicados y (ii) tiene la inmensa ventaja de ser de tu misma especie y tener una dimensión sexual que ninguna otra mascota que tengas tendrá jamás (zoofilia aparte, claro).

      Creer que el placer de la dominación se deriva de la cantidad de orgasmos gratuitos que te pueden dar tus esclavos es quedarse completamente en la superficie. Hay algo de eso, desde luego, pero no va por ahí. Y siempre recordemos que a las mascotas hay que premiarlas cada vez que hacen algo bien…

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      1. No se.. El mismo hecho de considerar a otra persona una mascota (lease alguien dependiente en mayor grado cuanto más se profundiza en la relación) me parece enfermizo. Una cosa es un juego, se juega a amo y esclavo, vale es divertido un ratito pero esta claro que es un disfraz, un fingimiento, una obra de teatro por pura diversión y generalmente con el fin de dar un toque a las relaciones sexuales…
        Diferente es tomárselo en serio. Salvando las distancias me recuerda un poco a la polémica de los asesinos del rol. El juego de rol es eso, un juego, pero si alguien se lo cree demasiado y se compra una katana yo me echo a temblar.
        Ninguna relación entre personas que no se establezca en un nivel de igualdad me parece muy sana. Y por lo que entiendo, el BDSM 24/7 se sale mucho de lo que es un simple juego sexual, es un modo de vida… Humm. No me convence.
        Además hay otro tema ¿donde están los límites? Obviamente no en el dolor, ni siquiera en el daño semipermanente ¿y en el permanente? Por muy de acuerdo que esté el sumiso con ciertas prácticas esto no las hace aceptables para una persona. Si no recuerdo mal ha habido algún caso reciente de canibalismo consentido. Ya se que tal vez se sale un poco del ámbito del que hablamos, pero una vez sobrepasados los límites de la dignidad y la independencia psicológica ¿hasta donde es lícito llegar?
        Para mi si que hay un paralelismo con el ejemplo de romper cristales, en el sentido de que se trata de un placer algo visceral y que si no se reprime tiende a acrecentarse hasta dominarte. Supongo que todos hemos tenido alguna experiencia así yendo con una pandila de amigos de adolescentes. Se empieza tirando piedras a una farola en las afueras y la adrenalina y el sentimiento grupal irracional acaban convirtiendo a la pandilla de chavales en unos vándalos potenciales (al menos durante un rato)- ¿A quien no se le ha ido de las manos algo así?
        Mucho más peligroso me parece en este caso…
        Claro que hablo un poco por intuición y sin saber, pero mis instintos no suelen engañarme.
        Me da la sensación de que esto podría funcionar tambien así.
        En cualquier casi si eso os hace felices ¿quien soy yo para decir nada? Lo que no creo que esté de más es andarse con cuidado. Y me estoy refierendo más al aspecto psicológico que al físico, ya que este último es más evidente y por lo tanto más controlable. No me puedo creer que este tipo de relaciones no sea peligrosa a nivel psíquico.

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        1. No puedo dejar de darte la razón en parte. La comparación que has hecho con el Crimen del Rol me parece, de hecho, de lo más acertada.

          Para determinado tipo de personalidades o para personas con determinadas patologías mentales el 24/7 es peligroso y no está hecho para ellos. Exactamente igual que no es buena idea poner a alguien con desorden de personalidad múltiple a jugar a Cthulhu Now. Una relación 24/7 solo funciona y solo no es peligrosa entre adultos libres, informados y en sus cabales.

          Ahora, hay sumisos a los que verdaderamente le gusta entregarse a sus amos de esa manera y hay amos que están dispuestos a aceptar esa responsabilidad. Son los menos, pero si ellos son felices así yo no me voy a meter en su forma de llevar la relación. Y, sí, en efecto, el fingir continuadamente que una persona no es una persona «de verdad» con todos sus derechos y dignidades, sino que es una «cosa» que te pertenece es peligroso porque puede llevar a que te lo creas de verdad. Lo que pasa es que no es así. El sumiso es sumiso porque elige serlo, puede dejar de serlo en cualquier momento y es él el que marca los límites de la sumisión, no el amo. La posición del sumiso es todo lo contrario al puño de hierro en guante de seda: él fija unos límites en los que le gusta ser dominado y da libertad al amo para que se mueva en esos límites, pero los límites en si mismos son absolutamente inviolables.

          Eso no quiere decir, por supuesto, que si uno se dedica a copiar lo que la D/s parece sin entender lo que es en realidad no pueda llevar a las situaciones que describes. Y sí, hay casos de castración, de canibalismo, de cosas rarísimas. Pero, oye, también hay casos de crimen en el Rol y eso no quiere decir que el rol sea intrínsecamente perjudicial. La pregunta que habría que hacerse en esos casos es en qué condiciones mentales entraron esas personas en el BDSM. El deporte es muy sano, pero si tienes un soplo igual te quedas en el sitio…

          Aunque quizá esta discusión tenga que ver con el hecho de que yo soy un tío muy controlado que jamás le ha tirado una piedra a una farola (lo creas o no) y cuyo mayor signo de rebeldía adolescente fue ponerse corbata para llevar la contraria a todos los demás, que iban con la camisa por fuera de los pantalones…

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  2. Joder!

    Escribes de maravilla. Tema bien documentado, texto bien organizado: Buena ejecución retórica.

    Si bien nunca me he metido en el BDSM, me llama la atención especialmente lo que llamas «estado de oración», término que no recuerdo haber leído antes, aún siendo católico.

    Sin embargo, la parte de la santidad entendida como sometimiento sí la conozco, y no la quiero para mí. Es interesante ver tres santidades diferentes (al menos, en la concepción católica):

    La primera, propia del Antiguo Testamento, no sólo pide el vasallaje de la voluntad sino que castiga inmediatamente la desobediencia. Las plagas de Egipto, porque el faraón no acató la voluntad de Yavéh; la muerte de Moisés antes de llegar a la Tierra Prometida, por haber dudado.

    La segunda, propia del tiempo «después de Cristo», pide amar el vasallaje, y acaso no castiga de inmediato. De hecho, ya no se denomia castigo, sino se ve como consecuencia. Aquí todavía una voluntad (de Dios) domina otra voluntad (la del hombre).

    La tercera me cuesta mucho trabajo entenderla, y trata de hacer que la voluntad del hombre sea idéntica a la voluntad de Dios; es decir, que no haya dos voluntades sino una sóla. Con tu antecedente del catolicismo, alcanzarás a comprender las dificultades para explicar ésto, aún dando por sentado la existencia de la fe y de Dios.

    Me has hecho recordar la lectura de Fromm, su «Arte de Amar».

    Y por otro, más sexual, es fascinante el poder liberador del sexo, o del acto erótico, para ampliar el concepto. En éste, la gente puede dejarse llevar, encontrar una liberación a su cotidianidad, cuando es un acto libre (interviene la voluntad, ¿no?).

    Es un acto seguro ante un mundo inseguro: Uno puede olvidarse del control que usualmente tiene de los detalles cotidianos y cederlo a otra persona. Es un ámbito en que no se necesita la coherencia lógica con tu actuar normal.

    Los valores pueden entrar en contradicción e incluso invertirse, y nadie saldrá dañado.

    Puede ser, también, una hierofanía.

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    1. Caray, gracias, me voy a poner colorado 🙂

      Dos cosas rápidas:

      1.- No olvidemos nunca que la santidad, como ser, es la cualidad que tiene aquella persona (u objeto) que ha sido elegida y apartada por Dios con un propósito especial. Por mucho que le fastidie al Opus Dei la santidad no es un camino, ni hay un camino hacia ella, ni nada la garantiza. Igual que todos dependemos de la misericordia de Dios para alcanzar la salvación, mucho más dependemos de su generosidad para ser santos. La santidad no se gana, es un don divino que Dios dispensa como le parece. Por mucha influencia que tenga el Opus en la teología moderna de la santidad los Jesuitas lo tienen mucho más claro. Ora et labora y de la santidad ya se ocupará Dios.

      2.- Dicho esto es mi opinión sincera que Dios, si es que existe, no creo que busque nuestro sometimiento. Si quisiera someternos a algo ya estaríamos sometidos a ello, como lo estamos a la gravedad o a la unidireccionalidad del tiempo. Si Dios quisiera algo de nosotros y si estuviéramos dotados de libre albedrío, cosa que dudo yo creo que sería algo semejante a la tercera santidad que dices. Que en realidad no es tan difícil de entender. Si somos sinceros con nosotros mismos y buscamos la Verdad, aquella parte de la Verdad que encontremos nos dará información sobre quienes somos y cual es nuestra función en la Creación. Si somos capaces de tener estos datos a través de la pura lógica llegaremos a las mismas conclusiones a las que llega Dios por la sencilla razón de que veremos el objetivo del Universo y sabremos que es verdad. No estar de acuerdo con Dios es tremendamente difícil si tienes todos los datos. Ahora, no estar de acuerdo con lo que un señor que se define a si mismo pastor o sacerdote o profeta o vicario de Cristo opina que es la voluntad de Dios… eso es mucho más fácil. No es que la voluntad de Dios domine la del hombre, es simplemente que Dios tiene razón. No sé si me explico… Igual merece la pena abrir un hilo y aburrir al personal.

      3.- Como te gusta Fromm…

      Y sí, el BDSM está «dominado» por la libertad. Hay dos grandes escuelas, la SSC (Safe, Sane and Consensual) y la RACS (Risk-Aware Consenual Kink), pero como ves en ambas está la palabra «consensual». La entrega del control al amo puede resultar tremendamente liberadora, porque te libera de lo que de otra forma siempre te pesa sobre los hombros: la responsabilidad.

      Abrazos.

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  3. Vale, primero, soy dislexia, así que debo fíjarme e incluso hay veces que releer para enterarme bien de todo. Pero igualmente, no lo que más me llama la atención de todo es como has engarzado el tema y lo has mostrado tan parecido al «sadomasoquismo» (relación activo/pasivo, aunque sea más posesivo/sumiso). Y lo peor es que me he visto refleja en esa comparación. Por el echo mismo de prácticar algo así y no por todo el artículo en sí.
    No sé explicarme, nunca he sabido muy bien.

    Y sí «… ¡Un pecado como éste no se le habría ocurrido ni al propio diablo! … por eso es taaaan cojonudo…»

    (No temas por más blasfemo que te llamén me han comentado que el infierno es 1.000 veces mejor que el cielo)

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  4. Hola Arthegarn, soy Javier del Reino.
    Te comentaré que te escribo un email a arthegarn@ porque no sé tu email. Luego charlamos. De tu post diré que la responsabilidad es la cuestión, dada y asumida. Unos dan responsabilidades y otros asumen las mismas, es la cuestión que en la vida está en cada casa y trabajo. Todos tenemos esa circunstancia innegable a la existencia. La responsabilidad es el tema.

    Así «Alemania Año Cero» es una película buenísima que ‘me han hecho que viera’ en televisión hace muy pocos días y habla de la responsabilidad.

    Y lo dificil que es tomar decisiones que afectan a los demás. Porque asumimos que si no tomamos postura otro lo hará. Entonces somos la parte que asume la responsabilidad que otro asume. Y España es un país tremendamente sumiso en cultura. De cual es el jugador de futbol favorito es dificil saber ya que todos son amos, todos guian, pero politicamente rídiculamente sumisos. Mi email graneurogmail

    Aceptamos todo. Y así con los gobiernos. ;D
    Chao y nos vemos pronto.

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  5. Jaaajajajaja

    ¡Qué grandioso!. Por una p. vez, acabo de leer algo (este artículo tuyo) que merece la pena ser leido.

    Me quedo con la última frase de la postdata: «Al fin y al cabo… ¡ya lo sabía cuando lo creo!».

    Muy cierto. Me parto.

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